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¡Comunicación al revés!

Ideología de la perversidad racista y colonizadora

Fuentes: Rebelión

EEUU no nos invadió, ni nos invade. El MAAG, la CÍA, la USAID, la DEA, las transnacionales imperialistas, las agencias estadounidenses forjadora de una cultura banal y consumista, las cadenas de comida chatarra, las criminales corporaciones de pesticidas, transgénicos y fármacos dañinos, la industria cinematográfica de la violencia y el gansterismo, el narco-capitalismo, los bancos […]

EEUU no nos invadió, ni nos invade.

El MAAG, la CÍA, la USAID, la DEA, las transnacionales imperialistas, las agencias estadounidenses forjadora de una cultura banal y consumista, las cadenas de comida chatarra, las criminales corporaciones de pesticidas, transgénicos y fármacos dañinos, la industria cinematográfica de la violencia y el gansterismo, el narco-capitalismo, los bancos de negocio y su extorción con la deuda externa, el FMI, el BM, las Operaciones Nuevo Horizonte del Comando Sur del Pentágono, o son invisibles o no se relacionan con la palabra invasión ni con el vocablo coloniaje.

En nada afectan la soberanía nacional.

La colonización, el colonialismo, el neo-colonialismo y la recolonización a cargo de las potencias europeas y de EEUU, es una ficción.

ALCOA, Falconbridge, Rosario Resource, Barrick, Goldquest, Unigold…han venido a ayudarnos y a apuntalar nuestra soberanía.

El peligro es el empobrecido pueblo de Haití, que «se empobreció asimismo». Allí el imperialismo francés y el estadounidense, como la oligarquía y la corrompida partidocracia haitiana, nada han tenido que ver con la tragedia social de ese pueblo.

La MINUSTHA es una entidad inofensiva, llamada a crear un bienestar y una democracia que nunca llega.

Quienes nos invaden son los empobrecidos/as de Haití, que con sus potentes unidades militares motorizadas perforan nuestra frontera.

A esos invasores todo les sale gratis. Nadie trafica con ellos. Nadie los extorsiona, ni los explota ni esclaviza.

No vienen a trabajar. No crean riquezas, sino enfermedades. Vienen a comerse el pan de los vicini y los dejan «pelao».

Quienes bajan el lomo son los generales y magnates dominicanos, los dueños de los carteles de la construcción y los ingenios, los propietarios de plantaciones, los dueños de consorcios hoteleros… los políticos ladrones,

Nadie trae a los haitianos. Ellos vienen a empobrecer a nuestra gran burguesía.

¡Somos invadidos por las poderosas huestes negras que habitan en la parte Occidental de la isla que compartimos!

Los grandes diarios y plantas televisoras, los miserables programeros, el superior gobierno, las altas jerarquías militares y eclesiales denuncian la invasión desde su proverbial inocencia y seriedad.

-La corrupción que invade todas las instituciones…

-Las mafias que ocupan el Estado…

-El lumpen capitalismo imperante en nuestro país…

-El lumpen imperialismo que nos domina…

¡No son peligros!

Son la garantía de una patria pulcra, justa y soberana.

El peligro es el conjunto de vendedores de maní y coco de agua, de pica piedras, de obreros de la construcción, de jornaleros agrícolas, de «sirvientes/as»…procedente de la gran potencia haitiana; eternamente sometidos/as a extorsiones, maltratos y sobre-explotación en nuestro territorio.

Igual, otro peligro, que atenta contra la seguridad social de nuestro país es el ejército de trabajadores/as informales, los «malditos» excluidos y asalariados/as empobrecidos/as que ganan menos de 15 mil pesos mensuales y no pueden pagarlos. Esos son los canallas.

Los mega-millonarios y funcionarios mafiosos, fabricantes de esa exclusión, no tienen culpa de que eso ande mal.

Las ARSy AFPladronas son los pilares de las bondades de ese sistema.

Los negociantes de la salud son verdaderos angelitos.

Cada vez que los gobiernos están en apuros, con riegos de colapsar -y Marcha Verde tiene loco al Presidente Medina_ se esgrime el peligro haitiano.

¡Comunicación al revés!

¡Ideología perversa!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.