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La UE tras los recursos minerales y madereros de los pobres

Fuentes: IPS

Funcionarios de la Unión Europea (UE) están delineando una nueva estrategia para otorgar a las empresas multinacionales un mayor acceso a los recursos minerales y madereros de los países del Sur en desarrollo.

El bloque europeo importa 80 por ciento de las materias primas que sus compañías emplean para manufacturar bienes, por lo que sus funcionarios consideran que los impuestos y otras medidas aplicadas por los gobiernos de naciones en desarrollo constituyen obstáculos que deben remover.

En noviembre, la Comisión Europea, órgano ejecutivo del bloque, definirá los lineamientos sobre cómo las empresas de los estados miembro pueden explotar los recursos naturales de otras naciones, incluso aquéllas en las que la mayoría de los habitantes viven en la pobreza.

Esa directiva tomará en consideración 450 restricciones a las exportaciones identificadas por la Comisión, entre las que se encuentran impuestos a las ventas al exterior para fomentar el procesamiento de materias primas por compañías locales, subsidios y límites a las inversiones extranjeras.

Patrick Hennessy, un veterano funcionario de la UE que ha participado en la redacción de los lineamientos, trazó una distinción entre diferentes grupos de países pobres, al hablar en una reunión realizada el 29 de septiembre en Bruselas.

Mientras economías en rápido crecimiento, como China e India, tienen una gran demanda de materias primas, los países africanos cuentan con «enormes recursos» pero al mismo tiempo «problemas muy agudos», señaló.

Hennessy afirmó que la UE debe encontrar un «delicado equilibrio» en sus relaciones con otras naciones. «Es importante tratar de convencerlos de que vean las cosas como nosotros lo hacemos. Esto suena muy condescendiente, pero al menos deberían seguir ciertas reglas comunes como parte de una política industrial sustentable», agregó.

El comisario de Comercio de la UE, Peter Mandelson, señaló que la Comisión busca incluir cláusulas que prohíban las restricciones a las exportaciones en todos los acuerdos de libre comercio que negocie. Ya están contempladas en los alcanzados con Chile y México y esperan lograr lo mismo con Corea del Sur e India.

Mandelson enfatizó que en las industrias química, plástica y de la madera, las materias primas representan un tercio del precio de los bienes producidos en Europa. «La imposición de un impuesto a las exportaciones puede dejar a una compañía europea fuera del mercado de la noche a la mañana», dijo.

A su juicio, existen herramientas más específicas y aptas para lograr los objetivos que se mencionan para justificar las restricciones a las exportaciones: fortalecer la industria doméstica, aportar a los gobiernos ingresos fiscales derivados de los impuestos a las ventas externas, o restringir el comercio de productos sensibles desde el punto de vista ambiental, como la madera.

«En términos económicos, las restricciones a las exportaciones son una maza antes que un escalpelo», argumentó.

Pero activistas contra la pobreza consideran que los países deben conservar la opción de poder restringir sus ventas al exterior.

Marc Maes, de la organización belga 11.11.11 dijo que es «muy preocupante» que la Comisión Europea haya tratado de convencer a las naciones africanas de eliminar los impuestos a las exportaciones como parte de los acuerdos de libre comercio.

«Hay muchas razones por las cuales los países en desarrollo deben mantener controles sobre las exportaciones de madera, por ejemplo», agregó.

«Es importante para el ambiente, para los pueblos indígenas y para los fabricantes locales. Tenemos que decirle a la Comisión que eliminar esas restricciones no es bueno para el desarrollo de esos países», señaló Maes.

El chocolate ofrece un ejemplo sobre la forma en que los impuestos a las exportaciones son una fuente vital de ingresos para los países pobres. Casi 60 por ciento de las importaciones europeas provienen de Costa de Marfil y Ghana.

Caobisco, el grupo que representa a la industria europea de las galletitas y el chocolate, considera que un derecho de exportación de 26 por ciento aplicado por Costa de Marfil es excesivo. Pero uno de sus representantes, Tony Lass, admitió que «tienen muy pocas exportaciones alternativas, por lo que se puede decir que es razonable que pongan impuestos a las de cacao».

Alfredo Valladao, un académico brasileño que enseña en el instituto francés de ciencias políticas Sciences Po, dijo que si la UE quiere que otras naciones eliminen las restricciones a las exportaciones debe primero considerar cómo sus subsidios a la agricultura perjudican a los productores de los países pobres.

«Si uno quiere defender la libertad de mercado debe colocar todo sobre la mesa, incluyendo las restricciones europeas a las importaciones y los subsidios a la agricultura. Esto implica algunos grandes sacrificios para Europa», agregó.

«No se puede obligar a un país a exportar algunas materias primas y otras no. El colonialismo es cosa del pasado», concluyó Valladao.