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Perú necesita una segunda liberación: la cognitiva

Fuentes:

“Seguiré trabajando a favor de la corrupción” (La República, 11/11/2020). Esta confesión corresponde a la congresista Yessy Fabián, del partido político Acción Popular. Pero eso ¿a quién le importa? Total, la política es cochina por naturaleza. Es el arte de continuar el robo por otros medios. Es la toma del poder para dominar. En suma, la historia de la política es la historia de la corrupción, por eso no hay un solo representante político que no esté salpicado de mierda. Prácticamente todo lo dicho anteriormente, salvo la primera frase, es falso.

Nuestra comprensión de la política

El problema en el Perú no es la política sino un tipo de comprensión de la misma. La que nos ha guiado desde hace doscientos años. ¿Cuál? No es la que practican nuestros pueblos originarios, expresada en palabras de Marina Janampa: “Si el pueblo me da esa confianza, es por mi propia conducta”. Esa confianza es “para hacer respetar, para velar como una madre (…) en bien de mis hijos” (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2016). Y, tampoco la que sugieren algunos filósofos latinoamericanos: una actividad que organiza y promueve la producción, reproducción y aumento de la vida de los miembros de la comunidad (Dussel, 2006).

Entonces, ¿de dónde viene nuestra comprensión de la política? El conocimiento que sustenta y orienta nuestra práctica política viene de lejos: Europa. Algunos investigadores dicen que hasta hace trescientos años se consideraba la política como la más noble de las actividades humanas, como la ciencia del servicio al pueblo. Sin embargo, luego todo cambió. La política se convirtió en un tipo de actividad innoble, sórdida y depravada. Ya no era un medio para combatir la corrupción, sino la forma de perpetuarla (Viroli, 2009). En otras palabras, se transformó en la ciencia de servirse del pueblo. Este es el conocimiento que hoy —al parecer— orienta la práctica política no solo de quienes nos gobiernan, sino también de los gobernados.

Necesitamos comprender para actuar

Es sabido que necesitamos conocer para comprender y comprender para tomar buenas decisiones y actuar (Marina y Rambaud, 2018). Entonces, si nuestro conocimiento de la política es negativo, nuestra comprensión y práctica de la misma también lo será. Esto es así porque nuestra práctica es el resultado de nuestro modo de comprender la política. Si creemos que la política es un oficio reservado para gente deshonesta, no hay duda que solamente los corruptos y ladrones ejercerán el poder político (Dussel, 2020). En consecuencia, no es casual que, salvo algunas excepciones, sean los corruptos quienes terminan siendo elegidos como representantes políticos.

¿Qué hacer? No sé exactamente, pero tengo una idea o sospecha de conocimiento. El problema en el Perú consiste en que los gobernados y sobre todo los gobernantes sabemos mucho de política, pero muchas cosas que nos son ciertas. La política es una construcción humana, y como toda creación humana es ambigua: está sujeta a errores y confusiones. Esta es la razón por lo que debe ser reflexionada continuamente. Al respecto, conviene tener en cuenta la sugerencia de Albert Einstein: “El mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No se puede cambiar sin cambiar nuestro modo de pensar”. Si es así, necesitamos con urgencia cambiar nuestro modo de pensar el mundo de la política.

Como es sabido, hace doscientos años nos liberamos de la ocupación territorial. Pero no nos liberamos de la ocupación mental. Seguimos siendo —como dice Enrique Dussel— colonias mentales. Si no nos liberamos del conocimiento que sustenta nuestra comprensión actual de la política, seguiremos asociando representantes políticos con delincuentes, y nuestras acciones seguirán teniendo como resultado la elección de ilustres representantes de la delincuencia en vez de actores que se ocupen de promover la producción, reproducción y aumento de la vida de los miembros de toda la comunidad política.

Conclusión

La principal arma de dominio, pero también de liberación, es el conocimiento. Podemos realizar cambios sociales e institucionales, pero si no cambiamos el conocimiento que sustenta esos cambios, seguiremos haciendo lo que hemos venido haciendo desde hace 200 años: pensándonos y comprendiéndonos desde las lentes teóricas del dominador. Necesitamos revoluciones sociales, pero estas no son suficientes. Deben ser acompañadas de una comprensión positiva de la política. En fin, —como hemos visto— nuestra sospecha es que urge realizar una segunda liberación: la cognitiva. No solamente en la política, sino también en el derecho y en la economía. La razón de nuestra sospecha es la siguiente: para cambiar de práctica hay que cambiar de comprensión de aquello que se pretende practicar.

Referencias bibliográficas

Congresista de AP dice que seguirá “trabajando a favor de la corrupción”, pero luego se rectifica (11/11/2020). La República. Disponible en https://larepublica.pe/politica/2020/11/11/congresista-de-ap-dice-seguire-trabajando-a-favor-de-la-corrupcion-pero-luego-se-retracta/.

Comisión de la Verdad y Reconciliación. (21 de Julio de 2016). “Testimonios orales”. Marina Janampa Vallejos. Lima, Perú: Defensoría del Pueblo. Disponible en https://lum.cultura.pe/cdi/video/marina-janampa-vallejos.

Dussel, Enrique (2020). Siete ensayos de filosofía de la liberación. Madrid: Trotta.

Dussel, Enrique (2006). 20 tesis de política. México: Siglo XXI.

Marina, José Antonio y Rambaud, Javier (2018). Biografía de la humanidad. Historia de la evolución de las culturas. Barcelona: Ariel.

Viroli, Maurizio (2009). De la Política a la razón de Estado. La adquisición y transformación del lenguaje político (1250-1600). Madrid: Akal.