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Cronopiando

Europa puede dormir en paz

Fuentes: Rebelión

Tras el éxito que se apuntara recientemente la policía belga deteniendo a un peligroso y veterano delincuente que, según se estableció en el juicio que lo condenó a dos meses de cárcel, robaba comida del contenedor de basura de un supermercado de la ciudad de Brujas, la policía francesa no ha querido quedarse atrás y, […]

Tras el éxito que se apuntara recientemente la policía belga deteniendo a un peligroso y veterano delincuente que, según se estableció en el juicio que lo condenó a dos meses de cárcel, robaba comida del contenedor de basura de un supermercado de la ciudad de Brujas, la policía francesa no ha querido quedarse atrás y, en estos días, ha protagonizado otra extraordinaria operación contra el crimen organizado deteniendo durante un operativo efectuado en la villa de Floriac a dos peligrosos delincuentes: dos niños de 6 y 10 años, arrestados al salir de una guardería bajo la acusación de haber robado una bicicleta.

Europa puede seguir durmiendo en paz. Y eso que llevamos tres días sin que alguna de sus policías haya desarticulado otra nueva célula terrorista de Al Qaeda con su correspondiente decomiso de ordenadores y documentos varios.

Pero no hay porqué limitarse a los mencionados éxitos que aseguren a la ciudadanía europea una sosegada existencia a salvo de semejantes delincuentes. Las políticas preventivas en relación al orden público precisan iniciativas como las que se dispone a adoptar el gobierno francés y que ya su ministro Darcos, el mismo que ha dejado sin empleo a 50 mil educadores en ese país, ha tenido a bien informar. En los próximos meses será creado un nuevo cuerpo policial: la policía escolar.

En mi novela «La Estatua», que por no haber sido todavía publicada descarto como inspiradora de la iniciativa francesa, ya vislumbro la creación de esa policía y otras semejantes: la policía domiciliaria, la deportiva, la musical, la infantil… Cada clase policial se ocupará de mantener el orden en el sector o área a la que deba el nombre y su función, así como sus uniformes, armas y procedimientos.

La policía deportiva, por ejemplo, vestirá trajes de camuflaje con los colores de los equipos deportivos de mayor arraigo entre la población y las pelotas de goma que utilice para disolver algaradas tendrán dibujados los escudos de los clubes más famosos o los rostros de los más sobresalientes deportistas. La policía musical, por su parte, empleará como armas disuasorias, trompetas perdigoneras, clavicordios lacrimógenos y corcheas de repetición, estableciendo el orden en conciertos multitudinarios. La policía religiosa deberá ocuparse de perseguir los delitos cometidos por personas vinculadas a la Iglesia, así sean curas, monjas, diáconos, novicias e, incluso, monaguillos. Sólo obispos y cardenales, en atención a su alta investidura, quedarán exentos de investigaciones que no sean eclesiales, siendo evaluadas sus conductas por comisiones compuestas, precisamente, por obispos y cardenales. Tendrán su radio de acción en seminarios, parroquias, conventos y demás centros religiosos, disponiendo como materiales antidisturbios de crucifijos de ablandamiento y rosarios de púas para esposar a los sospechosos, así como oraciones de distinto calibre de San José María Escrivá de Balaguer.

La policía escolar la compondrán hijos de policías entre 10 y 18 años y operarán en parques infantiles, colegios, guarderías y otros centros educativos. Estarán provistos de unas enormes porras en forma de lápices de colores, así como de gomas y borradores arrojadizos, transportando el material represivo en mochilas ilustradas con personajes de Walt Disney.

Y no sólo a nivel policial hay que implementar medidas. Los gobiernos europeos, en la necesidad de anticiparse a los movimientos de la delincuencia, también deben contar con el respaldo de los tribunales de justicia que eviten que la ley pueda ser burlada, para que las condenas respondan con firmeza a la gravedad de los delitos y a la peligrosidad de los delincuentes. De hecho, debiera evaluarse cuanto antes la posibilidad de establecer juzgados y recintos carcelarios en los propios centros escolares de cara a agilizar la acción de la justicia.

Claro está que no todo deben ser medidas represivas y, en ese sentido, hay que valorar y agradecer las iniciativas del estado español y de sus fuerzas armadas en su política de puertas abiertas con el mundo infantil, para que puedan los escolares disfrutar de hermosas jornadas de convivencia con los soldados. Pascual Serrano se refería ayer, en las páginas de Rebelión, al último convite entre escolares y militares, que ha tenido lugar en Fuerteventura, Canarias, donde escolares de la zona, con los rostros pintados, disfrutaron de un inolvidable día de escuela subiendo y bajando de tanques y demás carros de combate, levantando pesadas ametralladoras y posando para el recuerdo con toda clase de armas, gracias al patrocinio de las autoridades, de El Corte Inglés, de Pepsi Cola, de MAPFRE, de la Cámara de Comercio y otras muchas empresas.

Todo sea porque en el futuro, esos niños de hoy, en lugar de estar robando bicicletas o buscando comida en los contenedores de basura de esas mismas empresas, aprendan a matar en nombre de la vida y a servir a la paz en guerras humanitarias.