“Es cierto que gran parte del liderato del PNP ha actuado para que este partido en la práctica sea para todos los efectos como igualmente colonialista que el PPD”
Manuel S. Almeida (San Juan, Puerto Rico, 1979) es docente e investigador en la Universidad Ana G. Méndez. Almeida tiene una maestría (M.A., 2005) y un doctorado (Ph.D., 2006) en Ciencia Política en la Universidad de Massachusetts-Amherst. Su grado es en Sociología (B.A., 2001), de la Universidad de Puerto Rico. Sus temas de investigación son: Historia del pensamiento político, pensamiento político antiguo, marxismo, teoría crítica, la obra de Antonio Gramsci y teoría democrática. Manuel es traductor y editor de Los otros escritos carcelarios: antología de las Cartas desde la cárcel, de Antonio Gramsci (2021), y editor de La formación de voluntades colectivas. Breve antología de los Cuadernos de la cárcel, de Antonio Gramsci (2018). Es autor de Dirigentes y dirigidos: para leer los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci (2010, 2017) y de Ese idiota llamado Sócrates: teoría política, crítica, democracia (2014). Hemos tenido oportunidad de intercambiar unas palabras por escrito con él sobre el tema del status y la descolonización de Puerto Rico. Son para ser compartidas con todos vosotros.
– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – ¿Es hora de exigir el fin del colonialismo y comenzar una conversación sobre reparaciones económicas? ¿Por qué?
– Manuel S. Almeida (MSA, en adelante) – Primero, muchas gracias por la invitación a la entrevista. Segundo, ya al respecto de la pregunta, hace tiempo, muchísimo tiempo, que deberíamos y, preferiblemente, en concertación y de manera consensuada, que deberíamos haber exigido la descolonización de Puerto Rico por alguna de las vías reconocidas para ello por el derecho internacional: la integración o anexión/estadidad (para decir en puertorriqueño) o la independencia, sea en su modalidad de soberanía plena o a través de una libre asociación entre dos jurisdicciones realmente soberanas. Por otro lado, reclamar descolonización por una de las dos vías reconocidas, pero plantearlo como un asunto explícitamente de “reparaciones” me parece que abre la puerta a mayor enredo y mayor confusión.
¿Por qué hablar de “reparaciones” (reparations), en vez de posibles vías de ajusticiamiento o de resarcir agravios? Sin entrar en preciosismos etimológicos o lingüísticos, aunque la expresión de reparations puede hacer referencia a una multiplicidad de circunstancias o situaciones de opresión o explotación, en la historia reciente –y particularmente referente a los Estados Unidos–, las reparations en términos de vocabulario de cultura política popular remite en la práctica a posible remuneración económica a los grupos afro-americanos en los Estados Unidos por el legado de la historia de la esclavitud.
Por un lado, me parece en términos prácticos, un error táctico hablar de asuntos de ajusticiamiento por el legado colonial de los EUA sobre PR con el asunto de reparations. Por otro lado, en términos conceptuales, me parece que es un preciosismo que más oscurece que lo que pudiera aclarar al respecto. Es decir, usar reparations como vía para ajusticiar la cuestión colonial en Puerto Rico lo que hace es borrar las diferencias, matices y particularidades de la explotación de los afroamericanos en los EUA vis a vis la explotación en PR por motivo de su coloniaje. Me parece que tanto teórica como políticamente, esa borradura de las especificidades de los tipos de relación de poder y explotación es sumamente problemática.
Finalmente, hay gente en PR, e igual que líderes políticos del PPD como Nadal Power y otros, que TODAVÍA favorecen el ELA tal cual o dizque mejorado.
Es decir, que no se crea que hay una especie de consenso general que piensa que el Estado Libre Asociado o no es colonial o no está requetemuerto.
– WRS – ¿Qué relación si alguna ves entre la migración de los puertorriqueños a los Estados Unidos y las innumerables oportunidades desarrolladas por el Congreso de los Estados Unidos para que las corporaciones estadounidenses exploten a Puerto Rico?
– MSA – Mis disculpas, pero me parece que algunas de estas preguntas están planteadas de manera un poco imprecisas. Es decir, ¿cuál de las migraciones boricuas a los EUA? ¿La que comenzó de manera masiva en los 1930s, la que fue incluso promovida por parte del gobierno de PR a finales de los 1940s y durante los 1950s? ¿Las migraciones masivas más recientes posterior al comienzo formal de la crisis económica en PR a partir del 2005-2006?
Por un lado, hay que recordar que el phase out de las llamadas corporaciones 936 finiquitó en el 2006; y que dicho sea de paso, al haber sido estas en su mayoría empresas de alta composición orgánica de capital, en su mejor momento eran responsables de proveer los empleos más que del 10% aproximado de la población con trabajo. Por otro lado, en la medida de que en PR no se ha desarrollado una estructura de desarrollo económico sustentable desde los 1940s hasta hoy (por lo que el gobierno local promocionó abiertamente la migración de los hijos de esta tierra), no hay forma de que nos sorprendamos de que la gente siga migrando de manera masiva, particularmente durante los últimos 15 años de reagudización de la crisis económica. Ante la ausencia de una manera de absorber la potencial fuerza de trabajo a partir de salarios y condiciones materiales de existencia decentes, ¿cómo no evitar el migrar a los EUA u otros países en búsqueda de mejor fortuna?
Si acaso ha habido algún despunte económico en el tiempo post-huracán María, tiene que ver con el complejo de actividades asociadas al llamado disaster capitalism, o capitalismo del desastre atado a su vez a una posible industria de la deuda emparejada a la implementación de la Junta de Supervisión (Control) Fiscal, que re-significa y reconfirma (para aquellos que tenían alguna duda aún) nuestra relación colonial.
– WRS – ¿Cuál debería ser el rol de la academia y de la sociedad civil puertorriqueña dentro de los Estados Unidos en la descolonización de Puerto Rico, si alguno? ¿Qué deberían hacer?
– MSA – Nuevamente, una apreciación conceptual importante. Desde finales de los 1980s y principios de los 1990s en Puerto Rico (y, de hecho, los EUA también), hubo una especie de boom resignificando la ‘sociedad civil’ como un espacio desde donde pudieran surgir soluciones maravillosas, dizque no maculadas por relaciones de poder político. No obstante, aquellos que somos marxistas, y particularmente gramscianos, sabemos que la llamada ‘sociedad civil’, a diferencia de lo que pretendería el liberalismo político, no es ese bálsamo de paz y de esfera social carente de relaciones de poder, sino que es otra esfera del llamado ‘Estado integral’ según Gramsci; es decir, es otra esfera más en donde se hilvanan relaciones de poder a través de las cuales, a pesar de sus complejidades y escenificación de negociaciones y renegociaciones, se ayudan a reproducir los intereses de las clases y capas dominantes, locales y en los EUA.
Segundo, ni la llamada academia ni la llamada sociedad civil puertorriqueña en los EUA constituyen un bloque homogéneo de voces. Hay múltiples diferenciaciones internas a esos grupos. Incluso, hay sectores en la academia en los EUA en donde, de manera consciente o inconsciente, hay puertorriqueños que se encuentran haciendo carrera (muy exitosas y lucrativas, de hecho) a partir de los desastres en PR de las últimas décadas. Una especie de disaster capitalism académico, si se quiere, por más que a veces se vista de ropaje y/o lenguaje pseudo-radical.
Haciendo constancia de lo anterior, como poco, podrían ayudar en promover perspectivas más educadas e informadas sobre la situación de PR, y posibles vías verosímiles para ayudarnos.
– WRS – ¿Cómo la Comisionada Residente de Puerto Rico en el Congreso de los Estados Unidos y los congresistas de origen puertorriqueño podrían ayudar a resolver los problemas económico-sociales creados por la explotación de los Estados Unidos en Puerto Rico?
– MSA – Primeramente, y dejando de lado el intento de sacar ventaja político-partidista y/o electoral por los jugadores específicamente envueltos al momento, siempre pueden ayudar en adelantar la extensión de la mayor cantidad de ayudas federales a PR. En el mismo ánimo, podrían servir como vehículos de educación política en torno a PR. No obstante, en la práctica, esto último e incluso lo anterior usualmente se ve tronchado por la política partidista local. Por ejemplo, uno pensaría que la relativa popularidad mediática de la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, hasta tiempos recientes una piccola superstar que además es de las simpatías de muchos de nosotros por ser abiertamente progresista y de izquierda, podría sernos de gran ayuda para adelantar nuestras agendas apremiantes. Pero en la medida en que es interceptada por las agendas del PPD, otros congresistas comprometidos con el PPD o el melonismo boricua como Nydia Velázquez, etc., igual en vez de ayudarnos realmente se pueden tornar en artífices para seguir confundiendo y promoviendo el inmovilismo.
– WRS – ¿Por qué los movimientos de estadidad no han sido capaces de confrontar al imperialismo estadounidense en Puerto Rico y los Estados Unidos? ¿Qué deberían hacer?
– MSA – La pregunta que me haces está viciada. El movimiento en PR que favorece la integración/anexión/estadidad, que no se reduce al PNP (como no se reduce el también multifacético independentismo al PIP), ha confrontado al imperialismo estadounidense con el mismo éxito o falta de éxito que el independentismo. Es cierto que gran parte del liderato del PNP ha actuado para que este partido en la práctica sea para todos los efectos como igualmente colonialista que el PPD. No obstante, incluso si nos fuéramos a circunscribir al PNP (y no tendríamos por qué hacerlo necesariamente), ha habido momentos de confrontación directa y abierta. Aún recuerdo el notorio “Don’t push it”, del doctor Pedro Rosselló en las vistas congresionales en torno a la ocupación por la marina de los EUA de la isla-municipio de Vieques. Por no hablar de sus múltiples acciones en busca de la estadidad casi siempre tronchadas por las fuerzas inmovilistas melonas y populares del país.
Aprovecho y recuerdo –una vez más, para quien necesite escucharlo nuevamente– que la matriz política de izquierda y derecha no tiene nada que ver necesariamente con si se favorece una de las dos fórmulas descolonizadoras reconocidas internacionalmente, la integración/anexión o la independencia (en libre asociación o no), de manera que uno bien puede ser de derecha e independentista o de izquierda y anexionista, y al revés. (Sobre la distinción de izquierda y derecha, ver el libro fundamental de Norberto Bobbio, Derecha e izquierda).
– WRS – ¿Qué ha hecho, si algo, la presidencia de los Estados Unidos, y los dos partidos políticos dominantes dentro de los Estados Unidos, el demócrata y el republicano, para mitigar el desastre que ellos y los estadounidenses ayudaron a crear dentro de Puerto Rico?
– MSA – Pues esta respuesta (igual que todas las demás) necesitaría mucho espacio de elaboración y tiempo para elaborar (que este servidor no tiene en estos momentos), pero digamos que aunque nunca se ha salido de la sobredeterminación de la relación colonial, sí el colonialismo bajo los EUA –que nunca ha sido de tipo tradicional sino de tipo digamos hegemónico– extendió desde el mismo principio derechos y libertades a las que no se tenían bajo España, desde el derecho a la sindicalización de los trabajadores, el ajuste de la jornada laboral a ocho horas, la extensión de ciertos derechos civiles y políticos (por ejemplo, el divorcio), la entrada en masa de la mujer en mundo del trabajo, la expansión de la educación pública, la fundación de las primeras universidades, etc. También, con adelantos y retrocesos –así como la criminalización y persecución de los sectores independentistas más combativos–, expandió mayores formas de autogobierno y de derechos, incluyendo la extensión de la ciudadanía (que eventualmente será refigurada para, con todo y sus determinadas limitaciones, que se nos consideren como natural born citizens a partir de los 1940s), la progresiva extensión de mayores poderes autónomos, culminando en el ELA, entre otras cosas. Es decir, cuando decimos que el colonialismo de los EUA sobre PR ha sido uno de índole hegemónico, y nunca tradicional, en gran medida tiene que ver con la búsqueda de su consolidación a través del cultivo continuo del consentimiento activo o al menos pasivo de los gobernados.
Por otro lado, esta pregunta hace caso omiso de la complicidad de sectores económicos y políticos en Puerto Rico, así como de manera opositora siempre ha habido sectores de la izquierda en los EUA pendiente a adelantar la causa de PR.
– WRS – ¿Cuál sería la forma de que los puertorriqueños rompan con este ciclo de abuso del colonialismo estadounidense dentro de Puerto Rico? ¿Debería Puerto Rico y los puertorriqueños ser reparados económicamente por Estados Unidos?
– MSA – Primero, y nuevamente, ver alguna respuesta mía previa en torno a la posible problematización de hablar de nuestro ajusticiamiento de la condición colonial como un asunto de reparations. Segundo, por supuesto que a los EUA le correspondería proveernos ayudas económicas y de otros tipos, no sólo como mera forma de retribución por la explotación colonial, sino como además ayuda para mejor enfrentar un futuro post-colonial, sea a través de la integración/anexión o a través de la independencia en una de sus dos posible modalidades. Al respecto de la anexión, esa ha sido la práctica acostumbrada del gobierno federal de los EUA cuando ha admitido como estado a sus territorios de un tiempo a esta parte, brindándole determinadas ayudas, en algunos casos excepcionales, para ayudar en la transición a los nuevos estados admitidos.
– WRS – El economista francés Thomas Piketty considera que Francia debería reparar en más de 28 mil millones de dólares americanos a Haití. ¿En cuánto debería Estados Unidos reparar económicamente a Puerto Rico y a los puertorriqueños?
– MSA – Esto requiere mucha elaboración y tiempo para responder. Por lo pronto digamos que, primero, cuando se logra la liberación de Haití, la primera república negra del mundo, estábamos en una etapa previa del capitalismo como modo de producción global, y un tipo de colonialismo bien distinto que el practicado por los EUA sobre PR. Además, el asunto de las reparations, de ser el mecanismo adoptado, yo preferiría que no fuera a modo de dar a cada individuo una cantidad de dinero determinada, sino a manera de inversión estructural para mejores servicios de salud, educación, inversión en estrategias de desarrollo económico sustentable, etc., etc. Dar una cantidad de dinero no recurrente a los individuos me parece problemático y, de hecho, fue un asunto atendido críticamente por uno de los mejores comediantes modernos y contemporáneos en los EUA, Dave Chappelle en el 2003, en un sketch de su Chappelle’s Show.
– WRS – Muchos puertorriqueños viven en la diáspora, bien en Estados Unidos como fuera de los Estados Unidos. Otros puertorriqueños han sido y son partícipes del saqueo estadounidense dentro de Puerto Rico. Todos, los primeros y los segundos son estadounidenses. ¿Por qué deben ser o no ser recompensados? ¿Son todos los puertorriqueños sujetos coloniales a los que se les ha robado su futuro en su propia tierra? ¿Se les debe devolver su futuro estén donde estén, sean quienes sean?
– MSA – Ver la respuesta anterior y otras previas. Esta pregunta precisamente plantea lo potencialmente problemático de asumir un resarcir los agravios coloniales a través de las llamadas reparations. Ignora las especificidades de la relación de poder colonial de los EUA sobre PR.
– WRS – Dos congresistas de origen puertorriqueño, Alexandría Ocasio-Cortez y Nydia Velázquez, acaban de presentar un proyecto de ley para la descolonización de Puerto Rico. ¿Qué le falta a ese proyecto de ley? ¿Qué defectos le ves a ese proyecto de ley? ¿Por qué Ocasio-Cortez y Velázquez merecen algo mejor?
– MSA – Irrespectivamente de que se pueda o no problematizar el referéndum sobre la estadidad sí o no del 2020, la pretensión del proyecto de Nydia Velázquez, AOC (que en este proceso demuestra su ignorancia sobre las particularidades del asunto de PR) y el llamado Frente Puertorriqueñista de la isla, que es otra iteración más del viejo melonismo boricua, desconocerlo por completo y ni contemplarlo como asunto sobre el cual conversar o discutir me parece absurdo, risible y altamente anti-democrático. En ese referéndum, el sí a favor de la estadidad obtuvo la mayor cantidad de votos de cualquier candidato o candidata legítimamente electo/a a su determinado escaño. Ignorar esa voluntad expresada por multitudes de electores/as puertorriqueños/as me parece sumamente colonial, pues es un ignorar monumental de los procesos eleccionarios locales en PR.
Por otro lado, en mi juicio particular, a la altura del 2021 me parece que una asamblea constitucional de estatus, o asamblea constituyente, o lo que fuese, es anacrónica, además de terriblemente anti-democrática y a la misma vez elitista. Ya Maquiavelo, y otros que incluso datan de la antigüedad, en su Discursos sobre la primera década de Tito Livio apostaba al mayor conocimiento agregado por parte la multitud que al conocimiento de los supuestos gobernantes sabios, o dizque, expertos. No hace falta una asamblea constitucional ni constituyente, que se preste para dilatar procesos y/o dar respiración artificial a algunos bandos que no cuentan con el respaldo popular. Basta con definiciones de descolonización reconocidas internacionalmente y consensuadas por las partes e ir a un plebiscito popular directo.
Muchas gracias nuevamente por la entrevista. Avanti.
Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.