Quién se asome a la situación paraguaya y mire aunque más no sea a «vuelo de pájaro» sus cifras y realidad en lo económico y social, se percatará que aquí se vive o sobrevive desde hace décadas en forma casi milagrosa. Por supuesto que como siempre en nuestras historias latinoamericanas, en lo que hace referencia […]
Quién se asome a la situación paraguaya y mire aunque más no sea a «vuelo de pájaro» sus cifras y realidad en lo económico y social, se percatará que aquí se vive o sobrevive desde hace décadas en forma casi milagrosa. Por supuesto que como siempre en nuestras historias latinoamericanas, en lo que hace referencia mayormente a los sectores populares.
El Paraguay en lo que hace a cifras de Desarrollo Humano según medición de Naciones Unidas, está segundo después de Haití, donde la situación es tan terrible que la gente compra y come «galletas de barro», y donde después de muchas catástrofes climatológicas, queda solo el 3% de las tierras cultivables. Lo paradójico para que el Paraguay ocupe este segundo lugar después de Haití, es que el mismo tiene superabundancia de tierras cultivables, clima favorable para la producción agrícola, recursos naturales y energéticos imponderables, los recursos humanos son jóvenes y saludables aunque su déficit está en su bajo nivel educativo – profesional – y de oficios.
Se ubica a un 53 % de analfabetos funcionales, que en sus posibilidades restringidas para leer un texto pero no poder interpretarlo, no contribuyen en mucho al desarrollo productivo y cultural que el país requiere. De todas maneras la tradición oral en el intercambio, cubre estos déficits, así me lo relataba un ingeniero de planta industrial argentino, que hablaba el guaraní fluidamente, necesidad devenida de intercambiar con sus operarios de nociones productivas aprendidas en la «práctica cotidiana».
El problema de la falta de Desarrollo Humano en el Paraguay no deviene de la falta de Recursos Materiales y Humanos, viene de la imposición de un Modelo Productivo Agrícola y Ganadero, que hace que en una nación inmensamente rica por sus recursos, habite una población tremendamente empobrecida.
Existe también un saqueo histórico de bienes y recursos paraguayos que podrían haber servido a su propio desarrollo interno, pero se fueron del país para el desarrollo de dos grandes vecinos como Argentina y Brasil. Los bosques de «maderas ricas» han sido devastados en más del 90 %, para convertidos en enormes rollos cargados en camiones pasar la frontera rumbo al Brasil, o en enormes jangadas rumbo al Río de la Plata.
No menos latrocinio significan los términos de los acuerdos para construir las hidroeléctricas de Itaipú y Yacyretá. El caso de Itaipú que es la que funciona hace más tiempo, perteneciendo el 50% de la energía producida a Brasil, y el 50 % a Paraguay, Brasil se lleva el 95 % de lo producido a cambio de unas migajas económicas para el Paraguay, el cual además tiene la prohibición de negociar su propia energía con otros países de la región, Brasil tiene la exclusividad y el monopolio de esta comercialización.
Como si esto fuese poco, en lo que hace a Brasil, el mismo a partir de los años 60, comenzó un proceso de expansión de su «frontera verde» y mediante colonos brasileños que compraban tierras en el Paraguay, realizó un proceso de reforma agraria «en territorio ajeno» que hoy tiene a más de 500.000 personas, entre ciudadanos brasileños y los llamados «brasiguayos» que son los nacidos en Paraguay, pero que integran familias de origen brasileño. No solo hay regiones donde prácticamente se habla en portugués, sino que intendentes que son brasileños. Si esto no es una forma de «neocolonialismo», no se como llamarlo.
Setenta años de gobiernos y dictadura colorados cimentaron el modelo económico y social
El Paraguay es el cuarto productor y exportador de soja a nivel internacional. Y es también hoy día uno de los importantes productores y exportadores de carne de la región, con un importante desarrollo de la industria láctea y de la industria frigorífica.
Esto hace que la presencia de las transnacionales del agronegocio, de capitales financieros, se establezcan en el territorio nacional para proseguir el saqueo sobre «nuevas formas». La banca privada extranjera en el 2008, envió al exterior en concepto de ganancias, 200 millones de dólares (lo legalmente declarado). Las empresas de telefonía móvil enviaron 500 millones de dólares al exterior. A eso se le suma la existencia aun en lo comercial de la «triangulación», el Paraguay importa en apariencia millones de mercaderías subvaluadas que jamás llegan a su mercado interno, o si lo hacen es en forma muy fugaz, para perderse rápidamente allende la frontera. Hace no mucho me enteraba que éramos importadores de 300 millones de prendas chinas ¡!!!
Pese a esta gran movida de capitales y enriquecimiento de los sectores sojeros, del agronegocio exportador, de los ganaderos, de los industriales frigoríficos, de los exportadores e importadores de carne, del capital financiero con la rosca comercial importadora y exportadora, esto tiene una contratara trágica.
El 50 % de la población vive por debajo de la línea de pobreza, y en el medio rural se repite la cifra del 50 % para hablar de desocupación, en el medio urbano esta cifra es del 35 %. En materia de indigencia, en este rico país en materia de producción de alimentos, la cifra es indignante – casi 1.500.000 de habitantes, con todas las secuelas de desnutrición y enfermedades, perfectamente evitables en este país si hubiese voluntad política como para hacerlo.
Pero no, la misma no ha existido, por lo contrario en siete décadas de ejercicio del poder el Partido Colorado no ha hecho otra cosa que «enriquecer» a una oligarquía que se fue conformando de varias vertientes pero con un elevado componente mafioso (narcotraficantes), triangulación comercial con naciones piratas y de dictaduras, «los barones de Itaipú» negociaron los recursos propios del pueblo para su individual enriquecimiento, mediante un perverso proceso de un Instituto de Bienestar Rural cedieron 12 millones de hectáreas a precio de «banana verde» a extranjeros y peores nacionales, en fin un proceso que asentó un modelo económico y social, solamente sustentable para un 5 % de la población que lanza algunas migajas de empleo y bajísimos salarios, a quienes les producen y administran sus riquezas.
Ni en el Estado Paraguayo se paga a los trabajadores el Salario Mínimo Nacional, el 40 % de los trabajadores estatales ganan por debajo del mínimo nacional, el estado comete con sus trabajadores actos de ilegalidad, ni que hablar de los contratos «basura» de los cuales está minada la Administración Pública. Existen más de 400 categorías…mal ejemplo que se extiende a la actividad privada donde las patronales juegan a su antojo con los trabajadores, frente a un escaso grado de organización sindical.
El retorno de los brujos
Frente a este estado de cosas en lo económico y social, con un modelo económico que vuelca la balanza hacia la acumulación de riquezas en manos de las familias anteriormente señaladas y que lo vienen haciendo desde las últimas décadas del siglo XIX, no es nada fácil en el Paraguay llevar a la fosa de la historia al Anciano Régimen.
La Alianza Patriótica para el Cambio (APC) que ganó las elecciones el pasado 20 de abril del 2008 y que asumió la gestión del gobierno a partir del 15 de agosto del mismo año, a un mes de hacerlo ya tuvo que vérselas con una reunión conspiraticia con bastante tufo a «golpe de estado». Inclusive la misma lleva en su seno a un partido como el Partido Liberal Radical Auténtico, donde existen sectores – como el del mismo vice-presidente Federico Franco – que alientan el juicio político al presidente Fernando Lugo.
No deben extrañar en el PLRA estas actitudes políticas en hombres o grupos que lo componen, ya existen antecedentes de apoyo a la Dictadura de Alfredo Stroessner, y en los últimos tiempos la «unidad libero-oviedista» que es la unidad con las huestes del general Lino César Oviedo, uno de los tantos militares fascistas golpìstas que ha parido la tragedia latinoamericana. A estas intenciones se suman las de un Partido Colorado, que luego de décadas de poder, se lame las heridas de la derrota popular sufrida, en una obligada llanura.
De parte del gobierno la proclamación y la enunciación de un gobierno apuntando a las cambios que hace décadas demandan millones de paraguayos; ha quedado meramente en eso, enunciación y proclamación. Son solo catorce meses «es la defensa argumental, estamos haciendo experiencia en la gestión del Estado» es otra, creo que ninguna es de recibo. Y van apareciendo cuestiones en importantes referentes del gobierno, que son preocupantes, porque se parecen en mucho «a conductas» de los que se fueron (¿?).
La inoperancia, la ineptitud, el nepotismo, el arribismo, la improvisación, la soberbia, el infantilismo político…y algunos niveles de corrupción también concurren a las fragilidades y falta de fortaleza de este gobierno, que entre otras cosas también prometió que comenzaba el verdadero tránsito a la democracia…¿ cuál ?
Si las fuerzas coligadas del Anciano Régimen, se posicionan bajo el instrumento que sea en el gobierno del Paraguay, retrocederemos mucho sin lugar a dudas…
¿ De dónde saldrá el martillo verdugo de esta condena (cadena) ?…se preguntaba el poeta español Miguel Hernández…
Ojalá que el pueblo paraguayo pueda en forma organizada blandir el martillo que avente estos viejos males, sino como decía el poeta paraguayo Roa Bastos…» el infortunio se volverá a enseñorear en el Paraguay».
* Carlos Amir González es periodista uruguayo radicado en Paraguay.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.