El territorio de las comunidades garífunas de la bahía de Trujillo ha venido siendo saqueado por el empresario canadiense Randy Jurgensen, el que desde el año 2007 inició una serie de compras ilegales de tierra, además de usurpar tierras pertenecientes a la comunidad de Cristales y Río Negro. A pesar de haber sido notificada oportunamente […]
El territorio de las comunidades garífunas de la bahía de Trujillo ha venido siendo saqueado por el empresario canadiense Randy Jurgensen, el que desde el año 2007 inició una serie de compras ilegales de tierra, además de usurpar tierras pertenecientes a la comunidad de Cristales y Río Negro.
A pesar de haber sido notificada oportunamente la Fiscalía de las Etnias, sobre las acciones al margen de la ley emprendidas por el empresario canadiense conocido como el «Rey del Porno», este logró apoderarse de buena parte de la Cordillera Nombre de Dios y algunos sectores de la playa de Santa fe y San Antonio. Posterior al golpe de estado, con el apoyo de la Municipalidad de Trujillo, invocando la Ley de Expropiación Forzosa (1913), se apropió de la comunidad de Río Negro, la que posteriormente demolió para la construcción del fallido muelle conocido como el Banana Coast.
En septiembre del 2011, la Fiscalía de las Etnias presentó un requerimiento fiscal en relación a una transacción de tierras donde la señora Orley Reneand le vendió al Rey del Porno. Además de la venta ilegal de tierras, el canadiense se apoderó de un segmento de tierra no incluido en dicha transacción.
Para agosto del año 2013, el Juzgado de Letras de Trujillo emitió una constancia por el desacato de Jurgensen, el que de forma deliberada ignoró las citaciones del Juzgado. Finalmente para el mes de junio del presente año, se libra una orden de captura en su contra. Con una enrome renuencia el canadiense optó por presentarse al Juzgado, el cual fijó el 13 de noviembre entrante como la fecha para la audiencia en el juicio que se le sigue por usurpación.
Cabe señalar como el Juzgado de Letras de Trujillo actuó con una enormeme celeridad, en un caso incoado por el Rey del porno en relación a una supuesta invasión a un terreno que aduce poseer en Puerto Castilla. El pasado mes de agosto, vecinos de la comunidad de Puerto Castilla ocuparon un predio que se encuentra abandonado desde hace décadas dentro del territorio de la comunidad, la que padece de un enorme hacinamiento, y es amenazada de ser relocalizada como parte de la ampliación de la Empresa Nacional portuaria, la que en el año 1976, durante el gobierno militar, obligó a los habitantes de Castilla a ser reubicados.
El Rey del Porno fue uno de los promotores de las ciudades modelo en su primera fase. El «empresario», acompañado por un grupo de inversionistas canadiense, participaron en la sesión especial del Congreso Nacional, en Gracias, Lempira, cuando se aprobaron los estatutos de las Regiones Especiales para el Desarrollo (RED), nombre con el cual fue impulsadas las Ciudades Modelo, antes de ser declaradas inconstitucionales.
Con la declaración de inconstitucionalidad de las Ciudades Modelo, el golpe al Corte Constitucional y la posterior reintroducción de las ciudades modelo bajo el nombre de Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), Puerto Castilla es considerado con Amapala como los dos sitios claves para el inicio del proyecto neoliberal, que conlleva a la subasta del territorio nacional al capital extranjero, para la construcción de las cuasi independientes ciudades-nación.
Con el caso de Jurgensen se ha probado una vez más la tendencia al pevaricato que afecta a los operadores de justicia y la inclinación a la corrupción que padecen los encargados de la administración de justicia en el país. Desafortunadamente esta actitud es uno de los argumentos que suelen utilizar los promotores de las ZEDE para justificar la tercerización de la justicia a países extranjeros.
Transcurrieron varios años para que el rey del porno fuera proseguido por el delito de usurpación, ahora falta ver si los operadores de justicia de Trujillo se apegan a derecho o simplemente se adhieren al tsuanami de corrupción que ahoga el país.
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