Se trata de cambiar el viejo ethos, y ello requiere de una revolución cultural dentro del combate anticolonial, recuperando de él las bases de solidaridad, honestidad, dignidad, sus genuinas construcciones y reglas éticas, de comportamiento, tecnologías y otros elementos culturales, elaborando un nuevo punto de partida desde renovadas prácticas e ideas que conforman el carácter de determinado de la sociedad. Para ello será necesario desde ahora luchar -en los combates contra la dictadura y destituyentes de las mafias en el poder- contra tradiciones y costumbres coloniales perniciosas y contra la hegemonía del pensamiento neoliberal, lo que exigirá buscar la autonomía y autodeterminación desde abajo, desde las localidades, regiones, macroregiones hasta el país entero. Señala Miras Albarrán:
Un ethos, una cosmovisión, no se elabora así. Surge de la praxis humana emergente, histórica, nueva y de la reflexión experiencial sobre la misma, a partir de las cosmovisiones, los ethos anteriores, concretos existentes previamente. En la medida en que eso toma cuerpo, se genera un nuevo vivir que es hegemónico, que es hegemonía. Si se hace mayoritario, mayoritariamente hegemónico, eso es lo que constituye un nuevo Estado. Su proceso de constitución y extensión es el proceso en el que se crea el nuevo sujeto social activo, generador de esa nueva práctica, de ese nuevo saber hacer sintético, que es una cultura de vida en ciernes, nueva, cuya producción es cada vez más potente porque se suman a ella creativamente, cada vez más personas, que también se suman a la destrucción o la retransformación -reforma moral e Intelectual, la llama Gramsci- del vivir y del ethos anterior. Se trata de que la comunidad social de individuos que operan posea la mayor cantidad de información. Que haya medios e instrumentos para ello. Pero la elaboración del nuevo ethos surge de la praxis y de la experiencia práctica, de la mayoría social: historicidad humana, ontología humana. Y ese ethos, y la cosmovisión que lo integra… Todo esto no es ciencia.3
Instaurar nuevas formas de vida y costumbres asociadas con la virtud y la moralidad, una cosmovisión, solo puede surgir de la praxis humana histórica, de la reflexión experiencial sobre la misma y ello implica enfrentar diversos obstáculos como son la secular sumisión religiosa, militar y jurídica y a sectores de las nuevas clases medias mestizas y hasta populares, víctimas de la hegemonía neoliberal. Las bases sociales del ethos conservador y neoliberal se encuentran en la configuración cultural étnico-clasista, criolla y mestizo-indígena y en ella de las clases medias y, por otro lado, la ideología y la cultura trasmitida por la educación escolar, los cuarteles, los medios de comunicación, las organizaciones políticas y las viejas y nuevas religiones. Muchos políticos mestizo-indígenas de hoy provienen y son producto desvalorizado y carentes de calidad mínima.de la universidad neoliberal “chicha”. La confluencia de estos factores configuran un ethos neocolonial, racista, patriarcal, de sumisión, corrupción, traición y otros antivalores.
Dos factores del nuevo ethos colonial que deben enfrentar las fuerzas sociales rebeldes para avanzar en el desarrollo de la conciencia son: la sumisión, asociada a la traición, al autoritarismo, al rechazo o uso de las leyes, a la corrupción. Y segundo, la contaminación neoliberal, ligada a mediocridad y a la ambigüedad, de las clases medias de origen mestizo o aspirantes a serlo que transitan entre el mundo criollo y el de su origen, hacia un consumismo brutal, arrasando para ello, con las leyes y cualquier impedimento. A pesar de observar una enorme ruptura de los lazos entre representantes y representados, entre instituciones y ciudadanía, una fluctuante y heterogénea base social de la derecha en descenso, síntomas de una crisis hegemónica, no podemos ocultar un proceso generalizado en desarrollo, de consolidación de la ideología neoliberal no solo en clases medias, sino en emergentes productos de la decadente universidad privada. Si la colonización se basó principalmente en la violencia (tardaron 50 años, y cientos de rebeliones), en la sumisión ideológica, religiosa y militar, en el uso de la división de los pueblos originarios, en la contratación de mercenarios europeos para el combate (hoy reemplazados por abogados y mestizo indígenas blanqueados de clase media); el nuevo ethos debe considerar como eliminar estas trabas al desarrollo de la conciencia y la unidad en la lucha.
A. LA VIOLENCIA Y LA SUMISIÓN RELIGIOSA, MILITAR Y JURÍDICA DESDE LA HISTORIA
Esto nos lleva a la pregunta más común: ¿a quién debemos someternos, ¿cuándo y por qué? El «por qué» es fácil de responder: porque Dios lo ordena, y Él es la máxima autoridad. Primera de Pedro 2:13-14 presenta el concepto general: «Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien». Ya que toda autoridad viene de Dios, debemos someternos a cualquiera que esté puesto en autoridad sobre nosotros. Al hacerlo, nos sometemos a Dios. Asimismo, rebelarse contra los que tienen autoridad equivale a rebelarse contra Dios. Esta es una de las razones por las que los cristianos, a lo largo de los siglos, se han dejado martirizar antes que tomar las armas contra el Estado. GotQuestions.org > Español > Preguntas Bíblicas de Actualidad https://www.gotquestions.org/Espanol/Biblia-sumision.html
Los españoles llegaron con sus dos fuerzas de conquista: militares brutos buscando metales preciosos, armados portando una ideología genocida y curas de una iglesia cuyo objetivo era la conversión y sumisión total de los seres humanos vistos como bárbaros. Más de cinco siglos después, la cultura colonial del exterminio y la sumisión aún prevalece, sintetizada en la consigna: Dios es la autoridad suprema, y él ha establecido autoridades terrenales. El miedo a las armas, a las leyes y la sumisión son herencias que llegaron para quedarse mediante la educación militar, la abogacía y las escuelas parroquiales y universitarias, que aún prevalecen.
Si la Iglesia católica se presentó inicialmente como el agente civilizador de occidente en el periodo colonial a través del adoctrinamiento escolar y parroquial y la extirpación de idolatrías (siempre acompañado de grupos paramilitares para imponer el orden colonial), con la independencia se suma a esta función el naciente ejército que es recolonizado por ingleses primero y norteamericanos después, como mediadores entre la civilización y la barbarie bajo el mando de los criollos en el poder. Y, muchos años después, garantizaban la dominación oligárquica y del imperio con la doctrina de seguridad nacional, el Consenso de Washington y la lucha contra el comunismo y los narcotraficantes. La iglesia y las fuerzas armadas estuvieron presente en las vidas de los habitantes desde principio a fin.4 Estamos hablando de millones de habitantes que salvaban sus vidas, aceptando la sumisión. Las rebeliones, los levantamientos generalmente renegaron de dios y del rey español, tuvieron un carácter político y fueron producto de múltiples experiencias de lucha.
El lugar del derecho colonial y sus correspondientes profesionales en la materia, los abogados, vienen de la colonia y se complementan con las milicias. Javier Tord y Carlos Lazo lo percibieron así:.
De esta manera el legalismo en la colonia permitió a los dominantes: Primero, convalidar las normas de conducta y la función de las autoridades destinadas a hacerlas cumplir. Segundo, morigerar los conflictos y Tercero, canalizar las aspiraciones económico sociales de los siervos y esclavos para desviarlas y/o liquidarlas. Además, se ponían en evidencia los líderes, los retardos y sucesivas instancias (2)confundían a los solicitantes y terminaban por desanimados y dividirlos. (Juan y Ulloa 1953: 357-365). b) La Movilización Social Para-Militar: Significó la organización efectiva de la población en unidades de milicias o cuerpos reglados provinciales. En principio su función era la de proteger los territorios virreinales de las incursiones armadas de otras potencias europeas; más pronto se convirtieron en unidades represivas_ Dominantes y dominados fueron así integrados en una doble correlación de seudo igualdad y de diferencíación. De igualdad en la medida que los unía una común fidelidad al Rey, además de las naturales expectativas de ascenso y prestigio (Crespo y Castillo 1972). De diferenciación ya que se mantenía una jerarquización basada en la condición social originaria, una inducida competencia regional (las milicias limeñas fueron las preferidas) y una insuperable distinción por castas y naciones.5
Desde muy temprano se creó la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de corte monástico, que tenía las facultades de leyes, teología, artes y medicina. Desde el siglo XVI hasta el XXI, con el neoliberalismo, los abogados pueden influir en la forma en que se toman decisiones judiciales y en las políticas legales. La adopción de políticas económicas y legales orientadas hacia la liberalización y la desregulación puede influir en la interpretación de las leyes y en las decisiones de los tribunales. Algunos argumentan que el neoliberalismo puede favorecer a ciertos actores económicos o corporaciones, lo que podría sesgar las decisiones judiciales hacia esos intereses.
Los abogados pueden aparecer en el poder estatal en diferentes momentos y en diferentes roles. Cuando los abogados se van enterando de que pueden desempeñar un papel en el poder estatal comienzan a ser un peligro para la sociedad: su experiencia en derecho les permite administrar el gobierno y tomar decisiones basadas en consideraciones legales. Así, pueden ocupar cargos en el poder ejecutivo a nivel estatal, como gobernadores, ministros. En los congresos los abogados pueden ser elegidos o designados para servir como legisladores, participan en la elaboración y aprobación de leyes y políticas públicas, redactar legislación y evaluar su viabilidad y constitucionalidad. En el sistema judicial, pueden ser fiscales, jueces, miembros de las jerarquías del sistema judicial y otros puestos políticos como magistrados u otros funcionarios judiciales; son responsables de administrar justicia, interpretar y aplicar las leyes en los tribunales estatales.
Cuando los abogados se expanden a todas las instituciones, se enriquecen asociándose a la corrupción hasta politizar la justicia y usar como arma el lawfare (guerra jurídica), refiere al uso de instrumentos jurídicos con fines destituyentes y/o de persecución política que buscan socavar la imagen pública o inhabilitar a un adversario político. Es la persecución política de opositores mediante la utilización de la vía judicial, amplificada a través de los medios de comunicación masiva. Pueden ser los abogados mas corruptos pero su foco estará centrado en la lucha contra la corrupción. La sustracción de recursos estatales para financiar proyectos políticos o para uso personal directo (enriquecimiento) por parte de funcionarios políticos es una práctica extendida. El esquema de delaciones premiadas se pone al servicio de la extorsión directa para lograr declaraciones de detenidos que inculpen a adversarios políticos a cambio de su libertad sobre la base de información obtenida ilegalmente a través de servicios de inteligencia. La prisión preventiva arbitraria y las detenciones en condiciones espectaculares y humillantes se convierten, además, en una herramienta de presión y de propaganda mediática contra los adversarios. Se manipulan las instancias de atribución de las causas a los jueces, amañando sorteos o forzando a que tomen expedientes magistrados alineados con el poder político, en connivencia con servicios de inteligencia estatales y extranjeros. También se persigue a fiscales y jueces que no fallan conforme a intereses dominantes, denunciándolos ante instancias disciplinarias o políticas para forzar su dimisión o lograr su sometimiento6.
De este modo, las nuevas derechas ultraliberales, hacen un uso punitivo del derecho y los abogados, de la moral católica de las iglesias y de las fuerzas policiales y militares. Desaparece la ética, sin una moral que la acompañe, y a la inversa, una ética sin moral. El neoliberalismo es inmoral y corrupto, y los sujetos creados por el también. Como hace 5 siglos, dejan fuera de la condición humana a todos aquellos que se le oponen. La sumisión es impuesta por una relación desigual de poder. En algunos casos, puede estar asociada con una actitud de sometimiento, mientras que en otras puede estar relacionada con situaciones de abuso y manipulación, o en una combinación de ambas. En un contexto donde la sumisión es la norma y el Estado se presenta como un supuesto garante del orden, es fácil caer en un ciclo perpetuo de sumisión y reproducción de esa sumisión. Aquellos que están subyugados tienden a aceptar pasivamente su situación y a obedecer las estructuras de poder existentes.
Deslindar con estas tres entidades, debatir con ellas, sacar al pueblo de ese sometimiento es una tarea fundamental para crear el nuevo ethos. Trabajar dentro de las fuerzas policiales, militares y con los licenciados, dar el combate en las instituciones educativas, impedir que aumentan las facultades de derecho, y desechar la ideología religiosa del culto a las autoridades es una tarea permanente.
B. EL ETHOS COLONIAL Y LAS CONTRADICCIONES ETNICO CLASISTAS: RACISMO, MESTIZAJE Y CORRUPCIÓN EN LAS CLASES MEDIAS
Existe otra alternativa que solo uno de mil la escoge. La lucha es feroz en esos mundos, más que en otros donde también es feroz. Erguirse entonces contra indios y terratenientes; meterse como una cuña entre ellos; engañar al terrateniente afilando el ingenio hasta lo inverosímil y sangrar a los indios. con el mismo ingenio, succionarlos más, y a instantes confabularse con ellos. En el secreto más profundo o mostrando tan solo una punta de las orejas para que el dueño acierte y se incline a ceder, cuando sea menester. (José María Arguedas, Yawar fiesta, Lima: Horizonte, 1980. Escrita en 1941..
Si el siglo XX tuvo como protagonistas de la política a la oligarquía, a los blanco-mestizos urbanos de la clase media y grupos ideológicamente definidos con sus caudillos; el siglo XXI continuarán los mismos, pero se agregarán sectores de mestizo-indígenas e indígenas andinos urbanos y rurales. Las definiciones electorales hace unos años estaban en manos de la clase media urbana blanco-mestiza, hoy en día la inclinación del sufragio no solo depende de ella, se ha sumado la clase media rural andina mestizo-indígena y sectores populares, de igual extracción. En todo caso, estos últimos 100 años tendrán como sujetos de la lucha de clases a mestizos y clases medias, dos agrupaciones sociales intermedias entre la vieja y nueva oligarquía y los pueblos originarios. Pero esta historia con sus contradicciones y procesos constitutivos vienen desde la misma conquista e incluso más atrás. Los pueblos indígenas a la llegada de los españoles estaban divididos, unos se sumaron a la conquista y otros se rebelaron. Los indígenas y mestizo indígenas desde la colonia, también estuvieron segmentados entre aliados a los conquistadores y sumisos a ellos y los rebeldes en muchas modalidades que van desde el suicidio hasta la confrontación militar.
El texto de Arguedas se refiere a un segmento de los criollos mestizos, blanco-indígenas e indo-mestizos, que provienen de la colonización hispánica que colaboraron en la conquista y explotación y que en los tiempos actuales, de despojo y saqueo colonial, atravesando la larga duración recobran vida y constituyen una clase media, intermedia, baja o alta -algunos llegan a ser grandes empresarios y/o dirigentes políticos como Acuña o Toledo-, que se ubican en la economía formal o informal (75%), se consideran superiores a sus iguales y, sin embargo, discriminan a sus étnicamente semejantes y clasistamente desiguales, despolitizada o contaminada de la ideología neoliberal, proclive a la corrupción, aspira a hacer política; su preocupación por el bienestar no pasa de su persona y familia nuclear, se someten al poder, pero mantiene sus aspiraciones. Otros, se integran a las FFAA y PP, a la burocracia, al mundo empresarial, a los poderes públicos, a negocios lícitos o ilícitos, proliferan en las grandes ciudades y se ramifican por todo el territorio. Esos son los principales enemigos del cambio y están en la derecha, la izquierda y el centro. A ellos nos referiremos en la segunda parte de este breve ensayo. No negamos que en estas estructuraciones sociales hayan surgido rebeldes, liderando desde grandes rebeliones hasta guerrillas y guerras, como producto del rechazo ético político a las ideas y prácticas dominantes como a los sujetos representantes en el poder, que reclaman derechos y privilegios (tierras y población indígena), como en tiempos de las encomiendas y repartimientos.
El mestizaje y las clases medias están emparentadas. Las relaciones étnico-clasistas se trasladan a la subjetividad patriarcal, racista del mismo modo que a la resistencia y rebelión. A la resistencia indígena le suceden la mestiza y criolla. Cientos de rebeliones indígenas en los siglos XVI y XVII, de las que destaca Tupac Amaru I, y luego del exterminio y recomposición de la población, que derivan en las rebeliones mestizas de Tupac Amaru II y Tupac Katari en el sur andino, que se desplazaron por el viejo territorio del Tahuantinsuyo, desde el sur hoy argentino, hasta el norte hoy colombiano y más allá. El siglo XIX será de los criollos, sujetos del proceso que se llamó “independencia”. A inicios del siglo XX hasta los años 30 destacan descendientes de criollos como Manuel González Prada y José Carlos Mariátegui, entre otros; surgen el PCP y el APRA. A mediados del siglo XX se ha consolidado una base social de clases medias mestizas que se rebelan con armas en los años sesenta hasta inicios de los 90 con sus expresiones en Hugo Blanco, el MIR y el ELN y en los años 70-80 el PC Sendero Luminoso. Lo que sigue ya es más conocido, la expansión de los mestizos y la rebeldía urbana universitaria que se expande hasta proponer una guerra interna y en otra vertiente a una revolución cultural “chicha” que proviene de la universidad privada y tiene su punto más alto en la elección de Pedro Castillo como presidente, precedido por Toledo y Humala. El dominio oligárquico, con algunos cambios en su composición, llega a nuestros días en su versión más brutal desde el infierno que sígnico el periodo posindependencia.
En Yawar fiesta, publicada en 1941, JM Arguedas expone un comportamiento del mestizo indígena que viene desde la misma conquista y que él intuye que en sus tiempos, era uno entre mil, sin poder imaginar que después de 82 años -32 de neoliberalismo- con esta nueva forma de acumulación y la corrupción que traía incorporada, serían miles entre millones los sujetos que aceptaron ser mercenarios de los grupos de poder. Mas allá de los 95 mil solados y 140,000 policías (Un cuarto de millón como mínimo, de los cuales -como antes vimos- los policías no solo más que sicarios del capital, al haber sido privatizados y convertidos en privilegiados en la sociedad) hay una nueva clase media plebeya que ha descubierto que saquear las arcas públicas es mejor forma de buscarse un futuro promisorio. En los próximos pasados 10 gobiernos han rotado más de 10 gobiernos nacionales y cientos de gobiernos regionales y locales con sus respectivos funcionarios de carrera y tercerizados o de confianza que saben que están los mecanismos, los expertos, las leyes y todo un sistema para enriquecerse generalmente de modo impune. Cientos de sobornadores pululan alrededor de las instituciones listos para conseguir contratos y ofrecer coimas. Y, lo más importante, todos estos giran alrededor del poder económico que se sienten dueños del país, los que crean empresas con créditos estatales, no arriesgan nada de nada, todos son beneficios, solo pagan mínimas fracciones de sus impuestos, poseen contratos ley u otras prerrogativas, lavan activos, manejan el capital financiero, hacen y deshacen los presupuestos públicos, reciben subsidios y apoyos de Activa, sacan créditos externos endeudando al país y en estos tiempos se dan el lujo de compensar a policías y jefes militares con mejor salud, educación y vivienda con fondos estatales, y con donaciones, premios, créditos, seguros, aumentos, condecoraciones e impunidad para tenerlos de viles mercenarios y criminales a su servicio. Sabiendo esto se entiende por qué el proyecto de despojo exige el control de todo el aparato estatal y por qué la complicidad es estratégica e integral: Confiep -FFAA y PP- sistema judicial-congreso-. gabinete (incluyendo el BCR-Ministerio de Economía) – y por qué, considerando la correlación de fuerzas, pretenden quedarse hasta el 2026.,
Los pueblos originarios fueron víctimas de la desposesión de sus tierras y recursos, de la esclavitud, la encomienda y otras formas de dominio de la administración colonial hasta que la Corona, los terratenientes y mineros, se sintieron obligados a frenar el aniquilamiento y abusos por temor al exterminio de esclavos y siervos a los que se les había puesto precio. El proceso de independencia en el siglo XIX estuvo marcado por un ciclo de sumisión y rebelión. Acechaba el neocolonialismo y el control económico de potencias extranjeras. Pueblos insumisos, con sus líderes indígenas como Tupac Amaru II en Perú y Túpac Katari en Bolivia lideraron levantamientos contra el dominio colonial español en el siglo XVIII. Estas rebeliones, aunque fueron sofocadas en ese momento, sembraron las semillas de la lucha por la independencia. En este contexto de rebeldía criolla, lo primero que hizo San Martín al llegar a Lima, fue tranquilizar a la nobleza colonial asegurándoles que la revolución no era contra ellos, que podían conservar todos sus privilegios, sus esclavos y sus vasallos “indios”, sus propiedades y cargos públicos. Fue la nobleza colonial la que firmó el acta de la independencia. Ningún representante originario fue invitado. A fines del virreynato, en los confines del territorio, en las zonas de refugio, se había repuesto parte de la población, que con la “independencia” criolla, como buenos herederos, retomaron el exterminio. Con la crisis fiscal del siglo XIX, las comunidades indígenas sufrieron los nuevos embates de la expansión de las haciendas, de la agricultura comercial, con la certeza de unas elites que suponían que su progreso y bienestar estaba cifrado en la propiedad privada del criollo. Ante esta ofensiva, las comunidades indígenas encontraron los mecanismos diversos que les permitirían reforzar, aunque sea marginalmente, tanto su autonomía política como el control de sus recursos. Los pueblos del Perú han experimentado una amplia gama de experiencias históricas de dominación colonial que han oscilado entre tres constantes: la asimilación, la sumisión y la rebelión. Desde el primer momento de la colonización algunos estamentos o pueblos se sumaron a la conquista española; otros, ante la ausencia de proyectos de respuesta frente a la brutalidad hispana y la aceptación de un discurso religioso que colocaba a Dios y a las autoridades en la omnipotencia, aceptaron la sumisión. Siendo la respuesta más generalizada y significativa la rebelión. A lo largo de siglos, los pueblos originarios sometidos a diversas formas de opresión, explotación y dominación, a medida que crecía el descontento y la conciencia de la opresión, recurrieron a los movimientos de resistencia, levantamientos y rebeliones contra estas condiciones.
España mantiene toda la estructura indígena de antiguos cacicazgos, curacazcos y jefaturas. De hecho, los curacas eran de los mayores hostigadores de lo suyos, extorsionándoles para pagar a los españoles lo que se normaba y mantener sus privilegios. Sabemos que desde el S XVI, no faltaron las alianzas de muchos nobles indígenas con los españoles, muchos de ellos convertidos en restauradores de la dominación de sus propios pueblos. Es conocida la alianza que trabaron poblaciones indígenas enteras -enemigos de los Incas-para apoyar a los blancos conquistadores y tratar de obtener ventajas de ello. Las luchas antisubversivas crearon paralelamente otras diferentes formas de sumisión, subordinación frente a los colonizadores. Pero eso no les convierte en “conquistadores” que tuvieran en mente la conquista de esencia colonialista que portaban los blancos españoles/europeos, fueron instrumentos de la avanzada colonial. Más bien esta fue la base social de los sujetos que pudo advertir Arguedas y que hoy son un peligro para las aspiraciones de la izquierda popular, más aún cuando algunos aparentan estar en la resistencia. La conquista fue pactada entre agrupaciones de indígenas y españoles. En el proceso, los propios indígenas se quedan como sargentos y alguaciles mayores y otros cargos. Permanecen combatiendo rebeliones de otros nativos y muchos de estos combatientes indígenas se presentan en España reclamando su retribución por su aporte. En España se presenta toda una legión de caciques, curacas, pipiltins, taínos, tlaxcaltecas y chalca reivindicando que fueron conquistadores y administradores pidiendo privilegios: prebendas, tierras, subtierras y títulos nobiliarios. Y los conseguían. Se consideraban a sí mismos tan conquistadores como Hernán Cortés o Pizarro.7
Mucha de esa nobleza indígena entronca con la nobleza española al convivir en haciendas y encomiendas, con escsa población femenina española. Actualmente hay grandes nobles españoles que son descendientes directos de Huayna Cápac o del tlatoani Moctezuma Xocoyotzin.8
Contra lo que dicen los impugnadores de la leyenda negra, fueron 80 millones de asesinatos, contagios y sobre explotación de desnutridos negros e indígenas. Y la constatación de que la mayoría de las instituciones creadas por la modernidad (Estado, familia, amor, amistad, escuela, universidad, etc.), manifiestan agudos déficit de eticidad (en solidaridad, convivencia, responsabilidad social, autonomía, justicia, felicidad, etc.). la cultura se volvería hoy el principal vehículo para las políticas de odio. Queda claro que hay racismo asociado al clasismo.
A España también llegaron cientos de mestizos enviados por sus padres desde América con una historia diferente. El mejor ejemplo es Francisca Pizarro Yupanqui, que llega rica a España, se traslada la corte de Felipe II y llega a vivir en un palacete en Madrid. Los mestizos ricos que llegan a España forman una auténtica oligarquía mestiza, son de los más reconocidos en los pueblos o ciudades que habitan y no existía problema racial. Si eras mestizo con dinero, no había problema, eras poderoso y te casabas con una española blanca. Ya avanzado el siglo XVI, estos indígenas aprenden a moverse como pez en el agua en los tribunales. Había una estructura en España con procuradores indígenas que facilitaban los trámites de los suyos conociendo todo el corpus legal español. («El Descubrimiento de Europa”. Esteban Mira Caballos, Crítica, 2023)
Vamos a parafrasear en dos párrafos a Zein Zorrilla para intentar comprender el mestizaje. Advierte que no se debe trivializar el gran saqueo, masacre y despojo que significó la conquista y el establecimiento del régimen colonial. El Perú es la suma de comunidades humanas con diferentes mapas geo culturales que han desarrollado sus propias tradiciones, ethos diferenciados y variadas relaciones sociales y de poder con la oligarquía y terratenientes locales. Esas diferentes nacionalidades nunca lograron funcionar de manera unida. Mientras que la Corona quería impedir excesos de autonomía a los conquistadores, la Iglesia Católica, reconocía a los españoles como conquistadores, pero no dueños de las almas de los indígenas. Las encomiendas fueron avaladas por la corona española en contratos con Francisco Pizarro, pero tiempo después, la corona se da cuenta de que los beneficios son muchos para los conquistadores y limitan la encomienda, ésta ya no podía entregarse a perpetuidad, sólo a dos generaciones. Enterada la Corona de los abusos contra los indígenas y ante ese exterminio, designa un nuevo virrey, Blasco Núñez de Balboa, que traía varias órdenes, una de ellas, los españoles no podían tener indígenas a su servicio, podían volver a sus comunidades. Los conquistadores se rebelan contra estas medidas y lo matan. El virrey Toledo ante la manifiesta fractura social, política, económica, busca ordenar consolidando las reducciones de indios, un esclavismo bajo control religioso y tributario. Se establecen las mitas que drenaron el capital humano de ciertas regiones y la asignación de ciertos territorios para morada de naturales, resulta una república de indios y otra de españoles. Coexisten dos culturas esencialmente diferentes, las nativas y la española, con sus lenguas, modos de organización social, cosmovisiones. Toledo, elimina las encomiendas, maneja las minas de plata y asesina al último inca de Vilcabamba para frenar los levantamientos indígenas.
Los mestizos quedan excluidos de ambos mundos, no podían vivir en poblaciones indígenas y tampoco en ciudades españolas. Se va y revienta la oposición mestiza y se da durante 200 años. Los maltratados mestizos utilizaron a la masa indígena para esos levantamientos con su arquetipo y cumbre fue Tupac Amaru II. Los mestizos fueron apareciendo de modo natural, producto no deseado del encuentro de españoles e indias. Los primeros mestizos, llamados mestizos reales, merecieron un reconocimiento, como es el caso de Almagro el Mozo, Francisca Pizarro o Garcilaso de la Vega. El problema vino con los otros mestizos: con el hijo del herrero, artesano, comerciante español con originarias; no eran españoles ni merecían privilegios de los criollos. Fray Luis de las Casas advirtió que había un riesgo con ellos. Siendo sus madres las dueñas originarias de estas tierras y habiéndolas sus padres conquistado, eran ellos los legítimos herederos del reino. La administración virreinal decidió recortarles los derechos a usar armas, a poseer caballos, a realizar actividades económicas, a estudiar y aspirar al sacerdocio. Solo ejecutaban las actividades señaladas por los españoles. Y vivían a salto de mata, engañando a un español por acá y a un indio por allá. Les permitieron labores de arrieraje, de administración de propiedades, pero siempre bajo el control de un español y más tarde de un criollo. La mayoría de levantamientos coloniales fueron dirigidas por los mestizos. Tupac Amaru II, Juan Santos Atahualpa y Atusparia. Pero la carencia de preparación, capacidad económica y contactos frustraron sus esfuerzos. Y así nos sorprendió la Independencia, ciertamente gestionada por los criollos que habían perdido privilegios. Nacimos traducidos por los criollos. Con identidades prestadas. Con criollos, que cortan el jamón, indios que vivieron en sus comunidades y reducciones sin asimilarse a la vida occidental y sus usos, y cientos de miles de mestizos invisibles.9
La paradoja de la emancipación a partir de la sumisión y la alienación, es que en el curso usual de las cosas, cuando las personas se someten y aceptan la autoridad y las normas establecidas por el Estado u otras instituciones de poder, tiende a reproducir un ciclo de sumisión continua. El Estado, a su vez, se presenta como garantía o reserva aparente del orden social y mantener así su posición dominante, pero ya nadie confía en ese aparato de poder. Las preguntas a plantearse son: cómo una clase o grupo social, que ha sido reducida a una posición de nada o insignificancia, los indigenas y mestizo-indígenas, pueden unirse y aspirar a lograr una transformación completa, es decir, convertirse en opuesto a la subyugación y pugnar por la autodeterminación y la autonomía. Aquí es donde se encuentra el misterio irresoluto de la lucha por la autodeterminación y futura emancipación del capital, desde la sumisión y la alienación. La gente honesta, que se resiste a ser sumisa, solo puede lograrlo creando un nuevo ethos sin esos rasgos serviles, racistas o corruptos. Pero hay otro sector que persistira en ser parte de la dominación y deben ser repudiados. La emancipación implica, ademas, liberarse de las cadenas de la opresión y la alienación, de la aceptación pasiva de las estructuras de poder, la pérdida de la propia identidad y autonomía debido a esas estructuras. Para romper este ciclo hay que cambiar el ethos desde la práctica de la lucha, la toma de conciencia colectiva, la organización y la resistencia. la importancia de la solidaridad entre los oprimidos y la lucha por la igualdad y la justicia. Estos elementos deben hacerse banderas de lucha, pensando en una república de nueva democracia. En última instancia, el proceso de emancipación supone un cambio profundo en las estructuras sociales y en la conciencia de las personas.
Notas:
3. Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre «Praxis política y estado republicano. Crítica del republicanismo liberal», Salvador López Arnal, Rebelion, 14 nov 2017
4. Carlos Lazo García- JaVier Tord Nicolini, EL movimiento social en el Perú virreinal, Histórica, Vol. I, Núm. l, Julio de 1977, Lima. file:///Volumes/ADATA%20HV300/7792-Texto%20del%20arti%CC%81culo-30595-1-10-20140127.pdf (2 Legajo de papeles varios del siglo XVlll, sin clasificar. Biblioteca del Dr. Félix Denegrí Luna. Agradecemos al Dr. Félíx Denegrí su gentileza al permitimos consultar su biblioteca y archivo.)
Este excelente ensayo no tuvo la continuidad y profundización que hubiésemos esperado.
5. Ibid. P. 67-68.
6. Salir del neoliberalismo: aportes para un proyecto emancipatorio en Argentina / Emilio Taddei … [et al.]; coordinación general de José Seoane; Belén Roca Pamich. – 1a Ed. – San Telmo / Buenos Aires: Batalla de Ideas; Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Tricontinental Instituto de Investigación Social, 2019.
7. ¿Cuáles fueron las consecuencias de esa alianza? Al mismo tiempo de formular esta pregunta, de especialísima importancia para nuestra tesis, debemos tener en cuenta que, por cierto, algunos de los capitanes de la conquista, y no los menos ni los de más baja categoría, consideraron a la nobleza inca y a los jefes regionales indios, conforme a su jerarquía. No olvidemos que muchos de ellos se casaron o tomaron por mujeres a indias nobles; el propio conquistador Francisco Pizano, en primer término; y que la jerarquía regional o inca tuvo que ser conservada hasta casi la conclusion misma del virreinato, porque no hubo otro modo de mantener el orden y la administración colonial. José María Arguedas, La formación de una cultura nacional indoamericana.
8. El «ethos» se refiere a las características o valores fundamentales que definen una comunidad, grupo o sociedad en particular. Representa las normas, creencias, actitudes y comportamientos que son característicos de un grupo específico. El ethos puede influir en la ética, el sentido de responsabilidad y la identidad de una comunidad. Es una noción más profunda y arraigada en la forma en que las personas se relacionan entre sí y con el entorno que las rodea.
Crisis del ethos: urbanización; secularización extrema; masificación; cambio de roles sexuales; cobertura y calidad educativa; carencia de espacios públicos; ausencia de partidos y Estado modernos; crisis de la ética católica; ilegitimidad de las instituciones; intolerancia y autoritarismo; narcotráfico; cambios culturales y generacionales; coexistencia de orden y violencia; entre las más reiteradas. promoción social de sentimientos morales tales como la rebeldía, la compasión, el amor y la solidaridad; y hasta del incremento del sentimiento de actuar en lo público.
9. Zein, Zorrilla, El mestizo en los Andes y su destino. Los orígenes, Lluvia Editores, 2023.
Jorge Lora Cam. Doctor en Ciencias Políticas -UNAM
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.