El secretario general de la OEA es “un individuo desprestigiado, carente de cualquier capacidad de interlocución y entregado a las directrices de Estados Unidos”.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, perdió los estribos después de que el representante de Bolivia ante ese organismo, Héctor Arce, reiterara el pedido de su país para que se le permita acceder a la información referente al proceso para elaborar la auditoría electoral que el organismo llevó a cabo en los comicios presidenciales de 2019, misma que sirvió de pretexto y señal de arranque al golpe de Estado que depuso al expresidente Evo Morales.
Fuera de sus casillas, Almagro sostuvo que las supuestas irregularidades se encuentran desglosadas en las mil páginas del informe presentado por la Misión de Observación Electoral y espetó “un no hay margen para lo que usted dice, señor, no lo hay”, en tono muy poco democrático. El secretario general gritó y manoteó al responder al embajador de Bolivia: “no tenemos ninguna responsabilidad de lo que usted señala. Es falso de toda falsedad. No se lo permito”, gritó.
La representante mexicana ante la OEA, Luz Elena Baños, en la sesión del Consejo Permanente del organismo hemisférico que fue transmitida por Internet, dejó en claro que México ve con preocupación al secretario Almagro perder el control y la brújula en un intento de acallar al representante de un Estado, señaló. Y cuestionó que “si no tiene de qué preocuparse, ¿por qué reacciona con esta pobre conducta?”.
En mensajes en redes sociales, el director general de Organismos Regionales Americanos de la cancillería mexicana, Efraín Guadarrama, expresó: “observamos con profunda preocupación la falta de control y del más mínimo oficio diplomático de @Almagro_OEA2015, al tratar de responder los cuestionamientos del representante de Bolivia sobre su actuación en el despliegue de la Misión de Observación Electoral en 2019 en ese país”. Dijo que México respalda la justa y necesaria exigencia de Bolivia.
Por su parte, Arce recordó la gravedad de los hechos que se busca esclarecer: la publicación de un reporte que, sin pruebas, denunció un fraude electoral masivo, aunada a la postura de desconocer los resultados oficiales y llamar a la celebración de nuevos comicios, constituyó la primera vez en casi 75 años de la OEA en que un hecho concreto realizado por la Secretaría General ha generado en 12 horas un quiebre constitucional de una democracia.
Añadió que Bolivia se pregunta con insistencia “si podemos dar vuelta a la hoja, en referencia al informe que esgrimió el secretario general de la OEA sobre las elecciones de Bolivia, de un supuesto fraude del entonces candidato Evo Morales y que propició el golpe de Estado de la derechista Jeanine Áñez”. La secretaría ha ocasionado en 12 horas un quiebre institucional en una democracia, dijo Arce, quien pidió que se forme una comisión para transparentar lo sucedido.
No podemos dejar pendiente un tema de semejante actitud, expresó Arce, y añadió: hemos solicitado en 12 ocasiones la información referente a ese proceso electoral, pero a la fecha no se nos ha entregado. Almagro respondió alzando la voz y dando golpes sobre la mesa
Debe recordarse que el informe de la OEA se realizó de manera exprés, basado en mentiras abiertas y en el escrutinio de un porcentaje ínfimo de los datos. Estudios independientes realizados por consultoras internacionales (una de las cuales tiene entre sus asesores a los Nobel de Economía Robert Solow y Joseph Stiglitz) contradijeron este libelo disfrazado de auditoría.
Afirmaron que el análisis estadístico de los resultados electorales y de las actas generales no muestra evidencias de irregularidades o fraude que haya afectado el resultado oficial. Uno de estos trabajos sólo encontró conteos fraudulentos en 274 de las 34 mil 551 mesas habilitadas para emitir el sufragio a escala nacional.
Pero la absoluta falta de sustento del informe no impidió que la oligarquía boliviana y los agentes externos empeñados en instalar un régimen títere en la nación andina lo tomaran como banderazo de salida para emprender una aventura golpista que dejó decenas de muertos y miles de heridos, anuló la democracia durante un año y supuso pérdidas económicas incuantificables para el país.
El diario mexicano La Jornada, en su editorial, señala que “en tanto la correlación de fuerzas políticas en el continente no permita avanzar hacia la supresión definitiva de un organismo que no tienen utilidad alguna salvo para las oligarquías locales, los grupos golpistas y el siempre renovado afán de Washington por intervenir en las naciones del continente, es impostergable trabajar en un consenso que lleve a la limpieza de la Secretaría General, y en primer lugar a la destitución de Almagro”.
Indica que el secretario general de la OEA es “un individuo desprestigiado, carente de cualquier capacidad de interlocución y entregado a las directrices de Estados Unidos”.
Intento de magnicidio
El Consejo Permanente de la OEA condenó en forma unánime el intento de magnicidio sufrido por la vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. El embajador argentino Carlos Raimundi pidió a los presentes que imaginen lo que hubiera pasado si la bala hubiese salido y denunció que hay sectores políticos que quieren restar importancia y gravedad al atentado.
Los embajadores de México, Colombia y Estados Unidos se sumaron a su condena. Al final de la reunión del Consejo Permanente, compuesto por 32 estados miembros de la OEA y cuatro observadores (Italia, España, Francia y la Santa Sede), todos los embajadores y el Secretario General, expresaron su repudio al hecho violento que puso en peligro la democracia del Estado argentino el jueves pasado.
Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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