Desde hace más de veinte años viene haciendo el llamado y exigencia al NO pago de las deudas externas, con acciones y argumentos que demuestran su carácter ilegítimo, cuyos mecanismos están creados para nunca terminar de pagarla, asegurando así el sometimiento de nuestros pueblos a la esclavitud financiera y la dependencia política, frente al gran capital imperial.
No es una deuda de los pueblos, es por ello que ¡No debemos, No pagamos!
Como pueblos del Sur global no hemos sido consultados para la adquisición de las deudas. Por el contrario, son agentes externos que atentan contra nuestras soberanías, ejemplo de ello es el papel que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional han venido desempeñando en las imposiciones de los mal llamados “ajustes”. En ello destacamos las reducciones de gastos en los sectores de salud y educación que se han implementado en nuestros países, señalamos además el hecho de contar con la complicidad de los capitales corporativos y los Estados.
Los impactos devastadores, causados por las obligaciones de pago de los servicios de las deudas, recaen sobre nuestros cuerpos, sobre la naturaleza y los espacios que albergan vida, como el agua, el aire, los bosques y los suelos; se nos han condenado a enfrentar situaciones extremas como hambre, sed, enfermedades, desalojo, trabajo precario y esclavo, sobre todo la mano de obra de las mujeres vulneradas, así como el desempleo, migraciones, violencias y guerras.
Generan más deudas para que los pueblos paguen
Asistimos a un contexto de grandes adversidades que nos convoca e interpela como pueblos y como organizaciones, al ser quizás uno de los momentos más complejos en términos de impactos globales de las últimas décadas, en relación a este nuevo Coronavirus y sus implicaciones en la crisis socio-sanitaria, alimentaria y ambiental. Es necesario reafirmar que los estragos provocados por este capitalismo del desastre se sustentan en un modelo que asegura la concentración del poder corporativo y financiero, así como el pago de la deuda. Estos estragos se han venido sosteniendo e imponiendo en detrimento de los derechos humanos y de la naturaleza.
Quieren salvar al capitalismo con la excusa del Coronavirus
Denunciamos que los impactos derivados de este Coronavirus acentúan las relaciones de la violencia patriarcal, sexista, racista, así como la crisis alimentaria, la explotación laboral, los fundamentalismos religiosos, la criminalización sobre las y los defensores de los derechos de los pueblos y de la naturaleza, el odio sobre los pueblos marginados y empobrecidos, sobre las poblaciones migrantes, cuyas condiciones ya aún precarizadas serán extremadas ante los estragos de esta pandemia.
Constatamos que las falsas soluciones que se están implementando para hacer frente a este virus se fundamentan en el control de las libertades, más allá de las necesidades de contención del contagio. Corremos el riesgo de que se produzca un verdadero “estado de sitio”, pues estas medidas están siendo utilizadas para profundizar y justificar los Estados represivos y de control, policiales y militares; utilizando además la pandemia para justificar el endeudamiento, con ellas salvando el capital, no a las personas.
Es necesario revertir las políticas de endeudamiento externo que funcionan como mecanismos para transferir riquezas al mercado, a las Empresas Transnacionales y a los países centrales del sistema capitalista, a expensas de políticas públicas. Es inminente que se satisfagan las necesidades de la población cada vez más dependiente, empobrecida y endeudada en una escala creciente.
Los pueblos tenemos alternativas para conservar y reproducir la vida
Hoy más que nunca reivindicamos que somos los pueblos los verdaderos acreedores. Esta crisis actual es parte de la crisis global del capitalismo y su paradigma civilizatorio en decadencia y que las élites dominantes tratan de salvar por todos los medios. Por tanto, consideramos que solo a través de propuestas propias desde los pueblos podemos enfrentarla.
A través de las propuestas de alternativas, de defensa y autogestión de los territorios y los medios de producción, de las formas colaborativas de vida de los pueblos y comunidades, se crea contrapoder sustentante para la contraofensiva popular. Se incluyen la reafirmación de los valores anticapitalistas, antirracistas y anti patriarcales, anti productivistas y la innovación en métodos, formas de organización y de acción política, en alianzas con las fuerzas progresistas y de izquierda y gobiernos países dispuestos a hacer frente a la actual realidad.
Ante las precariedades y déficit de infraestructuras y dispositivos de servicios básicos de salud, educación, alimentación, saneamiento, viviendas y cuidados en general en que se encuentran las poblaciones de nuestros países, frente a la actual pandemia, se hace mucho más necesario y urgente reorientar los recursos destinados al pago de los servicios de las deudas, a superar estos déficit y precariedades que profundizan la pobreza y la marginalidad. Sobre ese sustento proponemos lo siguiente:
1. Que los gobiernos de nuestros países suspendan de inmediato los pagos sobre las deudas externas y anulan los reclamos ilegítimos.
2. Que los gobiernos, instituciones financieras como el FMI, el BM y otros, los fondos de inversión y tenedores de bonos de nuestros estados suspendan de inmediato el cobro de intereses, amortizaciones y comisiones sobre los reclamos de deuda que hacen a nuestros países y, en vez de proveer nuevos préstamos con el supuesto fin de ayudar a nuestros países hacer frente a la emergencia, anulan sus demandas de pago ilegítimas y usurarias a nuestros países.
3. Que dichos recursos se redirijan a:
a) Incremento de los presupuestos para garantizar los derechos de las personas, la restructuración de los sistemas de salud y educación, cuidado gratuito a familias y comunidades, construcción de la economía social solidaria y de la soberanía alimentaria; así como asegurar el acceso a agua, saneamiento, higiene y viviendas sociales.
b) Asegurar la protección de los sectores más vulnerados: pueblos indígenas, campesinos, pescadores, comunidades afro americanas, Población migrante, así como personas en situación de calle, adultos y adultas mayores, niñas, niños, adolescentes, mujeres, trabajadores del sector “informal”, artesanas, migrantes, diversidad sexual, trabajadores sexuales, trabajadores de cadenas de comida, empleadas domésticas.
4. Reparación integral de ecosistemas afectados por actividades extractivas, agronegocio, mega infraestructura, para garantizar la vida de los pueblos y los derechos de la naturaleza.
5. Que los gobiernos no aprovechen los toques de queda para invadir y avasallar a los pueblos en resistencia frente a la minería, agronegocio, represas.
6. Derrotar todos esos mecanismos e instrumentos como los bancos que generan deudas para los pueblos; es nuestro momento para fortalecer una sola voz para el NO pago de la Deuda.
7. Que los pueblos y movimientos sociales continuemos la movilización contra la Deuda y todo tipo de explotación y restricción de los derechos humanos y libertades individuales y colectivas.
¡La vida antes que la deuda! ¡Somos los pueblos, los acreedores! ¡No debemos, no pagamos!