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Haití

Empresas privadas como buitres al acecho

Fuentes: IPS

El terremoto de Haití despertó el interés de empresas militares privadas que ven la oportunidad de hacer una ganancia en el país más pobre del hemisferio occidental. El 9 y 10 de marzo, una asociación que representa a militares y de logística, la International Peace Operations Association (IPOA), organizará en Miami, Estados Unidos, una «Cumbre […]

El terremoto de Haití despertó el interés de empresas militares privadas que ven la oportunidad de hacer una ganancia en el país más pobre del hemisferio occidental.

El 9 y 10 de marzo, una asociación que representa a militares y de logística, la International Peace Operations Association (IPOA), organizará en Miami, Estados Unidos, una «Cumbre de Haití» para que «destacados funcionarios» puedan celebrar «consultas privadas con empresas e inversores asistentes».

La asociación no perdió tiempo en colgar una página de «Apoyo al terremoto en Haití’ en su sitio web tras el sismo del 12 de enero que devastó al país caribeño. La IPOA fue apodada «asociación del comercio mercenario» por el periodista Jeremy Scahill, autor de «Blackwater: the Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army» (Blackwater: El auge del ejército mercenario más poderoso del mundo).

«Los primeros contactos que recibimos eran de periodistas que buscaban seguridad cuando fueran» a Haití, informó el director de IPOA, Doug Brooks. La página web de la filial de IPOA, Hart Security, informa que la firma se encuentra en territorio haitiano dando «apoyo a clientes de medios de comunicación, consultoría y medicina». Varios miembros más de la asociación tienen contratos de trabajo en Haití.

La empresa militar Raidon Tactics cuenta con al menos 30 ex soldados de operaciones especiales de Estados Unidos en Haití, donde vigilan los cargamentos de la ayuda de emergencia y brindan seguridad a las «agencias de noticias», contó a IPS uno de sus empleados. La firma recibió más de 1.000 respuestas de interesados en su aviso pidiendo personal para «seguridad estática» y «seguridad móvil» en Haití, agregó.

Apenas una semana después del terremoto, IPOA y Global Investment Summits (GIS), una firma británica que se dedica a reunir a empresas privadas con funcionarios de «países emergentes en situaciones de posconflicto», celebraron una «Cumbre sobre la Reconstrucción de Afganistán», en Estambul, Turquía.

Allí nació la idea de la cumbre de Haití, «cervezas de por medio», dijo Brooks, el director de IPOA.

El presidente de GIS, Kevin Lumb, dijo a IPS que la cumbre de Haití se distinguirá por «lo que llamamos mesas redondas (donde) ponemos a los ministros… y arreglamos entrevistas con las empresas».

A IPOA le «agradó tanto» la cumbre de Afganistán que pidió a GIS que «se encargara de la organización y la venta» de la cumbre de Haití, explicó Lumb. El ejecutivo agregó que las ganancias del encuentro se donarán al fondo de ayuda para Haití Clinton-Bush, creado por los ex presidentes de Estados Unidos Bill Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009).

Lumb reconoció que la reunión tendrá un «ángulo comercial» y que «grandes empresas, grandes protagonistas del mundo» se comprometieron a asistir, aunque sólo mencionó a alguna, como DACC Associates, dedicada a la consultoría en seguridad y titular de contratos de «asesoramiento» a los gobiernos de Afganistán y Pakistán.

El presidente de DACC, Douglas Melvin, un ex comandante de Fuerzas Especiales, funcionario del Departamento de Estado (cancillería estadounidense) y director de Seguridad y Servicios Administrativos del gobierno de Bush reconoció que «desde la perspectiva de los ingresos, sí existen oportunidades maravillosas en estos eventos».

Para Melvin, la mayoría de los participantes asistirán a la «cumbre de Haití» «por las razones adecuadas», una preocupación auténtica por Haití, y «no vienen a aprovecharse» de la situación desesperante del país damnificado. Tampoco espera que su empresa lucre con los contratos que pueda conseguir.

A la escritora canadiense Naomi Klein, autora de «La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre», le preocupa que la tesis de su libro éxito de ventas se compruebe una vez más en Haití.

«Haití no necesita una reconstrucción uniforme, (diseñada como con un) molde de galletas, por la misma banda que armó tanto lío en Iraq, Afganistán y Nueva Orleans, y que de hecho es la misma gente responsable de diezmar la economía de Haití en nombre de la ‘ayuda'», le escribió Klein a IPS vía correo electrónico.

Disconforme con las críticas hacia IPOA, su director Brooks dijo que «si Scahill y Klein tienen los recursos, la capacidad, el equipo para ir (a Haití) y hacer (la tarea) por su cuenta, entonces allá ellos».

La profesora de la Universidad de California en Los Ángeles, Nandini Gunewardena, coeditora de «Capitalizing on Catastrophe: Neoliberal Strategies in Disaster Reconstruction» (La capitalización de la catástrofe. Las estrategias neoliberales en la reconstrucción tras los desastres), dijo a IPS que la «privatización no es el camino que la ayuda debe tomar en los casos de desastre».

«Tradicionalmente, las empresas privadas se han colocado de manera que se benefician a costa de la gente. No podemos darnos el lujo de que eso suceda en Haití», afirmó.

«Cualquier tipo de estrategia de asistencia a mediano o largo plazo» deberá adoptarse en «el marco de la seguridad humana», recomendó.

Esto implica, según la Comisión de Seguridad Humana de la Organización de las Naciones Unidas, «crear sistemas políticos, sociales, ambientales, económicos, militares y culturales que en su conjunto proporcionen a la gente los cimientos para la supervivencia, los medios de vida y la dignidad».

Gunewardena criticó «la receta estándar de las políticas neoliberales». «Si las empresas privadas han de contribuir a la recuperación de Haití, entonces deberán rendir cuentas, no en base a sus propios parámetros, sino a los de la gente», agregó.

Patrick Elie, ex ministro de Defensa del primer gobierno (1991) de Jean-Bertrand Aristide, concuerda. Por teléfono expresó su inquietud ante la posible privatización de la reconstrucción de su país porque «estas empresas privadas no son imputables, no se las puede llevar ante la ONU, ni a (los tribunales de justicia de) La Haya, y operan en una especie de limbo jurídico. Y eso las hace más peligrosas».

Elie, que tras el terremoto se convirtió en asesor del presidente René Préval, agregó que las empresas son «como buitres que vienen a apoderarse del botín del desastre, y es probable que dinero que podría haberse inyectado a la economía haitiana vaya a parar a sus manos».

«Estoy seguro de que no se trata sólo de estas empresas mercenarias, sino de otras como Halliburton o las que siempre vienen pisándole los talones a las tropas», sostuvo.

En su informe de 2008, «Private Security Contractors at War: Ending the Culture of Impunity», (Contratistas privadas de seguridad en guerra. Poniéndole fin a la cultura de la impunidad), la organización no gubernamental Human Rights First denunció que «el gobierno de Estados Unidos no controle efectivamente sus acciones, y en particular la incapacidad o falta de voluntad del Departamento de Justicia para responsabilizarlas penalmente por sus acciones ilegales».

Brooks, de IPOA, dijo a IPS que miembros de la diáspora haitiana y la embajada de Haití fueron invitados a la próxima «cumbre» en Miami y van a «ser una parte importante» del encuentro.

Elie señaló que si se confirma la participación de altos funcionarios de Haití en Miami, entonces su presencia se deberá a «la ignorancia o la complicidad».

Al ex ministro de Defensa le preocupa que empresas militares privadas ya estén presentes en Haití, además de los más de 30.000 efectivos de Estados Unidos, Canadá y la ONU. Elie ha visto a empleados privados que acompañan a los trabajadores humanitarios «con rifles de asalto en la mano».

Si las fuerzas de Estados Unidos se retiran de Haití y entregan la presencia armada a los contratistas privados «abrirán la puerta a todo tipo de abusos. Hay que reconocer que el estado haitiano es demasiado débil para lidiar eficazmente con este tipo de amenaza», declaró.

La historia de la economía política ha demostrado que este tipo de amenazas son muy probables después de un desastre, señaló Elie.

«Lo hemos visto muchas veces. Cuando se produce un desastre hay un montón de buitres que intentan lucrar con él, ya sea un desastre por la mano humana, como en Iraq, o producto de la naturaleza, como en Haití», aseguró.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=94774