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CEAR recuerda que los países del Sur acogen al 86% de los refugiados en el mundo

La Unión Europea se blinda frente a las personas refugiadas

Fuentes: Rebelión

Unos 150.000 inmigrantes llegaron a Europa por mar entre enero y julio de 2015, según los cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones. La mayor parte de las llegadas fueron a Italia y Grecia. Asimismo, más de 1.900 personas inmigrantes perdieron la vida en el Mediterráneo hasta julio, más del doble que en el […]

Unos 150.000 inmigrantes llegaron a Europa por mar entre enero y julio de 2015, según los cálculos de la Organización Internacional para las Migraciones. La mayor parte de las llegadas fueron a Italia y Grecia. Asimismo, más de 1.900 personas inmigrantes perdieron la vida en el Mediterráneo hasta julio, más del doble que en el mismo periodo del año anterior. Según el Informe 2015 de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), «el Mediterráneo fue de nuevo un cementerio para miles de personas que huían de los conflictos y la persecución, y anhelaban un lugar donde vivir seguras y obtener protección».

A finales de mayo, la Comisión Europea planteó dentro de la llamada «Nueva Estrategia Migratoria» la «reubicación» de 40.000 personas inmigrantes, de las que cerca de 24.000 se encuentran en Italia y unas 16.000 en Grecia, en los diferentes países de la Unión. La mayor parte de estas personas refugiadas proceden de Siria y Eritrea. Las organizaciones de derechos humanos calificaron esta propuesta como «de mínimos», si se consideran las 150.000 personas que han llegado por vía marítima a Europa durante 2015. «Frente a la tragedia casi cotidiana en el Mediterráneo, la Unión Europea ha apostado por el blindaje de sus fronteras para evitar la llegada de personas inmigrantes», concluye el último informe de CEAR.

Aun así, los ministros de Justicia e Interior de los países de la UE, reunidos el 20 de julio en Bruselas, se comprometieron únicamente a la «reubicación» de 32.256 inmigrantes (sobre la propuesta inicial de 40.000), que actualmente se hallan en Italia y Grecia. Por otro lado, los países de la UE han aceptado el «reasentamiento» de 22.504 inmigrantes, principalmente sirios, que se hallan en campos de refugiados de Jordania, Turquía, Líbano e Iraq.

El compromiso de «reubicación» varía sustancialmente según los países. Alemania (10.500) y Francia (6.572) suman la mitad de los demandantes de asilo que la UE se ha comprometido a acoger. Esta cifra contrasta con la de países como Austria y Hungría, que no han admitido a ninguna persona refugiada en este «reparto». España acogerá únicamente a 1.300 personas refugiadas, cuando la «cuota» que planteó la Comisión Europa en mayo era de 4.300. Fuentes de CEAR consultadas apuntan la ausencia de una política migratoria común en la Unión Europea. «Cada país defiende sus intereses nacionales», de ahí la disparidad en los compromisos. Para hacerse una idea de la magnitud de estas cifras, la Organización Internacional para las Migraciones recuerda que países como Líbano (de cuatro millones de habitantes), acoge a 1,5 millones de refugiados sirios, mientras Turquía acoge a dos millones.

Según la secretaria general de CEAR España, Estrella Galán, «estamos asistiendo a una deshumanización de las políticas europeas». Considera el acuerdo adoptado por la UE como «insuficiente» e «incompleto», por su carácter «temporal y restringido». «Mientras que la mayor parte de las personas refugiadas son acogidas por los países empobrecidos, la Unión Europea tiene dificultades para sacar adelante un acuerdo de mínimos; y países como España están mostrando su cara más insolidaria», añade Galán. Ante las muestras de «regateo» por parte de los gobiernos de la UE, incluso la agencia europea Frontex reconoce que el 80% de las personas que llegan a Europa son beneficiarios potenciales de protección internacional, es decir, se trata de personas refugiadas que pueden demandar asilo.

Fuentes de CEAR explican que un ejemplo de la «férrea» política de la Unión Europea es la fortificación de las fronteras en países como Bulgaria, Grecia o Hungría, «mediante vallas, operaciones policiales y violencia en el marco del control fronterizo, devoluciones ilegales y debilidad en el acceso a los procedimientos de asilo». Ésta es la tendencia de la última década: «La Unión Europea centró sus esfuerzos en financiar complejos sistemas de vigilancia y control de fronteras, en prestar apoyo económico a los estados miembros para que fortifiquen los pasos fronterizos y en suscribir convenios de cooperación con países vecinos (Marruecos, Turquía o Ucrania), con el fin de que ejerzan como gendarmes». A ello se agregan acuerdos de readmisión con países de origen y de tránsito, para forzar la vuelta de las personas que han conseguido llegar a la UE.

El Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, justificó la rebaja de la «cuota» planteada por Bruselas a España por un supuesto «efecto llamada». En otras ocasiones, el gobierno español ha apelado a la situación de desempleo para limitar la acogida de personas refugiadas. En los últimos días, han suscitado duras críticas unas declaraciones de Fernández Díaz en las que comparaba las «reubicaciones» de personas refugiadas, con las «goteras» de una casa, que en lugar de «taponarse», lo que se hace es «distribuir el agua que cae entre las diferentes habitaciones».

El informe 2015 de CEAR señala que el número de inmigrantes que solicitó asilo en España durante 2014 fue «muy reducido», 5.947 personas, lo que supone el 0,95% del conjunto de los 28 países de la UE. Estos números desmienten la idea de «avalancha», afirman fuentes de CEAR. Los países que recibieron mayor número de solicitudes en el ámbito de la Unión Europea fueron Alemania (202.645); Suecia (81.180); Italia (64.625); Francia (62.735); Hungría (42.775) y Reino Unido (31.180), en todos los casos una cifra muy superior a la del estado español.

Entre las casi 6.000 solicitudes de asilo recibidas durante 2014 en España, destacan las de inmigrantes que proceden de Siria (1.697), Ucrania (946), Malí (620) y Argelia (309). En los dos primeros casos se ha producido una tendencia al alza muy notable en los últimos siete años, ya que en 2007 sólo se dieron siete solicitudes de ciudadanos ucranios y 32 de personas originarias de Siria.

Las circunstancias vitales de cada persona refugiada tienen poco que ver con la abstracción que el ministro del Interior español, Jorge Fernández Díaz, verbalizó como «goteras». En conversación telefónica, el padre de un joven ucranio de 24 años llegado a Valencia cuenta el caso de éste, extensible -salvando los detalles- a otros muchos jóvenes del país. El muchacho salió de Ucrania con un amigo en septiembre de 2014, rumbo a España, donde residen sus padres desde hace una década y ha solicitado asilo.

Abandonó la ciudad de Chernivtsi, donde, terminados los estudios, trabajaba en una tienda de informática y compartía la vida con su novia y amigos. El motivo de la salida fue que le reclutaran para el ejército (la leva afecta a las personas entre 16 y 60 años; también a las mujeres con profesiones que pueden resultar útiles al ejército, como medicina o ingeniería). La pena por deserción, entre dos y cinco años de prisión en tiempos de «normalidad», se endurecen mucho en época de guerra. Otro «perfil» habitual de solicitante de asilo en el estado español es el de ciudadanos sirios, de «clase media», que huyen del conflicto (en muchos casos proceden de grandes ciudades como Damasco o Alepo); inmigrantes paquistaníes que escapan de las persecuciones religiosas, y palestinos, sobre todo jóvenes, de Gaza y Cisjordania.

Frente a los discursos que apelan a la «invasión» en Occidente, los datos de ACNUR (Agencia de la ONU para los refugiados) revelan que la mayoría de personas refugiadas en el mundo residen en países «en vías de desarrollo». En 2012 estos países concentraban el 80% del total de refugiados, porcentaje que aumentó hasta el 86% en 2013. En el primer semestre de 2014 Pakistán era el primer país receptor de personas refugiadas, seguido por Líbano, Irán, Turquía, Etiopía, Kenia, Chad, Uganda y China.

En los países industrializados se constata asimismo un incremento acusado, pese a las diferencias respecto a los países del Sur. El número de personas que pidieron asilo durante 2014 en los países más industrializados fue la mayor de los últimos 20 años: un total de 866.000 solicitantes, lo que supone un aumento del 45% respecto al año anterior. Más de la mitad de las demandas se concentraron en cinco países: Alemania, Estados Unidos, Turquía, Suecia e Italia. Tal vez la cuestión de las personas refugiadas, desplazadas y el derecho de asilo sea una de las grandes cuestiones globales. A finales de 2013, más de 50 millones de personas en todo el mundo habían sido forzadas a abandonar su hogar por las guerras, la violencia y la vulneración de derechos humanos. Se trata de la cifra más elevada desde el final de la segunda guerra mundial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.