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Perú

Paradojas de un Estado perverso

Fuentes: Rebelión

Toda situación es resultado de otras situaciones que la condicionan, en la infinita red de acciones y reacciones. A nadie le gusta laborar escarbando días enteros en socavones mineros oscuros, a pura fuerza corporal, con el riesgo de derrumbe inesperado en los túneles profundos que acabe con su vida. Sin salario, sin seguro, sin derechos laborales, sin vacaciones, sin jubilación, etc. ¿Por qué lo hacen los pequeños mineros informales?

Porque son obligados por la mita republicana. Su situación particular, es resultado de la macro situación en la que están envueltos involuntariamente. Están segregados por la presión estructural del sistema que nos rige. Este, les ha dado esa ubicación en el orden establecido y los ha condenado a cumplir ese papel, bajo pena de mayor suplicio. El delito: ser pobres. Tras la segregación estructural, se les dice que son ilegales por que se salen de ese orden que, favorece a las corporaciones extranjeras cuya legalidad se sustenta en el pago de sobornos a la extorsión burocrática.

Pero, este desborde social es precisamente consecuencia del orden establecido que, de manera desigual distribuye las condiciones de vida, para cada sector social. Ellos, no pidieron estar en el eslabón primario de explotación humana en la cadena minera. Irónicamente, todas las voces, les culpan de una situación creada por el sistema y no por ellos. Paradójicamente, se culpa a las víctimas y no a los victimarios. Hasta los partidos políticos que buscan el voto del pueblo, están contra la minería “ilegal” y piden abusivamente, el cierre del Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo) para eliminarlos. El orden establecido les hace pensar y actuar al revés.

A diferencia de la mita colonial en la que, un miembro de la familia cumplía la cuota obligatoria; la mita republicana involucra a toda la familia que, tiene que pagar culpas de un poder que les es ajeno. No hay un plan de desarrollo nacional equilibrado que compense los desequilibrios estructurales. Se hace el daño social, pero no hay indemnización. Si la pobreza es por culpa del sistema, ¿Por qué los administradores gozan de impunidad?

Si no se desarrolla la industrialización rural que, absorba la mano de obra creciente, no queda otra que huir migrando a lugares donde hay oportunidades de empleo. Si no se puede, existe la alternativa de la minería artesanal, como salida a la desesperación económica. Otros migran a la selva para hacerse de un terreno propio y sembrar coca, para el narcotráfico, a precios altamente rentables, ya que la papa y otros cultivos no son rentables.

Los mineros informales, son campesinos, mayormente, de zonas andinas que optan por la minería porque es lo que está más a la mano, sin descuidar la chacra ni a los animales caseros. La población rural sigue aumentando en número, aunque en porcentaje la migración ha hecho crecer la población urbana desproporcionadamente. Pero el desequilibrio entre el campo y la ciudad es cada día mayor como consecuencia del desbalance estructural. Todo desequilibrio es dañino. El siguiente cuadro oficial y gráfico demuestra lo dicho.

Como verán, una situación arrastra en cadena a otras situaciones relacionadas. Según el INEI, hay regiones departamentales en la que desde los 12 años la población emigrante Indígena u originaria de los Andes, supera el 55% de la migración total regional (Puno 70%, Apurímac 59,4%, Cusco 59,4%, Huancavelica 57,9% y Ayacucho 56,9%).

¿Y por qué, las zonas tradicionalmente mineras, en las que, durante siglos, los extranjeros han extraído y llevado oro, cobre, plata y otros metales, son precisamente las de mayor pobreza en el Perú? No solo es el caso de Cajamarca, que encabeza la lista de pobreza, con mendigos en las calles. También están, Pasco y Huancavelica, regiones mineras desde la colonia. ¿No es esto, una paradoja inaceptable? Callar nos hace cómplices de esta injusticia social.

Estos datos son importantes para determinar la población objetivo en el accionar electoral y para el diseño de los proyectos de desarrollo nacional y plan de gobierno popular. Tenemos que acabar con tanta injusticia social impune, resolviendo los desequilibrios estructurales del modelo obsoleto. Una alternativa podría ser cooperativizar de oficio, la pequeña minería, agrupándola en empresas cooperativas y sociedades anónimas de accionariado igualitario.

Un banco cooperativo para financiar los proyectos empresariales que cubran toda la cadena económica, desde la producción primaria, hasta la venta final, eliminando intermediarios en la comercialización y procesamiento, sería de gran ayuda. Se trata de capitalizar a la pequeña minería y acumular con equidad. La empresa de los trabajadores mineros acabaría con la explotación obrera al servicio de capitales foráneos. Paralelamente, se evitaría la fuga de la riqueza que empodera a nuestros depredadores extranjeros.

Del debate de propuestas como esta, pueden surgir mejores ideas. Lo importantes es generar iniciativas factibles. ¿Se animan a decir algo?

Blog del autor: https://republicaequitativa.wordpress.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.