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A las puertas del Foro Social Mundial, entrevista a Peter Niggli, director de la Alianza Sur

Las expectativas de las ONG ante el Foro de Belem

Fuentes: Rebelión

Peter Niggli es el director de la Alianza Sur, plataforma que reúne a seis de las ONG suizas más activas en la esfera de la cooperación Norte-Sur. La Alianza Sur junto con E-CHANGER, organizan la delegación helvética que viajará a Brasil para participar en esta nueva edición el Foro Social Mundial (FSM) a realizarse entre […]

Peter Niggli es el director de la Alianza Sur, plataforma que reúne a seis de las ONG suizas más activas en la esfera de la cooperación Norte-Sur. La Alianza Sur junto con E-CHANGER, organizan la delegación helvética que viajará a Brasil para participar en esta nueva edición el Foro Social Mundial (FSM) a realizarse entre el 27 de enero y el 1ro de febrero. La delegación la integran 50 personalidades políticas, sindicales, del mundo de los derechos humanos, iglesias, ONG, periodistas, así como un representante de COSUDE, la agencia oficial de cooperación.

P: ¿Cómo sitúa a esta edición del FSM en el marco del desarrollo del pensamiento-acción altermundialista?

R: Hace diez años la idea de un Foro Social Mundial nació, prácticamente, en el marco de la crisis financiera asiática y de toda la resistencia y crítica al modelo neoliberal que surgió con fuerza en los años 90, y más particularmente a fines de esa década. Y que tuvo un punto alto en la movilización en Seattle, Estados Unidos, como respuesta a la conferencia ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En ese momento criticamos el sistema de la economía globalizada actual con palabras y propuestas para un cambio que podríamos repetir casi de igual forma en la coyuntura actual. Entonces se lanzó un movimiento de protesta mundial que constituyó, en gran medida, la base del Foro Social Mundial. Esa dinámica fue cortada por los atentados terroristas de Nueva York en 2001. A partir de allí la crítica a la mundialización quedó muy relegada en la opinión pública, en todo caso en Europa y América del Norte. Hoy, de nuevo, nos confrontamos a una situación de crisis. En este caso no de crisis asiática, sino mundial, pero del mismo tipo aunque con matices diferentes. La discusión sobre esta crisis va a recomenzar activamente, o mejor dicho, ya ha recomenzado.

P: ¿Y en ese marco, cuáles son sus expectativas para el Foro de Belém?

R: Será interesante de ver en Belém si todas las organizaciones y movimientos de base que participan son capaces hoy de formular un poco más claramente la proposición que tienen para cambiar la dirección de le economía global, de la mundialización. E incluso para modificar en sus respectivos países la política dominante con el objetivo de resolver los problemas sociales.

P: ¿Es optimista en cuanto a esos grandes desafíos?

R: No sé si el FSM será capaz de todo esto. Tal vez estaremos todavía un poco sorprendidos por todos las manifestaciones actuales de la crisis. Pero creo sin duda que es el gran desafío de este Foro.

P: En cierta forma, desafíos pendientes desde el origen mismo del FSM…

R: Hay que reconocer que, como decía antes, estamos en una situación que se parece mucho a la que dio origen a este movimiento. Y también entender que somos fuertes en los argumentos porque esta crisis demuestra los límites mismos del sistema neoliberal. Lo que no estoy seguro es si nosotros, y yo mismo, tenemos hoy más capacidad para operar propuestas de cambios en nuestros países. Una debilidad de este movimiento mundial es que su fuerza internacional es mayor y más espectacular que lo que se hace a nivel nacional. Sin embargo, hoy estamos en un momento en que las relaciones políticas en los países más poderosos empezaron a modificarse … y quien sabe, entonces, es más posible implementar los cambios imprescindibles…