Recomiendo:
0

Panamá

El reacomodo de las clases dirigentes

Fuentes: Rebelión

En Panamá se está viviendo una de las crisis políticas y económicas más graves de nuestra historia, comparable con la que se vivió en los últimos años de la Dictadura militar. No obstante, debemos señalar algunas diferencias. Durante la Dictadura, se constituyó en 1984 un movimiento cívico para enfrentar a Noriega, el que fue dirigido […]

En Panamá se está viviendo una de las crisis políticas y económicas más graves de nuestra historia, comparable con la que se vivió en los últimos años de la Dictadura militar. No obstante, debemos señalar algunas diferencias. Durante la Dictadura, se constituyó en 1984 un movimiento cívico para enfrentar a Noriega, el que fue dirigido por los sectores medios (médicos, educadores y estudiantes). No contó ni con el sector empresarial ni con los obreros. Ese movimiento logró sus objetivos: derogar la ley de Servicios, primera ley fondomonetarista para América Latina, promulgada por el recién nombrado Presidente Nicolás Ardito Barletta, quien venía de la vicepresidencia del Banco Mundial. Tres años más tarde, los sectores empresariales vinculados a la Banca y a la importación, apoyados por la embajada de los Estado Unidos, dieron inicio a otro movimiento contra Noriega. La crisis se agudizó porque los demás sectores los apoyaron. Estos sectores empresariales en unión con los dirigentes de los partidos políticos que ganaron abrumadoramente las elecciones generales de 1989, solicitaron la invasión a Panamá, la que se dio el 20 de diciembre de 1989. La peor humillación que recibió el pueblo fue que estos candidatos, Guillermo Endara, Guillermo Ford y Ricardo Arias Calderon (Panameñistas y Demócrata Cristianos), fueron ungidos en sus puestos en una base militar de los Estados Unidos e inmediatamente formalizaron la solicitud de invasión. Naturalmente, que la invasión se iba a dar, con la solicitud o sin ella, ya que los tratados Torrijos Carter les abren las puertas a los EEUU para intervenir en nuestro país cuando ellos así lo estimen.

Ahora, ante un Dictadura Civil, apoyada por los EEUU, las cases dirigentes se vuelve a reacomodar. El Presidente panameño, Ricardo Martinelli Berrocal, en uno de sus clásicos discursos cargados de demagogia, insulta el pasado 2 de enero, a los empresarios tratándolos de empresaurios, arremete contra los medios de comunicación social y contra los sectores opositores. La respuesta verbalista de los empresarios no se hizo esperar, pero luego de una reunión en Palacio el humo de la pipa de la paz se vio por todas la ventanas. Por su parte, los medios de comunicación social tratan de entretener al pueblo con programas baladíes, muy alejados de la gravedad de la situación vigente. La gota que derramó el agua fue la destitución por parte del Presidente del Alcalde Capitalino, Bosco Vallarino, del opositor partido panameñista . La alcaldía es un puesto de elección popular, y el presidente no tiene las facultades legales para removerlo. Esto originó una iracunda reacción del Presidente de ese colectivo, quien convocó a un frente para luchar por la democracia. El Presidente del panameñismo es el vicepresidente de la República, quien, hasta hace unos meses cuando su partido pertenecía en la alianza de gobierno patrocinó, o la menos, calló, la enorme corrupción que se daba en el ejecutivo. Por otra parte, los dirigentes del opositor PRD (Partido Revolucionario Democrático) proclaman la convocatoria de una Asamblea Constituyente Paralela, cuando saben muy bien que una constituyente paralela en el seno de una Dictadura Civil sólo favorece al autócrata, quien tiene plena capacidad financiera para comprar a los diputados-constituyentes, como ha hecho en la actualidad.

Esta nueva alianza de hecho que se da en Panamá entre el Dictador Civil, los sectores empresariales, los medios de comunicación y los partidos políticos de oposición, es una clara señal de cómo las clases dirigentes se reacomodan para perseverarse en el poder. Los panameños estamos indignados, proclamamos por una Asamblea Constituyente Originaria, Participativa e Incluyente, en donde cada uno de los candidatos a puestos de Diputados-constituyentes sea escogidos por libre postulación; esto es, al margen de los partidos políticos, pero con la participación de sus miembros sin banderías políticas. Pero para la convocatoria de esta Asamblea se necesita la destitución del actual Presidente. Existen sobrabas evidencia de su naturaleza autocrática y de su ilimitada corrupción, lo que está llevando al país a la bancarrota. Ni los empresarios ni los partidos políticos ni los dueños de los medios lo van a solicitar, ni caminarán en esa dirección, a pesar de que es el clamor de las mayorías nacionales. Queda así evidenciado cómo actúan las clases dirigentes: se acomodan ellas, dándole la espalda a los intereses nacionales y populares.

Blog del autor: www.maurozunigaarauz.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.