La crisis en Uruguay se expresa de manera multidimensional. El sistema de salud y el educativo, la situación económica y laboral se resquebrajan día a día. Es incuestionable lo que implica la pandemia, pero como decía un viejo psicólogo: hay que enfocarse en cómo salir del pozo y no cómo llegamos a él.
Ahí entran en juego los gobiernos, las medidas que toman y la actitud ante la pandemia. El gobierno derechista liderado por Luis Lacalle Pou no niega la pandemia ni es anti vacuna, pero no por ello resulta que está haciendo todos los esfuerzos posibles para paliar esta crisis.
“Los malla oro” y la economía
El gobierno mantiene su retórica de la “libertad responsable” y el “malla oro”, apuntalándose en el cuidado individual y en el sector privado de los grandes capitales. Liberalismo individual y económico en tiempos que demandan presencia del Estado, mancomunión de todos los sectores y organizaciones sociales para afrontar esta crisis. Toda una definición de clase.
El 14 de abril el Parlamento aprobó una nueva tanda del impuesto a jubilaciones y a empleados públicos con ingresos mayores a 120.000 pesos nominales (unos 2.670 dólares) para aportar al Fondo Covid. En el 2020 este impuesto recaudó apenas unos 30 millones de dólares. Ante las propuestas de gravar también a los sectores más ricos para fortalecer el fondo de crisis, desde la coalición gobernante volvieron a responder que no están dispuestos a gravar al “malla oro”, porque es el motor para salir de la crisis.
Cabe recordar que, según el Banco Central del Uruguay, entre abril y diciembre del año pasado, se fugaron capitales por concepto de inversión de cartera (también conocida como inversión especulativa) por casi 3.500 millones de dólares, cinco veces el valor de todo el fondo Covid 2020.
Las conclusiones se desprenden solas. El famoso “malla oro”, lejos de ser el motor de la economía, fuga su capital en el exterior para surfear la incertidumbre de la crisis. Son los mismos que gritan “Viva la patria” con la bandera nacional en la mano, pero sus activos en otros países. (1)
Otro de las falacias nombradas hasta el hartazgo por el gobierno, es que no hay capacidad para gravar a los capitales, pero la realidad es porfiada y ha demostrado lo contrario por boca de ellos mismos. La obsesión del equipo económico del gobierno con el déficit fiscal los coloca a la derecha del FMI. Este organismo multilateral ha fomentado que los gobiernos gasten para paliar la crisis, pero parece que el mensaje no llegó a Uruguay. (2)
Cien mil nuevos pobres, y contando…
Saluden a Uruguay que se va…
En materia sanitaria el gobierno ha hecho oídos sordos a los planteos de la oposición e incluso a los de su propio Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) que en febrero de este año anunciaba que de seguir en este rumbo, las proyecciones indicaban el aumento exponencial de contagios y fallecimientos por Covid-19.
Uruguay ostenta el tétrico galardón de ser el país con más contagios por millón de habitantes en el mundo. Las sociedades médicas estiman que en los meses siguientes se puede desencadenar la peor crisis de los centro de tratamientos intensivos. Al día de hoy su capacidad está a un 80% y en el departamento con la segunda población del país, Canelones, el porcentaje de vacunación no alcanza el 15%.
Con este panorama el presidente Lacalle tuvo tiempo para hacer lobby para conseguirle 50 mil vacunas a la Conmebol para que se pueda disputar un torneo de fútbol. ¿Gestiones para ayudar a las ollas populares? No, gracias parece decir el gobierno.
Sean los orientales tan ilustrados como conectados
Una de las pocas restricciones para reducir la movilidad ha sido la de las clases presenciales en todos los niveles. Al igual que el año pasado, las brechas económicas, habitacionales y de conectividad emergieron a la luz como erupción volcánica.
Esta semana el diario oficialista El Observador colgó en sus redes sociales un video, donde varias familias en un asentamiento popular transitaban sus clases virtuales. Las imágenes hablaban por sí solas. La conectividad, los materiales, varios hermanos en una misma habitación estudiando, la casa lloviéndose en medio de la clase virtual.
El contraste de esta situación con las declaraciones del Ministro de Desarrollo Social, generan la reacción de alguien que estuvo cautivo por años en la oscuridad y de repente mira de frente al sol. El jerarca expresó: “Los pies en el barro o el frío en la noche no impiden que la gente tenga una garra enorme” y con el “entrenamiento adecuado llegue muy lejos «.(3) La meritocracia a todo galope.
Va bala
En la última semana se registraron tres casos de abuso y autoritarismo policial. Una persecución en pleno centro de Montevideo terminó con la muerte del conductor perseguido. Los argumentos policiales fueron que el auto y el conductor estaban requeridos, y que éste abrió fuego primero. Nunca se encontró el arma.
Por esta persecución, los policías chocaron a un taxista que quedó internado. Chocaron a otro auto donde viajaba una pareja con su beba y los bajaron apuntándoles con armas.
El día jueves 15 un hombre se atrincheró en una pensión con cuchillos y fue ultimado por la policía. Una niña de 12 años murió por una bala perdida y un hombre de 29 años mientras esperaba el ómnibus falleció a causa de otra bala perdida por un enfrentamiento entre policías y delincuentes.
El fin de semana se conoció la sentencia de otro caso de abuso policial que aconteció en noviembre de 2020. Ocho policías indagados, cuatro procesados, uno de ellos con antecedentes por abuso policial y amenazas. Otra persecución y disparos de los uniformados fue el hecho desencadenante.
La única diferencia con la primera persecución fue que una bala pegó en el brazo del conductor y otra quedó alojada en el asiento del mismo a centímetros del pulmón. Incluso los policías plantaron un arma en la escena de los hechos que no tenía huellas y que estaba registrada en el Ministerio del Interior. Las pruebas de parafina para restos de pólvora, dieron positivo en los policías y negativo en el conductor. La defensa del sindicato de los policías se retiró del caso.
Esto no pretende ser una crónica policial de la semana, sino dar cuenta del clima en el que se está viviendo en Uruguay. Las fuerzas policiales tienen a un ministro que se declara “hincha” de éstas. Donde se precisa profesionalidad, mando, estrategia, se tiene a un barrabrava (Jorge Larrañaga) como mandamás.
El propio ministro fue derrotado en la interna de su partido (Nacional, el mismo que el del presidente Lacalle) y nuevamente derrotado en las urnas cuando la población le votó NO a su propuesta de reforma constitucional “Vivir sin miedo”. Básicamente constaba de sacar dos mil militares a la calle como apoyo a la policía y mano dura con el aumento de penas de determinados delitos relacionados con la propiedad.
Esta reforma se coló por la ventana y entró en la “ley ómnibus” de la Ley de Urgente Consideración. Los militares no están contemplados pero se le ha dado piedra libre a los policías. Desde la tribuna su jefe los arenga y por televisión amenaza a delincuentes mientras llama a la DEA estadounidense, dice que para combatir el narcotráfico.
El ministro se empeña en mostrar que los delitos han bajado sensiblemente por pura y exclusiva gestión suya y no por la pandemia, como ha sucedido alrededor del globo. Incluso se le ha cuestionado la metodología con la que se miden los delitos. (4) Mientras, el Presidente se empeña en mostrar que la situación económica es por la pandemia y no por gestión suya. ¿A quién le creemos?
Así las cosas. La desigualdad agiganta su brecha cada vez más. Parece que existieran dos Uruguay. Hoy surge otra generación condenada a la desnutrición, a la marginalidad, con un futuro opaco, inalcanzable. Similar a la del 2002, nuestra última y catastrófica crisis. Cercana al narco, lejos de un libro. El aeropuerto queda más cerca que un trabajo digno. Las balas más rápidas que la luz en un cuarto oscuro que se llueve.
El proyecto de la oligarquía local parece que vuelve a posicionarse en el mismo lugar, como cada veinte años, donde el país vuelve a crujir y los de abajo a juntar los pedazos del derrumbe.
Arriba el regocijo, los paraísos fiscales, las exportaciones, el champagne y los barrios privados al alza. Abajo el desempleo, las ollas populares, la pobreza creciente, los sueños que se marchitan. El descontento empieza a fermentar.
Notas:
(1) «La larga lista de implicados cita contadores, abogados, políticos, deportistas, artistas, y empresarios. Pero también, a propietarios y directores de grandes medios de prensa, como El País, El Observador y Búsqueda, que operan cuentas en paraísos fiscales.
Otras figuras destacadas de la política y el deporte como Ignacio de Posadas, Sergio Abreu, Edgardo Novick, Rodrigo Goñi, Pedro Bordaberry, Jorge Sanguinetti, Antonio Marchesano, Ricardo Zerbino, Daniel Weiss, Orlando Dovat, Francisco Gallinal, Eugenio Figueredo, Pablo Forlán, Paolo Montero, Juan Pedro Damiani, Julio Szafran, Nicolás Jodal, Ernesto Kimelman, Ricardo Peirano Peirano, Guillermo Scheck, Luis Eduardo Cardoso y Hugo Romay son algunos de los nombres que parecen citados en los “Papeles de Panamá”.
(2) Directora del FMI pide a países que “gasten y gasten” y que no retiren los estímulos
https://www.elpais.com.uy/user/suscripcion?utm_source=article
(3) Pablo Bartol: “Los pies en el barro o el frío en la noche no impiden que la gente tenga una garra enorme” y con el “entrenamiento adecuado llegue muy lejos”
(4) LIBROSPERIFERICOS – Temporada 2 – «Ya no podemos vivir así» – Rafael Paternain.
Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)