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Los Estados externalizados y las empresas privadas

Fuentes: dedefensa.org

Traducido para Rebelión por Rocío Anguiano


La gestión de la ayuda tras la catástrofe del huracán Katrina que se abatió sobre Luisiana en agosto de 2005, y que rápidamente se convirtió en una intervención represiva, fue encomendada a empresas militares privadas.

Para actuar en la zona, una decena de compañías firmaron un contrato con el Departamento de Seguridad Interior. Además de la conocida Blackwater, hay que destacar a Instinctive Shooting International, firma israelí que se presenta como «proveedor acreditado por el gobierno de Estados Unidos para prestar sus servicios (1)». La actividad de los mercenarios había disminuido en Iraq y estas nuevas misiones civiles, obtenidas por la desidia de la FEMA, venían como caídas del cielo: aumentaban el volumen de negocio en varias decenas de millones de dólares y permitían ampliar el perímetro de acción «at home».

La supresión de la distinción entre seguridad interna y externa que se estableció con las diferentes leyes «Patriot Act» tras el 11S se reflejó hasta en la política de regulación de la inmigración. Esta confusión entre función militar y campo de aplicación del poder de la policía se incrementó con la permeabilidad entre el sector publico y el privado, entre las firmas nacionales y las extranjeras. Los EEUU confiaron a una empresa canadiense Garda World, que fue adquirida en 2009 por Andrews International (2), el control de su frontera con México, delegando así parte de su soberanía.

La doctrina de Rumsfeld, expuesta la víspera del hundimiento de las tres torres de Manhattan, sobre el necesario desmantelamiento de la monstruosa burocracia del Pentágono justificó la privatización de la Seguridad incluyendo los servicios de información (3), sin garantizar, sin embargo, ahorro alguno en un presupuesto cada vez más hipertrofiado. La administración Obama no modificó en nada el programa de externalización de la Seguridad.

El General Keith Alexander, director de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad), ha inaugurado en lo que llevamos de 2012 varios grandes centros dotados de equipamiento para la recogida y el tratamiento de información en Hawai, Georgia. Yorkshire en Inglaterra y el próximo en mayo en Utah. Cada uno de ellos puede emplear de 1000 a 3000 trabajadores, dispone de los más potentes ordenadores y receptores de señales por satélite producto de la ultimas innovaciones tecnológicas. Esta red de agencias sirve de gran receptor para la escucha de miles de líneas telefónicas y para la captura de todo el tráfico de correo electrónico.

Las líneas telefónicas de la compañía Verizon han sido confiadas a la vigilancia de la empresa Verint (4) mientras que las de la operadora AY&T han sido concedidas a la empresa Narus (5). En 2004, un ex empleado de AT&T alertó sobre las actividades ilegales de espionaje en el seno de su empresa y los atentados contra las libertades civiles. (6)

Estas dos empresas privadas especializadas en la ciberseguridad mantienen vínculos con el servicio de información militar israelí.

El general retirado Hana Gefen, ex comandante de la unidad secreta U82000, el equivalente a la NSA israelí, confesaba con un orgullo casi pueril, a un periodista de Forbes que todas las empresas de información de alta tecnología habían sido creadas por antiguos miembros de su unidad.

Narus fue creada en 1997 por seis israelíes.

Entre ellos estaba Stanislav Khirman un barbudo de origen ruso, antiguo responsable técnico de Elta, que es una división de la industria aeroespacial israelí. Narus presume de poder interceptar todo lo que transite por los protocolos de internet.

Verint también fue creada por israelíes en Israel, entre los que figuraba Jacob Alexander, ex oficial de los servidos de información.

Bill Binney, uno de los cofundadores de una agencia del NSA, el SARC (Centro de Investigación de Automatización), refirió un hecho bastante inquietante. Advirtió que uno de sus colaboradores, ferviente sionista, había entregado programas informáticos muy sensibles del SARC a Israel. A cambio, Binney negoció que le fueran revelados los accesos a los terminales de comunicación. Por último, esta tecnología fue transferida por el Estado de Israel a empresas privadas israelíes que operan en todo el mundo, incluyendo a EEUU.

Esta espiral de usurpación de tecnología por parte de los israelíes recuerda el episodio en el que investigadores de Dimona hicieron creer a sus colegas del Centre d’Energie Atomique que contaban con una técnica de enriquecimiento de agua pesada probablemente obtenida de los británicos. Los franceses abandonaron sus trabajos y se dedicaron a construir el reactor israelí a cambio de un puñado de polvo. Israel había conseguido su arma nuclear mediante un subterfugio.

La anécdota no es en absoluto anodina. A Jacob Alexander, PDG de Verint, lo busca el FBI (7) por fraudes, blanqueo de dinero, estafas y otros crímenes mientras que sus compinches han sido condenados a pagar grandes multas y a penas de cárcel.

La guerra de Iraq no ha acabado y la ocupación está asegurada por más de 80 000 mercenarios.

La estrategia de Obama de incrementar las tropas en Afganistán ha sido de una eficacia dudosa. El mercado de operaciones de seguridad se lo disputan entre empresas mercenarias estadounidenses o no y subcontratas locales en manos de miembros de la familia Karzaï o de señores de la guerra. El mando unificado estadounidense no logra coordinar a todos los colaboradores privados y no hay una instancia contable nacional que centralice realmente su coste. Esta cesión es el precio por mantener una apariencia de pacificación y por hacer que estos dos conflictos ya no formen parte de los temas tratados en los medios de comunicación

Cuanto más aumentan los medios militares, de vigilancia y de información, menos eficaces resultan según la ley de los rendimientos decrecientes. El tratamiento de la grabación de miles y miles de comunicaciones privadas obliga a recurrir a medios exponencialmente importantes expuestos a fugas de información secreta y a la manipulación. Los hackers aficionados demuestran cada día que ningún sistema informático es inviolable y prueba de ello es que un pequeño grupo de personas sin grandes medios como Wikileaks puede descubrir y sacar a la luz las actividades más secretas de los Estados.

Sabiendo además que la función esencial de los diputados miembros de los dos partidos es la colecta de fondos de los lobbies para la financiación de las campañas electorales ¿cómo podría definirse la naturaleza de poder en Washington? Como la «mano invisible» del mercado que dispersa el riesgo y genera crisis sistemáticas, los cruces de intereses muy privados en el seno de las estructuras más sensibles del Estado no miran por el interés público, más bien promueven la incoherencia y el desorden permanente.

El envoltorio ideológico añadido en último lugar aparece como un travestismo echado apresuradamente sobre empresas impulsivas.

Este síntoma de hiperactividad militar salpicada de justificaciones románticas sobre derechos humanos obviamente no se restringe a Washington.

La aventura libia de Sarkozy, refrendada por la casi totalidad de los diputados franceses, anuncia una disfunción similar a la del hermano mayor estadounidense bajo la forma evidente de convergencia de intereses privados interviniendo en lo público. Pero eso no parece importarle a nadie.

Notas:

(1) http://www.securityinfowatch.com/company/10214001/instinctive-shooting-international

(2) http://www.andrewsinternational.com/newsevents/releases/nr_garda.html

(3) http://www.dailymotion.com/video/x8974n_10-septembre-2001_news

(4) http://verint.com/communications_interception/section2a.cfm?article_level2_category_id=7&article_level2a_ib%20d=220

(5) http://www.narus.com/

(6) http://www.wired.com/threatlevel/2007/05/att_whistleblow/

(7) http://www.nytimes.com/2006/08/21/technology/21options.html?_r=2&pagewanted=all

Fuente: http://www.dedefensa.org/article-les_tats_afferm_s_et_les_firmes_priv_es_24_04_2012.html