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La clase obrera industrial china a comienzos del siglo XXI

Fuentes: Rebelión

«La madre tierra es ancha y dura. Ella ha disciplinado y dado forma al hombre, transformándolo en un instrumento de labor, incansable, sutil y tenaz. Esa combinación de vasta tierra, extraordinario trabajo humano y eliminación gradual de todas las injusticias, hará florecer la bella, extensa y profunda humanidad china». Pablo Neruda (Confieso que he vivido). […]

«La madre tierra es ancha y dura. Ella ha disciplinado y dado forma al hombre, transformándolo en un instrumento de labor, incansable, sutil y tenaz. Esa combinación de vasta tierra, extraordinario trabajo humano y eliminación gradual de todas las injusticias, hará florecer la bella, extensa y profunda humanidad china».

Pablo Neruda (Confieso que he vivido).

Índice.

1.- Nacimiento y rol social del proletariado industrial chino.

2.- De 1949 a 1978: en una sociedad agraria se fortalece el proletariado industrial.

3.- Desde 1978: desarrollo y cambios en la clase obrera industrial.

4.- La lucha del nuevo proletariado industrial por sus derechos.

5.- El viejo proletariado urbano es golpeado pero se mantiene y refuerza.

6.- Formas organizativas y autoorganizativas de los trabajadores industriales.

7.- Expresión política de las aspiraciones sociales de la clase obrera industrial china.

1.- Nacimiento y rol social del proletariado industrial chino.

La «vieja China», término que se contrapone con la «nueva China» creada el 1 de octubre de 1949 al fundarse la República Popular de China (R.P.C.) bajo la dirección del Partido Comunista chino (P.C.C.), era una sociedad muy atrasada, verdaderamente arcaica, semicolonial y semifeudal. Exhausta y devastada por mas de un siglo de invasiones extranjeras, agotamiento del sistema productivo del viejo régimen, expolio de su economía y de todos sus recursos incluidos los humanos, rebeliones, exacciones de regímenes políticos corrompidos y decadentes, guerras civiles cruelísimas y violencias de todo tipo.

La industria, principalmente industria ligera, sólo representaba el 10 % de la economía china. Mao señala en un informe de 1938 (Mao, 1976, p. 321) que

«la burguesía y el proletariado de China son clases recién nacidas que nunca han existido en la historia de nuestro país… El proletariado chino ha surgido y se ha desarrollado de modo simultáneo, no sólo con la burguesía nacional china, sino también con las empresas dirctamente explotadas por el imperalismo en China. Así resulta que una gran parte del proletariado chino es mas antiguo y tiene mayor experiencia que la burguesía china, y por ello su fuerza social es mayor, y su base social, mas amplia».

El proletariado ligado a la industria moderna era una «isla social» en medio de un inmenso y miserable oceano de obreros de las pequeñas industrias, de campesinos pobres, asalariados agrícolas, de culíes de las ciudades (básicamente conductores de rickshas y obreros portuarios), pequeños artesanos, lumpenproletarios, vendedores ambulantes, empleados de comercio,… Para una población de 450 millones de habitantes en los años 30, los proletarios modernos son entre 2,5 y 3 millones que, según otro informe de Mao, trabajan en 5 sectores: ferrocarriles, minas, transporte marítimo, industria textil y astilleros.

Pero este joven proletariado industrial manifiesta pronto ser la clase más progresista del país. Interviene en la Revolución de 1924-27, aplastada por la traición del ala derechista del Kuomintang, sirve de sustento social al nuevo P.C.C. creado en 1921 y se alía con otras clases sociales (la burguesía nacional, el campesinado pobre y mediano) en el frente unido antijaponés. La Internacional Comunista (I.C.) considera en 1927 que la «clase obrera (en particular el proletariado industrial) interviene en el movimiento como un factor político de primera importancia» (La Question chinoise dans l’Internationale Communiste, 1965, p. 35). El escritor Victor Serge estima también en 1927 que el proletariado chino es una de las fuerzas motrices de la Revolución y le considera «organizado, inteligente, maduro por las luchas de estos últimos años, cuya sangre ha corrido a raudales» . Mao estima que es la clase más consciente y revolucionaria por varias razones:

Porque sufre una triple opresión (la del imperialismo, la burguesía y las fuerzas feudales).

Porque a diferencia de Europa occidental, el capitalismo no ha alcanzado el suficiente desarrollo como para sobornar a un sector obrero y aburguesarlo (es decir socialdemocratizarlo).

Porque está dirigido por su partido revolucionario, el Comunista.

Por su concentración.

Por su baja condición económica y estar privados de medios de producción.

El PCC aplica en las condiciones difíciles de China, una política de alianza entre el proletariado, llamado a ser políticamente hegemónico, el amplio campesinado pobre y la burguesía patriótica antimperialista. Para Mao, el «creciente peso específico del proletariado, la hegemonía del PC y el sector estatal de la economía» son las garantias del éxito en la senda socialista.

2.- De 1949 a 1978: en una sociedad agraria se fortalece el proletariado industrial.

Al triunfar la Revolución en 1949, el P.C.C. Desarrolla, con ayuda soviética, la industria pesada con la intención de asegurar el desarrollo independiente, la prosperidad popular y la defensa nacional. El gobierno impulsa las industrias siderúrgica, textil, eléctrica, del petróleo y del carbón y crea nuevas industrias: la del automóvil, electrónica, petroquímica, de maquinaria, nuclear, aeroespacial, de tractores, aeronautica, de material siderúrgico moderno (Li Chengrui, 1989). Se trata de una industria pesada «albergada en plantas en gran escala proyectadas para la fabricación de productos especializados…localizada en las zonas costeras donde era fácil obtener mano de obra especializada, medios de transporte y energía eléctrica» (Magdoff, 1978, p. 55-56). Es la economía pública planificada bajo dirección central la que permite el avance económico, la industrialización de la producción agrícola, la consolidación del nuevo poder y la mejora moderada de las condiciones de vida de las masas (a pesar de que las aventuras maoístas del «gran salto adelante» y la «revolución cultural» provocan una gran desorganización económica y un retroceso económico) y el nacimiento de un nuevo proletariado industrial urbano que se convierte en un firme base de apoyo socialista y que recibe una amplia protección social. Este proletariado pasa de 3 millones de componentes en 1952 a más de 18 millones a mediados de los 70. Mientras en la vieja China, los obreros no recibían ni pensiones ni asistencia médica de ningún tipo, la situación cambia en la RPC. Reciben vivienda, calefacción, educación, pensiones, asistencia médica, un empleo permanente aunque el salario fuese reducido y equiparable al del resto de los asalariados del campo y de la ciudad. Por su parte desarrollan las fuerzas productivas del país. La protección sólo cubre, sin embargo, el 20 % de la población mientras que el 80 % de la población, que es campesina, se limita a recibir el apoyo de una red de asistencia sanitaria mínima. Se puede decir que este proletariado era un sector social favorecido.

En paralelo, el gobierno crea en el agro pequeñas industrias que transforman a 28 millones de campesinos en trabajadores de comunas y brigadas de producción. Son proletarios-campesinos (Meisner, 1986, p. 436-437).

Bastantes autores coinciden en señalar que la política económica comunista en este periodo crea las sólidas bases para permitir el gran desarrollo económico que conoce el país en los últimos 20 años.

3.- Desde 1978 desarrollo y cambios en la clase obrera industrial.

A partir de 1978 el P.C.C. establece una nueva política económica que va a tener enormes consecuencias sociales. Teoriza la creación de una economía de mercado bajo control del plan que contempla el impulso del sector privado y una apertura moderada a inversiones extranjeras aunque el sector público debe seguir siendo el motor económico.

El sector industrial y económico público-estatal, que acumulaba retraso tecnológico y pérdidas y consumía una parte importante del presupuesto del estado, es reformado. Las inversiones extranjeras de varios orígenes (burguesía china de la diáspora incluyendo Taiwán, Hong Kong, Macao y Singapur y multinacionales occidentales) en alianza con empresas locales, crean nuevas plantas productoras en las zonas económicas especiales. En su mayor parte son fábricas de industria ligera con métodos de trabajo intensivo. En la primera tabla observamos el crecimiento de la participación del sector privado y de las empresas financiadas por el extranjero en la producción industrial:

Tabla 1: Parte del sector privado en la producción industrial.
1980: 0,5 %
1988: 4,3 %
1990: 5 %
1993: 11 %
1994: 13,5 %

Al ser transferidas una parte de las antiguas empresas estatales se desarrolla un sector de empresas de propiedad social o colectiva promovidas por organizaciones sociales, administraciones e incluso empresas estatales que tienen una gran importancia para dar trabajo a la población rural. Este sector en 1988 representaba el 36,21 % de la producción industrial. Producen vestidos, juguetes, conservas, herramientas, etc… En 1993 trabajaban en el mismo 112 millones de personas y en 1995 123 millones (Peña, 1999). Un intelectual chino estima que «por un cierto periodo de tiempo estas empresas han sido un verdadero éxito. Pero en años recientes muchas se han convertido en empresas privadas, otras se han vendido a capitales extranjeros» (Wang Hui). Está libre de los impuestos que deben afrontar los otros sectores.

El sistema de salarios cambia, se producen despidos masivos, que son en su mayoría reabsorbidos, y se genera un movimiento migratorio masivo del campo a la ciudad. Es el segundo movimiento migratorio en la historia de la R.P.C. después del producido entre 1949 y 1956 cuando 20 millones de familias campesinas se trasladaron a las ciudades en busca de trabajo. Un estudio ha investigado la mano de obra excedentaria en el campo chino causada por el exceso de población, por el retraso se puede decir milenario del agro chino, por el fin de las obras y tareas agrícolas que empleaban intensivamente mano de obra, por el aumento de la productividad del trabajo campesino (Taylor, 1993) y también, en algunos casos, por la expropiación abusiva de la tierra para proyectos de urbanización. Según su autor, en los años 80 de una población de 301 millones de trabajadores rurales eran excedentes de 90 a 120 millones. En el 2002 la economista francesa Françoise Lemoine se refiere a 100 millones de campesinos excedentarios. El desarrollo económico favorece a las ciudades y aunque el campesinado también mejora sus ingresos y su nivel de vida, lo hace a ritmo mas lento. El estudio antes mencionado apuntaba que de no tomarse ninguna medida para el año 2000 las ciudades chinas se hubiesen encontrado con 250 millones de trabajadores supernumerarios, es decir sobrantes, excedentarios y cesantes que hubiesen provocado una auténtica catástrofe social de escala planetaria . Esta previsión catastrofista no se ha producido (como otras tantas enunciadas por supuestos «expertos» universitarios occidentales que demuestran conocer mal a China) y tanto las políticas activas del gobierno como el gran crecimiento económico han absorbido a millones de trabajadores-campesinos que han migrado progresivamente como se ve en estas cifras:

Tabla 2: Movimientos migratorios campo-ciudad.
En 1986 migran a las ciudades 30 millones de campesinos.
En 1990 migran 15 millones de campesinos
En 1988 son 50 millones los migrantes.
En 1989 60-80 millones
En el 2003 98 millones.

Emigran a las ciudades para trabajar como obreros industriales, obreros en las manufacturas y en la construcción y empleados de los servicios (limpieza, hostelería, transportes…).

Estas cifras no son acumulables ya que una parte de esta población no se establece de manera per-manente en las ciudades sino que, tras su trabajo, retornan por temporadas a las aldeas campesinas.

La polarización campo-ciudad no es un invento de la nueva política económica. La etapa maoísta agudizó este fenómeno concentrando el desarrollo industrial y social en las ciudades y haciendo de la agricultura la base acumulativa de capital sobre la que construir una industria pesada. Como ejemplo de esa crónica desigualdad, que tardará mucho tiempo en resolverse, en 1980 los habitantes de las ciudades consumían un 80 % mas de grano que los rurales. Otro ejemplo: en 1978, a 2 años de la muerte del «Gran Timonel» Mao, 250 millones de campesinos no tenían en su vida diaria ni comida ni ropa suficiente. Estas cifras dramáticas se reducen drásticamente con el paso de los años:

Tabla 3: Evolución de la pobreza en China.
En 1995 son 100 millones los pobres según el Banco Mundial.
En el 2002 son 28,2 millones.
En el 2005 son 23,6 millones los chinos pobres que viven en el agro .

En el Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas del 2005 se afirma que China ha mantenido «avances impresionantes en la reducción de la pobreza. De hecho, China ya alcanzó la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (metas cuantificadas para reducir la pobreza extrema hasta el 2015)». Según este informe, nada sospechoso de simpatías ni pro comunistas ni pro chinas, el país ha sacado del umbral de la pobreza internacional a 130 millones de personas entre 1990 y 2001 . Según un periódico occidental , de 1977 a 1997 300 millones de personas salieron de la pobreza. Estos datos hablan de un éxito social enorme de las reformas emprendidas en 1978 de la mano del dirigente comunista Den Xiao Ping.

La enorme población, que en el 2003 alcanza a 1.292 millones de habitantes, es un tremendo desafio para las autoridades económicas y la economía del país que debe absorber cada año la incorporación de 10 millones de jóvenes trabajadores y de varios millones de campesinos deseosos de obtener un empleo con el que sobrevivir y acceder a la nueva prosperidad material que inunda las ciudades chinas y parte del agro.

Las reformas económicas han reforzado numérica y cualitativamente a la clase obrera industrial pero la han debilitado política y socialmente. Los obreros de la industria son, según el «Informe de estudio sobre las capas sociales en la China contemporánea» establecido en 2001 por la Academia de Ciencias Sociales de China, una de las 10 capas sociales en el marco de una creciente complejidad y polarización social. Según una encuesta realizada por el sociólogo Lu Xueyi a una muestra (que esperamos sea suficientemente representativa del inmenso universo chino) de 10 mil personas, los trabajadores industriales son el segundo grupo numérico con un 17,5 % del total, detrás de los campesinos que serían el 42,7 % (Heiko Khoo, 2005). Aunque se oyen voces en la nueva derecha china, entre algún académico y empresario favorables a su eliminación, siguen en vigor los principios constitucionales que consagran a la clase obrera como «clase dirigente del Estado» y definen el régimen politico imperante como «dictadura democrática popular dirigida por la clase obrera y basada en la alianza obrero-campesina» . A su vez el PCC se define como «la vanguardia de la clase obrera de China, es el fiel representante del pueblo de las diversas etnicas de China».

Aunque en China no son pocos los que piensan que estos principios constitucionales son «seria-mente violados en la práctica» , como señala un documento reciente del ala izquierda del Partido que vamos a emplear varias veces en este estudio.

En el 2001 la población empleada en la industria y en la construcción sería mayor que 160 millones de trabajadores, cifra superior a la del número de trabajadores industriales de la OCDE (131 millones), de la India (25 millones) y de Indonesia (13 millones). Con razón el informe de Jiang Zemin al ultimo congreso del Partido subraya que «se robustecen de forma constante las filas de la clase obrera de nuestro país y se eleva del mismo modo su calidad. La clase obrera, incluída la intelectualidad, y el amplio campesinado, constituyen siempre la fuerza esencial que propulsa el desarrollo de las fuerzas productivas avanzadas de nuestro país y el progreso integral de nuestra sociedad» .

4.- La lucha del nuevo proletariado industrial por sus derechos.

El campesinado chino masculino y femenino que emigra a las ciudades (y que he podido observar en las estaciones ferroviarias y conversado con él en los trenes) no es una masa ignorante y alienada por mitos y supersticiones, brutalizada y esclavizada como era el caso en la vieja China. O desgraciadamente es el caso también hoy de las masas campesinas indias, bangladeshíes, filipinas, árabes, africanas o latinoamericanas concentradas en escalofriantes barrios-miseria en Guatemala city, Sao Paulo (que he tenido la ocasión de recorrer), Río de Janeiro, Managua (cuyas chabolaso infraviviendas insalubres también he conocido), México D.F., Lima, Manila, Kabul, Bombay, Delhi, Lagos, Dakar, Níger, Casablanca o Tánger (con cuyos niños de la calle abandonados y brutalizados he trabajado). Un autor español describe con lucidez desgarrada el horror de la miseria urbana latinoamericana que podemos extender a las ciudades que citamos:

«En los páramos de cementos de las megalópolis latinoamericanas , la masificación de la llamada «población informal», eufemismo equivalente al de «material humano» empleado por la jerga nacional-socialista de los campos alemanes de trabajo y exterminio, brinda un medio de cultivo de todas las atrocidades que se pueden pensar: esterilización masiva por agencias internacionales que violan impunemente derechos, principios, soberanías y la vida humana; asesinato masivo de niños y pobres; tráfico de órganos para la industria de trasplantes; espectáculos de consumo de drogas letales, prostitución, plagas y desolación» (Subirats, 1993, p. 65).

Nada de eso ocurre en China Popular.
La masa china es una población «moderna» en el sentido que da Samir Amín a este concepto . Es una masa aguerrida por el duro trabajo campesino y la disciplina social, educada mal que bien en el espíritu socialista y deseosa de que la prosperidad general del país les beneficie a ellos también. Son jóvenes productivos y probablemente los más escolarizados. Son capaces de soportar duras condiciones laborales porque necesitan el sueldo para ellos y sus familias pero son también capaces de protagonizar huelgas y enfrentamientos frontales con los empresarios que violan la ley, recibiendo a veces el apoyo de los sindicatos y otras veces sin él, a veces con la simpatia de las fuerzas policiales y autoridades locales,o en otra soportando detenciones y condenas.

Tabla 4: Aumento de los asalariados del sector privado.
En 1988 es de 25 millones
En el 2003 es de 42,76 millones.

Ya a mediados de los 90 el ala izquierda del Partido, encabezada por el veterano dirigente Deng Liqun, llamó la atención en varios «manifiestos de los 1.000 carácteres», sobre la violación de la legislación en materia de protección de los trabajadores, de horario de trabajo, de salario, de representación sindical y de derechos de los obreros en las empresas privadas y mixtas con capital extranjero. Esa denuncia no era carente de fundamento. En el 2005 una investigación ordenada por la comisión permanente de la Asamblea Nacional Popular (A.N.P.), máximo órgano legislativo, ha revelado que el 80 % de las empresas privadas violan la ley laboral aprobada en 1995. Según declaraciones de su vicepresidente, He Luli, al diario China Daily , la investigación se centró en una muestra de 2.255 empresas privadas de 7 provincias. Los sectores que mas violan la ley son la construcción, la industria ligera, el textil y la restauración.

Ahora existen indicios de que el nuevo proletariado es más consciente de sus derechos y está en una mejor correlación de fuerzas para luchar por ellos. El corresponsal de Washigton Post Edward Cody escribe que en el 2004 se han producido 10 o 12 huelgas en la región de Dongguan en el Río de la Perla, delta industrial del sur de China donde se concentran grandes manufacturas con capital extranjero. El diario Financial Times llama a esa zona «el nuevo taller del mundo». El 17 de noviembre del 2004 mil trabajadores de «Shanlin Technology», empresa de herramientas de Guangzhou, hicieron una huelga de un día para pedir que sus horas extras fuesen mejor pagadas y mas días de vacaciones. La empresa les ofreció una subida por hora de 12 a 36 centavos de dólar U.S. y 2 días mas de descanso al mes. El corresponsal cita las palabras del norteamericano, Tom Stackpole, director de calidad de «Skechers USA Inc»: «Antes les dábamos 1 o 2 dólares y aceptaban sin rechistar. Ahora eso es el pasado». Declara que en sus 10 años allí, es la primera vez que ve huelgas.

En la primavera del 2005 la empresa taiwanesa «Stella International Inc» que emplea 42 mil personas para fabricar zapatos en Dongguan conoció huelgas y violencias por parte de los obreros. 500 de ellos provocaron desperfectos y causaron heridas a un ejecutivo, situación nunca vista antes.

Al parecer, los clientes norteamericanos de la empresa han sido envueltos en la propaganda desplegada hace años sobre las condiciones de «esclavitud» en la que vivirían presuntamente los obreros chinos privados de derechos a manos de la «dictadura comunista» y le han solicitado que atiendan las demandas de los trabajadores. Éstos han aprovechado la oportunidad para presentar sus demandas sociales.

En el año 2005 una fábrica de 2 mil trabajadores de capital francés en Shanghai (creemos que es Danone pero no lo podemos asegurar) conoce un conflicto duro con sus trabajadores. Se produce la ocupación de los locales, se detiene la producción y se cometen actos de violencia contra los bienes e incluso contra algunas personas. Las autoridades y la policía rechazan intervenir en contra de los trabajadores que obligan a la empresa a aceptar sus reivindicaciones obteniendo un salario superior al habitual en la ciudad .

También por primera vez algunos campesinos-trabajadores se han cansado de aceptar malas condiciones de trabajo y han vuelto a sus hogares generando una cierta escasez de mano de obra.

Más difícil lo tienen los campesinos-trabajadores de la construcción a los que varios empresarios adeudan sus salarios. En el 2003 la Federación Nacional de Sindicatos de China informó que las empresas debían a los trabajadores 100.000 millones de yuanes (12.100 millones de dólares) y las constructoras eran responsables del 70 % de esos impagos. En el 2004 el problema no se ha resuelto sino que se ha agravado y el viceministro Zeng Peiyan afirma que se les debe 360.000 millones de yuanes. Los proletarios no están dispuestos a dejarse robar. En enero del 2003 centenares de ellos apilaron planchas de madera enfrente de un hotel de lujo de Beijing en demanda del pago de sus salarios al empresario constructor que allí se alojaba . En relación a este grupo de trabajadores es central la acción del estado que obligue a dichos empresarios a pagar su deuda con los obreros si realmente el régimen sigue siendo una dictadura democrático-popular como proclama.

5.- El viejo proletariado urbano es golpeado pero se mantiene y refuerza.

Las empresas públicas, industriales o no, no sólo no han desaparecido sino que, tras reformarse y estar en condiciones de competir con éxito, producen beneficios, son financieramente solventes y garantizan el empleo estable de una parte importante de la clase obrera. Las empresas industriales estatales pasaron de ser 77.600 en 1995 a 42.000 en el 2002 pero sus beneficios crecieron un 163,6 %. El Estado ha conseguido detener la pérdida de capitales públicos que de 1992 a 1995 fué de 500 mil millones de yuanes . Durante la primera mitad del 2005 los beneficios de las empresas estatales crecieron un 29,1 %. Según el XV Congreso del P.C.C. de 1997 el sector público tiene una «posición predominante» y el Estado controla lo esencial de la economía nacional. Según el ex secretario general Jiang Zemin las empresas estatales son «el pilar de la economía de nuestro país» . Según los documentos oficiales varias enormes empresas estatales industriales son «la columna vertebral de la economía china».

Sus trabajadores han sido objeto de despidos masivos (según el Consejo de Estado de 1998 a 2003 las empresas estatales han despedido a 28,18 millones de personas ) pero se mantienen como el grupo de trabajadores industriales más numeroso y recientemente tiende a aumentar su número levemente gracias a la nueva prosperidad del sector. Estas son las cifras que hemos obtenido sobre la evolución de su número en los últimos años:

Tabla 5: Evolución de los asalariados del sector público.
En 1990 103 millones de trabajadores.
En 1999 86 millones (CEPII, 2002).
En 2001 76 millones.
En el 2003 70 millones 610 mil trabajadores.

Las fuentes oficiales señalan que a finales del segundo semestre de ese año se produjo un aumento en 220.000 nuevos trabajadores contratados que es el primero que se produce desde 1998 .

También la parte de su producción industrial total ha ido bajando:

Tabla 6: Participación del sector público en la producción industrial global.
En 1980 del 76 %
En 1988 del 56,8 %
En 1994 del 48,3 %.
En el 2004 del 28 %.

Es un proletariado que ha protagonizado conflictos sociales. Muchos trabajadores no han visto con buenos ojos como las reformas modificaban su situación en la empresa e incluso les obligaban a dejar su puesto de trabajo. En 1997 un periodista de la agencia oficial de noticias Xinhua declara:»Los trabajadores de la industria, que han sido siempre considerados como los «dueños», tienen la impresión de estar abandonados. Una obrera del textil responsable del control de calidad y cantidad de los productos declara:»Trabajamos duro desde hace un año pero nuestro salario es inferior al de un hombre de negocios que sólo trabaja dos días. ¡Es injusto!» . Un analista anticomunista reconoce en 1998 que la conciencia revolucionaria de ser «dueños», tal y como insiste el Partido, está «claramente impresa en los espíritus de la clase obrera china tras cuatro décadas

marcadas por un cambio en las relaciones sociales y en la conciencia social»(Leung, 1998, p. 6). En el documento que estamos citando del ala izquierda del Partido se subraya un cambio en el status de este sector de la clase obrera que sin duda es mal percibido por ésta: «Los obreros de las empresas estatales han pasado de ser los dueños a ser simples empleados». El documento de 1997 es más crudo: «Los trabajadores contratados por las empresas privadas (incluídas las financiadas por el extranjero) están nuevamente oprimidos y explotados por los propietarios privados». Una hoja distribuida en la ciudad de Zhengzhou por maoístas de oposición en diciembre del 2004 denuncia: «Un sector del pueblo trabajador trabaja para las llamadas empresas paraestatales, pero el verdadero significado de la palabra «paraestatal» es «propiedad de los capitalistas» porque la clase capitalista ya es dueña del Estado. Los proletarios ya no trabajan para sí mismos; su trabajo genera plusvalía para la clase capitalista». Pero, incluso dando esta versión por buena, un profesor francés de Ciencias Políticas observa que el poder de la clase obrera es «bien superior al que existe en el sector público de los países capitalistas»(Tony Andreani, 2004).

Es fácil imaginar que un sector de estos proletarios ha acumulado resentimiento contra las autoridades y, a la vez, creciente simpatía nostálgica por los tiempos de Mao donde ellos adquirieron una posición social preponderante y un puesto de trabajo para siempre. El informe de 1997 señala que un buen número de los trabajadores de las empresas privadas han empezado a dudar sobre la posición dirigente de la clase obrera y sobre la dirección socialista del Estado y han abandonado el P.C.C.. Un sociólogo norteamericano, que enseñó un año en la Universidad de Changchun, en la misma ciudad en la que he enseñado yo, subraya que «una parte significativa de los obreros de la vieja generación (particularmente de las empresas estatales) lamentan el deterioro de los valores colectivistas» (Weil, 1996).

Ha crecido la indignación proletaria al conocerse un estudio del economista Lang Hsien que revela la apropiación ilegítima de activos públicos realizada por antiguos gestores con la complicidad de mandos intermedios del Partido en el proceso de privatización parcial de algunas empresas públicas. Esta apropiación, cometida sobre el producto del trabajo de generaciones obreras, sería el origen del florecimiento de algunas empresas privadas y la repentina riqueza de sus nuevos propietarios. El profesor neoliberal de la Univesidad de Beijing Zhang Weiying ha salido en defensa de dichas empresas. Una auditoría publicada en junio del 2005 confirma que se han descubierto malversaciones y desfalcos en las empresas públicas por valor de mil millones de dólares, lo que confirma el grado de corrupción de una parte de los gestores públicos.

También ocurre un fenómeno distinto que pude comprobar con mis alumnos de la Universida de Jilin. Algun obrero, padre de una alumna mía, fué invitados por el Partido a «lanzarse al mar» (en chino xiahai), es decir, a dejar su puesto fijo y a participar de la economía de mercado fundando su pequeña empresa y con buen resultado, habiendose enriquecido moderadamente. Es decir, una parte de los pequeños empresarios son antiguos obreros industriales reconvertidos y, por lo tanto, presumimos que conservan parte de su cultura proletaria y sus simpatías ideológicas por el comunismo.

El fenómeno de los despidos va en paralelo a la conflictividad laboral. El problema es que dado que las autoridades no han ofrecido información accesible al respecto, sólo los medias vinculados a la burguesía honkonesa que desde luego no buscan la justicia social en la R.P. de China sino más bien derrocar todo vestigio de socialismo , han informado sobre movimientos sociales.

Según dichas fuentes en 1993 se produjeron 63.000 huelgas .
En 1997 hubo 26.000 casos de protestas sociales.

En febrero de 2001 se produjeron enfrentamientos entre mineros y policías en la ciudad de Yangizhang (provincia de Liaoning). En ese año 10.000 mineros de la localidad de Jishu (provincia de Jilin), indignados con la corrupción de la dirección, paralizaron durante 3 días el principal nudo ferroviario de la región. En marzo del 2002 50.000 obreros protestan por la decisión del Consejo Administrativo del Petróleo de Daqing (provincia de Heilongiang) de reducirles su indemnización de despido al haberse agotado el yacimiento petrolífero. Durante una semana ocuparon las oficinas de la empresa enarbolando una pancarta que decía:»¡El ejército de obreros industriales quiere vivir!» . Se considera que ha sido la mayor protesta obrera realizada hasta la fecha. El complejo petrolero de Daqing fué un hito en la historia de la industrialización china y sus decenas de miles de mineros fueron ensalzados por el Partido como héroes socialistas de la Patria.

En el 2003 se produjeron 58.000 protestas sociales.

Este tipo de conflictividad es la obra, sobre todo, del viejo proletariado urbano contrario a la pérdida de sus derechos, el primero de los cuáles es el derecho al trabajo. El diario italiano Il Manifesto informa en su edición del 11 de noviembre del 2004 de una larga y exitosa huelga realizada en la planta textil «Tianwang» de la ciudad de vieja industrialización Xianyang en la que el nuevo dueño de la fábrica, «China Resources», pretendía despedir a 6.800 obreros, en su mayoría mujeres. Las obreras resueltamente han ocupado la fábrica y tras recibir el apoyo de los habitantes locales (muestra de los lazos existentes entre la clase obrera y el conjunto de la población urbana y de la conciencia solidaria de ésta) y conseguir la pasividad de la policía, la empresa accedió a sus reivindicaciones.

Con las reformas el desempleo ha hecho su aparición en la sociedad:

Tabla 7: Evolución del desempleo de la población económicamente activa.
En 1992 el 2,4 % de la población sufría el paro.
En 1995 existían 5,2 millones de desempleados registrados.
En 1998 existían 5,7 millones.
En el 2002 un paro oficial del 3,5 % pero, según la economista francesa Françoise Lemoine, el paro real en las ciudades es del 10 % sin que cite sus fuentes ni calculos.
En el 2003 tasa de paro del 4,3 % con 8 millones de desempleados registrados.

Con ayuda de programas de formación, una parte de los despedidos han podido encontrar trabajo nuevamente. De los 25,5 millones de obreros y empleados de empresas estatales despedidos de 1998 a 2001, 16,8 millones encontraron empleo. En el 2003, 4,4 millones de empleados y obreros

despedidos encontraron empleo. Indiscutiblemente es una contradicción grave la existencia de desempleados empobrecidos y angustiados con el surgimiento de una capa de nuevos ricos corruptos que dilapidan sus fortunas en fiestas, burdeles, juegos de azar, banquetes y en mantener amantes, o que compran coches y casas lujosas, o que se permiten desafiar la política de hijo único porque pueden pagar los elevados impuestos con que el gobierno trata de obstaculizar un estallido de la natalidad. Las autoridades son conscientes de esta ofensa al sentimiento igualitario de las masas y tratan de prevenir la «inestabilidad social» que saben que provocará esta injusticia que como dice el investigador chino Zhang Binghui «no tiene nada que ver con los principios del socialismo» . El pueblo chino tiene una larga tradición de revueltas sociales que hicieron tambalearse 18 veces la estructura del Imperio chino sin contar las miles de sublevaciones locales o regionales(Hinton, 1977, p. 77).

6.- Formas organizativas y autoorganizativas de los trabajadores industriales.

El proletariado chino tiene asimismo una larga experiencia de organización colectiva para la defensa de sus intereses. Las antiguas Sociedades Secretas eran formas correspondientes a la fase preindustrial y prerrevolucionaria cuando los obreros artesanos sin trabajo y los campesinos que habían perdido la tierra se organizaban para sobrevivir y afirmarse como grupo. La sociedad china siempre ha primado lo colectivo frente a lo individual y ha favorecido el establecimiento de diversos tipos de redes, desde las familiares a las de amigos y desde las secretas a las institucionales. Al desarrollarse el movimiento obrero revolucionario bajo influencia comunista, los trabajadores libraron duras batallas para obtener el derecho de crear sus propios sindicatos de clase.

A pesar de que numerosos propagandistas occidentales acusan al gobierno chino de no permitir «sindicatos independientes» del estilo de los sindicatos «libres» financiados generosamente en el mundo (recordamos los casos de Polonia, Serbia, Francia, Venezuela,…) por la CIA y otras agencias norteamericanas para servir a sus intereses, en 1922 los marineros chinos tuvieron que protagonizar una durísima huelga contra las autoridades coloniales inglesas que habían prohibido los sindicatos de marineros. Muchos líderes sindicales perdieron la vida en las sucesivas huelgas y combates sociales. Por ejemplo Ku Cheng-Hung asesinado en 1925 cuando dirigía una huelga de las fábricas textiles en Shanghai, Liu Hua, presidente del Consejo General de los Sindicatos de Shanghai, Chen Tsan-Hien, presidente del Consejo General de los Sindicatos de la provincia de Kiangsi, Teng Chun-Hsia uno de los primeros dirigentes del movimiento sindical chino, Chen Yun-Tao, presidente del Consejo de Sindicatos de toda China, etc.

Sólo al precio de miles de muertos, heridos, despedidos y encarcelados pudieron los trabajadores obtener el derecho de sindicarse y mejoras sociales. El 4 de febrero de 1923 los ferroviarios de la línea Pekín-Jankou tuvieron a su vez que declararse en huelga para obtener el derecho de crer una federación de sindicatos. Por tanto los sindicatos chinos agrupados en la Federación Nacional de Sindicatos de China (FNSCh) son una conquista histórica de la clase obrera de este país.

La FNSCh está dirigida por el Partido Comunista y por tanto trata de compaginar los intereses nacionales de proseguir el desarrollo económico con los intereses vitales y legítimos del proletariado frente a las nuevas formas de abuso e injusticia que sufre por empresarios deseosos de aumentar sus beneficios al costo que sea. Su objetivo oficial es «salvaguardar los intereses legales y los derechos democráticos de los trajabadores y educarlos para que eleven su calidad en lo ideológico y en lo moral y lo científico y cultural». Precisamente los proletarios chinos desconocían las prácticas

capitalistas hasta hace poco y necesitan una capacitación específica para afrontarlas. En 1997 tenía 91 millones de afiliados y 510.000 secciones locales. En el 2003 ya tenía 137 millones de miembros y 1,7 millones de secciones locales. Esperan afiliar cada año a 6,6 millones de proletarios, sobre en las fábricas de las multinacionales .

Una sindicalista norteamericana, Marilyn Bechtel, ha visitado varias secciones locales de la FNSCh y ha preguntado a sus dirigentes como protegen los intereses de las masas trabajadoras.

En un texto suyo explica que en las empresas estatales el secretario del sindicato, elegido por los representantes de todas las secciones, es generalmente un cuadro superior o en las empresas reorganizadas un miembro del Comité de dirección.

En la capital de la provincia norteña de Liaoning, Shenyang, donde se concentró la primera industrialización socialista y donde el viejo proletariado ha sufrido medio millón de despidos (xiagang), el vicepresidente de la sección local de la FNSCh Wu En Tao le ha informado que el sindicato ha creado agencias de empleo que forman a los trabajadores despedidos y les ayudan a buscar empleo y les ofrecen pequeños préstamos sin interés a los trabajadores que desean montar un negocio. A finales del 2002 el vice presidente de la FNSCh Zhang Junjiu declaró que habían ayudado a recolocar a 3 millones de desempleados en los últimos 5 años.

Frente a las empresas extranjeras que prohíben la sindicación de sus trabajadores chinos, la FNSCh ha emprendidos acciones legales y ha conseguido que el agresivo gigante norteamerican de la distribución Wal-Mart se vea obligado a retroceder por primera vez en todo el mundo y acepte las actividades de secciones sindicales en sus 34 grandes centros comerciales donde trabajan 20.000 empleados. Uno de los vicepresidentes de la A.N.P., Cheng Siwei, advirtió en el 2004 seriamente a Wal-Mart: «Deben respetar nuestras leyes, sino sufrirán las consecuencias». Tras la victoría en «Wal-Mart», las autoridades y la FNSCh emprendieron una campaña contra las fábricas y talleres que trabajan para «Wal-Mart». En agoto de 2004 la dirección de las fábricas «He Yi» y «Qing Shu» en la provincia de Guangdong aceptaron autorizar el trabajo sindical, que se firmarían convenios colectivos, que la jornada de trabajo se limitaría a 8 horas diarias y la semana a 5 días laborales, que los salarios no serían inferiores al mínimo legal y que las empresas abonarían las cotizaciones sociales. En noviembre del 2004 el sindicato hizo pública una lista de las empresas que no toleraban la libertad sindical en su seno: Dell, Kodak, Samsug, Kentucky Fried Chicken, MacDonalds. Otro vicepresidente de la A.N.P., Wang Zhaogu, les ha advertido que los empresarios que rechazen la organización de un sindicato serán llevados ante la justicia popular (que es así como se llama en la RPC). Tras una huelga en octubre del 2004 de los 3 mil obreros de la fábrica en Shenzen de la firma honkonesa «Computince» a quienes se obligaba a hacer horas extras y a quienes se pagaba por debajo del salario mínimo, el ministerio del empleo realizó una investigación y multó a la firma con 1,9 millones de yuanes. Las horas extras fueron suprimidas y el salario pasó a 630 yuanes, superando en 10 yuanes el salario mínimo. Un portavoz del ministerio declaró: «Hemos querido dar un ejemplo. Esperamos que las otras empresas entiendan la lección. En el futuro multaremos cada vez que un empleador no respete la legislación laboral».

El Washington Post informa también que la FNSCh «parece interesado en mostrar su solidaridad con los trabajadores en conflicto» y un autor anticomunista tiene que reconocer que la FNSCh «simpatiza con los obreros» desmintiendo así de alguna manera la consabida versión occidental que le acusa de abandonarlos o de tomar partido por los empresarios.

Otra forma organizativa empleada por el proletariado industrial son las asambleas de representantes de los empleados y obreros explícitamente apoyadas por los comités del Partido Comunista para «garantizar sus derechos y los intereses legítimos de la plantilla».

Otra forma organizativa, que además expresa el poder de la clase obrera y su vinculación con el gobierno y el Estado, son los comités del P.C.C. en las empresas. Sólo en las empresas no estatales en el 2001 funcionaban 71 mil organizaciones partidarias. En ocasiones los comités del Partido encabezan las movilizaciones obreras en demanda de mejoras legítimas. El periódico de la burguesía honkonesa informa que en las ciudades de Xianyang, Yan’an, Baoji y Hayzhong los funcionarios de la FNSCh y los miembros del Partido en las empresas se manifestaron junto a los trabajadores . Indiscutiblemente los comités del Partido aplican la línea básica que pasa por la «construcción económica como centro de trabajo» y eso significa que las empresas estatales tienen que ser competitivas y eficaces y no deficitarias como han sido muchas hasta fechas recientes e incluso hoy. Esta línea puede entrar eventualmente en contradicción con los intereses de los trabajadores obligados a rebajar sus conquistas sociales.

En el 2002 el Partido ordena que en las empresas estatales se creen formas de democracia obrera que permitan a la plantilla participar en la toma de decisiones sobre el desarrollo de la empresa y sobre sus propios intereses. En cada fábrica debe establecerse un grupo dirigente encargado de construir la democracia obrera formado por el responsable del Comité del Partido, por un miembro de la dirección administrativa y otro del sindicato. Este grupo será supervisado por un órgano formado por los trabajadores comunes, el sindicato y el órgano supervisor de la disciplina. El responsable máximo será «un congreso de los trabajadores» . Ignoramos la forma concreta en que se aplica esta decisión del Partido.

Ha surgido una Red de Mujeres Trabajadoras Chinas (CWWN son sus siglas en inglés) presidida por Puw Ngai que proporciona diversos servicios a las mujeres emigrantes. Por ejemplo, han creado en 1996 el Centro para Mujeres Trabajadoras que las educa en sus derechos laborales, en educación sexual, enseñanza del inglés y cantonés y otras materias útiles. Han creado el Centro de salud ocupacional que previene enfermedades laborales y una Cooperativa de Mujeres Trabajadoras .

Los trabajadores emplean asociaciones legales en ocasiones para realizar sus acciones colectivas.

Existe igualmente la forma organizativa de la asociación clandestina de trabajadores con fines políticos centrados en la expulsión del poder del P.C.C., la liquidación de la R.P.C. y la instauración de un sistema capitalista en China. A finales de los 80 varios obreros de Taiyuan crearon un «partido democrático chino» inspirado por el sindicato polaco Solidarnosc. En 1992 funcionó un «sindicato libre de China» controlado por grupos anticomunistas clandestinos. Según un periódico honkonés en los años 90 grupos anticomunistas inspiraron ciertas huelgas en la zona de Shenzen. El estado socialista persiguió estos movimientos que buscaban destruir la R.P.C.. A diferencia de comienzos de siglo, ahora los nuevos capitalistas chinos y los enemigos exteriores sí disponen de medios financieros y materiales para incorporar a su proyecto político a cierto sector de los trabajadores.

Sin duda los trabajadores están haciendo un uso creciente de los principios constitucionales que aseguran el «derecho de libertad de palabra, de reunión, de desfiles y manifestación» para defender
sus derechos y para exigir que se aplique la ley laboral promulgada en 1995, que incluso los anticomunistas reconocen que es avanzada y progresista.

Es el Estado socialista el que contribuye a la organización y auto organización de los trabajadores más desprotegidos y atomizados, como son, por ejemplo, los campesinos-trabajadores migrantes que carecen en sus ciudades de destino de puntos de apoyo, de conocimientos y de aliados para evitar ser objeto de tratos discriminatarios. Según el documento del ala izquierda del Partido, «los campesinos convertidos en obreros urbanos no tienen asegurados sus derechos básicos. Es frecuente la violación de los intereses de las masas por los burócratas y capitalistas». Para crear redes de protección para este sector las autoridades han creado sindicatos de comunidades que agrupan a los emigrantes naturales de una misma región. En Cantón existen desde 1994 y el más importante, el caidaobang, agrupa a los trabajadores originarios de la provincia de Sichuan.

7.- Expresión política de las aspiraciones sociales de la clase obrera industrial china.

La polarización social iniciada en los años 90 se ha agudizado particularmente desde el 2003. En 1994 el ahorro de los ricos, que suponían el 2 % del número total de ahorradores, era el 80 % del total del ahorro, es decir 1.300 mil millones de yuanes. Según el banco de negocios Merry Lynch en China hay 240.000 individuos que poseen 10 millones de yuanes y que colectivamente detienen cerca de 2/3 del PIB de China en el 2003. Como señala un documento citado del ala izquierda del Partido

«los burócratas traicionan los intereses de las masas trabajadoras de obreros y campesinos. En consecuencia la clase de los capitalistas está más arrogante mientras que la posición del proletariado se deteriora».

Crece la movilización obrera y social en general mientras que se avecina una crisis política por el hecho que «la posición dirigente del Partido está en peligro», según el documento que citamos. El ala izquierda del Partido viene anunciando esta crisis desde hace años. En 1997 el informe citado señalaba:

«La distancia entre el Partido Comunista por un lado, y la clase obrera y los campesinos pobres por el otro, amenaza con dejar al Partido en el abandono y el aislamiento en un momento crítico, como le ocurrió al PC de la Unión Soviética en los sucesos de agosto de 1991».

El viejo líder comunista Deng Liqun advirtió en 1999 que «la corrupción y la degeneración del Partido cuestionan su status dirigente». En todo caso las movilizaciones y las agitaciones sociales consiguen condicionar la agenda política y los procesos de reformas y de privatizaciones en marcha como señala un periódico norteamericano . Pero es necesario que para que las movilizaciones supongan un reforzamiento de la posición de la clase obrera y de la mayoría social, que den lugar a cambios en la esfera del poder político, y para eso la función del ala izquierda del Partido parece determinante.

La situación está lejos de estar resuelta de antemano en cualquier sentido. El factor conjunto de las movilizaciones sociales y la influencia política del ala izquierda del Partido está pesando ya en el marco de una clara lucha de clases. Diversos análisis han subrayado el peso político de una amplia y diversa ala izquierda, etiqueta bajo la cuál encontramos corrientes diversas: maoístas duros y nostálgicos opuestos a las reformas, partidarios de las reformas pero sin apartarse del camino socialista, una intelectualidad joven considerada «nueva izquierda» que afirma su apego al marxismo como instrumento de análisis, representantes del mundo académico y político, prestigiosos dirigentes veteranos del Ejército y del Partido considerados «conservadores», etc. En momentos clave como las turbulencias de 1986, el bombardeo norteamericano de la embajada china de Belgrado en 1999, las negociaciones para la entrada en la OMC, las movilizaciones de la juventud en contra del renacido militarismo japonés en 2005 o la creciente movilización obrera y campesina del 2004 y 2005, el ala izquierda ha cobrado impulso y ha hecho propuestas políticas que han tenido repercusiones prácticas, han influido en la toma de decisiones y han marcado virajes. Estamos en uno de esos momentos.

Varios ejemplos que ilustran nuestra tesis y que evidencian las cartas políticas de las que dispone el ala izquierda: ante la deriva seguida por el secretario general Zhao Zhiyang, dicha ala izquierda consiguió el consenso de todo el Partido para destituirlo y nombrar a uno de sus miembros, Li Peng, primer ministro en 1989. Tres consecuencias prácticas fueron una gran campaña contra la «liberalización burguesa», una ralentización de las reformas pro capitalistas y un reforzamiento de la formación marxista de los estudiantes que había sido dejada de lado años atrás.

En el documento fechado en 1997 producido por el ala izquierda se advierte que «un número importante de trabajadores y campesinos pobres tienen el sentimiento de que el Partido representa los intereses de los que tienen conocimientos, competencias y medios, más que sus propios intereses». Observamos que en respuesta a esta crisis en la confianza de los sectores más proletarios y el Partido, éste se esfuerza en recuperarla a través de una política destinada a proteger sus intereses, a resolver sus problemas, una creciente pasividad de las fuerzas de seguridad ante sus reivindicaciones legítimas y un acercamiento simbólico de los máximos líderes. Esta política se concreta en el contenido del Onceavo Plan Quinquenal iniciado en el 2005 y que, según el profesor de geografía económica de la Universidad de Sao Paulo y especialista en China Elias Jabbour «parte decisivamente para la solución de los problemas inherentes a las grandes diferencias sociales del país» .

Ya en el cuarto pleno del Comité Central (C.C.) de setiembre de 1999 la izquierda solicitó medidas que salvaguardasen los intereses materiales de los obreros de las empresas estatales.

Otro ejemplo más reciente: el ala izquierda liderada por el profesor de la Academia de Ciencias Sociales Yu Quanyu consigue que se limite la enmienda a la constitución en el 2004 que protege la propiedad privada para evitar que sea el agujero por el que pase una devolución de sus bienes a los terratenientes y capitalistas expropiados en 1949.

Otro ejemplo: El documento de los veteranos dirigentes al que hemos aludido varias veces llama a que se impida la concentración de la riqueza en manos de una minoría mediante varias medidas:

1.- La imposición de un impuesto por sucesiones.

2.- Detener las medidas que llevan a la disparidad creciente de ingresos.

3.- Intensificar la educación, aumentar el presupuesto de salud, aumentar las prestaciones a los sectores de ingresos bajos, reforzar la ayuda financiera al sistema de seguridad social.

Pues bien, un año después de la publicación de este documento dirigido al máximo dirigente, Hu Jintao, Xinhua informa que el gobierno chino está estudiando la creacion de un impuesto sobre las sucesiones además de otro que tase el exceso de consumo «para reducir la distancia entre ricos y pobres que se ha acentuado fuertemente desde el 2003» .

El mencionado documento afirma que «si Cuba socialista puede ofrecer educación gratuita ¿Porqué nosotros no teniendo una base económica mucho mas fuerte». Y en el 2005 y 2006 se refuerzan los lazos políticos y económicos entre la R.P.C. y Cuba, en los cuáles no sólo la parte cubana tiene cosas que aprender, sino también la china .

El ala izquierda señala en este texto que «debe ayudarse para que el sindicato se establezca en las empresas empresas privadas y en las sociedades de capital extranjero» y hemos observado las serias amenazas de los mas altos representantes de la A.N.P. en contra de dichas sociedades si siguen negándose a aceptar la actividad sindical en su interior y violando los derechos de los trabajadores.

El ala izquierda llama a defender el Marxismo (siempre la misma referencia) y en noviembre de 2005 Hu Jintao hace un llamamiento oficial a desarrollar el Marxismo, realizar estudios teóricos marxistas que favorezcan la construcción del socialismo y construir un contingente de teóricos marxistas fuerte y capaz .

Este mismo sector lanza un duro alegato contra los funcionarios corruptos y los burocratas que traicionan el socialismo y oprimen a las masas y el gobierno ha seguido persiguiendo en el 2005 a los corruptos que gangrenan el aparato estatal chino a todos los niveles, en particular con la condena en diciembre a cadena perpetua al ex ministro de Tierra y Recursos, Tian Fengshan, que llenó de deshonor y vergüenza al Partido aceptando sobornos de empresas para aceptar ventas ilegales del uso de la tierra contra los intereses de las masas campesinas.

Si la agitación social ha crecido es posible que crezca mas en lo inmediato ya que el documento que citamos llama a la clase obrera a que se movilice para impedir las privatizaciones.

Varias páginas web expresan críticas de diversos sectores del ala izquierda con la política interior y exterior del gobierno: la web «Bandera de Mao Zedong» (www.maoflag.net) dirigida por Sun Yongren, miembro del comité director del Instituto de Estudio del Materialismo Histórico y apoyada por Deng Liqun realiza críticas a las privatizaciones y al rumbo procapitalista, la web «China y el mundo» (www.zgysj.com) que realiza críticas a la política interior del PCC. Por ejemplo en el artículo en chino «¿De qué se ríen los estudiantes de la Universidad?» se critica el hecho de que los responsables administrativos del Estado aunque afirman conocer la teoría Marxista-Leninista, de hecho la ignoran. La web «Movimiento Comunista Internacional»(www.gjgy.net) publica textos de los comunistas maoistas nepalíes e indios.

La izquierda universitaria está también a la ofensiva. El economista miembro del P.C.C. Ma Bin lanza un llamamiento urgente para que no se privatize la empresa Baosteel. El economista Cheng En Fu, rector del Instituto de Investigación Marxista de la Universidad de Economía y Finanzas de Shanghai lanza una iniciativa para crear una asociación mundial de economistas marxistas y convoca una importante reunión internacional en abril del 2006.

La R.P.C. está en una encrucijada. O se fortalecen los derechos de los nuevos empresarios, de la nueva derecha que los representa (incluyendo a la socialdemocracia que surge dentro y fuera del Partido) y del capital occidental (que prodiga sus «buenos consejos» a China en detrimento de los derechos de las amplias masas) o se profundiza en la democracia socialista para asegurar el poder obrero y campesino y una distribución justa de los frutos del crecimiento económico. El ala izquierda apoya la propuesta de Li Chengrui y otros 101 miembros del PCC para reforzar la democracia socialista.

Dicha fracción subraya que «la primera medida para profundizar la democracia es que el status de dueño de los obreros debe ser reconstituido en las empresas públicas». Debe cesar la represión injustificada contra las movilizaciones populares legítimas y contra los exponentes de la izquierda que critican la deriva capitalista del régimen . Sin embargo debe aumentar el castigo a los «funcionarios corruptos que están en la misma longitud de onda que los capitalistas traicionando y oprimiendo a las amplias masas» y que son «un cáncer para la dictadura democrático-popular y la
sociedad socialista».

La resistencia planteada en los 90 por Deng Liqun fué eficaz y sus puntos de vista fueron recogidos por la dirección del Estado. Una izquierda reforzada y apoyada en las movilizaciones espontáneas puede hacer retroceder al ala liberal y al lobby de empresarios privados que buscan imponer sus intereses y transformar la naturaleza del régimen. Un factor clave es la convergencia de estas dos corrientes: el descontento social con el activismo de la izquierda para que hagan valer su peso político y sean reconocidos como exponentes de los intereses de la inmensa mayoría del Pueblo Chino. Un investigador mexicano ha señalado que «la disyuntiva entre capitalismo y socialismo está en la vida cotidiana. La opción irá perfilándose a través de las soluciones que se den a los grandes problemas de desocupación, tecnificación y participación social y política» (Peña, 1999). Pero se perfilarán en función de la correlación de fuerzas de cada bando en cada momento. Como señala un investigador norteamericano «el que China llegue a una forma de democracia socialista depende de la lucha de las fuerzas sociales en competición» (Al Sargis, 2003). La capacidad social y política de la clase obrera y sus clases aliadas y la acción de su vanguardia política serán determinantes. La Revolución china no ha terminado sino que no ha hecho mas que empezar.

8.- Conclusiones.

1.- Aunque el proletariado industrial es una clase social tan reciente como lo es en China la industrialización, ha jugado un rol socio-político de primer orden en el siglo XX.

2.- La industrialización posterior a la formación de la R.P. de China no sólo fortalece numéricamente esta clase social, minoritaria en un país fundamentalmente agrícola, sino también ideológicamente al atribuirle el nuevo régimen la noción de «dueña» de los medios productivos y del poder estatal.

3.- El desarrollo del sector industrial privado, colectivo y con financiación extranjera y la reforma del sector industrial público en los años 80 y 90 han modificado sustancialmente las características macrosociales objetivas y subjetivas de la clase objeto de estudio.

4.- Cuantitativamente ha crecido exponencialmente gracias a una masiva migración de población campesina y al crecimiento poblacional y es el proletariado más numeroso del Mundo; pero vuelve a sufrir una parte del mismo despidos, desempleo y condiciones de explotación desconocidos en la etapa superior.

5.- Tanto el proletariado tradicional del sector socialista como el del sector privado está reaccionando a la nueva situación creada desarrollando formas de organización y protagonizando conflictos sociales importantes.

6.- El Partido Comunista, que oficialmente es la vanguardia organizada del proletariado, vive una crisis en sus relaciones con este sector social de la que intenta salir atendiendo sus reivindicaciones, aplicando con más severidad la ley laboral, proponiendo formas de organización obrera y apoyandole en ciertos conflictos con las empresas que explotan a sus plantillas y violan la ley.

7.- El ala izquierda del P.C., que no cuestiona el desarrollo del sector privado ni la inversión extranjera, es hoy la más inequívoca expresión política de las inquietudes de una clase que aspira a a recuperar el papel hegemónico que tuvo de 1949 a 1980 y que ha perdido al calor del proceso modernizador del país.

8.- Aunque las tendencias a la instauración plena de un sistema de capitalismo liberal son fuertes, la intervención conjunta de factores y actores puede alterar dicha tendencia en el curso de un proceso abierto en el que el poder político va rectificando sus opciones táctico-estratégicas al calor de la correlaciones de fuerzas que se van estableciendo. Un proletariado poderoso, numeroso, educado, movilizado, indispensable para la economía nacional, organizado y capaz de buscar alianzas en el campesinado, la intelectualidad y un sector del aparato del Estado es y será aún más en el futuro un actor social de primer orden en el país.

Jose Antonio Egido, Doctor en Sociología, 24 diciembre 2006.