Recomiendo:
0

Las misiones de observación electoral y la legitimación de Saakashvili en Georgia

Fuentes: Rebelión

La observación electoral El 13 de enero la Comisión Electoral Central de Georgia anunciaba definitivamente el triunfo de Mikhail Saakashvili en la primera vuelta de las elecciones presidenciales extraordinarias celebradas el 5 de enero de 2008 en Georgia, con un 53,5% de los votos expresados, contra el 25,7% obtenido por Levan Gachechiladze y porcentajes inferiores […]

La observación electoral

El 13 de enero la Comisión Electoral Central de Georgia anunciaba definitivamente el triunfo de Mikhail Saakashvili en la primera vuelta de las elecciones presidenciales extraordinarias celebradas el 5 de enero de 2008 en Georgia, con un 53,5% de los votos expresados, contra el 25,7% obtenido por Levan Gachechiladze y porcentajes inferiores al 10% por otras formaciones políticas. La participación se calculó en un 56,1%. Con estos porcentajes, abiertamente cuestionados por la oposición, se cerraba la puerta a una segunda vuelta electoral y resultaba elegido presidente el candidato estadounidense-georgiano Mikhail Saakashvili.

Las elecciones contaron con la participación de una misión de observación electoral organizada por la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Un equipo de más de cuarenta miembros se unió a otros grupos representantes de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, el Parlamento Europeo, etc. en esta operación. Junto a esta delegación, un número superior a 1.500 de observadores de otras procedencias participó en las elecciones.

Las misiones internacionales de observación electoral se están convirtiendo en una práctica cada vez más generalizada desde la caída del muro de Berlín, con vistas a conceder a países en dificultades políticas un marchamo de legitimidad democrática extendido por la Unión Europea, la OSCE, el Centro Carter, etc. entre otras organizaciones de la llamada comunidad internacional.

Se trata de intervenciones que pueden tener un valor positivo contribución a la pacificación en el caso de aquellos países que vienen de periodos de guerra y que buscan profundizar la pacificación y asentar sus instituciones, como sería el caso de algunas misiones desarrolladas por la UE en África y América (Sierra Leona, Guatemala, Angola).

Más cuestionable resulta, en cambio, esta función en el caso de los países de Europa del Este y Asia que formaron parte de la URSS. Por ejemplo, las misiones desarrolladas en Ucrania y Georgia han añadido poco brillo y poca claridad al concepto, al haber consistido principalmente en operaciones de legitimación de las anteriores revoluciones de colores , operaciones cercanas al puro y simple golpe de Estado auspiciado por los organismos que en la actualidad desarrollan al descubierto las funciones que antes desarrollaba en secreto la CIA, en particular la National Endowment for Democracy (1).

No obstante, de todos los informes electorales elaborados por la OSCE, el más curioso es sin duda el publicado a comienzos de 2005 en relación con las elecciones presidenciales estadounidenses de 2004, en el que se denunciaban las graves irregularidades e ilegalidades registradas. Cabe añadir que dicho informe, de 29 páginas, fue rigurosamente ignorado tanto por las autoridades estadounidenses como por las del resto de la comunidad internacional, así como por los medios de comunicación dominantes, tanto de este país como de Europa. (2) El informe anterior de la OSCE, de 2002 sobre el fiasco de las elecciones electrónicas en Florida, corrió idéntica suerte.

Las elecciones de Georgia

El clima en que se desarrollaron las elecciones de Georgia, en enero de 2008, y las observaciones concretas sobre el terreno de los observadores electorales destacados en el país indican con claridad que dichas elecciones difícilmente pueden considerarse legítimas.

La violencia por parte de los órganos del Estado no había cesado desde meses antes, ante el cuestionamiento popular del presidente Saakashvili. En noviembre de 2007 hubo importantes disturbios contra un presidente considerado por muchos ilegítimo, acusado entre otros por uno de sus ministros, de asesinato y corrupción, y el clima de temor y represión que no cesaría hasta las elecciones. Una semana de enfrentamientos de la población con la policía, con decenas de miles de manifestantes en las calles, que acabó con heridos, detenidos, la declaración del estado de excepción y un desprestigiado Saakashvili. El estado de excepción sería levantado pocas semanas antes de las elecciones, para dar a éstas una pátina de respetabilidad.

En cuanto a la campaña electoral, la jornada electoral y el periodo posterior, el informe de la OSCE detalla se registró un número importante de irregularidades a cargo en la gran mayoría de los casos del partido de Saakashvili, entre otros:

  • episodios de intimidación antes y durante la elección, denunciados en todo el país y nunca investigados por las autoridades;
  • compra de votos, en particular entre ancianos y jubilados a cambio de bonos por productos sanitarios, leña y otros productos de primera necesidad;
  • manipulación de los datos electorales, con 85.000 votantes añadidos a las listas el mismo día de la elección (número significativo, para un total de 1.900.000 votos efectivos);
  • falsificación de votos: series de papeletas rellenadas de manera evidente por la misma mano;
  • falsificación de datos en las actas de las juntas electorales municipales y de distrito;
  • presencia electoral desmesurada en las últimas horas antes del cierre de los colegios electorales;
  • utilización de métodos de recuento arbitrarios, en particular a la hora de decidir la validez de los votos;
  • nula atención, a todos los niveles de la autoridad electoral, a las reclamaciones relativas a irregularidades en el desarrollo de la votación, el recuento y el registro de los resultados electorales;
  • desaparición de votos opositores, que serían hallados luego en lugares públicos de Tbilisi, acciones no reconocidas por la Comisión Electoral Central;
  • no consideración por dicha Comisión de ninguna de las quejas presentadas por representantes opositores;
  • denegación de acceso de la oposición a los medios de comunicación, en particular en los días siguientes a la elección, para evitar la denuncia pública de los resultados. (3)

Por ejemplo, según el informe provisional citado, la Misión Internacional de Observación Electoral observó el recuento de las actas de 180 comisiones electorales de distrito, de los que un 23% se realizaron de modo inaceptable (de mal a muy mal, según la calificación utilizada en los protocolos de observación); en un 8% de los recuentos habían sido testigos de la manipulación de las actas y en un 21% hubo errores graves de procedimiento u omisiones. Asimismo, hubo casos en que los recuentos facilitados a los observadores por las juntas de distrito no correspondían a los datos recogidos por aquellos en las juntas municipales, siempre en beneficio de Saakashvili. Por último ejemplo, en unas 940 juntas de distrito, de un total de 3.511, el número de votantes no correspondía a la suma de los votos válidos y los invalidados.

Los comentarios sobre aspectos no cuantitativos realizados por los observadores calificaron el proceso de recuento de lento, mal organizado y con frecuencia caótico, y dan testimonio de la tensión en que se vivió los recuentos en las juntas electorales.

El informe final registraba la mayor parte de las observaciones incluidas en el informe provisional, ampliándolas con ejemplos bien escogidos. Sin embargo, la decisión política había sido ya tomada, y la apresurada declaración oficial confirmó que las elecciones «se habían desarrollado en su mayor parte con arreglo a los compromisos internacionales», si bien se hacía la salvedad de que había una serie de «desafíos significativos que deberían abordarse.» Cómo, cuándo y por quién, son aspectos que no figuran en la declaración política, así como tampoco figura la exacta naturaleza de los desafíos.

Javier Solana, en nombre de la UE, se apresuró a dar por ejemplares las elecciones, eso sí, señalando que había algunos detalles menores que convendría quizás resolver. También se sumó a los parabienes el portavoz del Departamento de Estado Sean McCormack que afirmó «Estamos de acuerdo… ha sido la primera elección presidencial realmente competitiva celebrada en Georgia.» (4) Pero de todos, el más entusiasta defensor fue el jefe de la misión de observación, el congresista estadounidense Alcee L. Hastings, demócrata por el estado de Florida, presidente de la Comisión sobre Seguridad y Cooperación en Europa (U.S. Helsinki Commission) que en una rueda de prensa conjunta con el ministro de Asuntos Exteriores finlandés Ilkka Kanerva, actual presidente en ejercicio de la OSCE celebrada un día después de la jornada electoral santificó de manera entusiasta la dudosa elección de Mikhail Saakashvili a la presidencia. (5)

Así pues, Georgia, que había sido considerado hasta finales de 2007 por parte de la llamada comunidad internacional como un Estado fallido ascendió mediante esta operación electoral tan bien observada a una condición superior que le ha permitido, entre otros, recibir la invitación de la OTAN, en abril de 2008, para entrar a formar parte de este bloque militar, y también disfrutar del privilegio de unas maniobras militares conjuntas con EE UU en julio de este mismo año, así como de la visita oficial de la secretaria de Estado Condoleezza Rice en vísperas de su ataque a Osetia del Sur.

Notas

(1) Allen Weinstein, citado por William Blum: Rogue State, Common Courage Press 2000, http://www.thirdworldtraveler.com/CIA/National%20EndowmentDemo.html

(2) http://www.thenation.com/doc/20050509/gumbel

(3) OSCE-DIHR Post-Election Interim Report, Id. Final Report

(4) http://www.independent.co.uk/news/world/europe/saakashvili-wins-georgia-election-768856.html

(5) http://www.france24.com/france24Public/en/archives/news/world/20080106-Georgia-elections-OSCE-international-standards.php