Recomiendo:
0

Redes criminales mundiales encubiertas como política exterior de Estados Unidos

Fuentes: Argenpress

Unilateralmente, EE.UU. ha dividido al Mundo entero en 5 regiones (incluyendo China y Rusia), bajo ‘tutela’ de sendos Comandos militares con presencia permanente. Lo cuál pone en evidencia la existencia de un plan de dominio global más allá de la ficción de las llamadas teorías conspirativas. Desde fines de 2008 las regiones serán 6, ya […]

Unilateralmente, EE.UU. ha dividido al Mundo entero en 5 regiones (incluyendo China y Rusia), bajo ‘tutela’ de sendos Comandos militares con presencia permanente. Lo cuál pone en evidencia la existencia de un plan de dominio global más allá de la ficción de las llamadas teorías conspirativas.

Desde fines de 2008 las regiones serán 6, ya que creó el USAFRICOM específicamente para Africa (excepto Egipto) (1).

Cada Comando constituye un centro de control de operaciones militares, con una estructura de comunicaciones y coordinación activada y lista para actuar en cuanto ocurra un conflicto, que según el presidente de EE.UU. y el secretario de defensa requiera el despliegue masivo de sus fuerzas de combate en esa región.

La llamada ‘Area de Responsabilidad’ del Comando Sur (USSOUTHCOM) con centro en Miami (Florida), es sobre 31 países del Caribe, parte de América Central y toda América del Sur.

Para reforzar presencia en sus aguas (océanos, costas y ríos) y vigilar operaciones, como lo hace la Quinta Flota en el Golfo Pérsico, EE.UU. reactivará la Cuarta Flota Naval (que en la Guerra Mundial II cubría el teatro de operaciones del Caribe y el Atlántico Sur y fue desactivada en 1949). Hoy contará con disponibilidad de submarinos y buques provistos con armas nucleares y convencionales, como el portaaviones nuclear USS Ronald Reagan o el USS George H.W. Bush (en operaciones en el 2009), y en pocos años con el USS Gerald Ford, el primer portaaviones con tecnología stealth (furtiva) invisible al radar, catapultas electromagnéticas para lanzamiento de aviones, y posiblemente cañones no convencionales del mismo tipo. Construidos todos, por una de las más grandes multinacionales del complejo militar-industrial (Northrop Grumman), uno de los principales motores de la economía de EE.UU. que da empleo a su población.

Se estima que el establishment militar, da empleo y soporte financiero directo e indirecto a por lo menos 60 millones de votantes estadounidenses.

A Washington le preocupa una situación en cierne de recesión de la economía interna, y por otro lado vigila la autodeterminación nacional de Venezuela (que considera beligerancia), el proceso de integración latinoamericana, el surgimiento de Brasil como potencia atómica regional, y los núcleos previstos de potencial reactividad como Cuba y Panamá.

En la región de Oriente Medio, Irán ha sido rodeado por países invadidos o colaboracionistas con EE.UU., o que se ocupa que no le sean hostiles, como Turkmenistán (quinta reserva mundial de gas) con sus relaciones con Rusia, China, la UE e Irán.

La sorpresa y las ‘lecciones’ de Iraq pueden mostrar que es probable que en un año, G.W. Bush no tenga tiempo suficiente para resolver una foribunda guerra relámpago contra Irán, sin que quede abierta para la próxima administración.

Su gobierno intenta mostrar que está logrando avances y cierto ‘equilibrio’ en Iraq.

Es probable que para mantener el crecimiento de su actividad militar-industrial necesite perturbar la estabilidad de la región de América Latina y el Caribe.

Según el Pentágono, existe un ‘Arco de Inestabilidad’ global desde la región andina (incluida Colombia, Venezuela y Bolivia), América Central y el Caribe, Africa, Oriente Medio, Asia Central, Filipinas e Indonesia.

Pero las regiones no pueden ser inconexas dentro de la geopolítica de EE.UU. de alcanzar el dominio global.

Está alerta con aquellas naciones con capacidad de darle respuesta político-militar, por ello sus objetivos estratégicos están dirigidos al control de Eurasia, apuntando hacia Rusia y el surgimiento de China como potencia económica capitalista, y en segunda línea sobre los aspirantes a potencias regionales, como India, Pakistán o Irán.

Los países de las regiones pueden representarse como nodos o vértices, enlazados por diversas operaciones criminales encubiertas. Una suerte de red invisible compleja, como si fuera una monstruosa y tenebrosa ‘telaraña’.

Para Washington lo que ocurre en la región de Oriente Medio por ejemplo, no es independiente de los Balcanes, ni del Cáucaso, ni de América Central y del Sur, ni de otras distantes regiones del mundo aparentemente sin relación alguna.

El plan de control global de EE.UU. implica establecer conexiones estratégicas y tácticas entre regiones del mundo.

Así sean desestabilizaciones y técnicas de guerra utilizadas en una región y adaptadas para otra (como operaciones de guerra psicológica e ideológica, guerras sociales, de inteligencia), o valerse del tráfico ilegal de armas con sus triangulaciones y del narcotráfico. Las conexiones requieren de flujos económicos entre regiones. Utiliza por ejemplo la venta de armas o de drogas en una, para financiar grupos de desestabilización en la otra.

En los 80’s, durante la invasión soviética a Afganistán, EE.UU. envió en forma encubierta armas para la resistencia a través de Pakistán, mientras en su frontera estimuló la producción de drogas y con lo recaudado (vía CIA-Servicio de Inteligencia militar de Pakistán (Inter Services Intelligence, ISI)) financió a diversos grupos insurgentes islámicos.

En 1986, el gobierno de R. Reagan (1981-89) quedó directamente involucrado en la venta clandestina de armas a Irán, lo que realimentó la guerra Irán-Iraq (1980-89), mientras los fondos obtenidos fueron canalizados por un lado, vía el Servicio de Inteligencia paquistaní (ISI) para financiamiento de los fundamentalistas islámicos que operaban en Afganistán. Y por otro lado, para financiar ilegalmente en Nicaragua a las milicias insurgentes (de ‘derecha’) pro-EE.UU. (Contras), que combatían al gobierno sandinista (de izquierda) de Daniel Ortega (1979-90), lo cual estaba vedado por el Congreso de EE.UU. con la Enmienda Boland, lo que desencadenó el caso Irán-contras (Irangate).

Inicialmente hacia 1980, los Contras habían recibido apoyo y entrenamiento militar del gobierno de Argentina y de EE.UU. a través de la CIA.

Con un mecanismo semejante, pero sin involucrarse directamente (por haber aprendido la ‘lección’ de Reagan), el gobierno de G.H.W. Bush (1989-93) apoyó indirectamente el envío clandestino de armas a Croacia y a Bosnia para estimular las secesiones de la Federación Yugoslava, (que se enfrentaron a Serbia, el miembro mas poderoso de la Federación).

La misma política de tráfico ilegal de armas, continuó con el gobierno de B. Clinton (1993-2001). El envío clandestino se tercerizaba en otros países como Turquía, Hungría, Irán, Siria, Ucrania y Argentina. En ésta, la lucrativa operación habría sido realizada por el gobierno de Carlos Saúl Menem, en que se habría derivado armamento local de Fabricaciones Militares y del Ejército, utilizando como señuelo decretos secretos de venta a Panamá, Venezuela y Ecuador, bajo su política de ‘relaciones carnales’. Sin embargo EE.UU. no paga traidores.

En la región de Baloquistán (Pakistán), EE.UU. aplica actualmente patrones similares a los que utilizó en los 90’s, en Bosnia y Kosovo (las regiones de la ex Yugoslavia) donde su Servicio de Inteligencia (CIA), junto al de Gran Bretaña (MI6) y al de Alemania (BND), financió y apoyó clandestinamente a ejércitos de ‘liberación nacional’. Para el entrenamiento de los paramilitares islámicos del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA) por ejemplo, fueron contratadas empresas privadas de mercenarios. Parte del financiamiento del KLA se obtenía mediante la venta de droga proveniente de Pakistán.

El plan de EE.UU. para Oriente Medio está relacionado con el de Asia Central (en sintonía con los intereses de sus socios, Gran Bretaña e Israel). La configuración del Nuevo Oriente Medio y Asia Central, no descarta la conveniencia de inducir una progresiva movilidad de fronteras, según las etnias y religiones que predominan en cada región (en algunas ramas islámicas no prevalece el concepto de Estado-Nación que es una invención occidental). Para ello, recurre a operaciones encubiertas que disparen la violencia de conflictos sectarios latentes en los actuales países, y que estimulen la división étnico-religiosa.

El resultado final es un proceso de descentralización, debilitándo las instituciones de los gobiernos centrales, que conduce a lo que Washington denomina ‘Secesión Suave’ (2), que no llega a la fragmentación de una secesión (como la que promovió en 1990 vía el Fondo Monetario Internacional en Yugoslavia), pero facilita igualmente los cambios de regímenes a su favor. Estas estrategias se pueden observar en Irak y Paquistán (3).

Iraq – EE.UU.: ‘Oleadas’

Cuando EE.UU. invadió Iraq en el 2003, había contradicciones entre las dos ramas principales de la religión islámica, los sunitas y chiítas, pero la población se hallaba mezclada en una convivencia de características tribales sin violencia alguna, como sucede en otras regiones (Siria).

La ocupación por EE.UU. actuó como disparador de un proceso de guerra social interna, de la que solo pudo controlar su velocidad, y que evolucionó hacia la separación física entre sunitas y chiítas.

Estimulando la violencia y las matanzas sectarias se aceleraba el desarrollo del proceso, así las ‘oleadas’ de tropas del gobierno de G.W. Bush funcionaron para contener los picos máximos de violencia sectaria, mientras se ganaba el tiempo necesario para alcanzar el estado final de homogeneización étnico-religiosa por zonas, que como consecuencia esperada traería el decrecimiento de la violencia sectaria.

Para disminuir además, la violencia hacia los estadounidenses, éstos utilizaron el hecho que la división demográfica disminuyó la complejidad del sistema, y les permitió acceder localmente a algunos sectores sunitas de la resistencia (rivales de chiítas en el gobierno iraquí), y negociar su no hostilidad hacia los invasores mediante acuerdos de conveniencia y beneficio mutuo, valiéndose de incentivos económicos, sobornos y la captación de elementos inestables debido a los ‘excesos en la lucha sectaria’.

Para esta misión EE.UU. aplicó en el 2007 el nuevo plan de contrainsurgencia, en el que intervinieron en su diseño antropólogos y otros científicos mercenarios en ciencias sociales (4). Según afirma el Pentágono, en zonas de la provincia o gobernación de Anbar (centro-oeste de Iraq) y Bagdad (al centro) habría logrado mantener desactivada una parte significativa de la resistencia sunita, alrededor de 70.000 insurgentes activos, mediante lo que nombra como ‘movimiento Despertar’ (al Sahwah).

Sin embargo, a partir de allí debería influenciar a su favor sobre los insurgentes pasivos que apoyaban a los activos, que podrían estimarse en más de 3 millones (5), y que no conforman una comunidad sunita unificada.

EE.UU. podrá utilizar al movimiento miliciano sunita ‘Despertar’ que dice haber creado, como un contrapeso de poder sobre el actual gobierno iraquí que no controla todo el territorio, compuesto por kurdos del norte y chiítas del sur (lindante con Irán) y en el que Washington tiene sus reservas, en cuanto a lealtades.

Sin embargo, en la provincia de Diyalah (al E. de Iraq), en la zona sur de la provincia de Bagdad y en la de Ninevah (al N.O. de Iraq) la resistencia sunita no ha cesado. En ésta última provincia el Pentágono está desarrollando un ataque aéreo salvaje y detenciones masivas de sospechosos, que culminará con la toma de su capital (Mosul) (Operación Fénix Fantasma; Op Phantom Phoenix), en las otras dos provincias las ofensivas yá fueron realizadas.

Según los voceros del gobierno de G.W. Bush las ‘oleadas de tropas están funcionando’, y han contribuído a un aumento significativo de la seguridad y estabilidad en Irak (6). Aunque otros reconocidos analistas tienen enfoques con diferencias (7) o aún mas reservados (8).

Iraq – EE.UU. – Al Qaeda: Resistencia iraquí

Un buen ataque es lograr manipular las fuerzas de nuestro peor enemigo, para que nos beneficie sin darse cuenta.

Al hacer referencia anteriormente a los ‘excesos en la lucha sectaria’, surge la notable infiltración en el Iraq posterior a la ocupación, de milicianos principalmente no iraquíes de Al Qaeda de las líneas extremistas takfiristas (9).

En un principio, la resistencia contra los invasores angloamericanos estaba compuesta por una parte muy activa de sunitas (algunos, expartidarios de Saddam Hussein), y otra de chiítas con menor reactividad, debido a acuerdos y a que componen buena parte del gobierno iraquí.

Aparece entonces un tercer enemigo de los estadounidenses, Al Qaeda, que inicialmente combatió junto con la resistencia en su mayor parte sunita. Posteriormente, comenzó a cometer excesos sangrientos e intimidaciones contra iraquíes civiles y los chiítas y sunitas de la resistencia, lo que realimentó la guerra sectaria interna. Según afirma el almirante G. Smith vocero de la ocupación anglo-estadounidense, ‘Al Qaeda considera a Iraq ‘su’ califato y centro para la difusión de la ideología talibán al mundo árabe’.

Se produjo así, la ruptura franca y el enfrentamiento militar entre los grupos de resistencia iraquí y los takfiristas de Al Qaeda que comenzó hacia 2005 en la provincia centro-oeste de Al Anbar, cuando por ejemplo, integrantes de Al Qaeda asesinaron a varios imanes (sunnitas) que la habrían condenado públicamente, por no respetar acuerdos de no asesinar a los policías iraquíes que trabajaban en la zonas controladas por la resistencia.

Los excesos de violencia salvaje de Al Qaeda contra los civiles y los milicianos de la resistencia iraquí sunita en Anbar y Bagdad tuvieron una reacción adversa, y algunos de sus elementos fueron captados por los estadounidenses (mediante financiamiento, cesiones y beneficios de conveniencia, suministro de armas e intimidación: movimiento Despertar), y conmutaron su lucha enfrentando a Al Qaeda y disminuyendo su hostilidad hacia quienes los habían invadido, los estadounidenses, que salieron beneficiados.

Así el Departamento de Defensa estrategicamente desvía hoy la atención, hacia que Al Qaeda y no la Resistencia iraquí, es el ‘enemigo externo’ central para la coalición y para los iraquíes. (10)

Iraq – EE.UU. – Al Qaeda: Terrorismo checheno

Durante la segunda guerra de Chechenia (1999-2006) ocurrió un proceso similar al de los excesos de Al Qaeda en Iraq. Cuando la guerrilla secesionista chechena que empleaba tácticas terroristas contra los rusos, principalmente la corriente islámica nombrada como wahabista (11), cometió excesos salvajes sobre chechenos civiles y otros combatientes que también luchaban contra los rusos. Dividió así a la insurgencia e hizo que muchos de sus milicianos comenzaran a cooperar con sus anteriores enemigos, las fuerzas rusas, para atacar a los que habían sido sus aliados, los wahabíes.

La relación de los grupos combatientes chechenos con la jihad islámica se estableció durante la resistencia a las tropas soviéticas en Afganistán en los 80’s:

En 1985, el gobierno de R. Reagan y G.H.W. Bush como vicepresidente (1981-89) aprobó la directiva NSDD 166 (12), que autorizaba oficialmente una progresiva ayuda militar y apoyo al adoctrinamiento religioso para los muyaidines, pero según el ex Director de la CIA (1991-93) y actual Secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, ‘la ayuda encubierta de la CIA a los muyaidines había empezado durante el gobierno de Jimmy Carter (1977-81) antes de la invasión soviética (1979)’.

En los 80’s, la insurgencia en Afganistán contra los soviéticos se implementó desde Pakistán. Entre otras, las Madrasas (escuelas religiosas de Madras) a cargo de la secta islámica wahabi de Arabia Saudi, financiada por la USAID (Agencia Estadounidense de Desarrollo Internacional) y la CIA, suministraban entrenamiento, armas y adoctrinamiento religioso. Los milicianos islámicos (salvo algunos niveles superiores) desconocían, que detrás de las causas religiosas el objetivo encubierto era destruir a la URSS, y por otro lado que eran financiados y apoyados indirectamente por EE.UU., la monarquía y fundaciones de Arabia Saudita y los Estados no democráticos del Golfo. El gobierno militar paquistaní apoyaba las operaciones paramilitares islámicas a través de su Servicio de Inteligencia militar (ISI).

Después del colapso de la URSS, la CIA y el ISI continuaron apoyando a las milicias islámicas de Pakistán, que fueron enviadas a Oriente Medio, sur de Asia, los Balcanes, Asia Central y el Cáucaso actuando como catalizadores en la fragmentación de la URSS.

A principios de los 80’s fué reclutado y entrenado por la CIA Osama Bin Laden (miembro de una familia saudí multimillonaria) para la jihad en el Afganistán ocupado. Pero diez años más tarde, la URSS había desaparecido como enemigo, y en la Guerra del Golfo (1990-91) cuando EE.UU. construyó bases militares en la ‘tierra santa’ de Arabia Saudí y sus tropas se estacionaron en el desierto sagrado para los whabitas, algunas organizaciones de milicianos como Al Qaeda comenzaron a advertir, que el verdadero interés de EE.UU. era geoestratégico y el de sus multinacionales, por encima de todo lo demás inclusive lo religioso, y se fueron volcando poco a poco en su contra.

En 1994, el checheno Shamil Basayev fue entrenado militarmente en los campamentos de la CIA ubicados en Afganistán y Pakistán, al año siguiente al regresar a Chechenia se convirtió en uno de los principales líderes de la guerrilla separatista que intentó la independencia de la Federación Rusa. De esa época proviene su vinculación con la línea Pakistán-Talibán, el Servicio de Inteligencia pakistaní (ISI), con Al Qaeda y Bin Laden. El contacto con este último lo mantuvo luego por el comandante (muyaidín saudita wahabí) Al Khattab, otro importante líder de la guerrilla secesionista.

En este caso, los excesos sangrientos de los terroristas separatistas islámicos chechenos contra sus pares partisanos (islámicos sufi) en su lucha contra Rusia, paradojicamente beneficiarían a esta última, que consiguió desarticular el movimiento secesionista y reconquistar el territorio.

Construyendo La Base creíble del enemigo terrorista

Desde sus orígenes en el s. XVIII, la creencia fundamentalista de las élites de poder de EE.UU. de un destino manifiesto superior, como potencia líder mundial del sistema Capitalista conlleva (para mantener su estatus anómalo), a la exacción en gran escala y apropiación de aquellos recursos primarios del resto del planeta, que tengan valor temporal de cambio para su sistema socio-económico.

Las reacciones esperadas en los países occidentales ante la ofensiva de expoliación, donde vienen ganando importantes batallas en la guerra cultural, psicológica y económica (como con los mecanismos de endeudamiento externo), son de diferentes características que las de Asia. En ésta existen núcleos de población étnicos, religiosos y nacionalistas con culturas ‘no penetradas’. De modo que para justificar la embestida de EE.UU. y sus socios sobre el mundo islámico, se recurrió como pantalla a la hipótesis demográfica del ‘choque de civilizaciones’ (promovida por S. Huntington).

El brutal atentado del World Trade Center (2001) que Washington, sigue ‘sospechando’ perpetrado por la organización Al Qaeda (La Base) y el Talibán de Afganistán (13), paradójicamente fue funcional a EE.UU., (Gran Bretaña y demás socios).

En ese acto surge un actor creíble, necesario para la ‘Guerra Global contra el Terrorismo’ internacional promovida por los fundamentalistas neocons.

Aunque la organización Al Qaeda hubiese cometido el atentado del 9/11 no logró hacer colapsar a EE.UU. (como podría haberlo hecho el bloque soviético), sino todo lo contrario, ni tampoco posee la capacidad para hacer caer a un país entero, aún usando terrorismo nuclear.

Así como los demás grupos clasificados como terroristas, Al Qaeda no llega a configurar un ejército mundial. La Guerra Global contra el Terror que quiere imponer EE.UU. es una quimera. No hay situación de ‘guerra global’, sino ‘conflictos armados’ que pueden ser locales o internacionales (como el conflicto de EE.UU. con el Talibán, en Afganistán), o bien situaciones de lucha contra el crimen internacional. Ni siquiera existe un conflicto armado mundial permanente y sin final.

Si el líder terrorista mas buscado Bin Laden, fuese capturado, sería un duro golpe no para el terrorismo sino para la Guerra contra el Terror.

A EE.UU. no le interesa frenar al fundamentalismo islámico terrorista en cuanto le es útil. Por un lado porque no representa una amenza real para su supervivencia como potencia, y por otro porque con sus excesos y divisiones étnico-religiosas consigue desarticular en los países con componente islámica, a los movimientos sociales genuinos contrarios a los intereses estadounidenses.

En los países occidentales, la propaganda de Washington busca aglutinar a la opinión pública ante la amenaza exterior creíble del fundamentalismo islámico y el terrorismo internacional, que le permita llegado el caso justificar su intervención militar en los países como humanitaria, democrática y liberadora.

Detrás del señuelo de la Guerra Global contra el Terror, se desarrolla el Terror de Estado con los planes mundiales de EE.UU. para expandir su dominio e influencias sobre los territorios de los países.

Referencias:
1) USAFRICOM (United States Africa Command) Comando militar estadounidense de Africa.
2) En Venezuela luego del fracaso del golpe de Estado clásico, EEUU aplicó el concepto de ‘golpe suave’. Pero no se descarta apoyar la ‘secesión suave’ (o la secesión) en la región de Zulia, y en Bolivia en la región de Santa Cruz.
3) M. Chossudovsky, ‘The Destabilization of Pakistan’, December 30, 2007, Global Research.
4) El Manual de Contrainsurgencia FM 3-24 (US Army Field Manual) o MCWP 3-33-5 (Marine Corps Warfighting Publication) dá una idea de como se están realizando las operaciones.
5) G. Herren, ‘La matemática de la guerra’, 23/7/06, Argenpress.
6) ‘Measuring Stability and Security in Irak’, Report to Congress. In accordance with the Department of Defense Appropiations.
7) Ivo H. Daalder, ‘Irak After the Surge’, December 28, 2007, Brookings Institution.
8) G. Bruno, ‘Irak Surge’s Mixed Messages’, January 17, 2008, Council on Foreign Relations.
9) Takfiristas, ramas del Islam concomitantes con el grupo Takfir wal Hijra (Excomunión de los infieles) de fundamentalistas extremos (nacido en los 60’s), que pueden considerar como apóstatas y enemigos incluso a otros islámicos.
10) J. Garamone, ‘Al Qaeda Remains Coalition’s, Iraqi’s Biggest Target’, Jan. 20, 2008, US Department of Defense.
11) Wahabí, rama islámica extremista de seguidores de Muhammad ibn Abd al Wahhab desde fines del s. XVIII, actualmente concentran su influencia en la península Arábica. Pueden considerar como apóstatas y enemigos aún a otros islámicos.
12) NSDD 166: Directiva sobre Decisión de Seguridad Nacional 166
13) Condoleezza Rice, ‘ 9/11: For The Record’, 22 March 2004, Department of State, www.america.gov