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Entrevista Esther Vivas, cabeza de lista por Izquierda Anticapitalista al Parlamento Europeo

«Para transformar la sociedad no basta sólo con la resistencia social»

Fuentes: Altermundo-Galicia Hoxe

 Esther Vivas, activista muy relacionada con las luchas por la soberanía alimentaria y contra la deuda, da un salto a la política activa de la mano de Izquierda Anticapitalista para ‘aportar una opción crítica con el sistema actual’. ¿Por qué Esther Vivas, una activista dentro de los movimientos sociales, decide presentar su candidatura a las […]

 Esther Vivas, activista muy relacionada con las luchas por la soberanía alimentaria y contra la deuda, da un salto a la política activa de la mano de Izquierda Anticapitalista para ‘aportar una opción crítica con el sistema actual’.

¿Por qué Esther Vivas, una activista dentro de los movimientos sociales, decide presentar su candidatura a las elecciones europeas dentro de Revolta Global-Esquerra Anticapitalista? Ves imprescindible una vía política para las reivindicaciones sociales o es simplemente otra vía? Que puede aportar a las luchas sociales?

Desde Izquierda Anticapitalista pensamos que para combatir el sistema actual y transformar la sociedad es necesario, aparte de impulsar luchas sociales, construir un referente político alternativo. La resistencia en el terreno social por sí sola no basta, es fundamental, pero no podemos quedarnos sólo ahí. Hay que luchar en todos los terrenos y no dejar el terreno político y electoral en manos de los partidos que hoy monopolizan este ámbito y cuyas políticas están al servicio de los intereses del capital. Pero para nosotros, plantear una candidatura anticapitalista no es algo separado de nuestro trabajo en las luchas, sino algo complementario y paralelo.

¿No es un poco locura pasar a la lucha en campo enemigo (la política)?

Bueno, ¡nadie ha dicho que cambiar el mundo fuera fácil! Pero no podemos resignarnos y hay que dar pasos en todos los campos. Hay que poner fin a una situación donde a la hora de votar, hay que optar entre el mal menor o la abstención. Pensamos que una candidatura anticapitalista es necesaria para poder ofrecer otra perspectiva y ofrecer una voz distinta.

¿En la presentación de la candidatura decías que tal como está el mundo lo normal debería ser que todos fuésemos anticapitalistas, y no lo contrario. Presentarse a las europeas responde a una intención entonces de «educación social»?

Para nosotros es un primer paso para seguir avanzando en la construcción de un nuevo proyecto político. El terreno electoral es difícil para la izquierda anticapitalista porque desde hace tiempo está monopolizado por los partidos de la izquierda institucionalizada. Pero se trata de ir abriendo brechas poco a poco y por esto estamos aquí. Es el momento de votar por una opción rupturista, de crítica al sistema actual. No podemos quedarnos parados. Con la presentación de la candidatura hemos podido plantear la necesidad de construir un nuevo referente y avanzar ideas y propuestas que chocan con las políticas dominantes. La crisis la deben pagar los ricos y no todos y todas. El malestar social frente a la crisis y al actual sistema es evidente, así como el desencanto con la izquierda existente. Por ello, presentar una alternativa anticapitalista nos parece más necesario que nunca y trabajamos para levantar una fuerza política anticapitalista, que haga las cosas de otro modo y que tenga un amplio apoyo social.

Parece también evidente que la brecha entre sociedad y política es cada vez mayor, especialmente si lo vemos desde la sociedad antisistémica. ¿Cómo crees que debe ser la relación que tiene que existir entre movimientos e iniciativas políticas?

Un proyecto político alternativo debe estar inmerso en las luchas, y construirlas desde la lealtad y el compromiso y el respeto por su autonomía. Nosotros formamos parte de los movimientos sociales y pensamos que cualquier proyecto anticapitalista debe estar anclado en ellos. El malestar entre muchos activistas de movimientos sociales respecto a la política partidista está muy justificado, a la vista de los balances de muchas experiencias políticas pasadas y presentes, y el reto que tenemos es articular un nuevo proyecto atractivo para aquellos y aquellas que luchan por cambiar el mundo día a día en su centro de trabajo, de estudio, en su barrio o desde distintas asociaciones y campañas.

Una alternativa política puede correr el peligro de producir la fragmentación entre los movimientos, que de hecho es uno de los logros del neoliberalismo. O ¿puede ayudar a reforzar estos movimientos? ¿Cómo?

Creo que una alternativa política anticapitalista sería muy beneficiosa para los movimientos y para avanzar en la transformación de la sociedad. Es necesario una voz que se oponga de forma real y creíble a las políticas actuales, que defienda a las y los que luchan, y se haga eco de las demandas de los movimientos sociales y forme parte de los mismos. La presencia de diputados anticapitalistas en el Parlamento europeo o en otras instituciones sería un buen altavoz para las luchas, para dar voz a quienes no la tienen ahora.

Y por que empezamos por las elecciones europeas. ¿No sería más lógico emprender iniciativas políticas locales, para, como vosostr@s decís, cambiar el mundo de base?

Las elecciones europeas han sido las primeras a escala estatal que tienen lugar desde el estallido de la crisis y pensamos que era necesario plantear una opción alternativa en este caso. Hubiera sido muy negativo y desalentador que ante una situación de crisis económica, social y ecológica como la actual, no se hubiera podido presentar ningún proyecto alternativo al margen de la izquierda oficial institucionalizada y de las opciones de derecha. Un momento como el actual exigía una respuesta política. No contraponemos nuestra candidatura a las europeas a otras experiencias políticas o iniciativas de tipo local, al contrario, forman parte de una misma lógica, la de la búsqueda de una alternativa a lo existente. Hay que trabajar en todos los niveles, local, nacional, estatal e internacional.
 
¿Hay izquierda en Europa? ¿Podrías darnos tu visión sobre los movimientos políticos afines a Izquierda Anticapitalista que se están dando y sobre sus perspectivas de futuro?

Existen varias experiencias políticas en Europa con las cuales sentimos simpatías y afinidad, como es el caso del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) francés, cuyo dirigente más conocido es Oliv¡er Besancenot, el Bloco de Esquera de Portugal o Sinistra Critica en Italia, para citar algunos ejemplos. Son estímulos para nosotros. No hay modelos para construir una proyecto anticapitalista que se puedan exportar de un país al otro, pero se trata de tomar lo mejor de cada experiencia para adaptarla a cada lugar.

Con formaciones como éstas y otras compartimos esfuerzos para intentar construir un polo anticapitalista europeo. Pensamos que ante el avance de la Europa del Capital y la globalización el internacionalismo es más importante hoy que nunca y que hay que coordinar las luchas, las resistencias y las alternativas a escala europea e internacional.

La estrategia «Europa Global: competir en el mundo» trata de hacer una Unión Europea a imagen y semejanza del imperio norteamericano, desembarcando en países del sur con tratados de libre comercio. Lo de una Europa fuerte la mayor parte de la gente lo ve bien. ¿Cómo se cambia esa mentalidad?

El actual modelo de construcción europea sirve a los intereses del gran capital, no al de los sectores populares. La búsqueda de competitividad en el marco de la economía global provoca una presión permanente sobre las conquistas sociales e impulsa un modelo de desarrollo ecológicamente depredador. La «Europa fuerte» que se quiere construir no beneficia a las y los trabajadores europeos, sino a las empresas y los banqueros y creo que esto está cada vez más claro para mucha gente. La crisis ha puesto al descubierto las falacias de las políticas neoliberales. Por ello, defendemos una ruptura con el actual modelo de integración europea y defendemos una Europa de los pueblos y las y los trabajadores basada en otra lógica la de la solidaridad, los bienes comunes, la igualdad y el derecho de los pueblos a decidir libremente su futuro.