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Entrevista a Ricardo Napurí, exdiputado constituyente y senador peruano

«En los primeros 100 días de Castillo se ha visto el abandono del programa inicial de Perú Libre»

Fuentes: Rebelión

M.H: Se han cumplido los primeros 100 días del gobierno del presidente Castillo en Perú ¿qué balance podés hacer?

R.N: En los 100 días lo que se ha visto es el abandono del programa inicial de Perú Libre que es la organización que llevó al gobierno a Castillo que tenía como eje el cambio de régimen a partir del ataque al neoliberalismo y su reemplazo por otro régimen social.  

Para realizarlo en los escritos pero también en la vida ellos afirmaron que el contenido era este: ataque ideológico al neoliberalismo, resistencia al imperialismo, renegociación de los contratos petroleros que eran abusivos sobre todo de la patronal extranjera, elementos de reforma agraria, contra la corrupción que en Perú es un fenómeno endémico y otra medida era, por ejemplo, atención a los votantes, a las provincias, a los humildes y, obviamente, un cambio de las relaciones políticas y las fuerzas entre las clases.  

Imposible otro régimen si no hubiera un cambio de las relaciones de fuerza entre las clases. Se estaba planteando que bajo las condiciones electorales un programa radical de destitución de un régimen se hiciera bajo las condiciones planteadas por la democracia burguesa. Eso llevó al incumplimiento de este programa inicial por la crisis a una posición de abandono progresivo de estas posiciones para que el gobierno de Castillo en las condiciones de terrible crisis en el que se sustenta vaya manteniendo los elementos de su precaria gobernabilidad a través de concesiones a las patronales, a la derecha y abandonando los elementos radicalizados de ese programa.  

Como sus analistas dicen de una posición de centro izquierda radical cuasi revolucionaria a una posición de adaptación a las exigencias de los enemigos de clase, ha devenido a una posición de centro.  

M.H: Muchos ven como una frustración este gobierno de Castillo que había generado muchas expectativas. ¿Qué posibilidades ves vos de volver a ese programa original que había planteado Castillo en su confrontación con Keiko Fujimori? 

R.N: Esta pregunta tuya no puede ser respondida seriamente si no tenemos en cuenta algunos elementos de la realidad porque si no es pura subjetividad mía y yo te echaría un discurso literario cuando tengo que probar lo que yo te enuncie, y para probarlo tenemos que volver a la realidad.  

La realidad en este momento es que es un gobierno terriblemente débil. Ha devenido en una debilidad extrema inaudita en cualquier gobierno de este tipo en América Latina. Castillo se sostiene con alfileres en el aire. Su mentor, el que lo llevó a su lista, porque Castillo que no era miembro de Perú Libre, ha roto con él hace unos días y lo ha declarado traidor.  

Castillo se encuentra sin equipo propio, él no tiene compromiso con ese programa inicial anterior porque era un dirigente sindical sin un compromiso político, nunca probado hacia la izquierda, y llegado por condiciones particulares al gobierno, se encuentra con una realidad terrible.  

La derecha obviamente se le opone desde el primer día, por eso es que yo te dije inmediatamente que asumió que el golpe estaba avisado, pero todo el momento posterior que sorteó las oposiciones del fujimorismo y la derecha que querían desconocer su victoria y que incluso querían darle el golpe en ese momento, después ha determinado una situación en la que los actores de clase han tenido comportamientos diferentes.  

La derecha, por ejemplo, en este momento ha tenido una política no homogénea respecto del gobierno porque desde el momento inicial donde creían que Castillo se iba a comprometer con ese programa radical y cuasi revolucionario del cambio de régimen se dieron cuenta que la crisis del gobierno y su debilidad propias de las limitaciones políticas e ideológicas de Castillo no creaban ese peligro inmediato.  

Si ves después de los intentos de golpe, incluso militar, la derecha ha pasado a la idea de una especia de espera. Sin embargo, hay dos actores definidos en esta derecha, uno que lo quiere ya, por ejemplo, Keiko lo quiere por razones personales porque está por ir a la cárcel por apropiación de fondos y otras cosas más parecidas a la de su padre; si no tiene un voto protector parlamentario va presa seguramente por 30 años.  

Y otro sector de la derecha al darse cuenta de las debilidades del gobierno trabaja con un sentido más de espera, esperando el propio desgaste del gobierno y ver su comportamiento final.  

Las patronales, por ejemplo, las imperialistas que son fundamentales en el país y sectores más o menos de la burguesía incipiente nativa están comprometidos con ese sentido de espera porque hasta este momento Castillo no los ha agredido en nada, al contrario, ha negociado con ellas y le está demostrando incluso que tiene la voluntad de no agredirlos en el extremo del programa, a cada rato Castillo dice yo no va a estatizar y no solamente lo dice si no que no lo hace.  

En el caso de Camisea, el consorcio del gas, donde dos empresas argentinas son mayoritarias y que provee el 90 % del gas, mientras su primer ministro dijo que las iba a estatizar, Castillo salió a decir no solamente no la estatiza sino que todos los días está diciendo que no va a estatizar. Entonces en la derecha hay lo que podríamos llamar el sector político fujimorista y sus aliados de ultraderecha que están urgidos de tirárselo abajo ya, por razones propias. Y los sectores patronales que son los gravitantes están en la línea de espera que Castillo defina mucho mejor sus posibilidades porque no ven peligro inmediato para sus intereses.  

Castillo fue a Estados Unidos y prometió a las empresas que reunió que no va a estatizar nada y que se queden tranquilos. Esta es la realidad del fenómeno, el problema social, político y de clase es otro porque las demandas populares están pendientes, él tiene un compromiso con sus votantes, él debe tener sensibilidad de ese tipo porque no hay demostración que en su vida haya sido un hombre agente de la burguesía sino que es un hombre de los de abajo de tal manera que eso está también en sentido de espera. 

Hay tensiones en los sectores que lo apoyaron, decisión de los de abajo de salir a defender lo que se les prometió y eso está en estos momentos detenido en la medida que todavía tienen confianza en el gobierno.  

Es muy difícil un pronóstico de qué cosa es lo que puede ocurrir, uno puede tender las líneas generales, una vez que yo te he dicho los elementos. Perú es un país particular dentro de lo particular de los países atrasados, 60% de pobreza estructural pero no cualquier pobreza, no hay pobreza tipo Argentina, tipo Uruguay, tipo Chile, la pobreza peruana es pobreza de verdad, es decir, hacia abajo en el sentido casi miserable.  

Esos sectores populares son los que se han rebelado y están también a la espera. Hay un frente social no definido que está esperando que Castillo demuestre en última instancia lo que prometió en la campaña electoral.    

Creo que en el cuadro de la crisis del gobierno que no tenemos tiempo de ver como se suscitó, juega y tiene importancia la figura de Castillo, se va a centrar ahí. Quiero recordar que Castillo no es igual a Lula, muchos compañeros creen que basta que tú seas pobre o un hombre de los de abajo para que seas un hombre político capaz de ponerte al frente de causas sociales o revolucionarios y no es así, ser obrero no significa automáticamente ser revolucionario. Lula, por ejemplo, que tiene menos educación que este profesor que ha tenido que ir a la universidad para ser profesor, aunque sea la Cantuta, obviamente tiene mayor formación cultural popular que Lula pero Lula durante 20 años enfrentó a un gobierno militar y a las patronales encabezando las luchas de 300.000 obreros metalúrgicos de tal manera que este hombre que tenía menos formación cultural que Castillo se hizo experto en la lucha nada menos que contra el poder físico, militar, político y, además, por la reivindicaciones postergadas de los metalúrgicos frente a la patronal y por eso es que tiene ese nivel de estadista y nadie tiene en cuenta si pasó por la universidad o no.  

El caso de Castillo no es así, Castillo es un maestro de primaria que tuvo un pequeño elemento de dirección sindical en su momento y que no tiene compromiso con la vida política, por ejemplo, fue adherente 10 años al gobierno de Toledo que fue un gobierno corrupto y de derecha, a él lo salva su honestidad, a él lo salva que fue invitado a una lista ganadora y que está ahora en la presidencia de la república.  

Mientras Lula respondió bien en el reformismo de izquierda que él encabeza en el capitalismo, Castillo se ha encontrado con una realidad terrible que no tiene experiencias importantes, para salvarlo un poco de las responsabilidades que pueda tener.  

Castillo no puede gobernar porque no sabe gobernar, no sabe qué es eso, todo le es prestado, los amigos que tiene de centro que ahora lo están ayudando en ese perfil de centro derecha que son los técnicos, no los conoce, a cada rato tiene que echar ministros porque no sabe incluso si eran corruptos o no. No sabe qué cosa es el Estado, no sabe gobernar. 

El papel del hombre es muy importante, el papel de Lula se fortaleció cuando formó en 1980 el Partido de los Trabajadores que fue un partido socializante que hizo un salto cualitativo. Yo estoy dando un poco elementos casi contrarios contra Castillo para un poco salvarlo de la responsabilidad sabiendo que los problemas que tiene que encarar son terribles y él tiene casi una soledad.  

Que se le vayan ministros a cada rato, que los eche y que descubra que el ministro del Interior que puso es un corrupto, o que el ultimo ministro se fue a una fiesta cuando habían determinado que por la pandemia no podía hacerlo y tiene que echarlo y a cada rato tiene que echar a un ministro y otro es porque él no conoce esta cosa, no conoce Lima, a este pobre hombre la historia, la coyuntura, la particularidad le da un lugar especial.  

Planteadas las cosas así el papel del individuo en la historia no cuenta a su favor. Buen hombre, sano, honesto se encuentra con una jaula de bandidaje inconcebible en la realidad de Perú y que tiene el carácter de salvaje en muchos aspectos. La intolerancia de la derecha y de sectores incluso moderados de la derecha es enorme. Mientras ellos están esperando que se desgaste para echarle una patadita, la única reserva que tenemos nosotros es ver si la realidad de Perú, las masas que están esperando, los que votaron por él, las capacidades que él tenga incluso de defender la línea reformista semi centroizquierdista que ahora se ha desplazado en alguna forma, logra montar algún frente de resistencia, si no el camino está anunciado, minuto más minuto menos el hombre será echado o por golpe de Estado o por los métodos de la forma conocida por vía parlamentaria.  

La incógnita es ¿movilizará él a las masas, las masas tendrán la capacidad de auto organizarse? Porque hay elementos de auto organización históricos en Perú. ¿Habrá resistencia social, habrá una política social? ¿Escapará eso al control y él mismo podrá tener reservas?   

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.