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#EstoEsUnMovimiento

Fuentes: Blockupy Goes Athens

En el movimiento de bienvenida yace el rechazo del frío, estado normal sacudido por la crisis: Así empieza la acción política. De repente nuestro mundo vuelve a estar patas arriba. Y otra vez se alzan personas cuyas vidas no cuentan para las élites europeas. Personas cuya suerte normalmente es una estadística, acaso objetos de una […]

En el movimiento de bienvenida yace el rechazo del frío, estado normal sacudido por la crisis: Así empieza la acción política.

De repente nuestro mundo vuelve a estar patas arriba. Y otra vez se alzan personas cuyas vidas no cuentan para las élites europeas. Personas cuya suerte normalmente es una estadística, acaso objetos de una paternal administración de la miseria. El golpe de Schäuble contra el OXI griego no ha sido la última palabra en la lucha por otra Europa. No, pues quien se erige con vallas, memorandos y ejércitos sobre la vida de la gente no puede evitar que esta vida retome su derecho, romper con el orden.

Hemos discutido los últimos meses los pros y contras de la UE y la soberanía nacional. Nuestros amigos sirios y con ellos emigrantes de Iraq, Afganistán, Eritrea o los Balcanes, todos ellos vinieron y en su camino hacia nosotros derribaron fronteras.

Van a seguir viniendo, no se dejan detener. Reafirmándonos la inabarcable referencia de horror que acontece diariamente en Siria y sin que parezca hallar un final, así como la fuerza invencible de lo común, que realizan en su paso colectivo sobre la fontera. Paso que es un signo de desobediencia colectiva ante el orden. ¡Que señal de esperanza humana y coraje en la desesperación cuando los sirios demuelen, bajo las consignas de su revolución -democracia, libertad y dignidad- el alambre de púas europeo! Ahora está en todas partes. La Europa de las luchas esta más viva que nunca.

El triunfo sobre el OXI griego no ha solucionado la crisis -y esto ha llegado a todas partes de Europa- La «esperanza griega» fue sometida exitosamente, las luchas en contra y alrededor se pararon temporalmente. Pero ahora, en las afueras, se acerca una nueva. La voluntad de incontables personas por la sobrevivencia, protección y ayuda llega a tirar por un momento al sistema estático de control y seguridad. El estado de excepción periférico dejó de trascender de forma deslumbrante en el corazón de nuestras sociedades de Europa central. Ahora está radicalmente presente, porque la vida de los otros ya no se negocia a la orilla, sino que a través de su entrada se negocia a si misma con una magnitud inesperada.

Así se maneja con la UE

Los movimientos de migración han estado presentes desde siempre. Al mismo tiempo en los acontecimientos actuales también se plantea algo muy nuevo para nosotros. Pues estas grandes fugas hacen de Alemania, el norte de Europa y Occidente un regreso inapelable al mundo. Dentro de este contexto se presenta nuevamente la pregunta de la democracia europea y con esta nuestro futuro. Otra vez como pregunta de las luchas de abajo, como ya en Grecia, ahora a través de aquel acercamiento de los otros y su demanda por igualdad y libertad en una multiplicidad de lugares y de movimientos que son inalcanzables, queriendo todos atacar y tomar por asalto la misma fortaleza. Los seres humanos se alzan, tiran vallas y marchan hacia donde quieren. Así se maneja con la UE. La verdadera pregunta, el «grexit» de muchos izquierdistas, que no pueden contestar ninguna ciencia politizadora o autocerteza radical, encuentra aquí una respuesta, quizá incluso su «tercera vía». En contra del orden normativo, del control, de las fronteras y límites del hegemón. A pesar de nuestras concepciones, ilusiones y prácticas de izquierda.

Cuando el demo decide correctamente

Y esto pasa exactamente igual en la sociedad civil europea, que desde hace años es un objetivo desesperado de programas educativos y subsidios estatales. Existe, por un lado, como invocación ritual y movimiento institucionalizado. Pero por otro lado también puede actuar como un demo europeo en un gesto radical de los muchos y lo hace. Como un evento, hasta un murmullo incluso, estando presente en un momento y siendo abierto en sus consecuencias. Surgió y se mostró ahora en las estaciones de tren y en las rutas de grandes alzamientos de migración. Por cierto, también se realizarón acciones en Hungría (sí, también en Hungría), Italia, Grecia, Polonia, Dinamarca… en diferentes cantidades, en expresiones diversas. Estas demostraciones existieron en protestas contra la austeridad y ahora surgen de nuevo -oponerse a la homogeneidad chovinista de la democracia mayoritaria- contra la intervención de políticas estatales.

Este demo puede actuar correctamente, sobre todo cuando el estado de excepción se muestra sin soberano, sin Estado, sin conducción institucional. Pero obviamente también existe la otra parte que toma decisiones: casas flamantes bajo el aplauso de residentes, los abusos racistas. No olvidemos la necesidad de autoayuda antifascista. Y tampoco olvidemos que el poder operante de cada nueva solidaridad sólo será posible a través de las batallas junto con las tradiciones y transmisiones sociales de otras luchas, sean grandes o pequeñas, sean la apropiación local del asilo en las iglesias como espacios para quedarse y encontrarse, sean luchas de iniciativas de refugiados por libertad de movimientos, sean redes transnacionales de solidaridad desde las islas griegas hasta el puerto de Calais. La autonomía de la migración siempre ha estado aquí, así como los que están con ella. Ahora puede volverse social a un nivel totalmente nuevo. Nos pregunta por la democracia y la propone desde la radicalidad de su presencia concreta como una pregunta social, dirigida directamente al de enfrente, al ser humano, no al Estado o a sus representantes. Este es nuestro desafío, nuestra oportunidad.

Práctico, solidario y desobediente

El reciente #refugeeswelcome es un plan alternativo frente al egoismo y el proteccionismo nacional-chovinista. Su espíritu no articula la pregunta por valor de uso o de utilidad, sino de solidaridad y humanismo.

Así se inicia lo contrario de un descenso a la conformidad natural con el poder del Estado. Tal actitud es práctica, solidaria y un rechazo claro de la frialdad del Estado normal sacudido por la crisis, a pesar de todas las afirmaciones de «barco lleno», «corriente de refugiados», «necesidad objetiva» y «disciplinas presupuestarias». Así se inicia la acción política y la ruptura posible con lo existente. ¿Qué hacer? Esta pregunta se dirige a todas las personas de la izquierda. También lo sabe el soberano que está titubeando por un momento. Está empezando a reajustar de nuevo control y dominio social. El estado de excepción debe ser expulsado otra vez hacia la periferia.

¿Dónde vamos a estar cuando empiece este invierno?

Seguimos siendo las mismas personas de antes, seremos parte de la vieja sociedad, no importa qué tan de izquierda nos presentemos, si nos cambiamos nos convertimos en un momento de un posible comienzo social. En nuestro lado reinan la inseguridad y la confusión, quienes saben de la necesidad de cambiar aún no saben cómo. Adicionalmente se nos juntaron los otros y nos desafían. Si hicieron lo impensable, lo que evidenciaron, ¿cuándo empezamos nosotros por lo menos a pensar lo impensable? Las personas que ahora están luchando por una Europa diferente, por libertad e igualdad, contra la guerra y austeridad, hoy están menos solas. El #refugeeswelcome popular demuestra que la democracia real es una cuestión de proporción de fuerzas.

Fuente original: http://athens.blockupy.org/post/128786351150/thisisamovement

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.