Seguramente esta pregunta se la hacen muchos, y habrá quizás tantas respuestas, validas por supuesto, desde el punto de vista de cada quien; y de cada quienes, en caso de que esta cuestión haya podido ser consensuadamente respondida por las diversas organizaciones, y colectivos que se la han hecho.
La respuesta a esta pregunta resulta de vital importancia pues así se podrá dilucidar el rumbo de la lucha política, y afrontarla de la mejor forma a fin de llevarla a un desenlace favorable al pueblo peruano, y en general a los pueblos del mundo, pues en estos tiempos la lucha política ya adquirió un carácter global, y por mas que no seamos conscientes de ello, las luchas de un pueblo, en un lugar determinado, influye y esta relacionada con la de los demás, en cualquier parte de este globo terráqueo.
Es necesario, dentro de una perspectiva general, determinar el núcleo central del conflicto político, de la lucha política en sí; se ha cometido, y se comete, el error de seguir racializando y culturizando la naturaleza de este conflicto, se tiende a querer centrar la lucha contra un estado y una clase política racista, discriminatoria y corrupta; perdiendo de vista que, además, la lucha es contra un estado entreguista, antipopular, orientado a defender los intereses de los conglomerados transnacionales, y contra una clase política que solamente es gestora de estos intereses, y ambos responden a una estrategia y táctica desarrollada por esta plutocracia transnacional.
La, ahora ya milenaria, elite de poder económico y político de carácter mundial, ha centrado, y centra su atención, por resultarle de vital importancia, en mantenerse en el control de los recursos naturales que son de propiedad de otros pueblos, en otros territorios que no son los suyos, apropiándose de ellos en el peor de los casos, para ellos, lo mas barato posible, pero de todas formas logran simplemente apropiarse de ellos en forma gratuita y solamente en virtud a su fuerza militar y a su capacidad de manejar, controlar y manipular los escenarios políticos, y sobre todo, la conciencia de los pueblos, o el sentido común, que así se vuelve un instrumento efectivo de dominación, despojo y saqueo.
Para ellos el objetivo es claro, y de la misma forma que les resulta vital no perder de vista esto; les resulta de igual manera vital, que los pueblos no se den cuenta de tal situación; así les conviene que la indignación, la capacidad de organización y lucha este enfocada en temas que periódicamente, y en forma continua y oportuna van soltando a través de los medios de información a su servicio, y mantienen al pueblo luchando contra todo y por todo (lo cual también sirve para dispersarlo y aislarlo) menos por recuperar la propiedad de sus recursos naturales, y la necesidad de instaurar un nuevo estado desde la lucha popular, a fin de implementar un modelo económico favorable a los intereses populares en general; lo cual tiene mayores oportunidades de centralizar la organización popular, construir un programa entre todos y para todos.
Así pues, la lucha política en el Perú esta bajo la iniciativa de la plutocracia transnacional, esta determina los puntos controversiales y los motivos de la movilización popular, se encarga de que el pueblo se disperse y se disuelva, para eso impulsa agendas regionales y sectoriales parciales y superficiales.
La alternativa más objetiva y real para el pueblo peruano, en marcha con los demás pueblos del mundo, se encuentra en los pueblos del sur andino, especialmente del Consejo de autoridades originarias de pueblos y naciones aimara, quechua y uru de la región Puno, quienes en un documento denominado “El Consenso de Wanchu Lima, la ciudad de las nieves” (https://grupoemancipador.com/presentacion-de-consenso-de-wancho-lima/) desde lo más profundo de la identidad milenaria proponen (y se oponen a la milenaria cultura occidental de opresión y despojo) una civilización comunitaria, de reciprocidad, de complementariedad, cooperación. En fin, una civilización realmente humana y una comunidad con y para todos, por la cual es necesario luchar todos juntos, y vale la pena.
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