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Luxemburgo, el país más rico de la UE y con un régimen de cuasi paraíso fiscal, vota SI a la Constitución Europea

Fuentes: Agencias/Rebelión

Luxemburgo, uno de los miembros fundadores de la Unión Europea (UE), aprobó en referendo la Constitución del bloque, con una mayoría de 57%. Unos 230.000 ciudadanos estaban habilitados para participar en esta consulta, con voto obligatorio. Los resultados se emitieron con más del 90% de las boletas consultadas. Ya las encuestas adelantaban una ajustada mayoría […]

Luxemburgo, uno de los miembros fundadores de la Unión Europea (UE), aprobó en referendo la Constitución del bloque, con una mayoría de 57%.

Unos 230.000 ciudadanos estaban habilitados para participar en esta consulta, con voto obligatorio. Los resultados se emitieron con más del 90% de las boletas consultadas.

Ya las encuestas adelantaban una ajustada mayoría a favor del «sí».

El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, había advertido que podría renunciar si el país rechazaba la Constitución, sin embargo, ahora este país se une a España y a Lituania como los únicos que la han respaldado.

Francia y Holanda ya dijeron «no», en lo que fue considerado un golpe de gracia para el documento. El Reino Unido, más bien pospuso la consulta.

La mayoría de los políticos, los medios de comunicación y la elite urbana de Luxemburgo hicieron campaña por el «sí» para probar que la Constitución puede ser resucitada tras los rechazos francés y holandés.

Los sondeos indicaban que 16% de los votantes estaban indecisos.

Había incertidumbre

A pesar de que Luxemburgo es, en términos relativos, la nación europea más rica y la que recibe más dinero per cápita de la UE, los observadores afirmaban que existía una sensación de incertidumbre sobre el futuro del país.

En general las preocupaciones se centran en el crimen fronterizo, la inmigración y el índice de desempleo, que es bajo pero está en aumento.

Todo esto quizás tenga poco que ver con la Constitución, explican los analistas, pero se temía por la respuesta de las áreas rurales que podían aprovechar la consulta popular para expresar sus temores con respecto a la globalización y la expansión europea hacia el este.

De ahí que el primer ministro Juncker insistió tanto en que el referendo era crucial para enviar una señal positiva al resto de la UE.