Como cada año desde 1992 las Naciones Unidas celebra el 17 de octubre, como el Día Internacional para la Erradicación de la pobreza (1). Este año coincidió con la presentación de un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado «Soluciones eficaces: Promover vías de acceso al trabajo decente». El nuevo informe, analiza […]
Como cada año desde 1992 las Naciones Unidas celebra el 17 de octubre, como el Día Internacional para la Erradicación de la pobreza (1). Este año coincidió con la presentación de un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) titulado «Soluciones eficaces: Promover vías de acceso al trabajo decente».
El nuevo informe, analiza el papel de las las Políticas activas del mercado de trabajo (PAMT), -como la formación, la orientación profesional y el apoyo a las nuevas empresas- en las economías emergentes y en desarrollo y su capacidad para ayudar a las personas a superar los obstáculos en el mercado de trabajo cuando están asociadas con medidas de ayuda al ingreso.
Las estrategias dirigidas a mejorar el acceso al trabajo decente y luchar contra la pobreza tienen resultados mucho más eficaces cuando las PAMT se asocian con las medidas de ayuda al ingreso, destaca el informe (OIT): «Los países que incrementan la ayuda al ingreso constatan que la eficacia de sus PAMT también aumenta, y cuando se incrementa el gasto en estas políticas, el impacto de la ayuda al ingreso también se amplifica».
«Es más, si estas políticas están diseñadas adecuadamente, pueden autofinanciarse con el tiempo» (…) «Los efectos sobre la erradicación de la pobreza de la combinación correcta de medidas ayuda a los ingresos y políticas activas del mercado de trabajo no deben ser subestimados» (…) «Juntas pueden tener efectos no sólo sobre el desempleo, sino también sobre el subempleo y la informalidad»., señaló Verónica Escudero, economista de la OIT.
La realidad
Si bien es cierto que el empleo remunerado sigue siendo la forma más fiable de salir de la pobreza, el acceso al empleo y a condiciones de trabajo decentes sigue siendo un desafío importante. En los países emergentes y en desarrollo, 159 millones de personas están desempleadas, mientras que otros 730 millones trabajan, pero no ganan lo suficiente para salir de la pobreza.
La insuficiencia de ingresos de los trabajadores adquiere mayor relevancia cuando se considera a todas las personas cuyos medios de subsistencia dependen de estos «trabajadores pobres», como los miembros de sus familias.
El informe advierte que son necesarias ciertas condiciones para que un enfoque integral sea eficaz, en particular, que se disponga de los recursos necesarios, la capacidad institucional suficiente para administrar estas políticas y el compromiso pleno de los interlocutores sociales – las organizaciones de trabajadores y de empleadores – así como de los gobiernos.
El documento de la OIT incluye una serie de herramientas y productos analíticos, y examina en detalle dos esquemas exitosos «combinados», como el Programa de prestaciones por desempleo en la República de Mauricio y el Plan de asistencia nacional a la emergencia social (PANES) en Uruguay.
La tendencia eurocentrista del desarrollo
Está claro que no es sólo la inactividad o el desempleo lo que impide a los hogares salir de la pobreza. Más bien, es la falta de oportunidades de trabajo decente que sigue asediando a los países emergentes y en desarrollo, como lo demuestran también sus tasas persistentemente elevadas de subempleo e informalidad.
No obstante, si hay algo que caracteriza a la pobreza, en toda su dimensión, es la de ser rica en denominaciones. Pero será muy difícil alcanzar soluciones si no se establecen las causas ¿Por qué se origina la pobreza?
Podríamos pensar, que como manifestación aparente la causa de la pobreza es la falta de dinero, de un determinado nivel de ingresos por persona/hogar adecuado para adquirir bienes y servicios, lo que en gran medida es cierto.
Sin embargo, dialécticamente como manifestación subyacente más elaborada la pobreza es la consecuencia de unas estructuras sociales de dominación, explotación y exclusión, por lo cual los conceptos de pobreza y desigualdad están inseparablemente ligados.
La incapacidad de acceder a un trabajo decente afecta desproporcionadamente a los segmentos más vulnerables de la población, acentuando así las desigualdades económicas y sociales dentro de los países. Las dificultades que plantea la desigualdad en el acceso al empleo de calidad en las economías emergentes y en desarrollo se ven agravadas por las actuales transformaciones del mundo del trabajo, que están afectando a la disponibilidad y distribución de los puestos de trabajo.
A nivel mundial, no solo las transformaciones estructurales (asociadas con la globalización y la introducción de nuevas tecnologías) sino también otros motores de cambio (como los factores ambientales y demográficos) repercuten en la cantidad y la calidad de los empleos a los que las personas pueden acceder, así como en la distribución de los ingresos dentro de las sociedades. El informe insiste en que, si cada tipo de política se implementa de forma aislada, puede tener limitaciones. Por ejemplo, la ayuda a los ingresos reduce ligeramente la tasa de empleo y aumenta la tasa de desempleo, posiblemente debido a una menor motivación de los participantes para buscar trabajo.
Al mismo tiempo, los efectos de las PAMT, aunque positivos, son débiles cuando éstas se implementan de forma aislada, probablemente porque los participantes necesitan un mínimo de estabilidad monetaria para poder participar.
Sin embargo, aun cuando se proporcionan conjuntamente, las diferentes combinaciones pueden conducir a resultados distintos, como lo demuestra la revisión bibliográfica y el análisis macroeconométrico, que establece el informe. El éxito de estos dos tipos de políticas depende claramente de sus características de diseño y aplicación, aparte de su integración. En realidad, la tendencia eurocentrista a replicar los procesos que siguieron los países hoy desarrollados ha sido una constante en la historia de las teorías del desarrollo, como los es en la actualidad la contumaz política de transformación de los informales o las microempresas en empresarios capitalistas.
Entre el verdugo y el cura, falsas soluciones
La pobreza ha sido una constante preocupación de muchas conferencias y cumbres con visos de feroz competencia entre diferentes organismos, economistas y, particularmente, entre los teóricos del desarrollo, quienes adquirieron tal perspectiva debido a los acelerados niveles de crecimiento de la industria y a la aparente posibilidad que con el capitalismo la humanidad avanzaría por fin hacia el reino de la abundancia de satisfactores materiales.
En cada informe, se desprende una lógica irreversible al creer que los males del capitalismo pueden superarse mediante la promoción y mejora de sus leyes económicas, a hacer bien los deberes. Pero no es posible encontrar soluciones para erradicar la pobreza con las recetas del capitalismo. ¿Cuáles son, entonces, los factores que contribuyen al «éxito» de los enfoques integrados en los países emergentes y en desarrollo? Según el informe en cuestión las dos evaluaciones de impacto realizadas -sobre Mauricio y Uruguay- nos permiten comprender mejor sus resultados a este respecto.
Es cierto que es loable, dar una respuesta estratégica frente a las carencias de la gente, pero en el fondo es la estrategia de las dos funciones sociales para salvaguardar el sistema. Aunque moleste a muchos, estos planes no son más que ciertos equilibrios financieros, mejor utilizados, pero que se consumen rápidamente en la fragilidad de una economía de países dependientes.
Por otra parte, tienen un enfoque de prácticas asistencialistas, paternalistas e inmovilizantes acatadas por los gobiernos nacionales a instancias de los organismos internacionales como el Fondo Monertario Internacional o el Banco Mundial, pervirtiendo incluso términos propios del desarrollo bien entendido, como participación, cooperación, solidaridad, etc.
Estos planes son la estrategia de dos funciones, el del cura y el verdugo: mientras el cura ha de consolar los oprimidos, el verdugo ahoga la protesta y la indignación de los oprimidos ofreciéndoles unas perspectivas «realizables».
Un chaleco fosforescente en las espaldas del cuidador de coches…o el surgimiento de la figura del ‘rider’ que lleva comida a domicilio para Glovo o Deliveroo podría indicar en realidad el trágico escenario, hacia donde se encamina el mercado laboral del «pequeño empresario». Desafortunadamente para sus sueños de gloria, ocurre que, en la lógica del capitalismo, quien no trabaja es pobre o delincuente… a menos que sea capitalista.
Nota
(1) El Día internacional para la erradicación de la pobreza se celebra cada año el 17 de octubre, esta fecha fue reconocida por las Naciones Unidas en 1992. Pero la primera celebración de dicho día tuvo lugar en Paris en 1987, cuando más de 100.000 personas se reunieron en la Plaza del Trocadero para manifestarse a favor de los Derechos Humanos y la libertad en honor a las víctimas de la pobreza, el hambre, la violencia y el miedo. La convocatoria fue organizada por Joseph Wresinski fundador del Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo.
Eduardo Camín. Analista uruguayo acreditado en ONU-Ginbra, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la) http://estrategia.la/2019/10/25/oit-politicas-para-luchar-contra-la-pobreza-y-las-desigualdades/
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