A una semana de las elecciones presidenciales en la República de Nicaragua, EE.UU. y la Unión Europea aprietan el acelerador con el objeto de intentar justificar una nueva agresión imperialista a un pueblo libre y soberano. A los poderosos, llámese oligarquía económica, grandes tenedores de medios de producción, cúpula eclesiástica… les duele eso de perder privilegios, eso de que el pueblo ordene y defienda los intereses de la mayoría social desde un gobierno. Harán todo lo que esté en su mano para evitar que eso ocurra, desde un intento de golpe de estado, como el de abril de 2018, hasta desconocer resultados electorales para bloquear económica, comercial y políticamente al país.
El guion está escrito, los actores son los mismos de siempre, saben que el mensaje informativo que lanzan nada tiene que ver con la realidad, pero no importa, cuentan con un laboratorio mediático para construir fake news a la altura del de Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi. Lo tienen claro, saben que las reglas democráticas son las mismas que en procesos anteriores, pero sólo les darán reconocimiento si sirven para que ganen los suyos, en caso contrario toca sacar a pasear la palabra “dictadura”.
Toda operación de deterioro político hacia un gobierno fuerte, como el que lidera Daniel Ortega y Rosario Murillo, tiene que empezar hablando de derechos humanos, eso “toca la fibra” de la comunidad internacional. Seguidamente, el invento de la existencia de presos políticos, da igual los delitos que hayan cometido. Luego, se pasa al no reconocimiento del resultado de las elecciones, incluso antes de que se hayan celebrado, aquí también da igual que haya partidos en liza que hayan ganado elecciones anteriores al partido situado como favorito en la actualidad. Por último, desde miles de kilómetros de distancia se llama a la abstención electoral y se intenta interferir en la participación en un proceso interno en el que toda decisión debería ser tomada por las y los nicaragüenses. Al final, se aprueban sanciones que provoquen que el pueblo, esos que hacen que se gobierne obedeciendo, pase dificultades.
Esto no es nada original, basta echar un vistazo atrás en la historia reciente y ver que es la misma hoja de ruta aplicada contra Cuba, Bolivia, Venezuela… Por cierto, de nada les ha servido hasta la fecha, porque lo que los “poderosos” no saben es, que a diferencia de ellos, estos pueblos tienen dignidad y no piensan única y exclusivamente en el dinero. Aquí está el quid de la cuestión, la fortaleza del pueblo nicaragüense y de otros pueblos hermanos latinoamericanos es la dignidad, el amor a su patria, la conciencia colectiva, que está por encima de todo. No se lo intentaremos explicar al capital y dejaremos que sigan cosechando derrotas.
Lo que está claro es que por mucho que sancionen, por mucha nueva agresión que intenten e inventen, por mucho que amenacen, por mucho que desinformen, el pueblo de Nicaragua seguirá resistiendo y avanzando hacia un futuro victorioso en paz y libertad que será decidido de forma democrática el próximo 7 de noviembre. Así que, menos presión e injerencias hacia países soberanos e independientes y más cooperación, más solidaridad, más vacunas, que aún estamos en pandemia.
Ismael Sánchez Castillo, diputado en el Parlamento de Andalucía por Unidas Podemos.
Fuente: https://elcomun.es/2021/10/31/menos-sanciones-y-mas-vacunas-para-nicaragua/