Esto se debe a que la estrategia original de ambos presidentes era utilizar el Mercosur para converger con la Alianza del Pacífico y la Unión Europea para posibilitar la entrada de la región a un gran acuerdo de libre comercio mundial, contemplado en los megatratados comerciales que Trump dio de baja en sus primeros días […]
Esto se debe a que la estrategia original de ambos presidentes era utilizar el Mercosur para converger con la Alianza del Pacífico y la Unión Europea para posibilitar la entrada de la región a un gran acuerdo de libre comercio mundial, contemplado en los megatratados comerciales que Trump dio de baja en sus primeros días de gobierno con la anulación del Tratado TransPacífico (TTP).
Una estrategia que está nítidamente reflejada en una propuesta del think-tank Consejo del Atlántico, financiado por grandes corporaciones, en la que se habla de «buscar una fusión y un acuerdo de libre mercado entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico» para que este último sirva de puente «entre la Asia Oriental y la costa del atlántico de Latinoamérica», tal como Misión Verdad lo revelara el año pasado.
Ambos objetivos basados en la óptica de que esta plataforma converja con el tridente Estados Unidos-Europa-América Latina para penetrar en Asia con el primero como pivote, tal como lo sostiene otro trabajo del Consejo del Atlántico firmado por el ex presidente español José María Aznar y el ex senador estadounidense Christopher J. Dodd. El rearme de la estrategia
Sin embargo, el cambio de enfoque en las relaciones comerciales de la Administración Trump trastocó este plan, ya que la intención era renegociar los acuerdos de libre comercio para reducir sus importaciones del exterior que hoy, en gran parte, explican el déficit comercial de 500 mil millones de dólares que tiene Estados Unidos entre lo que vende y compra fuera del país.
Así es como urgidos por la situación que en principio toca a México, Mauricio Macri y Michel Temer se reunieron en Brasilia para reformular su estrategia regional. De aquí es que salen las declaraciones de Macri en donde pidió «darle un impulso histórico al Mercosur» y estar listos para «avanzar en un tratado de libre comercio con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico».
«Hay muchos países interesados en ampliar la relación con nosotros. Uno de ellos es México que con este de cambio de escenario se ve obligado a girar y mirar más hacia el sur», afirmó Macri sobre la situación de México en relación a la intención de Trump de imponer un impuesto del 20% a sus exportaciones a Estados Unidos.
Esto lo que muestra es el apuro que tienen Macri y Temer por revivir el libre comercio con regiones y países que están a punto de quedarse con un montón de exportaciones sin lugar donde vender.
Si fuese acordado en términos soberanos e inteligentes, podría significar una oportunidad. Pero bajo la óptica de libre comercio, favorable más a la estructura de costos de las corporaciones que a los intereses de los Estados, significa que América Latina abriría su economía a uniones comerciales en profunda decadencia, como la Unión Europea, para que se apropie de recursos naturales y mano de obra barata en busca de oxigenar su economía.
El Mercosur y las corporaciones
Este apuro es el que explica la violación de los acuerdos firmados en el bloque por parte de Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil para desconocer a Venezuela como miembro pleno. Ya que como en el Mercosur las decisiones se toman por consenso, cualquier tipo de acuerdo con Europa y la Alianza del Pacífico requeriría del visto bueno de Venezuela, que en reiteradas ocasiones ha manifestado su oposición a liberalizar el comercio con otros bloques.
Sin embargo, estas acciones muestran en toda su magnitud el desespero de Macri y Temer por intentar revivir los acuerdos de libre comercio, en un momento en el que estos mecanismos son duramente cuestionados alrededor del mundo y en su país de origen: Estados Unidos. Como si Argentina y Brasil intentasen ser los mascarones de proa del establecimiento de una plataforma de libre comercio, favorable a las corporaciones que perdieron con la muerte del TTP (y el resto de sus nombres artísticos).
El problema para esto justamente son los desastres internos en sus países y el inminente descalabro de la Unión Europea, entre muchos otros peros que van en contra de esta estrategia aferrada a una ideología del libre comercio demolida por la realidad.
Fuente original: http://misionverdad.com/columnistas/macri-y-temer