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#Blockupy Frankfurt 2015

¿El regreso del anticapitalismo?

Fuentes: Left-Flank

Hace sólo cuatro días estuve informando esperanzado acerca de un par de cientos de manifestantes en una concentración en Berlín el sábado por la tarde para apoyar a Grecia. La manifestación de ayer que contó con 20.000 personas en Frankfurt tuvo lugar en mitad de semana en un momento del día en que la gente […]

Hace sólo cuatro días estuve informando esperanzado acerca de un par de cientos de manifestantes en una concentración en Berlín el sábado por la tarde para apoyar a Grecia. La manifestación de ayer que contó con 20.000 personas en Frankfurt tuvo lugar en mitad de semana en un momento del día en que la gente normalmente está trabajando. Sin embargo, esta fue 50 veces más grande. Antes de la manifestación, la gran plaza del Römer y la plaza vecina estaban repletas de gente escuchando a Naomi Klein, Sahra Wagenknecht y otros ponentes del movimiento anticapitalista. Tenemos que averiguar cómo movilizar esta energía y transformarla en nuevas acciones.

Muchas veces, las últimas personas a las que se les pide reportes certeros son las personas que estuvieron allí. Estaban pasando cosas en toda la ciudad y donde yo estaba no hubo detenciones. Más allá de eso, no estoy en mejor posición de explicar «lo que realmente pasó» que la mayor parte de la gente. Puedo intentar, sin embargo, contextualizar lo que allí se vivió.

Seamos claros: si vas a mandar todos los cañones de agua de Alemania a una manifestación, a patrullarla con robocops y a usar gas lacrimógeno indiscriminadamente (había un olor persistente en todas partes), no debería sorprenderte que las cosas se intensifiquen. La verdadera violencia es la violencia del Estado, tanto ayer en Frankfurt como en la pobreza en Grecia y en España. La verdadera violencia son también las guerras en Ucrania y el mundo árabe. El daño causado ayer es poca cosa en comparación con el daño infringido al sur de Europa por la Troika o, ciertamente, con la destrucción infringida a Gaza el año pasado.

Tal como el académico de izquierda Raul Zelik escribió en su muro de Facebook: si hablas de la «violencia de Frankfurt» ahora, cuando hay 25 por ciento de desempleo en Europa del Sur, un millón de ejecuciones hipotecarias en España, y cuando 35 por ciento de la población en Grecia no tiene acceso a los servicios de salud, tienes que estar muy desquiciado. El periódico alemán de izquierda Neues Deutschland también nos reclamó para defender las protestas contra la elaboración del contragolpe de las páginas del diario FAZ (Frankfurter Allgemeine Zeitung) y de la derecha.

Lo que acabamos de presenciar es la crisis del sur de Europa haciéndose sentir en el norte. Se trata de un momento importante. Esta fue una movilización anticapitalista, y al mismo tiempo, extraordinariamente alemana. Esto es lo que la gente en Atenas, Madrid, Barcelona, Bilbao, Lisboa, Dublín y Roma ha estado esperando. Frankfurt 2015 parecía similar a Praga 2000, que marcó el inicio de la última serie de avances del movimiento anticapitalista internacionalista en el continente. Praga dio paso a las protestas masivas en contra de la guerra de Iraq y a la manifestación que contó con 300.000 personas en Génova.

Este es el contexto para la urgente y fraternal discusión sobre la estrategia. Blockupy ha desarrollado una estrategia de grupos muy diferentes entre sí, los cuales confluyen bajo un consenso muy limitado:

1) Todas las formas de acción son aceptables, incluso aquellas que no emplearíamos nosotros y nosotras mismas.

2) Todo el mundo tiene derecho a defenderse contra los ataques de la policía.

3) Nuestro equipo no escala. Ayer, desafortunadamente, el tercer punto de consenso fue ignorado por una parte del black block.

Se prendió fuego a vehículos, no solo a vehículos policiales. Se rompieron ventanas de bancos y paradas de autobuses. Se tomaron materiales de construcción para construir barricadas. Yo no tengo ningún problema con las barricadas. He presenciado, sin embargo, como un trabajador manejando un camión fue amenazado con que su mercancía podría ser «donada». Esta no es la forma en que se construye un movimiento de masas, que tiene como objetivo organizarnos a todos y a todas -desde la gente sin hogar en Grecia, hasta los camioneros en Alemania- en la lucha contra el neoliberalismo.

La escalación es a veces necesaria, pero eso no significa que sea inevitablemente la estrategia correcta. Condición para hacer avanzar un movimiento, es que sea tanto militante como masivo. Esto requiere involucrar activamente a los y las trabajadoras, inmigrantes, y las masas populares que están sufriendo bajo la austeridad, el racismo y la guerra imperialista. Buscamos construir un movimiento militante de ellos y ellas, no un movimiento para ellos y ellas -lo cual es una ilusión socialdemócrata.

No se trata de una cuestión moral. Directamente después de presenciar una manifestación de 20.000 personas, recibí un mensaje de un amigo de Berlín que había visto las noticias y quería saber si estaba a salvo. Los medios de comunicación fueron capaces de captar la escalada de violencia para desviar la atención y solo hablar de ella. Siempre intentan hacer eso y han de responsabilizarse de su propia propaganda. Pero nuestro mejor contrapeso a los medios está en nuestra amplitud y unidad.

Si la escalada por nuestra parte proviene de un grupo minoritario, a los propagandistas pro capitalistas les será más fácil dividirnos. Donde y cuando sea posible, la estrategia debe ser discutida de manera abierta dentro del movimiento, de forma que el movimiento en su conjunto pueda tomar esas decisiones de forma colectiva. Es por esto que debemos ahora tanto presionar como tomar posesión de nuestras estrategias y tácticas.

La gente me ha preguntado si esto ha sido obra de agentes provocadores. Yo soy más escéptico que muchos en el momento en que se culpa de errores cometidos por nuestra parte a agentes provocadores sin tener evidencias, aun cuando la evidencia de Génova y otros lugares deja claro que el Estado es perfectamente capaz de desplegarlos. No tenemos información sobre ello por el momento, y buscarla no es una prioridad. Nuestra defensa contra la desestabilización por parte del Estado es la participación radicalmente democrática de todas las alas del movimiento, intentar ampliarlo y actuar con efectividad militante y colectiva. Esto significa priorizar la unidad y puntos de confluencia por encima de estrechas preocupaciones autocomplacientes.

El rol que ha jugado el partido Die Linke, tanto en la movilización de Blockupy como en nuestro éxito de ese día fue ejemplar. Diputado/as, cancilleres locales y activistas individuales de todas las alas del partido estuvieron en todas partes. Nuestro bloque en la manifestación estuvo lleno de vida y representó la amplitud de la sociedad.

El movimiento es mucho más grande que Die Linke, pero Die Linke tiene un papel crucial que jugar en el desarrollo del movimiento, tanto en las calles como en su teoría.

Las próximas acciones callejeras, de las que tenemos conocimiento, son las manifestaciones sindicales tradicionales del 1 de mayo (en Berlín tenemos también la casi-tan-tradicional manifestación que tiene lugar en la misma tarde). Para el desarrollo de la teoría, se llevarán a cabo dos importantes conferencias alrededor de esa fecha. En la «Left week of the future» a finales de abril, potentes activistas como Sahra Wagenknecht, Raul Zelik junto a otros compañeros y compañeras de otros países, harán frente a los problemas y oportunidades ante nosotros (un pequeño aviso publicitario: yo mismo o alguien de nuestro grupo internacional de Die Linke-Berlin estará hablando en un workshop sobre la creación de redes internacionales). Un par de semanas después, Stathis Kouvelakis, Jean-Luc Melenchon, Bernd Riexinger y muchos otros continuarán la discusión en el congreso Marx is Muss.

A propósito, Syriza acertó y el KKE (partido comunista griego) se equivocó en su respuesta a los levantamientos de la juventud en Atenas del 2008, tras el asesinato de Alexis Grigoropoulos por la policía. Alexis Tsipras y el partido recibieron una enorme cantidad de críticas por no sumarse a la denigración, proveniente de todos los demás partidos parlamentarios, de la gente joven en las calles, a la lucha de los cuales la izquierda anticapitalista se sumó. Alexis y Syriza acertaron. Si la izquierda radical -desde Podemos, pasando por Die Linke, hasta el Frente de Izquierda en Francia- quieren aprender de Grecia, entonces que no denigren las protestas de Frankfurt. Apoyen a la gente joven, para quienes una década perdida no es simplemente un estancamiento del PIB, sino un tercio o más de sus vidas perdida hasta ahora.

Las manifestaciones de ayer han habilitado un paso adelante y la posibilidad de propugnar nuestro movimiento. Ni un minuto de tregua al funesto contragolpe de la CDU (partido conservador de Ángela Merkel) y la Troika. Confluyendo e impulsando un movimiento militante masivo requiere de dos cosas: responsabilizar a nuestros enemigos capitalistas por la violencia y destrucción de la cual son responsables, directa o indirectamente; pero también la toma de desiciones colectivas y democráticas dentro y por nuestro movimiento, el cual, para ser efectivo, debe pertenecer a, y no ser condescendiente con las mujeres, inmigrantes, las personas mayores, los más jóvenes y… los camioneros.

Phil Butland, miembro de la organización anticapitalista alemana Marx21 (con la colaboración de Kevin Ovenden, de Grecia). Phil estuvo en Frankfurt, Kevin estuvo en Atenas y comunica la respuesta desde allí de los acontecimientos.

[Publicado originalmente en Left-Flank y traducido por La Hiedra]

Tomado de http://lahiedra.info/blockupy-frankfurt-2015-el-regreso-del-anticapitalismo/