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Entrevista al exsenador y diputado constituyente peruano Ricardo Napurí

«Lo que llaman ‘democracia’ en Perú es una de las cosas más atroces que pueda haber propia de una republiqueta»

Fuentes: Rebelión

M.H.: La última vez que dialogamos lo hicimos en torno a la presencia de jefes militares en el gabinete del Presidente Vizcarra. Y vos descartabas la posibilidad de un golpe militar. ¿Podemos considerar que la situación actual de Perú fue la de un intento de golpe parlamentario? 

R.N.: Tu pregunta obliga a una respuesta comentada. Porque yo sintéticamente puedo decir que todo indica que todo intento de golpe parlamentario según todos los indicadores inteligentes, está casi descartado. Pero para situar, es importante decir que el Presidente Vizcarra está acusado de incapacidad moral permanente por el hecho de haber recomendado a un cantante de tercera categoría al ministerio de Educación para que por 50.000 dólares dé cursos a los trabajadores de ese ministerio. 

Parece un problema de una republiqueta y de realismo mágico. Pero ese es el hecho central del problema. Siendo este el hecho, que no vamos a profundizar porque es irrisorio, el problema está en que el Congreso del Perú que es unicameral y tiene 130 miembros ha aprovechado este hecho para acusar al Presidente de inhabilidad moral y el viernes pasado inició su juzgamiento por esa categoría que la Constitución señala. Es decir, cómo recomienda a un cantante de tercera para que dé clases de alta educación en el Ministerio de Educación. Ese es el hecho que ha desatado la crisis política.  

Martín Vizcarra tiene el 50% de apoyo popular. La oposición política no se traduce en partidos políticos orgánicos, sino que está centrada en el Parlamento que fue elegido el 30 de marzo del 2019 hasta julio del próximo año, cuando serán las elecciones generales. Este Parlamento es adverso a Vizcarra en mayoría, porque Vizcarra no tiene parlamentarios propios. Recuerdo, por si no lo saben, que Vizcarra fue el Vicepresidente de Pedro Pablo Kuczynski, el presidente anterior, acusado de inhabilidad moral por el Parlamento, pero probadamente por haber recibido coimas de Odebretch. Vizcarra era Vicepresidente, por eso asumió en marzo de 2018 y termina su mandato en junio del próximo año. Ese es el Vicepresidente que hoy es Presidente. 

Como él no tiene partido propio porque los apoyantes de Kuczynski lo consideran un traidor, entonces solo tiene apoyo popular y se apoya en el pueblo a través de campañas o por la moralidad que obviamente manifiesta en el Perú. Pero ahora aparece como inmoral por la acusación.  

Efectivamente es amigo de este extraño personaje, con el que se reunió varias veces en Palacio y la secretaria administrativa, Roca, grabó audios de las entrevistas donde él daba consejos a su equipo para qué decir en caso de ser entrevistados por la prensa o por el propio Parlamento. O sea que está probado que estaba encubriendo a un delincuente. Ese es el hecho real. Propio de lo que está ocurriendo en nuestros países y propio de una republiqueta.  

Lo que ocurre es que, en la relación de fuerzas políticas, en la oposición que parecía que podía levantarlo rápidamente, fue perdiendo terreno. Por eso no tuvo los 87 votos de los 137 que se necesitaban para desbancarlo.  

Hay que recordar que Alan García, Fujimori, Ollanta Humala, Alejandro Toledo, P.P. Kuczynski, todos ex presidentes, están acusados formalmente y reconocidamente probados de haber recibido coimas. Son ladronzuelos vulgares, algunos por centenares de millones de dólares y otros por miles de millones. Dónde se ha visto en América Latina que haya cinco presidentes implicados en el dolo nacional. Eso indica que lo que llaman “democracia” en el caso particular del Perú, es una de las cosas más atroces que pueda haber propias del realismo mágico.  

No olvidemos que Chile y Perú eran presentados como modelos de administraciones neoliberales exitosas. Que crecían al 4 o 5% y que tenían su régimen social y político estabilizado. En Chile se demostró la falsedad de esto porque una gran parte de la población era marginal y ahora se está expresando en las calles desde hace un año contra el régimen neoliberal y en octubre por el hecho de tratar de darse una nueva Constitución. Y en Perú este hecho ha desatado la verdad del problema.  

La última vez que hablamos, creo que acerté en decirte que no había posibilidades de un golpe militar, y voy a ratificarlo; sin embargo, yo he centrado siempre la denuncia en lo que es el país real. Lo que llaman “democracia” es lo que algunos sutilmente llaman “democracia protegida” o “democracia autoritaria”. Nuestros países oscilan entre esas dos, pero la realidad de Perú es que el 60% de la población siempre fue marginal. En este país “democrático” que crecía al 4 o 5% un 60% de la población es marginal, lo que hoy se está expresando como drama, porque hay 30.000 muertos por el Coronavirus y es el primer país del mundo proporcionalmente en relación a su población. Quiere decir que el virus, como en todo el mundo, está denunciando las miserias del sistema capitalista y en particular de cada uno de nuestros países. Y dicho eso, yo que te había dicho que no hay posibilidad de golpe militar, lo ratifico porque son los militares los que han denunciado a Merino, que es el Presidente del Congreso y de Acción Popular (el partido del ex presidente Belaúnde) que lo llamó para decirle que ya él era el Presidente porque iban a destituir a Vizcarra y necesitaba apoyo.  

Los militares, tanto el ministro de Guerra, como el Comando superior de las FF AA denunciaron el hecho, no solo al Presidente sino al propio ministro de Defensa, Walter Martos. La vez pasada me preguntaste si la designación de Martos significaba la militarización del gobierno y yo te dije que siempre, aún en la época en la que yo fui Senador y Diputado, hubo dos o tres militares miembros del gabinete, lo que no significaba que el gabinete estaba militarizado o que el Perú estaba captado por las FF AA.  

Las FF AA han denunciado a Merino como provocador y eso invirtió toda la situación y la puso a favor del gobierno que tiene un amplio apoyo popular. Y los congresistas prácticamente no tienen apoyo.  

El dolo existe, pero va a ser juzgado cuando deje de ser Presidente porque la Constitución impide que sea juzgado mientras está en ejercicio. Pero será juzgado por actos inmorales. El hecho ahora es que ante la situación que se está planteando, Vizcarra se defiende diciendo que sus adversarios quieren tomar el gobierno a través del Parlamento para impedir las elecciones en abril. Y en el peor de los casos si no lo pueden hacer, para que ellos que están impedidos por decreto constitucional a ser reelegidos, puedan serlo. Es decir, que tienen intenciones espurias. Esa es su estrategia, decir que es un complot que tiene ese objetivo golpista.  

M.H.: Se cumplió un nuevo aniversario del golpe en Chile, que te tuvo como protagonista, porque estuviste allí hasta una semana antes de la caída de Salvador Allende. Te pido un breve comentario al respecto. 

R.N.: Hacen bien los demócratas en rescatar la figura de Allende porque fue un demócrata consecuente en tanto luchador social reconocido. Yo que lo conocí personalmente, no tengo nada en su contra y tomo una posición política diciendo que él llegó hasta donde pudo llegar. 

No podía ir más allá porque él mismo me dijo en 1971, en la entrevista que tuvimos cuando le fui a pedir apoyo para impedir el golpe en Bolivia, que era socialdemócrata y quería que la consigna de la vía pacífica al socialismo fuera estratégica.  

Lo que yo digo en mi libro autobiográfico, es que la realidad llevó a que la revolución apareció, como revolución y contrarrevolución. EE UU armó la oposición política y socialmente, la oposición tuvo una actitud salvaje, contrarrevolucionaria y las masas que pedían armas y que apoyaban mayoritariamente al Presidente querían que el Presidente diera respuesta. Ese salto cualitativo no lo dio Allende, ni la Unidad Popular ni todos los partidos que se reclamaban del socialismo democrático.  

Yo agrego al respecto a quienes lucharon en Chile y a la figura del Presidente Allende, la crítica que la mayoría de los analistas no hacen de la segunda parte, y es que si llamás a los trabajadores a que se queden quietos, luego de haber prometido la revolución en actos concretos como la reforma agraria, la nacionalización del cobre, la lucha contra el imperialismo, magníficas cosas que llevaban a una transición al socialismo; y cuando llegó la hora de la verdad, esa verdad en la historia prueba a los hombres.  

Esa es la reflexión que yo digo que deben hacer todos los analistas, de buena y mala fe, para preguntarse ‘¿y después qué?’ en esos países donde hubo gobiernos radicalizados que no fueron consecuentes hasta el final, terminaron con golpes de Estado contrarrevolucionarios y la muerte de miles y miles de luchadores sociales o la opresión del pueblo trabajador. Esa es la lección de la historia en breves dimensiones. Y es mi reflexión respecto de Chile, aunque sintética.