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Islandia, la isla de la expresión

Fuentes: Rebelión

El recién inaugurado «Instituto Internacional de Medios Modernos? (IMMI por sus siglas en inglés) ubicado en Reikiavik (Islandia) pretende garantizar nuevos flujos de información digital que garanticen tanto la libre y segura circulación de los contenidos, así como a los periodistas, bloggers, y en definitiva, comunicadores, que los produzcan. Gracias a un novedoso marco legal […]

El recién inaugurado «Instituto Internacional de Medios Modernos? (IMMI por sus siglas en inglés) ubicado en Reikiavik (Islandia) pretende garantizar nuevos flujos de información digital que garanticen tanto la libre y segura circulación de los contenidos, así como a los periodistas, bloggers, y en definitiva, comunicadores, que los produzcan.

Gracias a un novedoso marco legal aprobado unánimemente por el parlamento islandés, esta remota isla podrá amparar la libre expresión como jamás se había hecho en el mundo hasta ahora. Según uno de sus fundadores, el ciberactivista, Smari McCarthy, ?queremos sumar todas las leyes mas avanzadas en materia de libertad de prensa, para crear un ejemplo al que otros estados del mundo quieran sumarse?.

Aunque no oficialmente, fuentes del activismo en Internet aseguran que detrás del proyecto se encuentra la inspiración del fundador de Wikileaks, Julian Assange, un personaje del cual se sabe poco y no se comprende mucho. Fue precisamente uno de sus controvertidos cables lo que despertó la necesidad de cambiar las leyes islandesas. A raíz de que al informativo de la televisión pública se le impidiese dar una noticia que afectaba a un importante banco del país y por ende, a toda la sociedad, un grupo de activistas, ayudados por políticos concienciados, pusieron en marcha la innovadora idea.

Para un mundo en el que la libertad de expresión está cada vez mas cuestionada, el potencial de esta iniciativa es alentador y poderoso, sobre todo teniendo en cuenta el crédito de un Reikiavik que ha hecho justicia como nadie al pueblo frente a los abusos de la banca. Se podría decir que tras su crisis y posterior reajuste, su clase política goza hoy del beneficio de la duda como ningún otro gobierno europeo.

En cualquier caso, la necesidad de crear una inciativa como esta, pone de manifiesto el hecho ineludible de que todo lo representado por la cámara o la pluma, tiene carácter político, y que no hay periodismo o interpretación de la «realidad» (que lo mismo es) sin hacer política de alguna forma, en mayor o menor grado, por mucho que los medios e instituciones de prensa liberales nos quieran vender la neutralizadora ilusión de lo contrario.

Pero, ¿qué tipo de historias se protegerán desde el IMMI y en base a qué criterios?. O simplemente, ¿cuales serán considerados los bloggers defendibles y cuales no? Surgen muchas preguntas, y en tiempos de creciente caza a los disidentes, se preveen abundantes conflictos y desafíos.

Quizás de existir esta institución unos meses atrás, medios digitales censurados del País Vasco, como Apurtu Berriak, editada por el hoy preso, Miguel Angel Llamas, «Pitu», continuarían informando desde el ciberespacio. Quién sabe.

Ahí está la duda. Si esta isla garantista va a servir para continuar aupando a disidentes iraníes o chinos, aparte de bueno o malo, será mas de lo mismo. Por el contrario, si se va a incluir entre ellos a los informadores que por pensar y publicar diferente son víctimas de políticas antiterroristas del estado español, colombiano, estadounidense o turco, estaremos sin duda ante un paso relevante.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.