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Políticas migratorias europeas a debate

Los ministros europeos a cargo de la inmigración se reúnen en Francia

Fuentes: Rebelión

Los días 3 y 4 de noviembre, el Ministro francés de «Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Desarrollo Solidario», Brice Hortefeux, organiza en la ciudad de Vichy la tercera «Conferencia Ministerial Europea sobre Integración», con los ministros a cargo de la inmigración de los 27 países miembros de la Unión Europea. Las dos ediciones anteriores se […]

Los días 3 y 4 de noviembre, el Ministro francés de «Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Desarrollo Solidario», Brice Hortefeux, organiza en la ciudad de Vichy la tercera «Conferencia Ministerial Europea sobre Integración», con los ministros a cargo de la inmigración de los 27 países miembros de la Unión Europea. Las dos ediciones anteriores se dieron en los Países Bajos en 2004 y en Alemania en 2007. Además de los ministros, asistirán 200 personas: diputados, senadores, representantes del Comité Económico y Social Europeo, representantes regionales, etc.

En el fondo , dice Brice Hortefeux, el propósito de la conferencia no es imponer el modelo francés de integración heredado de los años 80 y del partido socialista, ya que ha fracasado. Más bien es una buena oportunidad para intercambiar experiencias entre países europeos sobre temas como la familia, el idioma, la escuela, el acceso al trabajo, el alojamiento; todos condicionan la integración de los inmigrantes, explicó el ministro.

Según sus palabras, el propósito de la conferencia es darle más fuerza y consistencia al enfoque actual de las políticas migratorias europeas. ¿Facilitar el acceso de los millones de inmigrantes «sin papeles» a condiciones decentes de vida? Desgraciadamente no. La agenda del qué hacer político de la Unión Europea no entra en estas consideraciones. Los ministros de Interior se dedican más bien a promover la casa de seres humanos por parte de la fuerza pública, para mandarles de vuelta a sus países de origen, como delincuentes comunes y corrientes. Los gobiernos de Francia e Italia están liderando este proceso que involucra a miles de policías para cumplir con esta sucia tarea. Ya no se cuentan los testimonios de policías avergonzados por el trabajo que se les manda a hacer, en vez de trabajar para el bien común de los ciudadanos.

Recordemos: el pasado 18 de junio, el Parlamento Europeo adoptó la » Directiva sobre la detención y la expulsión de las personas extranjeras», ahora también conocida como la «Directiva de la vergüenza». ¿De qué integración habla el ministro galo? ¿Qué representa esta directiva europea sino una nueva herramienta transnacional para criminalizar la presencia de seres humanos en tierra ajena? Habría que preguntarles esto a las 30.000 personas que fueron expulsadas de Francia en el año 2007, según informa el INSEE (Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos).

Para saber cual es la agenda de los ministros durante la conferencia casi hay que ser adivino, ya que no se ha publicado prácticamente ninguna información sobre el programa. Lo que sí se sabe, porque aquí, en Europa, se ve por todos lados, y se vive, es que los gobernantes están invirtiendo mucho presupuesto público para expulsar inmigrantes desafortunados que no lograron legalizarse. Lo seguro, es que los ministros y demás invitados están hablando del establecimiento de cuotas, de la construcción de nuevas fortalezas aduaneras, del flete de barcos y aviones para expulsar a los «sin papeles», de la movilización transnacional de policías como principal arma represiva…

Sin embargo, aquí, hay resistencia. A pesar de la represión creciente en contra de los «sin papeles», su lucha por la dignidad está tomando nuevos rumbos últimamente, en Francia por lo menos. Mientras los patrones sacan provecho de la clandestinidad del trabajo, varios grupos de obreros «sin papeles» se declaran en huelga y ocupan sus empresas. Desde junio, se están multiplicando los casos de protesta laboral. Por fortuna sus actos son cubiertos por los medios de comunicación masiva, lo que da a ver a la gente que los «sin papeles» no solo son personas que se esconden por miedo a los controles policiales, sino seres humanos comunes y corrientes que tratan de vivir dignamente de su trabajo.

Aunque en Ecuador no se les llama «sin papeles» a los peruanos y colombianos que vienen a ganarse la vida fuera de su tierra, éstos sí han sido estigmatizados, sí han sido explotados, como muchos inmigrantes en Europa. Ojalá esta situación cambie con las recientes medidas del gobierno de Rafael Correa.

Donde sea, luchar contra la exclusión social, contra la precariedad, contra la restricción de la libertad individual implica una movilización para la regularización global de todos los «sin papeles». Sin duda hay mucho por hacer, en primer lugar hacer entender la voz de los que no tienen voces.

El jueves 30 de octubre, una mujer ecuatoriana fue convocada a la comisaría de su barrio en París. ¿Por qué motivo? Cuando fue a inscribir a su hijo en el colegio fiscal en el pasado mes de julio, el funcionario municipal que la atendió le pidió sus «papeles». La mujer no los tenía. Cumpliendo con la ley del Código Penal, el funcionario la denunció frente a las autoridades. Sin embargo hay que recalcar que en Francia, tener «papeles» no es un requisito para poder inscribir a sus hijos en la escuela. Por esta razón, el hecho de pedirle sus «papeles» a esta mujer, era ilegal en este caso. ¿Cual de las dos leyes va a prevalecer ahora? Después de la entrevista con la policía, la mujer quedó en libertad. Mientras tanto ella espera poder renovar su visa y seguir viviendo en Francia.

A dos días del arranque de la tercera «Conferencia Ministerial Europea sobre Integración», lo único que se mencionaba en los medios de comunicación masiva era que ya no se podía reservar ninguna habitación en los hoteles de tres o cuatro estrellas de Vichy. En la mayor parte de los centros de retención donde están encarcelados miles de «sin papeles» que sólo esperan ser expulsados de la Unión Europea, ¡tampoco queda una sola habitación!

Epílogo

De 1940 a 1945, la ciudad de Vichy fue la sede del gobierno francés, cuyo mandatario, el Mariscal Pétain, después de la derrota contra el ejército alemán, decidió colaborar con el régimen nazi. Allí, en Vichy, se decidieron todas las políticas que permitieron encarcelar y deportar hacia campos de concentración a miles de judíos, españoles e italianos antifascistas, comunistas, anarquistas, gitanos, homosexuales, discapacitados, etc. que vivían en Francia. El régimen de Vichy, con su propia policía, la «Milicia», incitaba al ciudadano a denunciar a los enemigos del Reich…

Hace 63 años que Vichy esperaba un evento internacional para dejar atrás de una buena vez su obscuro pasado. ¿Acaso este legado de la historia se está haciendo presente otra vez?