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Estamos preocupados

Fuentes: Rebelión

Estamos viendo con preocupación cómo crece el discurso aséptico, acrítico, que conlleva en sí mismo la demonización de cualquier argumento o posición que critique decisiones tomadas por el gobierno frenteamplista. La mimetización del partido político con el elenco gobernante obliga a una disciplina rayana en la obediencia ciega que a su vez prefigura ( sin […]

Estamos viendo con preocupación cómo crece el discurso aséptico, acrítico, que conlleva en sí mismo la demonización de cualquier argumento o posición que critique decisiones tomadas por el gobierno frenteamplista.

La mimetización del partido político con el elenco gobernante obliga a una disciplina rayana en la obediencia ciega que a su vez prefigura ( sin decirlo claramente ) futuras sanciones a quien no comulgue con dichas posiciones.

Por ello, la prohibición al senador comunista Eduardo Lorier para opinar o votar en contra de la participación en el Operativo Unitas, así como el abandono del recinto de Diputados de 7 compañeros que no acordaban con lo propuesto por el gobierno pero sin atreverse a votar en contra son claras muestras de lo expresado anteriormente.

Ninguno tuvo la osadía de votar de acuerdo a sus convicciones, que eran las mismas que tenían todos antes de ser gobierno.
Argumentos en contra de la participación en el Unitas hay muchos y contundentes brindados durante años por muchos de los compañeros que ahora votaron todo lo contrario.

Por supuesto, debemos destacar la solitaria y digna reacción del diputado Chifflet, único integrante del PS y del Parlamento que votó en contra de la participación de Uruguay en dichas maniobras y argumentó el porqué de su voto. Allí la coherencia y las convicciones se dieron la mano.

Las llamadas de felicitación recibidas, el correo electrónico atestado por mensajes de respaldo a dicha actitud, demuestran a las claras qué esperaba la gente.

No hubo ninguna felicitación en los despachos de los demás compañeros frenteamplistas, salvo las que provenían de los mismos blancos y colorados que a viva voz festejaban el cambio de posición.

«Yo anoche no voté por disciplina, voté por convicción » decía Fernández Huidobro.

Según Rosadilla, » el MPP no decidió apoyar la Operación Unitas, el MPP sigue pensando que estas operaciones son inconvenientes para nuestro país y desde ya compromete su accionar para que el debate que debe hacerse sobre la defensa nacional incluya la no participación en las operaciones Unitas…»Hemos decidido que en esta ocasión y en virtud de la situación en la que esto llega al Poder Legislativo, de la manera que el Poder Ejecutivo ha tenido que enfrentarse a esta situación, no vamos a restar nuestras manos en el Parlamento, van a estar para apoyar al gobierno, porque decidimos que no es un tema de principios sino estrictamente de orden político y que por tanto no es buena señal que nuestra fuerza, que a nivel parlamentario es el 40 por ciento de la bancada oficialista, no esté acompañando al gobierno frente a un pedido de este tipo.

A un año del triunfo

El 31 de octubre se cumplió un año del triunfo frenteamplista. Nadie pensaba que centenares de miles salieran a recordar dicha fecha, pero unas 5.000 personas, con escaso entusiasmo, debería ser un severo llamado de atención.

Desde el palco, Brovetto, presidente del Frente Amplio arengó : » si esto no es el cambio, el cambio donde está?.

Compañero Brovetto: eso mismo se preguntan los miles de militantes que dedicaron gran parte de sus vidas a lograr esta inmensa posibilidad que es gobernar el Uruguay con mayoría propia. ¿El cambio, dónde está?

Seguramente no en apoyar el Operativo Unitas, antes denostado por nosotros, ni en firmar una Carta de Intención con el FMI que nos condiciona severamente cualquier posibilidad de cambio estructural, ni en el Decreto presidencial del Agua, firmado por todos los ministros, que declara no retroactivo el plebiscito votado por el 65 % de los uruguayos.

Tampoco en el traslado, con carácter de grave y urgente de la estatua del Papa Juan Pablo II , votado por la misma bancada que despotricó contra la instalación de la cruz en un país mayoritariamente laico.

Tampoco compañero, en la firma de un Tratado Bilateral con EEUU, al cual se le cambiaron, cosméticamente, dos o tres artículos y el cual se firma en la misma ciudad y en el mismo momento que se está peleando contra el ALCA.

Cuando un gobierno no concita entusiasmo, cuando en fechas históricas, no hay pueblo en las calles marcando presencia y apoyo, cuando se ha logrado, en apenas 8 meses, apagar tanto entusiasmo y esperanza depositada en el Frente, no solo en Uruguay, sino en toda América, ¿no será hora de preguntarnos que estamos haciendo mal?

Mayoría parlamentaria

Nuestra mayoría parlamentaria, por la cual tanto insistimos, con el razonable argumento de que blancos y colorados no nos iban a permitir gobernar, no la estamos utilizando.

Queremos consensuar todo, absolutamente todo. Entonces, para qué la mayoría que nos permitiría aprobar el 70 % de las leyes proyectadas sin necesidad de votos blancos y colorados.

Acaso ellos no se unían en la coalición rosada y aprobaban todas sus leyes, sin que nuestra bancada ( la más importante del Parlamento ) pudiese cambiarle una sola coma.
¿Cómo puede ser que se rían en nuestra cara y aplaudan nuestras medidas los Lacalle, Sanguinetti o Batlle?

Quienes dejaron nuestro país en la miseria más espantosa que recordamos, hoy se erigen en fiscales. Quienes deberían estar recorriendo Tribunales dando cuenta de sus actos hoy nos enrostran la falta de coherencia política.

No somos todos iguales, no decimos una cosa y luego hacemos otra, tenemos miles de proyectos de ley elaborados por nuestras compañeros y que durmieron el sueño de los justos en las comisiones dominadas por los blancos y colorados.

Proyectos serios, fundados, que decían como hacer otro país, que mencionaban como utilizar los recursos, que transformaban los sueños en realidad. Sin embargo, muchos de esos proyectos siguen encajonados.

Los nuevos profetas, los economistas, son quienes nos dicen que podemos hacer y que no. Ellos tienen la «posta», los demás solo buenas intenciones e ingenuidad política. La responsabilidad, el pragmatismo, el discurso único son las estrellas del momento.

No creemos en ese discurso, ni en la disciplina que nos hace, hoy, apoyar todo lo que ayer negábamos, no creemos en líderes iluminados, no creemos en carismas televisivos o mediáticos.

Creemos sí, en que cada uno de nosotros debe ser protagonista y partícipe, en que todos nosotros debemos volver a ser ese cauce popular que derrotó dictaduras y ganó plebiscitos a fuerza de militancia y de ser capaces de decir NO cuando el pragmatismo político decía lo contrario.

Y por favor, no nos vengan con ese remanido argumento de que las críticas les dan armas al enemigo, lo que le da armas al enemigo son las acciones concretas, los hechos tangibles, el desdecirnos de todo lo que dijimos antes. Lo que le da armas al enemigo es engañar las esperanzas y los sueños de tanto oriental que confió en nosotros para crear un país diferente.

¿Cual es nuestra prioridad?

4500 millones de dólares para el FMI. 200 millones para el Plan de Emergencia. ¿Cúal es la prioridad entonces?

Que nuestras posiciones políticas conllevan situaciones difíciles es innegable, que charlar en una mesa de café sobre las soluciones es muy diferente a implementarlas en el gobierno, pues la firma y la aprobación de leyes determina la suerte de millones es indiscutible, pero quien se postula para Presidente, o Senador o Diputado ¿no sabe que deberá tomar decisiones políticas y asumir los riesgos y dificultades que ello implica?

Quien asume como Ministro ¿ignora las consecuencias de su buen o mal desempeño?

Y qué duda cabe que un mal desempeño en una función pública de relevancia hace muchísimo más daño que una acalorada discusión en cualquier otro lugar.

La oportunidad de cambiar aún está, pero depende mucho de nuestras voluntades de movilizarnos, de organizarnos, de decir NO cuando corresponda y de respaldar fuertemente aquello por lo cual luchamos.

No es votando con los pies y yéndonos luego a nuestras casas, cargados de desaliento o bronca, como ayudaremos a rectificar el rumbo.

Es nuestra presencia constante, exigiendo y reclamando, sabiéndonos involucrados en un proceso histórico con el cual tenemos mucho que ver y no podemos dejar que muera sin pena ni gloria.

Estamos en un punto crucial donde necesitamos la rebelión de las masas, para decirles a nuestros compañeros que no es éste el camino que debemos recorrer.

Unidad en la diversidad y un proceso político que trascienda lo electoral han sido los ejes de nuestra construcción.
Reafirmemos esto y ocupemos todos los espacios, porque la historia cotidiana nos está enseñando, una vez más, que nada debemos esperar sino de nosotros mismos.