El articulo tiene como objetivo resaltar la incongruencia entre las declaraciones de los países que conforman PROSUR y sus acciones frente a la actual pandemia.
PROSUR adolece de los mismos problemas y limitaciones que sus predecesores: metas en extremo ambiciosas, limitaciones en cuanto a la articulación de políticas multilaterales para el logro de metas comunes, resistencia a la supranacionalidad, entre otras carencias.[1] Pero la descoordinación también se relaciona, y se hace todavía más notoria, con el poco nivel de desarrollo científico de los países que lo conforman a comparación de otras regiones y también dentro de la misma, factor que influye en las salidas unilaterales que han adoptado sus miembros en lo que va del año.
PROSUR AD-PORTAS DE LA PANDEMIA
Los miembros del PROSUR comienzan a emitir declaraciones conjuntas para enfrentar la pandemia a comienzos de marzo pasado. En aquel entonces, Chile, como presidente pro tempore, sugiere convocar a un comité de alto nivel con el propósito de coordinar acciones entre sus miembros. Como señaló el exministro de salud chileno, lo que se pretendía era “lograr un nivel de coordinación similar a aquel de la Unión Europea para contener la enfermedad antes que esta se disemine”[2]. Como parte de esta iniciativa se creó el comando denominado Latín Covid para la coordinación de medidas conjuntas a nivel de la asociación con relación a la pandemia.[3]
A las declaraciones chilenas hay que sumar las hechas por Perú, quien por medio del presidente Vizcarra señalo en abril pasado que “los países de PROSUR habían acordado profundizar la coordinación con motivo de lograr una colaboración efectiva a fin de enfrentar la pandemia”, mediante la compra conjunta de equipos e insumos.[4] Asimismo, se mencionó “la necesidad de consolidar una posición unificada a la hora de buscar créditos” en organismos como el FMI para financiar programas que permitan lidiar con la emergencia sanitaria.[5] Otros países como Colombia expresaron su apoyo a lo señalado en las declaraciones junto a Ecuador y Paraguay.[6]
ACUERDOS SIN SUSTANCIA: CHILE, COLOMBIA Y PERÚ
Pero hasta el momento no se ha concretado ninguna de las medidas mencionadas. La única que ha tenido un resultado modesto fue la liberación de una serie de patentes de tecnologías médicas para que estas puedan ser producidas libremente por los países miembros, como lo estipula el documento “Boletín de Patentes en Dominio Público sobre Tecnologías para Combatir el COVID-19”[7]. Sin embargo, los arreglos bilaterales y las salidas unilaterales son las acciones que priman como lo demuestra la transferencia tecnológica desde Colombia a Perú para la elaboración de respiradores artificiales.[8] Por su parte, Chile comenzó a desarrollar sus propios ventiladores, empleando para ello “modelos utilizados (que) provienen de España, Estados Unidos y otros países”.[9] Como se ve, la coordinación multilateral brilla por su ausencia.
Pero las pruebas más evidentes de la falta de conexión entre lo declarado a nivel de PROSUR y lo hecho en la realidad tienen que ver con las recientes declaraciones de países como Perú y Chile respecto a la obtención de una eventual vacuna para el COVID. Por su parte, Perú apuesta por al menos “cinco distintos acuerdos farmacéuticos” los cuales se espera le aseguren al “país precios preferenciales y condiciones favorables” para el acceso a las vacunas[10]. Mientras que en Chile la Universidad Católica firmo hace más de un mes un convenio para la realización de una prueba de la vacuna que está desarrollando el laboratorio chino Sinovac Biotech, el que a su vez le garantizaría el acceso a la vacuna cuando esta se encuentre lista[11].
INDIFERENCIA E IRRELEVANCIA:
LOS CASOS ARGENTINO Y BRASILERO FRENTE A PROSUR
La poca relevancia de lo declarado a comienzos de año se hace más evidente todavía cuando analizamos lo que han hecho otros miembros, como Argentina y Brasil, quienes son coincidentemente, los que poseen las mejores capacidades tecnológicas de la región. En el caso del primero, se ha dado prioridad a la cooperación a nivel subregional mediante iniciativas promovidas dentro del MERCOSUR, en desmedro de lo acordado en PROSUR. Una de estas ha sido la compra de equipo e insumos por un valor de casi seis millones de dólares, a la par que laboratorios de este país junto con otros en Uruguay y Paraguay acordaron “el desarrollo de (una) técnica de serodiagnóstico […], de manera de conocer el grado de penetración que ha tenido la epidemia en la población”[12]. Mas recientemente, el presidente Fernández anuncio “la fabricación de la vacuna de AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford” junto con México[13]; curiosamente, no se contempla que este acuerdo incluya a Brasil de momento.
Respecto al mencionado país, Brasil es el que demuestra el mayor grado de desinterés respecto a lo acordado en PROSUR. Ejemplo de ello es que el estado de Paraná negocia por su cuenta con Rusia para adquirir y producir la vacuna recientemente anunciada por el presidente Putin[14] mientras que a nivel gubernamental se ha buscado acceder a la vacuna de Oxford en paralelo con a aquella desarrollada en China.
CONCLUSIONES
Lo que ha demostrado el breve recuento de las estrategias adoptadas por varios de los miembros del PROSUR es su poca capacidad de alcanzar y cristalizar compromisos duraderos. La única manera de explicar este nuevo fracaso es tomando en cuenta tanto factores de índole estructural e ideacional[15]. Pero con el propósito de que este posea una base más concrete, se le debería relacionar con la falta de desarrollo tecnológico por parte de los países de la región. Como sugiere lo señalado hasta el momento, este factor común a los países de PROSUR habría contribuido a que sus miembros busquen salidas por cuenta propia, especialmente fuera de la región, para poder así obtener el equipamiento sanitario que requieren para atender la emergencia sanitaria dentro de sus fronteras.
Mientras estos países solo cuenten con promesas, discursos grandilocuentes y bienes primarios que ofrecer a sus pares en el continente, difícilmente se podrá lograr una mayor coordinación y articulación que beneficie a los países de la región en su conjunto. Una manera de encontrar una salida a esta situación a nivel regional seria estudiar de manera comparativa lo hecho por países como China [16] y otros en el este asiático, quienes han logrado controlar o mitigar los efectos de la pandemia en gran medida debido a las capacidades que sus estrategias de desarrollo les han brindado. Su situación contrasta con el daño que viene ocasionando la pandemia en nuestra región, lo cual no hace más que corroborar la debilidad de los postulados de quienes defienden en el continente al laissez-faire como la única vía hacia el desarrollo, como ocurre con los gobiernos de PROSUR.
Notas:
[1] Rios, Jerónimo (2020) “La inexistente respuesta regional a la COVID-19 en América Latina”. Revista de estudios sobre espacio y poder. En internet disponible en https://revistas.ucm.es/index.php/GEOP/article/view/69324/4564456553393
[3] http://spanish.xinhuanet.com/2020-04/07/c_138952808.htm
[6] https://www.elcomercio.com/actualidad/prosur-avance-covid19-region-vacuna.html
[8] https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Colombia-adquirio-2817-respiradores-y-avanza-en-el-proceso-de-expansion-hospitalaria.aspx, https://www.eltiempo.com/bogota/indumil-y-universidad-de-la-sabana-empezaran-a-producir-primeros-ventiladores-uci-483574, http://www.congreso.gob.pe/Docs/comisiones2020/Ciencia/files/03sesionordinaria/pf_001_plan_fabricaci%C3%B3n_4000_respiradores.pdf
[15] Frenkel, Alejandro (2020) “El Mercosur ante la Covid-19: de la disputa comercial a la amenaza sanitaria”. Fundación Carolina. https://www.fundacioncarolina.es/wp-content/uploads/2020/06/AC-40.-2020.pdf
[16] Rodriguez, Clemente (2018) Ideología, políticas y tecnología en China (1949-2017) Enlace:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6526298
Clemente Rodríguez. Magíster en Ciencia Política y Gobierno con mención en Relaciones Internacionales por la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
**Este artículo fue publicado en el Boletín “Integración regional. Una mirada crítica”, Nº 10, agosto – septiembre 2020. Grupo de Trabajo Integración regional y unidad latinoamericana de CLACSO.