Si Occidente tuvo éxito en el curso de siglo XX se lo debe a la Revolución de Octubre de 1917. En el tradicional forum del Club Valdai en Sochi, que Vladimir Putin utiliza para afrontar los problemas geopolíticos, el presidente ruso puntualizó no pocos pasajes de naturaleza histórica. Dentro de poco -el 7 de noviembre- […]
Si Occidente tuvo éxito en el curso de siglo XX se lo debe a la Revolución de Octubre de 1917.
En el tradicional forum del Club Valdai en Sochi, que Vladimir Putin utiliza para afrontar los problemas geopolíticos, el presidente ruso puntualizó no pocos pasajes de naturaleza histórica. Dentro de poco -el 7 de noviembre- es, por otra parte, el centenario de la Revolución y el tema de cómo encaminar las instancias del cambio y renovación, en Rusia y en el mundo, son hoy más actuales que nunca.
El argumento del forum, «La destrucción creativa: si de los conflictos actuales emerge un nuevo orden mundial», es, sin embargo, amplio, y Putin hizo notar cómo «las recetas de un tiempo» para resolver controversias son ahora obsoletas pero, entre tanto, «no se han hallado unas nuevas».
El futuro podría traer consigo la sombra del «totalitarismo» si la comunidad internacional no se esfuerza en afrontar los grandes desafíos del presente como garantía de equidad social, el cambio climático, el impacto de las modernísimas tecnologías y, naturalmente, los contrastes entre las naciones.
Putin, en el curso del discurso y el extenso debate que lo siguió, no renunció a sus muchos ‘caballitos de batalla’, ‘in primis’ el pecado de «hubris» (ego desmedido) del cual se manchó Occidente luego del derrumbe de la Unión Soviética y los «veinte años de ocasiones malogradas» para construir un modelo de desarrollo inclusivo.
Las muchas crisis de hoy en día -Ucrania, Medio Oriente en general y Siria en particular, Corea del Norte- provienen de ello: la arrogancia de haber querido «exportar la democracia así como la URSS pretendió imponer el socialismo».
«Quizás -aseveró Putin- no hubiera sido posible para Rusia desarrollarse mediante un recorrido no revolucionario: todavía aquél modelo social, en gran parte utópico, cebó un proceso de competencia en todo el mundo, y trajo beneficio a Occidente».
«La respuesta a los desafíos impuestos por la URSS -concluyó- fue la formación de una potente clase media, el desarrollo de la educación, garantías para los derechos humanos y el superar la segregación».
En suma, el miedo al comunismo provocó un mejoramiento en las condiciones de vida de los pueblos occidentales.
Y, a lo mejor por esto, Occidente debería tener mayor consideración hacia Rusia. «Nuestro error -confió Putin- fue el confiar demasiado en ustedes (tras la caída de la URSS, NDR) y ustedes perdieron nuestra confianza por debilidad». Creo que desde este punto se debe volver a empezar, concluyó.