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Otro episodio del Nuevo Gran Juego geopolítico en Asia Central

Kirguistán, en el caos

Fuentes: Peace Reporter

Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti

Reina el caos en la antigua república soviética de Kirguistán, Asia Central. Las manifestaciones de la oposición que comenzaron anteayer para exigir la dimisión del presidente Kurmanbek Bakiyev degeneraron en violentos enfrentamientos con la policía en la capital, Bishkek y otras ciudades del país, que ahora está al borde del caos.

Al menos 19 muertos y 140 heridos. Las fuerzas de la oposición asaltaron y ocuparon la sede de la televisión estatal, el parlamento y la fiscalía general; se hicieron con el control total de las ciudades de Naryn y Talas. En esta última, que fue desde donde partieron las protestas, los manifestantes secuestraron al ministro del Interior y lo dejaron muy maltrecho después de una violenta paliza.

Unidades del ejército se movilizaron para defender el palacio presidencial en Bishkek. El aeropuerto internacional fue cerrado.

El gobierno declaró estado de excepción y toque de queda en todo el país.

La situación se precipitó a última hora de la mañana cuando, después de horas de enfrentamientos violentos entre manifestantes y la policía, el gobierno ordenó a las fuerzas de seguridad abrir fuego contra los manifestantes. Las víctimas, sólo en Bishkek, son al menos 19. Más de 140 heridos. Pero las cifras son todavía provisionales y los enfrentamientos continúan. El líder de la oposición, Omurbek Tekebayev, dijo que había nada menos que 100 muertos.

Por la tarde la emisora de radio rusa Eco de Moscú dio la noticia de que el presidente Kurmanbek Bakiyev había abandonado el país. Tras la dimisión del primer ministro, la oposición creó un gobierno de confianza nacional encabezado por Rosa Otumbaeva. «El primer ministro, Daniyar Usenov, me ha comunicado personalmente su dimisión», dijo el ex ministro de Exteriores.

Un país todavía filorruso. El presidente Bakiyev gobierna Kirguistán desde hace cinco años, o sea, desde la «Revolución de los tulipanes» de la primavera de 2005 que derrocó al régimen prorruso de Askar Akayev.

Sin embargo, a diferencia de otros gobiernos nacidos de las revoluciones «de colores» patrocinadas por Washington, el gobierno kirguís no cambió la política precedente prorrusa. El país siguió siendo un miembro activo de la OTSC, la alianza militar «anti-OTAN» que lidera Rusia y el Pacto de Shanghai (OCS) que lideran Rusia y China; siguió albergando una base militar rusa en Kant (cerca de la capital ); consintió la futura apertura de una segunda base rusa en Osh (en el estratégico valle de Fergana) y amenazó varias veces con cerrar la gran base de EE.UU. en Manas, que funciona como base principal en la retaguardia de la ocupación estadounidense de Afganistán, que comenzó en diciembre de 2001.

La oposición filooccidental. No es de extrañar, pues, que todos los principales representantes de la oposición kirguís, desde Otumba Roza quien encabezó la revuelta de 2006 hasta Omurbek Tekebayev que lidera la actual, sean partidarios de una mayor apertura a los Estados Unidos y la Unión Europea. 

Hace un año, Tekebayev, que mantiene desde hace años las relaciones con el Departamento de Estado norteamericano y la Fundación Soros, fue a Washington para reunirse con varios miembros de los EE.UU., a debatir en público sus planes para derrocar al gobierno de Bakiev con un levantamiento popular.

http://it.peacereporter.net/articolo/21182/Kirghizistan+nel+caos