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Tratamiento con contraindicaciones

El TLC y el modelo de país productivo

Fuentes: Brecha

La firma de un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos inquieta a quienes ven en la industria farmacéutica un nicho de innovación y desarrollo endógeno.

Si Uruguay acepta medidas más restrictivas en materia de propiedad intelectual y compras estatales, posiblemente gane un mercado para sus productos primarios tradicionales, pero corre el riesgo de cortarle las alas a la industria farmacéutica, un sector que apuesta al capital humano y a los bienes con alto valor agregado.

Antes de la ley de patentes, votada en 2001, la mayoría de las empresas del sector* copiaba medicamentos desarrollados en el exterior. Desde entonces, los laboratorios comenzaron a producir genéricos, lo que los condujo a realizar más inversión en investigación y desarrollo (id). Es así que algunas firmas han montado departamentos de id y se ha producido un importante acercamiento a «la academia», un vínculo potenciado por la creación en 2001 del Polo Tecnológico de Pando (ptp) de la Facultad de Química.

Un estudio de la Comisión Social Consultiva de la Universidad,** realizado en 2004 y dirigido por el decano de la Facultad de Química Alberto Nieto, identificó cuatro nichos de mercado para esta industria: medicamentos fitoterápicos y plantas medicinales, medicamentos genéricos, nutracéuticos y dispositivos para diagnósticos.

La inversión en id en estos subsectores se promueve desde el ptp, donde se desarrollan nuevos productos o procesos y se busca la optimización de los ya existentes a los efectos de añadir valor. En el ámbito de los genéricos, por ejemplo, se creó la primera planta de farmoquímicos (materias primas para producir medicamentos genéricos) de Uruguay, que se gestiona en el marco de un consorcio integrado por el ptp y el laboratorio Celsius. Se trata de un proceso con alto valor agregado que completa la cadena de la química fina, llegando a la producción en planta de farmoquímicos. En fitoterápicos se está trabajando en la integración de la cadena productiva desde el productor agrícola, pasando por la industria de extractos y aceites, hasta la farmacéutica o cosmética. En estos emprendimientos, además de la Facultad de Química, participan el inia y el latu.

Si bien la industria farmacéutica desarrolla su actividad con base en principios o moléculas existentes -la investigación para la obtención de nuevas moléculas es incipiente***-, recientemente el laboratorio Clausen, junto a la Facultad de Química, lograron una patente internacional al desarrollar una proteína que estimula la producción de plaquetas en la sangre.
La afluencia de firmas argentinas que prefieren instalarse en Uruguay -donde no tributan detracciones y tienen mayor acceso al crédito- ha ayudado a la expansión de un sector para el cual, debido a la saturación del mercado interno, la exportación es importante. Es así que los principales voceros de la industria demandan políticas que favorezcan las exportaciones. Entre ellas destacan la adecuación de las regulaciones nacionales a la normativa vigente en los mercados de exportación, así como la necesidad de negociaciones gobierno a gobierno. Una necesidad que se verifica, por ejemplo, con Brasil, debido a la existencia de barreras no arancelarias -como los regímenes de registros y habilitaciones- que obstaculizan el comercio.

Además, la Asociación de Laboratorios Nacionales demanda políticas de fomento, como créditos blandos, pliegos de licitaciones públicas que establezcan calificaciones en razón de la trayectoria en plaza y la fabricación local, el fortalecimiento de un sistema regulatorio que controle la calidad de los productos importados y el control de las patentes que se pretende registrar. (Suplemento Café y Negocios, El Observador, 5-III-06.)
Consultado por BRECHA, Nieto afirmó que «el sector no está dentro de las prioridades del Estado en materia comercial, lo cual me parece un error. No sólo por su potencialidad sino porque con relación al PBI industrial es un sector que, en la actualidad, se ubica un poco por debajo del lácteo pero por encima del automotor. Y el Estado ha gastado muchas horas de negociación por el sector automotor. Hoy veo difícil que el gobierno incluya en su agenda comercial la defensa del sector farmacéutico y su inserción en nuevos mercados. Lo que el gobierno busca es colocar los productos tradicionales. Ahora, en la medida en que se apueste a un Uruguay productivo e innovador, el sector farmacéutico tiene que estar entre las prioridades».
VACAS VERSUS VACUNAS. En este escenario es posible reenfocar la discusión sobre los beneficios que la firma de un TLC con Estados Unidos pueda proporcionar a la producción nacional. En el fondo, esta discusión incluye una mayor sobre qué tipo de inserción internacional se pretende. En este sentido parecen enfrentarse el país primario-exportador y el «país inteligente», que apuesta a productos con id incorporado.

Tal como Estados Unidos ha negociado los TLC con los distintos países -con poco margen en aquellos puntos de la «nueva agenda comercial»-, los acuerdos terminan siendo un golpe importante para los sistemas de innovación. Debido a la fuerte acción de lobby de las farmacéuticas estadounidenses, los puntos referidos al sector (restricciones de las licencias obligatorias, protección de los datos de prueba, extensión de la duración de las patentes) son especialmente restrictivos (véase Detrás de los Números, 3-III-06).

En este sentido, el economista Gustavo Bittencourt, consultado por BRECHA, afirmó que «Estados Unidos está ganando la carrera de id en la industria farmacéutica, anualmente sus gastos en id superan en forma creciente a los de Europa. Esto se explica en un contexto mucho más liberal, donde los medicamentos son muy caros, lo que torna más rentable lanzar nuevos productos. Como Washington lleva la delantera en lanzamiento de nuevos productos, impulsar el respeto a las patentes otorgadas para esos productos implica garantizar la rentabilidad de sus empresas. Hay entonces un modelo basado en la protección de la propiedad intelectual que otorga beneficios a algunas empresas innovadoras en un mercado que paga altos precios por sus productos. Ese modelo, que produce y defiende la innovación, es exitoso en Estados Unidos. Resulta muy discutible que sea exitoso para fomentar la innovación en países subdesarrollados, y en particular en aquellos de pequeña escala como Uruguay».
Según Bittencourt, como Estados Unidos logra imponer restricciones aun mayores a las alcanzadas en el ámbito multilateral en materia de propiedad intelectual, los países pequeños, a la hora de sentarse a negociar, deberían «cuidar los intereses de sus sistemas nacionales de innovación. El modelo de protección de la propiedad intelectual al estilo estadounidense no garantiza, en mercados pequeños, la rentabilidad del proceso de innovación, porque protege a los inversores del Norte, limitando la posibilidad de copiar «creativamente»».
Por su parte, Alberto Nieto piensa que, si se considera lo estipulado en los TLC firmados por Chile y Colombia, habría que concluir que «sería negativo para Uruguay porque va más allá de las normas acordadas en la omc, estableciéndose un beneficio mayor para las multinacionales. Extender, por ejemplo, el plazo de vigencia de una patente es algo muy negativo. Uno se pregunta por qué lo aprobaron en Chile. El gobierno de ese país habrá pensado que este sector no es relevante en el conjunto de la economía, y lo sacrificó. Sería bastante penoso que en pleno proceso de desarrollo del sector farmacéutico en Uruguay, ese impulso se frustre con un TLC similar».

Por otro lado las negociaciones en materia de compras tecnológicas también podrían afectar las políticas del Ministerio de Salud, así como posibles medidas tendientes a impulsar el desarrollo de sectores con alta incorporación de valor. Seguramente un acuerdo desregulador en este punto sea un obstáculo en caso de que el gobierno decida atender las demandas de la Asociación de Laboratorios Nacionales anteriormente enumeradas.

«Creo que el tema no hay que verlo desde el punto de vista ideológico, sino pensando de forma pragmática qué le sirve al país. Si sirve asegurar mercados para que nos compren carne o si pensamos en otros sectores que tienen que ver con la apuesta a la incorporación de valor en la producción y generar mejores puestos de trabajo, con personal de formación terciaria. El problema radica en tener claro qué Uruguay queremos. Este gobierno ha buscado definir el Uruguay productivo, innovador, insertado en el mundo con la idea de incorporar valor a su producción. Un país inteligente y no únicamente productor de materia prima. El tema es cómo juegan todos los jugadores y cómo se es consistente con esa visión de país que, creo, todos queremos. Al negociar un TLC hay que ver qué balance hacemos con relación a cómo consideramos el corto y el largo plazo. Privilegiar la producción primaria es claramente un enfoque de corto plazo, el otro tipo de inserción pone el énfasis en el mediano y largo plazo. Entonces, ¿cuál es el costo político de apostar al mediano y al largo plazo cuando es en el corto donde todo el país come?», se pregunta Bittencourt.

* Existen 83 laboratorios que tuvieron una facturación de 117 millones de dólares en 2005, representando cerca del 2 por ciento del PBI.
La producción nacional implica el 58 por ciento del valor y el 88 por ciento de las unidades de medicamentos que se consumen en el mercado interno. Las exportaciones alcanzan el 12 por ciento de la producción y los destinos son los países de la región, Centroamérica y el Caribe. El sector emplea a 2.500 trabajadores de forma directa y mil de forma indirecta, que se caracterizan por tener mayor nivel educativo que el promedio de la industria. El promedio salarial duplica al de la industria.
** «Escenarios posibles de desarrollo del sector farmacéutico de producción nacional», Facultad de Química, marzo de 2005.
*** Se estima que colocar en el mercado un medicamento basado en una nueva molécula o principio activo tiene un costo total ubicado en el rango de los 500 a mil millones de dólares, desde la inversión en id hasta la comercialización. Los costos son sensiblemente menores en el caso de las sustancias naturales, de productos nutracéuticos y de algunos biotecnológicos para el área del diagnóstico que se están desarrollando en el país.