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Extractivismo

Fuentes: Rebelión

En sus principios para sostenerse y consolidarse el capitalismo necesitó de todas las riquezas que fueran posibles, y saqueó tierras, minerales y todo tipo de recursos naturales a costa de la explotación de miles de personas, en gran parte niños y mujeres. Para comenzar y sostener su existencia tuvo que destruir civilizaciones enteras, someter a […]

En sus principios para sostenerse y consolidarse el capitalismo necesitó de todas las riquezas que fueran posibles, y saqueó tierras, minerales y todo tipo de recursos naturales a costa de la explotación de miles de personas, en gran parte niños y mujeres. Para comenzar y sostener su existencia tuvo que destruir civilizaciones enteras, someter a estas civilizaciones a las peores condiciones de existencia, enajenar todas las tierras, y explotar todo los recursos naturales como le fuese posible. Esto fue lo que llamamos el proceso de acumulación originaria. Hoy en día el capital también saquea todos los recursos naturales posibles y su gran mayoría bajo la extrema explotación de hombres, niños y mujeres. ¿O acaso no es esto lo que sucede en el Congo con las minas del coltan? ¿Y qué sucede con Irán, Afganistán, Siria, Irak, Libia u otros países del medio oriente? ¿Y en América Latina con el Litio? ¿Qué sucede con las minas a cielo abierto que invaden nuestra América? ¿Qué pasa con la extranjerización de las tierras por parte del Estado? ¿Y todos los habitantes de estas tierras, que son «mandados a la calle»? ¿Todas las personas a las que se les roba la tierra para venderla a precios que sobrepasan los límites de la ridiculez? Personas que luego son abandonadas al «que Dios te ayude».

El capital para sostener sus ambiciones mata, todos los días a cientos de miles de personas. Algunas por las condiciones extremas de explotación, otras por el ya de moda «gatillo fácil», otras por pobreza, otras por suicidio (que son generados por condiciones que el capital genera) y alguna masacre por allí o por allá, o en ambas.

Todo esto y mucho más es lo que el capital hace por su sed de acumulación. El pretende llevar la enajenación de las tierras hasta los más altos extremos. Su plan es apoderarse de las tierras y todos los recursos naturales (que aun no posee). El gran capital está reorganizando el proceso de acumulación.

En los principios del sistema capitalista la riqueza estaba dada por las mercancías que uno poseía, y el dinero como equivalente general de todas las mercancías, representaba ese valor. El dinero representa el valor material. Y en aquel entonces el dinero tenía como respaldo una cierta cantidad de mercancía. Entonces éste se acrecentaba solamente con el aumento de las mercancías, el aumento de la producción o la obtención de recursos naturales (Aquí se habla del dinero circulante en general, indiferentemente de su distribución). Pero la riqueza del capital necesita acrecentarse siempre de manera más rápida y eficaz.

La extracción de recursos naturales representa un tiempo y un gasto, además del agotamiento del recurso. Y la producción de mercancías requiere de un tiempo donde el aumento del capital se detiene, donde el capital se estanca, el tiempo de producción de la mercancía. Ahora bien vemos que para que el capital se acrecentara necesitaba algo de por medio, necesitaba la producción u obtención de mercancías. O sea que entre dinero y más dinero existe un intermedio, uno en el cual el capital, aunque sean instantes se detiene.

El capitalismo deseó siempre apartar al intermediario y así, lograr que el dinero se convirtiese en más dinero. Esto lo consiguió gracias al capital financiero y el capital especulativo. Pero ¿Cómo es posible que del dinero se produzca más dinero si este es un equivalente de la mercancía circulante? Efectivamente, no es posible, el dinero que se genera gracias al capital especulativo no es dinero sino es un número, uno que existe solo dentro de computadoras o cuentas bancarias. Quiero decir que ese dinero o número no tienen un equivalente físico. A este dinero lo llamaremos «dinero fantasma».

El dinero fantasma ronda en 2, 3 (o quizás más) veces más que el dinero papel/moneda o dinero de equivalente físico. ¿Se imaginan la inflación que produciría el sacar esos números de un banco? Tengamos en cuenta siempre que el dinero equivale a la cantidad de mercancía total circulante. Por ejemplo: si existen diez pares de zapatos, y cada uno vale, supongamos, diez dólares, el dinero total circulante debe ser de 100 dólares. Ahora bien se nos ocurre hacer circular 110 dólares, entonces cada par de zapatos tendría un valor de 11 dólares, o en realidad sucedería que la moneda se devaluaría y 110 dólares serían lo mismo que 100. Teniendo en cuenta esto no resultaría muy prudente quitar ese dinero del banco, porque en ese caso devaluaría la moneda hasta el punto de representar una pérdida gigantesca.

¿Qué significan las crisis que sufre hoy el capital? Significa que ese dinero fantasma, que cada minuto o segundo se acrecenta más y más, ya no puede aguantar. La moneda no puede resistir tanto capital fantasma, capital número, capital no existente; y va camino a su gran desplome. ¿Cómo evitarlo? ¿Qué piensa hacer el gran capital? ¿Qué necesita? Necesita convertir al capital fantasma, en capital, en capital verdadero, en capital con respaldo físico. El Capital necesita producir toda la mercancía posible, es la única manera de soportar su creciente agonía, de lo contrario sería su desaparición. Para ello, como siempre lo han hecho, arrasarán con miles de vidas, derramarán toda la sangre necesaria sin importar de quien fuese.

El capitalismo ya ha empezado a moverse y está enajenando tierras y explotando sus recursos naturales, ya reanudó el viejo proceso de acumulación, la acumulación de mercancías. El Capital está organizando la más extrema y sangrienta expropiación de tierras, de vida, de «mercancías». El capital comenzó, ya, con esta nueva etapa del neoliberalismo, del capitalismo: La etapa del Extractivismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.