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Las izquierdas independentistas y las de ámbito estatal han confluido en una candidatura común, en un proyecto político

El único camino

Fuentes: Insurgente

Decía Marx que lo más importante de las movilizaciones sociales no son los resultados inmediatos que obtienen, sino la manera en que transforman a las personas que participan en ellas. No sé si Iniciativa Internacionalista obtendrá algún escaño en el Parlamento Europeo; pero hace unos días [21 5 09], unas horas antes de que el […]

Decía Marx que lo más importante de las movilizaciones sociales no son los resultados inmediatos que obtienen, sino la manera en que transforman a las personas que participan en ellas. No sé si Iniciativa Internacionalista obtendrá algún escaño en el Parlamento Europeo; pero hace unos días [21 5 09], unas horas antes de que el Tribunal Constitucional revocara la anulación de nuestra candidatura, supe que habíamos ganado una batalla decisiva; y no me refiero a II-SP, sino al conjunto de las fuerzas anticapitalistas -es decir, democráticas- del Estado español. En un encuentro que debería haber servido para presentar nuestra candidatura y que se convirtió, dadas las circunstancias, en una denuncia del atropello político y judicial perpetrado por el Gobierno, un joven compañero dijo que en un primer momento, ante la desmedida campaña de criminalización de II-SP, había sentido miedo; pero que al verse en compañía de tantas organizaciones y personas honradas unidas en un frente común, el miedo había desaparecido. Y esa es nuestra mayor victoria: el miedo, el desánimo y la dispersión han dado un paso atrás, han reculado ante la indignación y la unidad -casi podríamos hablar de unanimidad- de quienes saben, y cada vez lo tienen más claro, que solo hay una manera de poner freno a la barbarie capitalista.

Tras muchos años de distanciamiento, cuando no de hostilidad, las izquierdas independentistas y las de ámbito estatal han confluido en una candidatura común, que es, además y sobre todo, un proyecto político; las segundas empiezan a comprender que el independentismo bien entendido no desune, sino todo lo contrario; y las primeras, que puede haber fusión sin confusión, unidad sin uniformidad, identificación sin merma de la identidad. No es más que un primer paso; pero es un primer paso en la dirección correcta, un primer paso en la construcción de ese «único camino» del que hablaba Pasionaria. Un paso importante, a juzgar por la desmesurada reacción del Gobierno y los grandes medios de comunicación. No podemos desperdiciar ni un ápice de la energía acumulada; demos el segundo paso mientras muchos todavía se preguntan, con alegría o indignación, cómo hemos podido dar el primero; volvamos a sorprenderles y a sorprendernos a nosotros mismos.

Aznar dijo que tenía pruebas de que en Iraq había armas de destrucción masiva, y esa mentira repugnante, esa atroz invitación al genocidio, fue su muerte política. Luego dijo que ETA estaba tras los atentados del 11-M, y esa mentira desesperada e insostenible hizo que su partido perdiera las elecciones generales. Rubalcaba ha dicho que ETA está tras II-SP, y no sobrevivirá políticamente a su calumnia. Si su propio partido no le hace pagar cara su torpeza y su indignidad, lo hará la ciudadanía. Exigir la dimisión del ministro de Interior y la abolición de la Ley de Partidos, que acaba de mostrar de forma inequívoca su función de martillo de herejes en manos de un poder inquisitorial, son nuestros objetivos más inmediatos. Además de obtener un par de escaños en el Parlamento Europeo, claro; pero de hacernos la campaña electoral ya se encargan nuestros enemigos.