Con Julian Assange en Gran Bretaña enfrentando una posible extradición a Estados Unidos por publicar secretos clasificados, la reportera de Consortium News, Elizabeth Vos, reflexiona sobre el paralelismo divergente, pero notorio, de ese caso con el del dictador chileno Augusto Pinochet. Dentro de ocho meses tendrá lugar en Gran Bretaña una de las audiencias de […]
Con Julian Assange en Gran Bretaña enfrentando una posible extradición a Estados Unidos por publicar secretos clasificados, la reportera de Consortium News, Elizabeth Vos, reflexiona sobre el paralelismo divergente, pero notorio, de ese caso con el del dictador chileno Augusto Pinochet.
Dentro de ocho meses tendrá lugar en Gran Bretaña una de las audiencias de extradición más importantes de la historia reciente, en el que un tribunal británico y el Secretario de Interior dispondrán si el editor de WikiLeaks, Julian Assange, será extraditado a EEUU a enfrentar cargos de espionaje por el delito de hacer periodismo.
Hacía veintiún años, en otro caso histórico de extradición, Gran Bretaña tuvo que decidir si enviaba al ex dictador chileno Augusto Pinochet a España para ser procesado por el delito de asesinato en masa.
En octubre de 1998, Pinochet, cuyo régimen se convirtió en sinónimo de asesinatos políticos, «desapariciones» y tortura, fue arrestado en Londres a donde había viajado para recibir tratamiento médico. Un juez de Madrid, Baltasar Garzón, había solicitado su extradición en relación con la muerte de ciudadanos españoles en Chile.
Alegando improcedencia de juzgar a Pinochet, el Reino Unido evitó en el año 2000 que fuera extraditado a España, donde habría sido procesado por violación reiterada de derechos humanos.
El argumento de inmunidad del abogado fue revocado por la Cámara de los Lores. Pero el tribunal de extradición dictaminó que la mala salud de Pinochet, amigo de la ex primera ministra Margaret Thatcher, le impediría ser enviado a España.
Montgomery reapareció en el caso Assange para defender el derecho de un fiscal sueco a exigir una orden de detención europea para Assange. Su argumento fracasó porque un tribunal sueco denegó la orden de detención europea. Como en el caso Pinochet, Montgomery ayudó a ganar tiempo, esta vez permitiendo que las acusaciones sexuales suecas persistieran y enturbiaran la reputación de Assange. Garzón, el juez español que había solicitado la extradición de Pinochet, también reaparece en el caso de Assange. Es un conocido defensor de los derechos humanos, «considerado por muchos como el guardián legal más valiente de España y el azote de políticos corruptos y señores de la guerra contra las drogas en todo el mundo».
Pero ahora dirige el equipo legal de Assange. La cuestión que se plantea es si el sistema jurídico británico dejará ir a un dictador famoso como Pinochet y enviará a un editor como Assange a Estados Unidos para enfrentar una vida en prisión.
Pocos funcionarios electos han defendido a Assange (por su imagen manchada por las acusaciones suecas no probadas y las críticas sobre las elecciones de 2016 en Estados Unidos que no tienen nada que ver con la solicitud de extradición). Pinochet, por el contrario, tenía amigos en altos cargos. Margaret Thatcher pidió abiertamente su liberación.
Apenas dos semanas antes de su arresto, el general Pinochet visitó a los Thatchers en su residencia de Chester Square, según informó la BBC. CNN informó sobre una «famosa relación cercana». También se documentó un afecto similar entre Pinochet y el ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger. Pinochet subió al poder tras un violento golpe de Estado respaldado por Estados Unidos el 11 de septiembre de 1973, que derrocó al presidente democráticamente electo del país, el socialista Salvador Allende. El golpe ha sido calificado como «uno de los más brutales de la historia moderna de América Latina».
La CIA financió operaciones en Chile con millones de dólares de impuestos estadounidenses antes y después de la elección de Allende, según informó un Comité del Senado de Estados Unidos en 1975. Más de 40.000 personas, muchas sólo tangencialmente vinculadas a disidentes, fueron «desaparecidas», torturadas o asesinadas durante los 17 años de terror de Pinochet. El Chile de Pinochet casi inmediatamente después del golpe se convirtió en el laboratorio de la teoría económica del neoliberalismo de la Escuela de Chicago, o un nuevo laissez-faire, impuesto a punta de pistola. Thatcher y el presidente Ronald Reagan defendieron un sistema de privatización, libre comercio, recortes a los servicios sociales y desregulación de la banca y los negocios que llevo a EEUU a la mayor desigualdad en un siglo.
En contraste con estos crímenes y corrupción, Assange ha publicado miles de documentos clasificados que muestran a funcionarios estadounidenses y de otras naciones involucradas en similares de crimen y corrupción.
Sin embargo, no se espera que Assange reciba la indulgencia del proceso de extradición británico del que disfrutó Pinochet.
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