El 17 de junio de 2013, Clarisa López, hija única de Óscar, expondrá en la ONU la situación del independentista puertorriqueño prisionero hace 32 años en las más duras cárceles de EEUU. Ello puede resultar determinante en la decisión que adopte Barak Obama ante la actual campaña por la liberación del luchador anticolonialista.
«Y así le grito al villano:
yo sería borincano
aunque naciera en la luna.»
Juan Antonio Corretjer (*)
De 32 años como prisionero político, 12 los maldijo en el fondo de una celda de una cárcel ‘Supermax’ en Marion, Illinois, encerrado 23 horas y media al día, en aislamiento total, sin derecho a visitas, vigilado minuciosamente por ojos artificiales. Tan lejos de la pupila de su pueblo en cautiverio colonial, estrella sola, pura extensión imperialista, primero española y después norteamericana.
Óscar López Rivera no es sólo el prisionero político más añoso de América Latina y el Caribe. Es sobre todo, la respiración apretada de Puerto Rico, el resumen de la batalla libertaria de indígenas, mestizos y blancos a lo largo de más de 500 años. Como territorio de la rebeldía y el sometimiento, entonces Óscar también condensa las propias relaciones de poder de la totalidad histórica de Puerto Rico y el mundo; y las maduras condiciones concretas donde necesidad y libertad son lo mismo.
Óscar López no es un individuo, un accidente, un fenómeno o una excepción. Óscar López es la conciencia de la liberación pendiente, del todavía que la voluntad humana desbroza penosamente. Del reloj popular y contradictorio que no termina de concertar sus agujas.
LAS CÁRCELES
El 17 de junio de 2013, Clarisa López, hija única de Óscar, expondrá en la sede de la ONU en Nueva York la situación de su padre. Ello puede resultar determinante en la decisión que adopte el actual inquilino de la Casa Blanca, Barak Obama, ante las campañas por la excarcelación del independentista puertorriqueño.
El luchador anticolonial nació en San Sebastián, Puerto Rico, y a los 14 años partió con su familia a Estados Unidos donde terminó la secundaria y sus estudios universitarios. En contacto telefónico durante el programa Canto Libre de Radio Sur (www.radiosur.org.ar) de la Ciudad de Buenos Aires, Clarisa López explica que Óscar «fue encarcelado el 29 de mayo de 1981, acusado de conspiración sediciosa. Enfrentó una primera condena de 55 años. Luego lo ingresaron a una cárcel federal de Leavenworth en Kansas City, donde lo acusaron de un intento de fuga en helicóptero -un caso fabricado- y le dieron 15 años más hasta completar una sentencia de 70 años. En el segundo juicio mi papá fue enviado a un presidio que construyeron los mismos que hicieron Alcatraz, conocida por ‘Supermax’, en Marion, Illinois. Posteriormente fue transferido a otra ‘Supermax’ en Colorado».
LA CAUSA
En la década de los 70 surgieron las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). Luego de una serie de acciones, fue detenido un conjunto de dirigentes de esa agrupación que buscaba la emancipación de Puerto Rico. Para el caso, el Estado norteamericano jamás pudo probar que Óscar López y sus compañeros estuvieran ligados a operaciones específicas. Por eso, Clarisa dice que el cargo de conspiración sediciosa «es una figura legal muy general que no necesita probar hechos concretos de conspiración contra Estados Unidos en Puerto Rico».
En 1999, Bill Clinton otorgó una ‘clemencia presidencial’ a 11 de los prisioneros políticos puertorriqueños. En la lista se encontraba incluido Óscar. El mismo Clinton defendió su posición, indicando que López Rivera jamás fue declarado culpable por delitos con resultado de muerte o lesiones y que las sentencias eran desproporcionadas (las condenas por igual cargo tienen un máximo de 20 años de presidio). Sin embargo, el perdón no incluyó a dos independentistas más que debían permanecer cautivos, sin explicaciones.
«Cuando se hizo el anuncio -relata Clarisa- los prisioneros pudieron comunicarse entre sí a través de llamadas en conferencia. En la ocasión, mi papá les pidió a los demás que salieran y les avisó que él había resuelto mantenerse preso hasta que no quedara nadie encarcelado. Hoy ya todos abandonaron sus celdas, sin excepción. Si hubiera aceptado el indulto de Clinton, mi padre habría recuperado su libertad el 2009».
«DE UN PÁJARO LAS DOS ALAS»
No resulta extraña la conducta ética y política de Óscar López. Puerto Rico como Cuba, últimos bastiones de una España derrumbada a fines del siglo XIX, dieron hijas e hijos rebeldes y profundamente antiimperialistas debido al padecimiento geopolítico inmediato de Estados Unidos sobre sus historias hermanadas. Ya en los inicios de 1900, la poeta puertorriqueña Lola Rodríguez de Tió escribió que «Cuba y Puerto Rico son / de un pájaro las dos alas / reciben flores o balas / sobre el mismo corazón…» Las guerras independentistas de ambas islas tuvieron de adversidad primero la bota hispana y prácticamente al mismo tiempo, la estadounidense. La ratificación del Tratado de París en 1898 simplemente convirtió a Puerto Rico en una colonia norteamericana, con derecho a tener un gobernador, mientras que cada movimiento del pueblo cubano fue enterrado por las milicias imperiales. Sus oligarquías siempre fueron la prolongación a pago de los intereses norteamericanos.
Por ello también, el poeta, periodista, abogado y fundador del Partido Revolucionario Cubano, José Martí, incluyó en los objetivos de la agrupación fomentar y auxiliar la independencia de Puerto Rico. Así como el mismo Martí avizoró astronómicamente en su última correspondencia conocida antes de caer el 19 de mayo de 1895 que «…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso…»
La genuina independencia de la Mayor de las Antillas llegaría en 1959. Por su lado, Puerto Rico a lo largo del siglo XX protagonizó un derrotero de levantamientos populares, represión, y (pésimos) tratados asimétricos que la han convertido en un llamado Estado Libre Asociado, inexistente en el Derecho Internacional, bajo el control norteamericano.
De los actuales 9 millones de puertorriqueños, 5 viven en la Isla y 4 en el Imperio. Un 40 por ciento de los últimos considera que la discriminación en todas sus formas es un problema grave. Un 78 por ciento estima que la discriminación le impide progresar en sus lugares de trabajo y el 75 por ciento, que le impide progresar en las escuelas. En tanto, en Puerto Rico, constitucionalmente, sólo la educación primaria es obligatoriamente gratuita.
La condición amarga de aún ser una colonia contiene una concentración de humillaciones tangibles como la peste e invisibles. De la rebelión necesaria frente a la dependencia, anexionismo e iniquidad viene Óscar López.
EL CRISTAL BLINDADO
Como América Latina y el Caribe es sombra solar de dolores, amor e ironías, Clarisa López narra que «en 1965 mi papá fue enviado a la guerra contra Vietnam por el Ejército norteamericano, e incluso fue condecorado con una medalla de bronce. Cuando retornó a Estados Unidos, vio que los latinos, los puertorriqueños y los afroamericanos estaban en condiciones iguales o peores que el pueblo vietnamita. Entonces en la ciudad de Chicago en Illinois, comenzó a luchar para conseguir mejor educación para ellos, mejores condiciones de vivienda, y a promover su organización.»
-Muchos apoyan la libertad de tu papá ahora…
«Efectivamente. Hay premios Nóbel de la Paz, como el arzobispo Desmond Tute; artistas como Ricky Martin; del grupo Calle 13. Está la solidaridad de gente de Japón, Argentina, Chile, Cuba. Estados Unidos se declara el país de los Derechos Humanos, pero es donde más violaciones a esos derechos se cometen. Ahora somos mucho más que una sola voz exigiendo al presidente Obama la libertad de mi papá. No existe ninguna razón para que no lo indulte ya.»
-¿Cómo ha repercutido el estado y nombre de Óscar en el propio Puerto Rico?
«El 29 de mayo pasado, fecha en la que se conmemoraron los 32 años de su presidio, hubo manifestaciones en 5 plazas públicas de diferentes puntos de la Isla. Realizamos una protesta de 24 horas donde tuvimos palabras del Gobernador de Puerto Rico, del Senado, de Asambleas Municipales. Cada día que pasa más gente toma conciencia.»
El minutero implacable del locutorio de Radio Sur situado en medio de un barrio de migrantes y trabajadores precarizados del sur de la Capital de Argentina, recuerda la próxima canción del programa Canto Libre. Mientras los compañeros de quien suscribe este borrador despiden por vía telefónica a Clarisa, ella alcanza a declarar rápidamente que «Yo soy su única hija. Desde mi memoria de niña, adolescente, mujer y madre, Óscar vio pasar su vida a través de un cristal antibalas».
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(*) http://www.youtube.com/watch?
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