Recomiendo:
0

El rey amarillo, Omar y la musa traviesa

Fuentes: Rebelión

Rey tiene el hombre, Rey amarillo: ¡Mal van los hombres Con su dominio! ( José Martí , Mi reyecillo) No podía imaginarse José Martí que parte del territorio de su amada Cuba llegaría a usarse por el más amarillo de todos los imperios como escenario de una lucha en contra de la poesía y de […]


Rey tiene el hombre,
Rey amarillo:
¡Mal van los hombres
Con su dominio!
( José Martí , Mi reyecillo)

No podía imaginarse José Martí que parte del territorio de su amada Cuba llegaría a usarse por el más amarillo de todos los imperios como escenario de una lucha en contra de la poesía y de los niños.

Omar y los niños avasallados

Su sangre, pues, anima
Mis flacas venas:
¡Con su gozo mi sangre
Se hincha, o se seca!
Para un príncipe enano
Se hace esta fiesta.
( José Martí , Príncipe enano)

Omar Ahmed Khard es uno de los tantos niños encarcelados por Estados Unidos en la base militar de Guantánamo. Fue capturado en el año 2002 en Afganistán, cuando apenas tenía 15 años. Perdió un ojo en medio de una batalla con el ejército de Estados Unidos. Desde su encarcelamiento cinco años atrás, ha sido víctima de torturas físicas y psicológicas. Bush no lo considera un niño, sino un enemigo combatiente. El 3 de junio de 2007, en contravención del derecho internacional y la opinión de muchos expertos del mundo, el presidente de Estados Unidos ordenó que Omar fuera enjuiciado por un tribunal militar. Entre los cargos que enfrenta están los siguientes: asesinato, conspiración, espionaje y terrorismo. Alegadamente algunos hechos ocurrieron cuando Omar tenía menos de diez años.

El enjuiciamiento de Omar, según el Wall Street Journal , ha abierto un gran debate legal en cuanto a uno de los principales problemas que enfrentan hoy los militares estadounidenses: los niños combatientes. El derecho internacional requiere la desmovilización de los «niños combatientes» y el proveerles asistencia para su reintegración a la sociedad, lo que conlleva ayuda física y psicológica. Pero Estados Unidos nunca se ha comprometido en realidad a cumplir con los acuerdos internacionales sobre niños. Hay que hacer de Omar «un ejemplo», dicen los militares estadounidenses para así cambiar a nivel global el modo en que se tratan judicialmente estos casos. El caso del gobierno en contra de Omar está a cargo del coronel de la Fuerza Aérea Morris D. Davis, quien opina que los llamados «niños combatientes» sí tienen la capacidad intelectual y emocional para ser enjuiciados como criminales de guerra. En eso, difiere del profesor David M. Crane, de la escuela de derecho de Syracuse University, que actuó en 2002 como fiscal en los casos de crímenes de guerra en Sierra Leone. Crane rehusó en ese entonces enjuiciar a personas menores de 18 años. Pero, bueno, no se trata ahora de las naciones Unidas, sino de Estados Unidos, el supuesto protector de los derechos del mundo. No se equivocaba José Martí: Seres hay de montañas/ Seres de valle/ y Seres de pantanos y lodazales.

Un diablillo con alas de ángel

Ante el pedido de que describiera la fuente de su musa, Martí no tardó en comentar en Ismaelillo :

¿Mi musa? Es un diablillo
Con alas de ángel.
¡Ah, musilla traviesa,
Qué vuelo trae!
(Musa traviesa) 


Martí se refiere a su hijo, a quien describe en el poema como una presencia inmediata que aun en la distancia a él lo rehace, un diablillo que asalta su mesa y le produce sonriendo un verdadero desastre .
Me hablan de que estás lejos:

¡Locuras me hablan!
Ellos tienen tu sombra.
¡Yo tengo tu alma!
Ésas son cosas nuevas,
Mías y extrañas.
Yo sé que tus dos ojos
Allá en lejanas
Tierras relampaguean,
Y en las doradas
Olas de aire que baten
Mi frente pálida
Pudiera con mi mano,
Cual si haz segara
De estrellas, segar haces
De tus miradas:
¡Tú flotas sobre todo, Hijo del alma!
(Hijo del alma)

Esta estrofa de Ismaelillo quizás pueda ayudarnos a compenetrarnos emocionalmente con una noticia que apareciera recientemente en la primera plana de The Wall Street Journal . De acuerdo con un reportero, de nombre Yochi Dreazen, pronto saldrá a la luz pública una recopilación de poemas escritos en los últimos cinco años por varios de los prisioneros en la base de Guantánamo. El libro llevará el título Poemas desde Guantánamo: Los detenidos hablan y fue editado por Marc Falkoff, uno de los abogados que representa a 17 de los prisioneros de Yemen detenidos allí. El modo en que los poemas terminaron en un libro es de por sí una gran anécdota llena de sentimientos. El Departamento de Defensa de Estados Unidos prohibió que las personas encarceladas en Guantánamo se comunicaran entre sí y que tuvieran acceso incluso a lápices y papeles. Así que los prisioneros raspaban mensajes con piedritas y cucharas en los vasos de espuma de hule o foam que recibían con sus comidas. Cuando los guardias no estaban mirando, dice Dreazen, los detenidos pasaban los vasos de celda en celda, compartiendo así sus pensamientos y emociones. Pero lo que comunicaban no eran planes de fuga ni de ataques terroristas. Se enviaban poemas. Además de los vasos, algunos usaban pasta de dientes y antisépticos como tinta. Eventualmente, los descubrieron y los poemas fueron destruidos. No es hasta el año 2003 que los militares autorizan el uso de lápices, plumas y papeles. Los prisioneros comenzaron a plasmar sus poemas en hojas de papel que suponían nunca saldrían fuera de Guantánamo por la censura que allí prevalece. No se equivocaban. Los militares destruían casi todas las cartas y los poemas, alegando cuestiones de seguridad de la llamada guerra en contra del terrorismo. Tan sólo se salvaban algunas de las que iban dirigidas a los abogados. Estas últimas eran enviadas a Washington D.C. y designadas como de seguridad nacional. La compilación de poemas surge por iniciativa de Falkoff, luego de que el Departamento de Defensa retirara la designación de «seguridad» a veintidós poemas escritos por 17 de los detenidos. Otros poemas no han tenido la misma suerte. Además, las traducciones que existen fueron hechas por censores militares y no por traductores entrenados en literatura y arte.

¿Quiénes son algunos de los poetas de la prisión de Guantánamo y de qué escriben? Uno de ellos, Sami Al Jah, es un camarógrafo de al-Jazeera detenido desde el año 2002 bajo sospecha de «ayudar a militantes islámicos.» Dice Sami Al Jah en su poema:

Cuando escuché palomas
Arrullando en los árboles/
Lágrimas calientes cubrieron mi rostro…
Cuando la alondra chirreó
Mis pensamientos compusieron/
Un mensaje para mi hijo…

Otro de los prisioneros, Abdulla Thani Faris al Anazi, resultó con sus dos piernas amputadas. Escribe sobre religión, Alá y la soledad terrible en que vive:

Oh, Dios, concede serenidad
a un corazón que late con opresión/
Y libera a este prisionero de las apretadas
ataduras del confinamiento.

Osama Abu Kabir, un trabajador de ayuda humanitaria jordano arrestado en Afganistán y acusado de ser miembro de al Qaeda, habla con sentimiento acerca del deseo de reunirse con su familia:

Estar con mis niños,
cada uno una parte de mí/
estar con mi esposa y con los que quiero/
estar con mis padres,
los corazones más tiernos de mi mundo/
Sueño con estar en casa/ libre de esta jaula…

¿Y qué piensa el gobierno de Estados Unidos sobre estos poemas? Pues que son un mero pretexto para denunciar políticamente al presidente Bush. Como ejemplo ponen la siguiente estrofa de un poema de Sami al Haj:

América, tú marchas sobre las espaldas de huérfanos/
Y los aterrorizas diariamente…
Yo estoy preso,
pero los criminales son mis captores.

Dicen los portavoces del gobierno estadounidense que con la poesía hay que tener mucho cuidado: «La poesía…presenta un riego especial, y los estándares del Departamento de Defensa no aprueban la diseminación de ninguna poesía en su lenguaje y forma original.»

¿Qué pensaría alguien como Martí sobre de estos comentarios del Departamento de Defensa acerca de la peligrosidad de la poesía? ¿Los consideraría el más grande elogio recibido alguna vez por la poesía? ¿Llegaría incluso el gran apóstol de Nuestra América a prestar sus versos para que en ellos se expresen, sin censura alguna, los sentimientos nobles de amor de un prisionero de Guantánamo por un hijo?

Ved: sentado lo llevo
Sobre mi hombro:
¡Oculto va, y visible
Para mi solo!
El me ciñe las sienes
Con su redondo
Brazo, cuando a las fieras
Penas me postro: –
Cuando el cabello hirsuto
Yérguese y hosco,
Cual de interna tormenta
Símbolo torvo,
Como en un beso que vuela
Siento en el tosco
Cráneo: ¡su mano amansa
El bridón loco!-
Cuando en medio del recio
Camino lóbrego,
Sonrío, y desmayado
Del raro gozo,
La mano tiendo en busca
De amigo apoyo,-
Es que un beso invisible
Me da el hermoso
Niño que va sentado
Sobre mi hombro.
( Sobre mi hombro )

Un rey impuro

¿Qué destino tienen deparado Omar y los poetas de Guantánamo? Eso es algo que los ciudadanos de Estados Unidos deberían preguntarse todos los días. Lo que pase con ellos sentará el precedente de lo que pasará con nosotros. El periodista del Wall Street Journal señala enfáticamente que la Corte Suprema de Estados Unidos -en el caso Rasul v. Bush, decidido en el 2004- reconoció el derecho de los prisioneros en Guantánamo a recurrir a las cortes federales a reclamar el porqué de sus detenciones. Es vieja costumbre de los periodistas estadounidenses elogiar al gobierno para así ganarse sus favores. Quedan todavía 380 detenidos cuyos nombres, edades y rostros nadie conoce.

Más recientemente, el 11 de junio de 2007, la Corte Federal de Apelaciones del Cuarto Circuito de Carolina del Sur determinó, en el caso Al-Marri v. Wright , que el presidente de Estados Unidos no tiene el derecho de poner en confinamiento militar a un civil arrestado en Illinois en 2003, luego de ser designado como un «enemigo combatiente'» por el presidente Bush. El gobierno alega que bajo el Acta Patriótica , las cortes federales no tienen jurisdicción sobre el encarcelamiento de civiles sospechosos de colaborar con el terrorismo. Al-Marri jamás ha sido formalmente acusado de crimen alguno. En su concesión de la petición de Habeas Corpus de al-Marri, la jueza Diana Gribbon Motz señaló: » En Estados Unidos, los militares no pueden capturar y encarcelar civiles, muchos menos encarcelarlos por tiempo indefinido .» Es una decisión valiente e importante de parte de esta jueza, pero ya la Corte Suprema anunció que el próximo año considerará la legalidad del encarcelamiento y enjuiciamiento de civiles por autoridades militares. El anuncio es de por sí un indicio de que a algunos de los jueces, probablemente a la mayoría, no les gusta la decisión en Al-Marri . Esta Corte Suprema ha demostrado en los últimos meses una gran afinidad con el activismo político de derecha, cuyo objetivo es el desmantelamiento de los derechos civiles del pueblo norteamericano.

En ocasión del centenario de la redacción de la Constitución de Estados Unidos, tuvo Martí la oportunidad de reseñar para el diario La Nación , de Buenos Aires, la celebración que de este evento se diera en la ciudad de Nueva York en 1889. El presidente de Estados Unidos atendió el ostentoso baile que, aunque cerrado al público común, no estaba escaso de generales, abogados millonarios, políticos eminentes y de damas afligidas aunque no lo querían parecer, con el peso de tanta joya, y rubíes como nueces por pendientes . Toda la aparatosidad de la marcha militar de más de cincuenta mil soldados y la pomposidad de los discursos sobre Washington no podían esconder, al ojo incisivo de José Martí, la fealdad moral que se venía apoderando de la república de Estados Unidos y cómo el culto al dinero le estaba comiendo las raíces a esa nación .

Es quizás por eso, por su convicción de que al final del camino son la moral y el honor los que diferencian a los pueblos de las meras hordas, que Martí advierte a su hijo que el rey amarillo no tiene cabida alguna en el amor de un padre:

Sea mi espada
Pavés de mi hijo;
Pasa en mis hombros
El mar sombrío:
Muera al ponerte
En tierra vivo:-
Mas si amar piensas
El amarillo
Rey de los hombres,
¡Muere conmigo!
¿Vivir impuro?
¡No vivas, hijo!