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Uruguay

Inclusión financiera versus bancarización forzosa (el problema de las palabras)

Fuentes: Rebelión

El discurso del Frente Amplio a favor de la inclusión financiera promociona los eventuales beneficios que esta política brindará a los ciudadanos: más seguridad y mayor acceso a los créditos. En esto, como en otras cosas, el oficialismo se identifica con quienes impulsan la bancarización a nivel mundial: «Algunas pruebas han demostrado que una mayor […]

El discurso del Frente Amplio a favor de la inclusión financiera promociona los eventuales beneficios que esta política brindará a los ciudadanos: más seguridad y mayor acceso a los créditos. En esto, como en otras cosas, el oficialismo se identifica con quienes impulsan la bancarización a nivel mundial: «Algunas pruebas han demostrado que una mayor inclusión financiera no sólo acelera el crecimiento económico y el empleo, sino que también enmienda la desigualdad de ingresos y contribuye a la reducción de la pobreza» (1)

La cita anterior está tomada de un documento de la Alliance for Financial Inclusion (AFI), una alianza respaldada por el G20 y el Banco Mundial y financiada por Bill y Melinda Gates. Como se ve, esta cruzada mundial tiene un noble objetivo: «es el primer conjunto de compromisos mundiales y medibles por parte de formuladores de políticas públicas de países en desarrollo y emergentes para liberar el potencial económico y social de los 2,500 millones de personas más pobres del mundo, a través de una mayor inclusión financiera» (2) . Gracias a Dios la AFI y el Banco Mundial y el G20 y Bill y Melinda Gates, desvelados por los miserables, quienes no pisan un banco ni en sueños, han diseñado una política para sacarlos de la pobreza, ello es, obligarlos a entrar en contacto con los bancos, quiéranlo o no.

Según la AFI, el 50 por ciento de la población mundial no está incluida (financieramente hablando) y entre estas gentes, el 86 por ciento se encuentra en los «países en desarrollo y emergentes». De acuerdo a lo dicho hasta ahora, el G20, el Banco Mundial, Bill, Melinda «y los bancos centrales y los formuladores de políticas y entes reguladores en materia financiera» que conforman la AFI, son una suerte de padres buenos en un cuento de hadas donde lejos de abandonar a sus hijos pobres en el bosque, los ayudan, es decir, los incluyen financieramente, pues desean liberar su potencial económico . Nada dice este cuento acerca de los beneficios que la inclusión financiera llevará a los » entes reguladores en materia financiera», sea lo que fuere que sea, y en todo caso nada dice sobre los beneficios que llevará a los bancos, una palabra mucho más entendible.

Ya se sabe que los cuentos de hadas, o los cuentos que fuere, se construyen pura y exclusivamente con palabras y se sabe que en ello es clave la elección y el orden de las palabras. Si el lector es un optimista de esos que piensa que vivimos en el mejor de los mundos posibles , le aconsejaría que abandone ya mismo la lectura y se dedique a una tarea más edificante, pues nosotros elegiremos otras palabras, las cuales serán ordenadas de manera diferente antes de arribar al final donde alguien se comerá las perdices.

Mientras el G20 y compinches utilizan la expresión «inclusión financiera» , como si el lenguaje debiera cumplir la función de esconder la realidad en lugar de enunciarla, otros han preferido utilizar las palabras «bancarización forzosa» y casualmente, estos otros no han logrado ver los beneficios que la bancarización traerá a los pobres de los países en desarrollo y emergentes, a los cuales llaman «del tercer mundo» , pero sí han visto cómo beneficiará a los bancos, y en menor medida, a los gobiernos.

Piense el lector en el beneficio que obtienen los bancos de sus clientes, la mitad de la población mundial, y piense que a partir de una serie de medidas en pocos años duplicarán su clientela, aunque sea con los más pobres, y piense que además multiplicarán quien sabe por cuánto su volumen de negocios, ya que casi todas las operaciones, sea la venta de una casa o el pago de un sueldo o tributo, se harán vía bancaria. Así que la banca verá que casi toda la población mundial realizará casi todas las operaciones comerciales por su intermedio, lo cual le acarreará inauditas ganancias y algo más: conocimiento y control, que redundarán, obviamente, en inauditas ganancias. Con estas medidas les brindaremos a los grandes banqueros más dinero, más conocimiento y más control sobre nuestras economías. Esto es lo más parecido al sueño de un banquero: saber el exacto beneficio que obtiene tal o cual rubro, tal o cual inversión, y esta información y este control no es que lo reciban gratuitamente, sino que pagaremos por darlos.

Digan lo que digan los autores de cuentos de hadas políticos, existe una ley ineluctable del capital: tiende a concentrarse. Con la bancarización forzosa esta concentración de riquezas, conocimiento y poder alcanzará niveles maravillosos y llegaremos un día al colmo de que el dinero será unos simples números, sin soporte físico, esto es, con mayor posibilidad de ser alterado o inventado, como si estuviéramos a las puertas de la era de la preeminencia de lo virtual y adulterable sobre lo real, el dinero electrónico sobre el dinero, el libro digital sobre el libro de papel, el contacto vía facebook sobre encontrase cara a cara, las palabras «inclusión financiera» sobre las palabras «bancarización forzosa» .

Decíamos que amén del gran capital, los gobiernos se beneficiarán de la bancarización forzosa, lo cual es evidente desde que se hará casi imposible evadir los impuestos y los impuestos, se sabe, tienen dos características principales: 1- aumentan y aumentan y 2- interesan notablemente a los gobiernos. Así que el lector mal pensado, quien ni por un instante sospecha que vivimos en el mejor de los mundos posibles, puede creer una de dos cosas o las dos a la vez: 1- el gobierno que se autodefine de izquierda, aquel mismo que pretendía nacionalizar la banca y ahora, como dice el amigo Hoenir Sarthou (3), ha decidido bancarizar la nación, tomó este dudoso camino pues no es otra cosa, como todo gobierno, que un sirviente del gran capital, o, 2- lo ha tomado pues puede ejercer mayor control sobre el cobro de impuestos (mi opinión es que fue por las dos cosas, en una razón de un 90 por ciento la primera y un 10 por ciento la segunda).

Ahora bien, amigo lector, sólo me resta decir que nos dicen que vivimos bajo un régimen liberal, lo cual en cierto sentido es verdad y en otro es una abierta mentira y ahí volvemos al problema de las palabras vinculadas con la apariencia o la realidad. A la hora de dejar que las pasteras arrojen toneladas de basura a nuestros ríos, o de permitir que los pesqueros chinos vengan a arrasar nuestra fauna marina, el liberalismo campea por sus fueros, sin embargo, a la hora de permitir que alguien tenga derecho a fumar a doscientos metros de una escuela, o de que, al menos, paguemos nuestros impuestos como queramos (en este mejor de los mundos posibles hemos llegado al extremo de clamar por la mejor manera de pagar impuestos) o que compremos una casa o lo que sea sin pasar el dinero por el banco, el liberalismo se evapora como una gota en una plancha al rojo. El gobierno olímpicamente olvida nuestro derecho y libertad y paternalmente nos incluye financieramente, aunque uno no quiera ser incluido, aunque uno clame por no ser incluido pues sospecha que el cuento de hadas no es otra cosa que un cuento de hadas que el gobierno cuenta como si fuera elaborado por él mismo, cuando bien sabemos que es un cuento de hadas elaborado en un lugar muy muy lejano, donde no tiene cabida ningún gobierno ni sirviente.

Si todo les sale como lo tienen planeado (y muy probablemente todo les saldrá como lo tienen planeado, habida cuenta que nos tragamos cuentos muy dudosos) a estos señores del lugar muy muy lejano sólo les restará comer perdices y ser felices para siempre, a no ser que queramos escribir nuestro propio cuento y así forzar un plebiscito donde decidiremos si a estas fauces sin fondo les entregaremos lo que nos queda para enriquecerlos todavía más, o si decidiremos mantener un mínimo de prudencia, libertad y privacidad. Habrá que flotar la lámpara ¿Quién sabe si adentro no se encuentra escondido el genio?

Notas:

(1) Ubicando la inclusión financiera en el mapa mundial https://www.microfinancegateway.org/sites/default/files/mfg-es-documento-ubicando-la-inclusion-financiera-en-el-mapa-mundial-11-2013.pdf

(2) Ibíd

(3) Mujica y la bancarización, Hoenir Sarthou

http://www.voces.com.uy/articulos-1/mujicaylabancarizacionporhoenirsarthou

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.