«… una de las características más importantes de cualquier grupo que se esté desarrollando hacia la dominación es su lucha por asimilar y conquistar «ideológicamente» a los intelectuales tradicionales, Pero esta asimilación y conquista es más rápida y eficaz cuanto más éxito tenga el grupo en cuestión en fabricar sus propios intelectuales orgánicos…» Antonio Gramsci […]
Desde mi óptica de militante sandinista -esta es una lectura individual de una realidad que creo reconocer- y tomando en cuenta la fractura que se produjo en el seno ideológico, en estas líneas pretendo desglosar a grandes rasgos una realidad que se puede revelar en un problema futuro para la organización, y por ende debe de ser necesariamente atendida y resuelta mediante la formación ideológica de las nuevas generaciones de sandinistas; destacar que no nos detendremos en el análisis de aquellos que se autodenominan sandinistas -en mi consideración no lo son– desde la pertenecía a organizaciones que no han dudado en unirse a fuerzas de la ultraderecha nacional e internacional, y que por lo demás, están subordinados o aceptan directrices –ideológica y económicamente- venidas de estructuras del gobiernos de los Estados Unidos…
El sandinismo nace como una corriente ideológica enmarcada en la realidad histórica del pueblo nicaragüense, y que por lo demás, se nutre de múltiples lineamientos ideológicos comprendidos en el espectro de la izquierda… La naturaleza de esa realidad se rebeló como la verdadera fuerza dentro del seno de la organización que permitió la conquista del poder mediante las armas gracias a la unión de un amplio y heterogéneo sector social –un simple ejemplo, tanto un marxista como un socialdemócrata se autodenominaban sandinistas-, pero que a la postre se convirtió en la gran debilidad de la misma, pues la divergencias en el planteamiento práctico-teórico encontraban punto demasiados alejados entre sí como para permanecer cohesionados. Tomando en cuenta esa realidad, y dependiendo del momento de la formación política, podemos dividir a los sandinistas en grupos generacionales, sin que ello resulte en un juicio rígido, pues en última instancia la voluntad de aprendizaje de cada individuo resulta determinante en la formación:
La primera generación de sandinistas la enmarcaremos entre aquellos que parieron la ideología sandinistas, tomando como punto de partida al general de hombres libres que la inspiró e inicio el proceso revolucionario que alcanza el triunfo en 1979 –el poseía una formación anarco-sindicalista, con componentes marxistas traídos por Farabundo Martí-; recordemos que el sandinismo ideológico no fue derrotado tras el asesinado de Sandino como imaginaron la administración norteamericana, oligarcas y demás lacayos, sino que pervivió en la conciencia colectiva de aquellos hombres y mujeres que acompañaron al general, y allí estuvo dormitando, hasta que es redescubierta para nosotros por el comandante Carlos Fonseca Amador, el nos devolvió la bandera de los ideales libertarios de las viejas luchas , pero ahora con un contenido científico… Estos sandinistas son los que construyeron la mística revolucionaria de nuestro movimiento; pero, con la llegada del tercerismo se adquirió unas características diversas en posiciones ideológicas, lo que posibilitó el triunfo de la revolución, pero a su vez, desencadeno la fractura ocurrida en los noventas…
La segunda generación de sandinistas, son aquellos que se formaron políticamente en medio de una revolución triunfante que se vio agredida por la voluntad imperial de la administración Reagan, con el apoyo explícito de antiguos aliados procedentes de la oligarquía y burguesía local… Esta generación de sandinista es la que tuvo la mejor formación ideológica, y de hecho es la generación que ha permanecido más cohesionada entorno a las ideas políticas planteadas por el sandinismo…
La tercera –a la que pertenezco-, somos aquellos sandinistas que vivimos la revolución como infantes pero que políticamente nos formamos en oposición, fueron quizá los tiempos más difíciles –desde el punto de vista ideológico– por múltiples motivos:
1. Se había proclamado el «triunfo» del capitalismo global.
2. La fractura del sandinismo se produjo en ese periodo.
3. Ser sandinista en esa época te convertía en sujeto a discriminar.
4. Las derrotas electorales –fraudulentas o no– hacían que los ánimos decayeran en el seno de la organización…
5. Con todo el trabajo realizado, el piso electoral no aumentaba, si he de decir que tampoco descendía, gracias al trabajo militante que asumimos entonces…
6. Dada todas esas circunstancias, la formación política se redujo y se convirtió en una iniciativa dependiente de necesidades e inquietudes sujetas a la individualidad… Acompañado de la reducción de documentos que sirviesen de referencia…
A groso modo podemos asumir que nuestra formación político-ideológica, se produjo en el momento en que todos asumían –incluso sectores de «izquierda»- que habíamos perdido totalmente la hegemonía cultural, que nuestra derrota había sido total y ya solo quedaba la desaparición…
Hay una cuarta generación que es la que se está formando ahora mismo, con el FSLN en el poder, estos jóvenes tienen un indudable sentido de pertenencia al movimiento, pero, dado el poco énfasis en su formación político-ideológica, pueden no contar con las bases teóricas e históricas que les permitan enlazar todo el proceso… –un subproducto de la realidad vivida durante esos 16 años de gobierno neoliberales-, dejándolo a la responsabilidad, no siempre constante y comprometida de los autodidactas… Como es de esperar, la cultura neoliberal ha permeado los patrones de comportamiento de las últimas generaciones –esto no quiere decir que miembros de otras generaciones no hayan experimentado esa intoxicación de antivalores, sino que en este grupo es más tangible– con el riesgo de no llegar a comprender completamente la contradicción existente entre su militancia en la izquierda y ese aspecto inherente a la cultura aprendida…, y de hecho no poder asumir su espacio en la lucha ideológica, pues tan importante es la acción, como las bases teóricas en que se cimentas esas acciones… Este fenómeno que afecta a las nuevas generaciones se explica en aquello que Susan George denomina como: «el desplazamiento hacia la derecha del eje político, producto de la conquista cultural hecha por el neoliberalismo y neoconservadurismo, a través de los medios de comunicación de masas…» Y que se revela como causa de futuros conflictos y rupturas en el seno ideológico.
Así pues, el FSLN, la militancia, y la juventud misma –eje fundamental de toda organización política– debe de asumir como propia la responsabilidad de la cohesión de las ideas a través del necesario debate interno y de la conquista de la hegemonía cultural, desde los elementos que nos definen como miembros activos de la izquierda y del sandinismo ideológico. O lo que es lo mismo, las nuevas generaciones además de ser formadas en contrainformación –un elemento no despreciable, pero incompleto-, deben de ser orientadas hacia la comprensión teórica-ideológica de nuestra organización, esto no sólo evitará una posible fractura, sino que asegurará la continuidad del proyecto revolucionario, de la organización, y preparará a nuestros muchachos para la guerra ideológica que ya están librando…
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