En notas anteriores he defendido la explicación de Marx y Engels de las crisis por sobreproducción. La idea central es que, obligadas por la competencia, las empresas tienden a aumentar la producción por encima de lo que la demanda puede absorber. Así, llega un punto en que los mercados se saturan, caen los precios, las ganancias y la inversión, caen la demanda y el producto. A su vez la sobreproducción puede desatar una crisis financiera (los bancos e inversores financieros no recuperan sus préstamos, se producen quiebras, etcétera). Y aun si no estalla la crisis financiera, la sobreproducción puede mantenerse en ramas enteras durante largos períodos, dando lugar a un crecimiento débil y persistente desempleo.