En estos momentos, desde afuera podríamos ver figuradamente, un escenario político indeseable, en el que un ave que “no tiene vuelo” luce asustado al verse rodeado de “aves de rapiña de alto vuelo”, que lo picotean y quieren eliminarlo.
Ante la presión, el bisoño les concede todo para que lo dejen sobrevivir, pero al mismo tiempo les otorga, nuevos motivos que estimulan el ataque contrario. Veamos algunos aspectos.
Es claro que me estoy refiriendo a la situación que atraviesa la nueva administración estatal bajo la conducción del presidente Castillo. La precariedad en la capacidad de gestión pública ha sido su principal característica desde que asumió el mandato hace cuatro meses. Esta precariedad es la causa de muchos desatinos, improvisaciones, discordancias e inconsistencias ideológicas, conceptuales y administrativas.
La falta de destreza en el manejo de situaciones políticas lo está llevando a la autodestrucción. Digo esto porque habiendo recibido un alto respaldo electoral, no ha sabido corresponder a las expectativas esperadas, desalentando este apoyo. Era previsible que habría muchas dificultades opositoras a un gobierno de izquierda, pero al parecer no tenían un plan preconcebido para contrarrestar a la oposición.
A los electores le hubiera gustado que la conducción administrativa se mantuviese firme a sus promesas electorales sin ceder posiciones. El pueblo valora siempre a quienes se juegan la vida por sus ideales, pero repudia a quienes los defraudan. El pueblo defiende a quienes luchan contra sus opresores y no, a los que pactan con ellos. Si los actos gubernamentales no satisfacen las expectativas, entonces el apoyo electoral se desvanece. Lo veremos en las próximas elecciones municipales y regionales.
La lógica era que la nueva administración buscase empoderarse teniendo el manejo estatal, para estar en condiciones de consolidarse y resistir los ataques enemigos. Es lo que hizo Cuba y Venezuela mediante medidas en beneficio de los sectores más pobres, medidas nacionalistas y de recuperación de soberanía en el disfrute de los recursos naturales, relaciones económicas equitativas, etc. Solo así, se va generando poder popular de respaldo frente al poder de la oposición.
Si el gobierno construye sus defensas políticas, la oposición no tendrá mucho margen de maniobra y solo atinará a defenderse. Todo ataque tropezaría con el blindaje popular. Lo hemos visto en el caso del apoyo internacional al gobierno paralelo de Guaidó en el sabotaje para derrocar al gobierno de Venezuela. En cambio, en nuestro caso, la oposición ha pasado al ataque porque su contendor está desprotegido. A pesar de ser manejable, persiste en eliminarlo porque se presta para ello.
Sin embargo, los sectores populares no salen a defender al gobierno. Por el contrario, estos días, las comunidades nativas están en pie de guerra reclamando la acción del gobierno, los obreros marchan reclamando seguridad ciudadana, gremios agrícolas regantes amenazan con paro, las comunidades afectadas por la minería se mantienen pie de lucha exigiendo cumplimiento de compromisos, los ganaderos reclaman atención del gobierno frente al abuso oligopólico de grandes empresas que dominan el mercado lácteo, etc. etc.
Pero ya todos los gremios están hartos de ser engañados. Por eso, amenazan con paros para ser atendidos. Solo así, logran que el gobierno los atienda, pero solo con promesas, sin tomar medidas efectivas. Apaga incendios con las resabidas “mesas de diálogo” pero no genera apoyo popular. Las promesas no bastan para impulsar movilizaciones populares en defensa de un gobierno que no les ha dado nada todavía. Todo esto, genera un ambiente propicio para la escalada contraria.
Insólitamente, ha sido el presidente el que ha buscado desmontar su base de apoyo orgánico, alejándose del partido político que lo encumbró, pero con el cual, no se identifica. Con ello, ha perdido también su bancada en el Parlamento. ¿Por qué hizo esto? Quizá por falta de visión política estratégica. En la práctica, se ha ido quedando sin partido político. Sus aliados Nuevo Perú, JPP y, Frente Amplio, tampoco hacen algo por convocar y movilizar a sus bases en respaldo al gobierno.
La ineptitud suele ser una limitación insuperable para muchos conductores sociales. La improvisada plancha presidencial impuesta de relleno por Perú Libre, ha tenido que improvisar ministros y altos ejecutivos algunos de los cuales, en vez de enaltecer al gobierno, lo han desprestigiado con sus repudiables inconductas. Dos gabinetes ministeriales en tan corto tiempo y siguen los desatinos
Desde los orígenes de la vida humana, el grupo social siempre ha seguido al líder más apto, porque los ineptos conducen al fracaso. La historia está llena de las proezas legendarias de los conductores sociales, luchando contra la adversidad, para proteger a los suyos. Esta selección natural social, ha sido desnaturalizado por los sistemas de dominación y en nuestro caso, quizá no podríamos culpar tanto al presidente Castillo. Hay responsabilidad de quienes designaron la plancha presidencial solo por cumplir con la normatividad electoral, como lo admite la vicepresidenta.
También es el resultado de un estado de ánimo electoral de repudio a los partidos corruptos. “El tiro les salió por la culata”. Se cosecha, lo que se siembra. No obstante, existen casos de líderes forjados en la lucha contra las barreras de un sistema electoral adverso que, son ejemplo de consecuencia política, coraje y destreza. Salvador Allende fue uno de ellos. Los principios ideológicos no se negocian porque no son una mercancía del mercado.
Quien abraza una ideología por convicción, no puede negarse a sí mismo, amparándose en ambigüedades. Va hasta las últimas consecuencias porque está seguro de los fundamentos de su ideología. Solo los oportunistas vacilan y se entregan por falta de convicción. Culpar a otros por nuestras incapacidades, no es correcto. No es que la oposición quiera vacar al presidente por ser campesino (que no lo es), ni por ser docente profesional. Son los intereses de grupos oligopólicos los que están en juego.
El neoliberalismo ha construido una estructura de lucro y corrupción, que los grupos de poder predominantes no quieren perder. Aunque esta tendencia ya ha penetrado en la actual administración, la oposición quiere asegurarse de que sus dominios no serán afectados en lo mínimo. No confían en el mandatario porque a cada momento suelta amenazas contraproducentes. Por ejemplo, “no dar ni un céntimo” a los medios que lo denigran. El chantaje ridículo es inefectivo. Hay otras maneras de contrarrestar esta ofensiva. Detrás de la prensa están los poderes fácticos.
Nuestra patria sufre de parasitosis de inversión extranjera. Esta epidemia teme los cambios en el sistema vigente. Los depredadores de nuestras riquezas están no solo en la minería e hidrocarburos. Están en todos los sectores altamente rentables de nuestro país. Todo nuestro territorio está concesionado en beneficio de los inversionistas extranjeros con incentivos excepcionales, subsidios, mísera tributación, etc. Tienen en sus manos puertos y aeropuertos, carreteras, servicios turísticos, financieros, telecomunicaciones, operatividad digital, cadenas de tiendas y farmacias, etc. etc. Esto es lo que está en juego.
Vean a continuación, en los siguientes mapas de inversión minera y de hidrocarburos, cómo está perforado nuestro territorio por todos lados, depredando nuestras riquezas y contaminando la vida nacional. (Fuente: MEM)
Y miren en el siguiente mapa, las concesiones de perforación petrolera y otros hidrocarburos otorgados como propiedad privada a los depredadores, por encima de los derechos de propiedad de la población amazónica.
Tras estas áreas de depredación van como los buitres carroñeros los empresarios nacionales sub contratistas que hacen el trabajo sucio y participan del festín. Estos, tampoco quieren perder la estructura que parasitan. Corruptos y corruptores de la administración pública son los facilitadores que tampoco les conviene que se acabe la mermelada. Esto es lo que nosotros lo hemos permitido calladamente.
Entonces pues, es una cuestión de consciencia nacionalista y de patriotismo desmontar esta estructura depredadora si queremos una patria libre y soberana. Por eso digo que, no toda la culpa la tiene la derecha sino también nosotros por ser permisivos, indiferentes y carentes de patriotismo. El empoderamiento de la derecha es también por culpa nuestra porque no desarrollamos poder popular.
Lo que perdemos nosotros (o lo que nos dejamos ganar) favorece a la derecha y, viceversa. Son contraparte de una misma unidad. Es la ley de los contrarios. Si damos muestras de debilidad, eso estimula al enemigo. Si este, advierte que a la menor presión cedemos espacio, arremeterá seguro de que no encontrará resistencia para su predominio. La corrupción también ha penetrado nuestras filas débiles de honestidad y la depuración es una tarea indispensable.
No es admisible justificar reuniones pactadas fuera de palacio con empresarios que resultan beneficiados con obras públicas de cuantioso presupuesto, como que son reuniones personales, libres de sospecha. Toledo, ODEBRECHT y el Club de la Construcción saldrían bien librados de culpas si dicen lo mismo. Y los corruptos y corruptores actuales no tendrían necesidad de hacer sus arreglos en palacio, sino en domicilio particular para proceder impunemente. Todo esto dice mucho de la calidad de gubernamental que tenemos.
Pero visto este problema con sentido procesal, la perspectiva con vacancia o sin ella, no nos da muchas esperanzas de un mejoramiento en el desempeño gubernamental del Ejecutivo ni del Legislativo en los días venideros. Tampoco nosotros salimos bien librados de esta circunstancia negativa. La inacción nos ha ganado y es una obligación dinamizar nuestra vocación de justicia social. La pasividad es nuestra mayor debilidad y tenemos que superarla.
Claro que esta, es solo una opinión particular y admito que puedo estar equivocado. Pero si todos expresamos nuestro punto de vista, quizá salga algo bueno del intercambio de pareceres. ¿Qué planteo? Pues. Activar el intercambio de ideas para generar iniciativas políticas que permitan el empoderamiento popular.
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