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Sobre el libro ¿Por qué las armas? desde los mayas hasta la insurgencia en Guatemala

Fuentes: Rebelión

Guatemala es uno de los más nítidos espejos de los efectos devastadores de la colonización a que se vieron sometidos los pueblos de nuestra América y de la prolongación acentuada de regímenes de explotación. Más de medio milenio de oprobiosas e ininterrumpidas formas de dominación. Hoy mismo, cuando transitamos por la recta final de la […]

Guatemala es uno de los más nítidos espejos de los efectos devastadores de la colonización a que se vieron sometidos los pueblos de nuestra América y de la prolongación acentuada de regímenes de explotación. Más de medio milenio de oprobiosas e ininterrumpidas formas de dominación.

Hoy mismo, cuando transitamos por la recta final de la primera década del siglo XXI, la realidad guatemalteca sigue siendo aterradora por los niveles de desigualdad social, económica y cultural.

Esa larga, antigua y vigente herida abierta en el cuerpo de una nación, motivó la escritura del libro ¿Por qué las armas? Desde los mayas hasta la insurgencia en Guatemala, en el catálogo de publicaciones de la editorial Ocean Sur.

Su autora, María del Rosario Valenzuela Sotomayor, emprendió la ardua pero necesaria tarea a partir de profundas convicciones y un acendrado compromiso con el destino de un pueblo que ha hecho suyo.

Alguna vez le preguntaron cuál era el gentilicio con el que más se identificaba y respondió: «M i nacionalidad es complicada; mi padre fue un prestigioso médico boliviano, mi madre era chilena, me eduqué en Buenos Aires, me casé allí con un guatemalteco. Hice mi vida, mi familia y mi lucha en Guatemala. Tengo un maravilloso hijo de nacionalidad guatemalteca Sandino Asturias Valenzuela. Debido a la represión y persecución, tuvimos que refugiarnos en México, donde hago mi carrera de economista en la UNAM. Después de mucho trabajo, avatares, persecuciones y cuando peligraba la vida de mi hijo, nos refugiamos en Cuba, que nos da su apoyo solidario. Desde entonces digo que ‘Cuba, cura mis heridas’. Así que podrías darme la nacionalidad de latinoamericana, o boliviano-guatemalteca. Pero, te digo, desde lo más hondo de mi ser, no me importan las etiquetas geográficas».

En esa misma entrevista daba razones de su compromiso con Guatemala al anunciar el libro que estamos comentando: «Intenté mostrar, analizar y escribir sobre el porqué de la guerra revolucionaria, así como las condiciones de desigualdad e injusticia que provocaron que parte del país se levantara en armas. Muchas de las antiguas certezas pueden ser cuestionadas, pero la necesidad de la lucha y de su conocimiento son incuestionables. Intenté fundamentar y demostrar cómo está conformado el país, buscando reconstruir las sociedades del pasado y sus estructuras socioeconómicas y políticas, desde sus primeros pobladores: los mayas; su crecimiento, sus realidades, su esplendor. Su desarrollo que podría haber sido normal, pero que fue interrumpido por la invasión española. Sus luchas y resistencia, los graves problemas de la tierra, la conformación de la dependencia, la independencia, la revolución democrática de Arévalo y Árbenz y la contrarrevolución; tratando de contestar con los hechos y realidades, el porqué sucedió en Guatemala el desafío histórico más importante que ha acontecido en los últimos tiempos: el movimiento armado».

Ello explica el alcance y la propia morfología del libro. Atenida a l a idea gramsciana de que los hombres y las mujeres no son espectadores de la Historia , ni sujetos ciegos ante ella, sino sus protagonistas y forjadores, y fiel a la sentencia del gran peruano José Carlos Mariátegui de que «el hombre contemporáneo tiene necesidad de fe; y la única fe que puede ocupar su yo profundo es una fe combativa», Rosario ha trascendido en su obra tanto los tópicos del recuento historiográfico -aunque en estas páginas quede registrada una secuencia que parte de la civilización maya precortesiana y culmina con la insurgencia armada de la segunda mitad del siglo XX- como los límites convencionales del ensayo hermenéutico.

Entre los muchos valores de esta publicación, quisiera detenerme en cinco que me parecen esenciales:

1. El manejo de la articulación dialéctica entre los factores de base (económico, estructural) con las expresiones ideológicas (corrientes de pensamiento, simbología, idiosincrasia y conciencia de clases). A partir de una concepción marxista (no dogmática) de la historia, la autora nos hace saber cómo Guatemala es un país subdesarrollado por factores subdesarrollantes, y de qué manera las relaciones de propiedad de la tierra han gravitado sobre el devenir nacional.

2. La fundamentación argumentativa del discurso ensayístico. Aún cuando en el registro emocional transita cada una de sus páginas, la escritora sustenta cada punto de vista y cada afirmación sobre la base del cotejo de diversas fuentes.

3. La revaloración de conceptos antropológicos culturales habitualmente relegados por la historiografía oficial. Ello se hace evidente en el rigor con el que enlaza las categorías sujeto, identidad y resistencia. Al hacerlo rinde homenaje al pensamiento germinal del antropólogo brasileño Darcy Ribeiro.

4. El rescate de los saberes de los pueblos originarios como parte sustantiva de una estrategia emancipadora. Un ejemplo es la recurrencia a los contenidos del Libro de los libros del Chilam Balam. Otro es la conceptualización sobre lo maya, como núcleo civilizatorio vivo de las diversas comunidades originarias que conviven en el espacio guatemalteco.

5. La agudeza desmitificadora con que trata el tema del racismo, imprescindible para la justa comprensión de los procesos sociales históricos y presentes en Guatemala. La validez de esta aproximación temática, que incluye el desmontaje de los entresijos de la alienación, la aculturación y ladinización que se ha cebado sobre los pueblos originarios, resulta pertinente para el análisis de realidades similares en otros países de América Latina y el Caribe.

No puede obviarse en la lectura de este libro la connotación del título. Algunos, de manera insidiosa, podrán pensar qué representa a esta altura invocar «las armas». Dirán que Guatemala, después de los Acuerdos de Paz firmados en diciembre de 1996 entre el Gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, superó ya esa etapa. Sin embargo no se deben olvidar que existen varias asignaturas pendientes, entre otras, la postergación de los derechos de los pueblos mayas, que hacen pensar en que lo logrado no deja de ser una versión contemporánea de la famosa pax romana.

La interpelación a las armas que nos hace Rosario no debe tomarse prospectivamente en un sentido literal ni reduccionista. Ella misma nos ha dicho acerca de la tarea de plasmar conceptos y formular análisis mediante la escritura: » El libro es un arma muy poderosa. No es posible resignarse a estar bombardeados por el pensamiento único, en medio de un mundo tan caótico y complejo. Con la fuerza de la batalla de ideas, podremos encontrar también las herramientas necesarias para que, en cualquier forma y lugar, busquemos las pautas, los caminos, la lucha por la verdad, atravesando el engaño y desenmascarando la mentira».

Se trata de una metáfora válida en términos de defensa de la liberación humana, de la necesidad de conquistar una justicia largamente preterida tanto en el entorno guatemalteco como en el continente. Las armas de hoy pasan por sembrar conciencia, lidiar con las ideas, y no perder de vista la convivencia entre las fuerzas del imperio y las oligarquías locales. Se trata de aportar a la construcción de una alternativa viable para nuestra América.

¿Por qué las armas? desde los mayas hasta la insurgencia en Guatemala. Ocean sur