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¿Nos conviene un tratado de libre comercio con la potencia que nos explota, divide y se inmiscuye en nuestros asuntos internos?

Fuentes: La República

(…) hay que beber de esa realidad y dejar que entre en nosotros para que después podamos transformarla. (Astori a Búsqueda, 5-1-06) Hay que equilibrar permanentemente el rumbo al que se dirige el gobierno con el pragmatismo. Si no se adopta un perfil pragmático, el tránsito hacia el rumbo se puede frustrar. También se podría […]

(…) hay que beber de esa realidad y dejar que entre en nosotros para que después podamos transformarla.
(Astori a Búsqueda, 5-1-06)

Hay que equilibrar permanentemente el rumbo al que se dirige el gobierno con el pragmatismo. Si no se adopta un perfil pragmático, el tránsito hacia el rumbo se puede frustrar. También se podría hablar de modernización de la izquierda. No en el sentido metafórico, sino de una izquierda adaptada al mundo de hoy. (Ídem)

Resultan sorprendentes los anuncios realizados en estos días por el Ministro de Economía, Danilo Astori, indicando su decisión de impulsar la firma de un tratado de libre comercio entre nuestro país y los Estados Unidos.

1- Un primer aspecto de la cuestión es preguntarse desde qué posición está hablando Astori.  No parece ser como integrante del gobierno ya que otros ministros han tomado distancia de su propuesta. ¿Lo hace cómo dirigente de un sector del FA?  Importa saber si la propuesta tiene o no respaldo.

Desde el punto de vista de una sociedad democrática y participativa, no hay temas que no se puedan abordar. Sea en el marco de un debate en la prensa, en un Ateneo o en un congreso, tendrían cabida, como intercambio fermental, diferentes ideas acerca cuáles son los mejores caminos para un gobierno exitoso del FA.

Otra significación tiene en boca de un ministro

2-  El tema de fondo es qué se piensa y que se propone como línea de acción frente al imperialismo. Cabe preguntarse, el antiimperialismo ¿es una ‘enfermedad infantil’?

¿Es fruto de la radicalización (¡arrepentíos, arrepentíos!) de los sesenta?

Se podría agregar, en honor a lo extendida en el tiempo que fue nuestra definición antiimperialista, si fue una radicalización cincuentista, setentista, ochentista, noventista, milenarista. ¿Fue una moda, hoy caduca?

El mundo actual, construido por la fuerza «vencedora» del capitalismo globalizado y hegemonizado por los EE.UU. ¿es un marco exterior propicio para nuestro desarrollo como nación? ¿Asistimos a la confirmación universal de las promesas del neoliberalismo sobre la capacidad reguladora y justiciera del libre mercado?

Los EE.UU., que afrontan en su interior una fragmentación y polarización social creciente y aplican al resto del mundo todos los recursos para beneficiarse con el comercio exterior y el manejo de la deuda ¿por qué tendrían hacia Uruguay una política distinta que la que han tenido hacia México, Brasil o Colombia?

O será como dice Claudio Katz, del Grupo Economistas de Izquierda y colaborador de Página 12:»Cuándo la fortuna de 3 multimillonarios sobrepasa el PBI de 48 naciones y cada cuatro segundos un individuo de la periferia muere de hambre, resulta difícil ocultar que el ensanchamiento de la brecha entre los países avanzados y subdesarrollados obedece a relaciones de opresión. Ya es indiscutible que esta asimetría no es un acontecimiento ‘pasajero’, ni será corregida por el ‘derrame’ de los beneficios de la globalización. Los países periféricos no son sólo ‘perdedores’ de la mundialización, sino que soportan una intensificación de las transferencias de recursos que históricamente frustraron su crecimiento.

¿Las cuestiones teóricas que hacen al imperialismo y al antiimperialismo son acaso cuestiones ‘técnicas’, reservadas a algunos dirigentes iluminados? O, como también se ha dicho en forma ‘pragmática’ y por tanto equivocada, ¿las relaciones con los EEUU no tienen nada que ver con las cuestiones que le interesan a la gente?

3- La exacción económica impuesta por el imperialismo norteamericano (IN) no es algo exclusivamente externo. Su desarrollo está ceñidamente entrelazado con nuestro subdesarrollo.

Existe el imperialismo, entre otras cosas, porque hay soportes locales (la oligarquía, tantas veces definida en los documentos del FA) que respaldan el desarrollo de los intereses imperiales. Como dice el citado autor argentino:

«A diferencia del período 1940-70, los capitalistas latinoamericanos no propugnan reforzar los mercados internos mediante la sustitución de importaciones. Su prioridad es la vinculación con las corporaciones extranjeras, porque la clase dominante regional es también parcialmente acreedora de la deuda externa y se ha beneficiado con la desregulación financiera, las privatizaciones y la flexibilización laboral. Existe incluso una capa de funcionarios que es más fiel a los organismos imperialistas que a sus estados nacionales. (…) «

4- El imperialismo y especialmente el I.N., no es un fenómeno nuevo para los pueblos del Tercer Mundo. Y no lo es para América Latina. Para las regiones más próximas a los EEUU, como Méjico, Centroamérica y el Caribe, la presión económica ha sido intensa desde principios del siglo XX, incluyendo intervenciones militares emblemáticas. Con el avance del siglo, la presión se hizo cada vez más fuerte también contra los países latinoamericanos del Sur.

5- La opresión del I.N. no se expresa solamente como exacción económica de nuestros los pueblos. Incluye también el debilitamiento y la sujeción de los pueblos latinoamericanos a partir de un proceso que empuja a la balcanización, a la ruptura de la unidad política entre las naciones latinoamericanas.

Por supuesto que esta fragmentación, contraria a la visión impulsada por Bolívar y Artigas, no responde exclusivamente a la imposición externa. También la hace posible avaricia y la miopía de los intereses oligárquicos locales.

6- Vale la pena recordar que, frente a la fragmentación, se han intentado camino de integración regional. Uno de ellos es el MERCOSUR. Esta tentativa, bastante desmayada en la actualidad, no deja de ser la búsqueda de una alternativa ante las imposiciones de la potencia del Norte.

En todo caso, así se fundamentó en 1990 cuando el FA dio su apoyo al Tratado de Asunción. El tratado con los EE.UU. que ahora se defiende ¿no significaría una acción del gobierno uruguayo que conduce al debilitamiento del MERCOSUR como propuesta de integración?

7- En el momento actual, el crecimiento de los factores de poder en el campo internacional (empresas trasnacionales, organismos controlados por la burocracia afín a los EEUU, como el FMI, el BM, la OMC, manejo de la deuda externa y crecimiento de la especulación financiera) tienden a despojar a los estados nacionales de una parte significativa de su soberanía.  Un estrechamiento de las relaciones económicas con los EEUU ¿nos devuelve o nos agrava la pérdida de soberanía nacional?

8- La acción imperialista se proyecta también en la intromisión en los asuntos internos de nuestros Estados. Los EEUU han respaldo históricamente todos los regímenes autoritarios que se prestaron a su política y tanto diplomática como militarmente respaldaron, no solo de las dictaduras de los años 40 y 50, sino también, como lo confirman investigaciones recientes, a los regímenes de Terrorismo de Estado que florecieron en estas regiones en los años 70 y 80.

9- Durante mucho tiempo, los EEUU aparecieron ante el mundo como los defensores incansables de la libertad y la democracia. Con el crecimiento monopólico del capitalismo y del carácter agresivo de su proyección  imperialista, tanto en el plano económico como político-militar, los EEUU ya no son, en el campo internacional, los defensores de esos valores de libertad y democracia.

Por el contrario, con la administración Bush, en un clima de belicismo e intolerancia exacerbada, se hace más intenso el crecimiento de los mecanismos de contralor sobre la prensa, de práctica sistemática de la tortura a los presos políticos y el ocultamiento al Congreso y la opinión pública de las acciones del P. Ejecutivo. ¿Nos ayudarán ellos a lograr nuestro bienestar?