El complemento directo de «Adiós Humala» es «bienvenidos fujimoristas». Con las técnicas y sistemas mafiosos, el gobierno de Humala ha dado el gran viraje. La llamada hoja de ruta dibuja una trayectoria de 180 grados que se ha dado constantemente desde el inicio del gobierno. Es la ruta del viraje en la política exterior ya […]
El complemento directo de «Adiós Humala» es «bienvenidos fujimoristas». Con las técnicas y sistemas mafiosos, el gobierno de Humala ha dado el gran viraje. La llamada hoja de ruta dibuja una trayectoria de 180 grados que se ha dado constantemente desde el inicio del gobierno. Es la ruta del viraje en la política exterior ya mencionada (ver «Adiós Humala»: http://alainet.org/active/5536
Cuando dispararon contra los que protestaban en Espinar, votantes de Humala en su gran mayoría, ya estaba cumplida la hoja de ruta. El viraje ya es de 180 grados y está el partido y su jefe enfrentado a sus aliados y miembros. En la calle esto tiene como resultado el aumento de las protestas y quizás -en un efecto de bola de nieve- reproducir lo que Santos, presidente de la región Cajamarca, dijo con tanta certeza hace pocos días: procesos sociales análogos a los de Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez en Ecuador y Sánchez de Losada y Carlos Mesa en Bolivia. Esto por no mencionar a los que se produjeron en Argentina con «el que se vayan todos» en diciembre del 2001 o el propio pueblo peruano del 2000 cuando los cuatro suyos marcharon para sacar a Fujimori. En la calle peruana actual, los actores son los jóvenes y los afectados por la minería. Ellos no necesitan de líderes naturales. Podrían autoconvocarse bajo el lema «que me devuelvan el voto».
Ya efectuada la correctamente llamada «gran transformación» (Ayer con la gente, hoy contra la gente) la hoja de ruta ha colocado al congreso de la república en un disparadero. Está el partido de gobierno a 180 grados de su punto de inicio lo que lo coloca como aliado natural de sus adversarios y opositor de su bancada. De esta forma debe de entenderse el inicio de las renuncias de sus partidarios y aliados a la bancada. Esto le va a quitar la escueta mayoría simple que obtuvo. Lo que le debería de seguir es la alianza con los fujimoristas para poder elegir un presidente del congreso dentro de un mes. Esta es la ocasión perfecta para que Kenji Fujimori llegue a la presidencia del congreso. Parece que él trabaja un poco más que su hermana que no va nunca. Esa alianza reforzaría tanto los aspectos siniestros montesinistas del régimen (e.g. cambio de leyes en la noche, sembrado de armas, encarcelamiento de defensores de derechos humanos) que ya se ven, como los propiamente dictatoriales-fujimoristas, que sobra mencionar. ¿Otra vez teléfonos interceptados y amenazas telefónicas de muerte? Si algunos congresistas y diplomáticos políticos no están renunciando ahora aún es por razones de trabajo e ingresos. Pero otros sin duda seguirán los pasos ya dados por Verónica Mendoza, y seguido por otros. Mendoza es fundadora del Partido Nacionalista por cierto.
Humala no puede gobernar los próximos cuatro años sin tener mayoría en el congreso y eso solo se lo da una alianza con el Fujimorismo ahora. En realidad en el ejecutivo solo le falta rebalancear la cancillería y poco más. Los ministros actuales hubieran estado en los años 90 encantados como tecnócratas «asépticos». Francisco Tudela, ex canciller de Fujimori aceptaría encantado la cancillería. Por otro lado, la cancillería no ha pintado en el viraje de la política exterior peruana. Esa gran transformación vino de Palacio.
Lo que hace pintoresca a la derecha peruana, es que nunca ha calculado el efecto de sus actos río abajo. Esto es por la frivolidad rampante. Este no es un complot peruano, ni siquiera es uno internacional. Los temas de la contaminación y una mejor distribución del ingreso minero son universales y están brotando de forma espontánea en el mundo. Lo pintoresco es que cuando revienta el problema, se sorprende muy tarde, se convierte en víctima, y acusa a todos los pobladores de «terrorismo», que en el Perú tiene mucho atractivo mediático por la existencia de Sendero en los años 80. Es un recurso barato usado por la prensa escrita y televisiva adicta al Fujimorismo (que aún pervive) para generar miedo nacional a las protestas en la asociación «terrorismo=senderismo». Con eso cree que produce desafección popular a las protestas. Todos los peruanos terminamos pagando la cuenta de esta tontería. Los analistas políticos peruanos deberían estar alimentando a la prensa, de proyecciones de los efectos de estos movimientos a diez años plazo y advirtiendo a la prensa de dejarse de frivolidades. ¿Alguien ha pensado cómo se haría si cayera Humala? Faltan cuatro años de gobierno y el partido gobernante está perdiendo la mayoría simple en el congreso. «Es el marxismo que tiende sus brazos para destrozar el progreso logrado» dirá algún editorial de esos periódicos que no sirven ni para envolver pescado.
Ahora está claro que debería de existir una fórmula constitucional para pedir la vacancia de la presidencia de la república, de la misma manera que la hay para alcaldes y presidentes regionales. Incumplir con las promesas electorales es una buena razón.
Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI y coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org
Fuente: http://alainet.org/active/5549