Qué duda cabe que luego de esta pandemia del COVID-19 llegará al país una grave crisis económica (hasta ahora no escuchamos al MEF plantear como arrostraremos esto), pero ¿cómo plantean afrontar esta crisis los fundamentalistas del libre mercado? Si, esos que decían que los mercados de por si generan estabilidad y eficiencia, consecuentemente los gobiernos no deberían participar en la regulación de precios, liberalizar y privatizar todo (incluido la salud y educación); esos, hoy piden que el gobierno les dé un salvataje, cuya propuesta desde el gobierno de Vizcarra ya está en el congreso, mediante la flexibilización tributaria, el subsidio de sus planillas hasta un 30% (DU emitido por Vizcarra en esta última semana); sí, aunque no lo creamos, estos están preocupados en la acumulación de dinero en ese pequeño sector de explotadores del país aprovechando la situación, incluido el mercado financiero donde los bancos no quieren retroceder en cobrar sus intereses leoninos y las AFPs que realizaron malas inversiones, producto de un inadecuado análisis de riesgo, que llevaron la riqueza generada por los peruanos (75 mil millones de soles aproximadamente) fuera del país y que beneficia a esos mercados financieros antes que al nuestro; no les importa abandonar sus ideas fundamentalistas de libre mercado (Hayek, Mises y Friedman tirados al tacho) y aunarse al “estatismo intervencionista keynesiano, chavista y castrista que destruye la riqueza”, cuando de sus intereses se trata. Empero, esto tiene una consecuencia al no ser invertido el dinero generado por el trabajo de los peruanos en inversiones de capital, y siendo el Perú una nación profundamente desigual (donde la pobreza supera el 60% del PEA. Verbigracia: las llamadas clases media hoy se dan con la sorpresa que carecen de rentas para sobrevivir esta crisis, incrementando esa tasa de pobreza), en lugar de generar más inversión en el país, entregando su dinero a los trabajadores, se está empujando a el salvataje de los ricos, en plena recesión internacional y crisis económica. Es un crimen y ¡desvergüenza! Si el 90% del dinero del país está en manos de ese 1% de ricos y el 10% del dinero está en el 99% de la población el país quiebra, si el caso es inverso la economía se salvaría pero los ricos pierden, ese es la piedra torque del asunto.
Una vez más las AFPs sacan a relucir sus mezquinos intereses tratando de generar temor en el país, debemos decirles claramente: el dinero que los trabajadores reclaman (ojo solo un 25% del total de lo aportado, 38 mil millones de soles, consideramos que debería ser el 50% que viene a ser el total de lo invertido por las AFPs en el extranjero) permitirá el ingreso al mercado financiero de dinero fresco con respaldo del trabajo generado y no de la usura financiera, que puede generar burbujas catastróficas en el Perú que nos lleve a una crisis del cual no podamos salir, inversión que el estado necesita en este momento. Repatriar el dinero mal invertido con riesgos asumidos por las AFPs pero pagado por la clase trabajadora, en los mercados financieros internacionales, es de suma importancia para el país, no podemos seguir costeando el lucro de estas sanguijuelas, donde ellos siempre ganan y las pérdidas la pagan los trabajadores peruanos y por ende la economía nacional, creemos que en esta circunstancia los temores financieros generados por un sector de economistas es interesado y no pensando en el bienestar del patria. Necesitamos en este momento inversión con respaldo del trabajo y no préstamos usureros que benefician a la banca privada principalmente, ni enriquecer a un sector privilegiado de los explotadores del país. Es necesario impulsar un nuevo sistema previsional en el Perú, ese camino pasa necesariamente por tirar al basurero de la historia esta constitución neoliberal, elaborando una Nueva Constitución Política Plurinacional y Popular que refunde la patria. ¡Basta de usura! ¡Basta de robo descarado a la clase trabajadora!
#hastalavictoriasiempre
Humberto Morales Ramirez. Excongresista de la República del Perú.